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Sabía SeulGi porque JooHyun tenía ese aspecto de lindo conejo, porque sus energías eran recuperadas más fácil que nada, y juró que en cualquier momento ya no iba a poder funcionar más para la omega.

YeRim solo tomó del café mientras veía a su mejor amiga acostada en la mesa.

"Tú vas a pagar tu café eh, yo no soy tu Sugar Mommy." Le advirtió guardando su cartera en su bolso, y la menor asintió, sacando unos dólares que tenía por ahí. Usó la mitad para pagar el hospital de su sobrina y la otra para pagar unas deudas que tenia pendientes por ahí, y por algún milagro le había sobrado dinero. "Era broma, no gastes tu dinero en esta salida, yo te invité cariño."

"No importa."

YeRim manoteó la mano que seguía teniendo el dinero.

"Te dije que no."

"Me gané este dinero con mi esfuerzo, por favor, me gustaría usarlo."

"Después de que casi se te cae el pene de tantas cogidas, ¿cuántas?"

"Diez por día."

La menor escupió su café frío en el piso, y después agarró unas servilletas para tirarlas al piso de manera disimulada, pisarlas, y limpiar con su pie.

"¿Cómo es que sigues con pene?"

"No digas pene en voz alta."

"¿Cómo tienes la cara de decir eso si cogiste 70 veces en una semana?" Una mueca extraña. SeulGi estaba igual de pálida que un muerto, haciendo que YeRim soltara una sonrisa sonora. "¿Sigues teniendo energías?"

"No siento ni las piernas, no quiero ni masturbarme."

"Y no lo harás, saldrás con fuego cariño."

SeulGi se apoyó en su silla, sintiendo el ardor en su cadera. Si que dolía. JooHyun en esa semana había sido una omega insaciable, pero para nada la compararía con otras omegas con las que había estado. Ella tenía más resistencia que otras personas.
Las veces que otras omegas pagaban por ella, duraban poco y el poco aguante que tenían lo compensaban con varias vulgaridades que en lo personal, a la alfa no le gustaban.

Tal vez por eso su primera vez con JooHyun fue algo más que el polvo rápido, porque la chica sin querer se adaptó a cada uno de sus gustos. No ver a los ojos en plena felación, siempre disponer de protección, y lo más importante, sumisión.
Tal vez obedecía en algunas palabras a JooHyun porque era más importante que ella, tenía más poder, pero en ese momento de intimidad seguía siendo una omega ante una alfa.

SeulGi vio a los ojos a YeRim, y después le regaló una sonrisa para comenzar a comer ese postre de queso que tenían enfrente suyo.

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