102.


—¡Bienvenido!

Canadá sonrió, pero USA no le dijo nada. Solo se acercó, lo abrazó y suspiró.

—¿Mal día?

—Sweetie, me hace falta tus caricias y tu voz chillona.

—No tengo la voz aguda.

—A veces sí.

—¿Tengo la voz fea?

—No... —sonrió—. Eres perfecto para mí.

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