24.
—América... ¿Puedo pedirte un favor?
—Claro, sweetie.
—¿Me besas?
USA elevó una ceja, porque era un pedido poco común por parte de Canadá. No es que no le gustara, pero no dejaba de ser raro.
—¿Sucede algo? —lo abrazó por la cintura.
—Quiero probar una teoría.
—Okey —sonrió antes de dejar un besito sobre esos labios de cereza—. Uno más por si acaso —rieron juntos antes de besarse un rato más.
—Es verdad.
—¿Qué cosa?
—Mi corazón late al mismo ritmo que el tuyo.
—Tal vez es porque sentimos un amor igual de intenso, honey.
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