Capítulo 5 (final parte 2)

Enfrente del espejo observando con sutileza el tinte negro arrebatar el rosa pálido de su cabellera, con sus movimientos lentos, paro, para dar como terminado su obra, con cabizbajo se abrazó así misma e inhalo el olor que este proporcionaba al tiempo que volteaba la cabeza y los rítmicos sonidos de su tórax se aceleraban y paraban, la puerta se abrió con un sonido irritante.

—Llegan en unos cuarenta y cinco minutos —dijo con una sonrisa sincera e inocente— y eso si no tienen problemas con las llantas. —Espero respuesta de la chica que solo se limitaba a apretar la toalla de baño y permanecer con los ojos abiertos de par en par, miro nervioso a la vez que soltaba una pizca de aire—. Eso es todo eh...

—¡Veté! —Pronunció algo irritada asimismo con tranquilidad—, no me has visto, ni estuviste en casa, me comprendes. —El niño asistió con la cabeza—. Largo ya antes de que me arrepienta...

Echo a correr riendo y abriendo la puerta para cerrarla con un sonido profundo y agudo. Ya con los ojos cerrados y respirando cortadamente  relajo los hombros hasta dejarlos caer y dirigir la mirada a su reflejo; pálida, ojos azul cielo, pestañas cortas, cejas pobres, ojeras profundas, y cortadas casi imperceptibles, soltó un gemido mientras dejaba caer su cuerpo en cuclillas y tapaba los ojos con sus manos cubiertas por los guantes transparentes, alejó las manos de la cara para rápidamente pararse con la intención de lavarse la cara, helada, admiró su reflejo nuevamente, cerró la llave y con el mentón el alto secó su cara perdida en la chica drogada que contemplaba perdida.

Ya hace tiempo que se drogaba y trataba de controlar o aparentar su control frente a eso, no le sirvió, tras pasar en citas con reuniones cristianas se dio como interrumpida el choque de los efectos que le producía, sin contraste los ojos fueron engañados, y sumidos en las apariencias, en reflejos contradictorios que desmenuzaron la verdad.

Angel el padre de Demetria recogía con firmeza las llaves mientras escuchaba gritar:

—¡Demetria desapareció!

Dejo caer las llaves para ser el sonido que inundara la estancia en un silencio escogedor mientras tanto en la otra línea que cargaba firme Yulian en su mano se escuchaba:

—¡Acelera!

—¡Cállese señora! —Voz masculina.

—¡Me importa un bledo es mi hijo y si esta allá, más le vale que ni lo toque esa loca!

—¡Cállense! ¡Mi hermana no está tan loca como para matarlo y si lo hace primero la mato yo!

Entre gritos la línea se colgó.

—¿Estas bien Angel?

Él solo quería a su pequeña aquella de mirada asesina que de vez en cuando le ponía los vellos de punta, era un ángel para él, solo  pocos conocían a su hija, al contrario pocos en verdad la conocían, podría ser; prepotente, descontrolada, gritona, hasta una adicta al sexo y sustancias extrañas, pero su niña era fuerte; de carácter duro, alegre, risueña, testaruda, inquieta a pesar de todo era su niña...

La primera vez que se enteró que su hija había cambiado fue al saber por una llamada telefónica del colegio que agredió a un profesor, los detalles fueron suprimidos ya que nadie deseaba decir lo ocurrido en el salón, el resto de cosas se enteró de bocas de otras personas, ya no era la castaña, solo desteñida a peli-rosa, su mirada mantenía perdida, cuando ella solo pasaba desapercibida en un momento ya era una furia en sí, cuando fue a su casa ase no más de cinco años,la encontró tumbada en el baño, la cortina no le dejaba verla bien.

—¿Ya estás bien?

Esa vez quedo plasmado al observarla cortándose con un cuchillo de cocina sus antebrazos con brusquedad, observando bajar la sangre a las baldosas y sin pesarlo se lanzó para abrazarla, la cara de ella estaba cubierta de un velo de agua salada antes de aquello; de tirar la comida al suelo por ser ignorada por su madre y demás razones que escasean de interés y valor.

Comenzó a coger todo artículo que le proporcionara calor para evitar fundirse con las gotas que caían con prisa, cerro el cierre de su chaqueta y abrió la puerta para taparse sorpresivamente con los brazos inútilmente.

—Espera, ya llamo un taxi —dijo su cuñada cogiendo el fijo y marcando velozmente.

Carla, Melissa y Jessica la esposa de Angel, incomodas avanzaban en la buseta, esperando que se pudiera como mínimo divisar algo, en la mitad del tumulto de cuerpos acalorados y siendo bajas, no veían nada que pasara de una espalda que exceso de sudor o axilas que intoxicaban el aire, y  muchas cosas más por las cuales las urgencias de salir eran inevitables.

—Me quiero ir ya —murmuro a la vez que sonaba intangible—, siento una cosa ahí...

—Cállate. —Pidió Jessica a Melissa—. No quiero ni pensarlo.

Y así entre miradas mutuas de asco siguió el viaje, ya después de un tormentoso tiempo: once minutos después, se bajaron a duras penas de la puerta, lo cual eso se convirtió en una pelea entre varias personas, la prisa la llevaban todos. Al salir entre nubarrones podían ver a duras penas la casa de Angel, era está muy regia, impoluta, simplemente una posada muy destacable, caminaron a la reja para esperar...

—¿Cuánto llevan ahí?

Las tres voltearon para abrir paso a la entrada, en un parpadear ya habían entrado en la estancia, tenía un pequeño camino guiado por arbustos y árboles que marchitaban, y la puerta era una sencilla blanca nada destacable, una vez del todo adentro comenzaron a buscar frenéticamente.

—¡Matías! ¡Donde estás! —escupió Carla a la vez que frustrada se quitó su impermeable negro.

—¡Escuchan... hay un televisor sonando, Matías!

 Todos emprendieron búsqueda al segundo piso, arriba recurrieron a revisar pieza por pieza hasta que...

—¿Y ustedes qué? ¿Qué hacen aquí?

Un tiempo tranquilo el ajetreo, todos repartidos en la habitación de huéspedes, que solo tenía cosas como cajas, parados pregunto Angel:

—Sabes si tu hermana estuvo aquí.

—Hermanastra y sí, me pidió que la dejara entrar.

—¿Y la moto?

—¿Tenía una moto? 

Se pegó con la palma de la mano en la sien.

—Sí, una moto, bueno eso que importa, cuéntame todo. —Se sentó enfrente al niño.

—Estaba llorando y golpeó pidiendo que la dejase hacer algo en el baño, yo la deje entrar y...

—Ve al grano —dijo Melissa.

Matías frunció el entrecejo.

—Sé que ya es pelinegra y que cree que me fui a jugar donde un amigo, por cierto lleva nadando hace un rato abajo, yo si fuera ella ya tendría frio con esta lluvia.

—Algunos procesaban ya la información mientras otros salían por las escaleras al primer piso y abrían la puerta del patio trasero, donde la lluvia ya cesaba, comenzaron a salir a paso lento para inquietarse con la visión de Demetria Ivon en el agua boca abajo con un corto vestido gris sin movimiento alguno, Yulian que apenas llegaba tiro las llaves al piso para lanzarse al agua.

—¡¡Ayúdenme!!

Antes de aquello Demetria después de su reciente cambio de apariencia, se dirigió a la cocina donde se encontraba tumbada la maleta de ella para sacar su vestido de sus ocho años que por suerte se lo ponía como blusa, ya con diecinueve años y ninguna meta en su camino para estudiar se puso con dificulta el vestido.

—¡Entra de una buena vez!

Ya peinada y arreglada, opto por maquillarse con tonalidades oscuras, y por ultima desempaco un paquete de papas fritas, comió todo y como su postre la escopolamina, más conocida como la burundanga, con precaución  vertió en un vaso de agua, no midiendo la cantidad, bebió, no sintió sabor alguno ni olor.

Treinta y un minutos después entre pasos lentos caminaba, sin persuadirse de que Matías la observaba, entre visiones y nubarrones y sequedad en su boca dijo:

—Tengo sed.

—Ve y toma agua.

Asintió y fue en busca de esta, después observó el cielo, sentándose en la orilla de la piscina.

—Entra está lloviendo.

—Sí, pero quiero nadar.

—Como quieras.

De nuevo sola, se zambulló en el agua.

Y ahora entre todos esos cuerpos rodeándole, estaba.

Su piel tenía un tono rojizo, comenzaron a tomarle el pulso, Yulian contuvo el aire y soltó:

—No... No lo encuentro.

Después de aquello tomaron su cuerpo y lo dejaron en el sillón donde permaneció toda la noche, ninguno tomo la iniciativa de hablar, solo Angel y Clara permanecieron observándola en vela toda la noche, a las cuatro de la mañana sonó un móvil con la canción, in the end de linkin park, Melissa contesto.

—¿Alo?

—¿Demetria?

—No. ¿Quién al habla?

—Dile que es una vieja amiga, de los mensajes.

—¿Jennifer, eres tú?

El teléfono se colgó, y sin medir sus acciones reviso los mensajes, leyó cada uno y  encontró uno que le llamo la atención decia:

¿¡Por qué!? No puedo más ya..., el único sentido que tenía mi vida, me ha dejado, ¡¿Por qué?! Que debería hacer con mi vida, si ya nada me importa, nada tiene dirección, solo quiero que se apague la luz y me deje descansar en paz... en la inmenza oscuridad.

Estupecfa dejo el celular encima de una mesa, aún adormilada se dirigió al baño. Abrió los ojos de par en par.

—¡¡¡Mamá!!!

—¡¿Qué?!

—¡Ven!

Después de unos minutos Clara estaba en el baño junto con Yulian, Matías y Jessica que estaban perplejos.

—¡Angel donde esta Demetria!

A los pocos segundos se escuchó unos pasos acelerados.

—¡¿Quién la trajo aquí?!

Se agacho para recoger el cuerpo del baño y llevarlo por segunda vez al sillón, todos la miraron, muchos no derramaban lágrimas, no eran de ese tipo de conjunto de familias que lloraban por la pérdida de alguien o creían en sucesos paranormales. Ellos no.

Tocó con ternura la tez fría de su cara, y la abrazó, todos callaron  y  una tos interrumpió el silencio. Esa fue la primera vez en sus vidas que muchos de ellos lloraron, y por algo de ese alcancé. Estaba viva.

Quizás la esperanza estaba ahí cuidándola e insistiendo, vive, a pesar de todo los problemas que pongan de barrera en tu vida, vive, porque nacimos para vivir, nacer y renacer. Un ciclo constante que nos ayuda a seguir.

N/A: Para aquellos que no comprenden que tenía la protagonista, era trastorno bordelinde.

El trastorno límite de la personalidad no se ve afectada la inteligencia, a diferencia de otras áreas como la emocional o el control de los impulsos. Se presenta con mayor frecuencia en la población femenina, en una proporción de tres casos frente a uno en hombres. La edad de inicio es temprana, normalmente antes de la adolescencia. Aunque a veces tiene un origen genético, en la mayoría de los casos responde a un ambiente familiar desestructurado o por abusos.

Su característica principal es que los afectados tienen una personalidad débil y cambiante, que duda de todo, incluso de sí misma, con momentos de calma que se pueden volver al instante y sin previo aviso en ira, ansiedad o desesperación. En estas personas las emociones “están a flor de piel”, y viven las relaciones muy intensamente, tanto en el enamoramiento, en el que se llega a idolatrar a la otra persona, como en las rupturas, donde afloran sentimientos de desprecio por verse rechazado.

La convivencia con una persona con trastorno límite de la personalidad es muy difícil; de ahí las constantes rupturas de relaciones de pareja, donde la otra parte “no aguanta más” la situación, que puede llegar a ser “asfixiante”. A esto se le van a añadir problemas en el rendimiento y en las relaciones de trabajo, lo que puede poner en riesgo la economía de quien sufre este trastorno. Además, se suele ver agravado con la presencia de adicciones sustancias, e incluso de otros trastornos presentados a la vez.

Aquellos que la sufren necesitan un tratamiento especial ya que pueden ser peligrosos para sus familiares, no se tiene cura para esto por lo cual es algo con lo cual muchas personas viven, si conoces a alguien que sufra de esto te recomiendo que vean el video que dejo en la descripción ¨La vida a través del Trastorno de Personalidad Borderline¨, también te invito a que averigües sobre la droga mencionada en este capítulo y que seas consiente que es altamente peligrosa en altas dosis, diría más, pero te dejo a tu gusto buscar y enterrarte un poco sobre esto, ya que esto hace parte de nuestras vidas, ayuden aquellos que día tras días enfermedades como estas son causantes de muertes, dolor y demás.

Seamos uno solo. Nosotros somos mundos y los mundos deben permanecer juntos.

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