40.


—Si te portas bien, voy a cumplirte un capricho.

—Hecho.

Canadá no sabía que esa estrategia funcionaría mejor de lo que creyó.

USA no peleó en la reunión, fue prudente y hasta fue cordial con Rusia.

En verdad se ganó la recompensa.

Aunque el juego también le gustó a Canadá.

—¿En serio? ¿Sin manos?

—Yes, baby —sonrió al apretar la corbata en las muñecas de Canadá—, quiero ver cómo lo haces así.

—Pero...

—Vamos, sweetie —se sentó con calma y sonrió.

USA tenía frente a él a su canadiense en traje de etiqueta, con las muñecas atadas en la espalda, de rodillas ante sí.

Simplemente perfecto.

—Será difícil.

—Te ayudaré.

USA abrió sus piernas y desató su cinturón. Sonrió. Acarició la mejilla de su bicolor, le dio un besito y se irguió.

—Puedes empezar, sweetie. Quiero ver trabajando a esa boquita tuya.

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