007
008
"ROOM CHANGE"
Mientras caminaban por el pasillo iluminado por la luz del sol que se filtraba a través de los ventanales, Kitty iba distraída mirando un brazalete de hospital en su mano. Harper notó el gesto y arqueó una ceja.
-¿Qué haces mirando eso? -preguntó Harper, con un tono curioso.
Kitty levantó la vista, deteniéndose un momento antes de responder.
-Encontré este brazalete en las cosas de mi mamá. Es de un bebé que nació en Corea... y lo más raro es que el nombre de la madre en el brazalete es el de mi mamá.
Harper frunció el ceño, procesando la información.
-¿Espera, estás diciendo que...?
-Creo que tengo un hermano aquí -interrumpió Kitty con un poco de emoción y nerviosismo en la voz-. No sé por qué nunca me lo dijeron, pero creo que podría estar cerca, y... voy a buscarlo.
Harper soltó un leve suspiro mientras procesaba la determinación en los ojos de Kitty.
-Kitty, ¿no crees que deberías preguntar primero antes de saltar a conclusiones? Podría ser una confusión.
Kitty negó con la cabeza rápidamente.
-¿Y si no es una confusión? ¿Y si realmente tengo un hermano aquí y esta es mi oportunidad de encontrarlo? No puedo dejarlo pasar.
Harper rodó los ojos, aunque no podía evitar sentir algo de simpatía por su amiga. Mientras Kitty hablaba de su plan para buscarlo, llegaron a la oficina del encargado de los dormitorios.
-¿Por qué nos habrán llamado aquí? -preguntó Harper mientras abrían la puerta y entraban al pequeño espacio decorado con archivos y folletos sobre normas de convivencia.
El encargado, el señor Lee se levantó la vista de un archivo que tenía frente a él y les sonrió de forma amable.
-Ah, señoritas, gracias por venir. Quiero aclarar un pequeño malentendido sobre su asignación de dormitorio.
Kitty y Harper intercambiaron una mirada confusa.
-¿Malentendido? -preguntó Harper, cruzando los brazos.
El hombre asintió.
-Sí, parece que hubo un error en el sistema. Min Ho vino a reportarlo, diciendo que quizá estaban incómodas, y fue amable en preocuparse por ustedes.
Harper soltó una risa seca y sarcástica.
-Sí, muy amable. Seguro que no lo hizo porque tiene algún interés en nosotras.
El encargado pareció ignorar su tono, rebuscando en unos papeles en su escritorio antes de entregárselos.
-Aquí están sus nuevas asignaciones. Estoy seguro de que se llevarán bien con su nueva compañera.
Kitty tomó los papeles con una sonrisa agradecida, mientras Harper murmuraba algo que sonaba a un nuevo comentario sarcástico.
-Gracias -dijo Kitty, arrastrando a Harper fuera de la oficina antes de que su sarcasmo la metiera en problemas.
Una vez en el pasillo, Harper giró los ojos y miró a Kitty.
-¿Un error en la asignación? Sí, claro, esto grita a "movida estratégica de Min Ho".
Kitty rió levemente mientras miraba los papeles.
-Bueno, no podemos hacer mucho ahora. Además, ¿no sientes curiosidad por nuestra nueva compañera?
Harper suspiró.
-No tanto como por la idea de que encuentres a tu supuesto hermano perdido.
Ambas caminaron hacia su dormitorio con una mezcla de incertidumbre y expectación.
Cuando Harper y Kitty empujaron la puerta del nuevo dormitorio, la escena que encontraron frente a ellas era un completo caos: restos de comida regados por todos lados, sábanas amontonadas y llenas de migajas, las paredes manchadas con quién sabe qué, y el suelo cubierto de ropa y envolturas.
En medio del desastre, una chica estaba sentada en el borde de la cama, enfocada completamente en un videojuego que jugaba en una consola conectada a una pequeña televisión. Ni siquiera levantó la vista cuando las chicas entraron.
-Dejen la comida sobre la cama, ahí mismo -dijo la chica, sin apartar los ojos de la pantalla.
Harper arqueó una ceja, ofendida, y cruzó los brazos.
-No somos repartidoras. Somos tus nuevas compañeras de cuarto.
La chica continuó jugando como si nada, pero después de un momento preguntó sin emoción:
-¿Quién dice?
Kitty, intentando mostrarse amable, respondió con rapidez.
-El profesor Lee. Él hizo el cambio.
La chica bufó, como si la respuesta le diera exactamente igual.
-Genial. No estaban aquí la semana pasada, así que no quiero escuchar nada sobre "tu lado" o "mi lado".
Harper, observando el estado del lugar con una mirada desaprobatoria, dejó escapar un suspiro sarcástico.
-Bueno, todo se ve como tu lado ahora mismo.
Kitty caminó un poco más hacia el escritorio, donde vio una cámara web perfectamente instalada y apuntando hacia el centro de la habitación. Frunció el ceño.
-¿Esa cosa está grabando?
La chica no respondió. Continuaba apretando botones furiosamente mientras avanzaba en su videojuego, completamente absorta.
Harper y Kitty intercambiaron una mirada llena de frustración e incredulidad. La única certeza que tenían era que esa experiencia no iba a ser fácil.
Los días en el dormitorio compartido se estaban volviendo insoportables. Cada noche, su compañera hacía ruido, lanzaba más basura al desordenado cuarto, y dejaba a Harper y Kitty desveladas. La falta de sueño pronto les pasó factura; dormían en clases y acumulaban regaños por parte de los profesores. No pasaba un día sin que Harper y la chica discutieran a gritos sobre el estado de la habitación.
Finalmente, agotadas y frustradas, decidieron acudir al profesor Finnerty, esperando que pudiera ayudarlas.
-¿Puede ayudarnos? -dijo Harper apenas llegaron frente a su escritorio.
El profesor las observó con una sonrisa ligera mientras cerraba un libro.
-Sé que su situación puede ser un poco difícil...
Harper rodó los ojos, soltando un bufido.
-¿Difícil? ¿Alguna vez ha visto una torre Jenga de pizza?
-¿O ha olido una torre Jenga de pizza? -añadió Kitty.
Finnerty parpadeó, claramente intentando procesar eso, pero Harper no le dio tiempo a responder.
-Porque yo sí. ¡Está en nuestra habitación!
-Usted es el asesor de habitaciones, ¿no? -preguntó Kitty, cruzando los brazos.
Él asintió despacio, dejando el libro a un lado.
-Lo siento, chicas, pero todas las demás habitaciones están ocupadas.
-¡No podemos dormir! -exclamó Kitty, su tono casi desesperado.
-¡No podemos sacar el queso mozzarella de la alfombra! -añadió Harper.
-¡Ni estudiar en paz!
Finnerty intentó sonreírles con amabilidad, aunque lucía algo incómodo.
-Bueno, siempre tienen la biblioteca para estudiar...
Ambas chicas lo miraron con tal intensidad que pareció retroceder medio paso.
-Está bien -dijo, levantando las manos en son de paz-. Escuchen, sé que pueden lograr que esto funcione. Han sobrevivido su primera semana de tercer año. Eso ya es un logro.
El timbre de la escuela sonó en ese momento, marcando el inicio de la siguiente clase. Finnerty aprovechó
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top