Epílogo
Tres años más tarde ...
— Oye ¿Crees que hoy podrían venir? Es que me gustaría poder comunicarles algo muy importante. Y ya mis padres me confirmaron que estarán aquí.
— Si, estaremos ahí. Bella y yo llevaremos helado ¿de acuerdo? Estoy seguro de que a tu esposa le encantará la idea— me encontraba sentado en la banca de una plaza, una donde suelo venir con Bella para que pueda jugar. Estaba hablando por el celular sin despegar los ojos de mi hija. Hace un año Max y Clara se comprometieron, mi mejor amigo está completamente enamorado de ella. Y no hace mucho, me había dicho que sospechaba que podrían estar esperando a su primer hijo. Estaba seguro de que esta noche nos lo dirían.
— Saludos a nuestra pequeña princesa, dale besos de mi parte. ¿ya sabes que haremos en su cumpleaños? — sonreí mirando a mi pequeña pues amaba que le diera muchos besos cuando su tío o sus abuelos le enviaban saludos.
— Así lo haré. Pues tú madre quiere hacer un pequeño festejo en la casa, quiere que sus cuatro años sea algo divertido y se ha encargado de invitar a los compañeritos del pre jardín de Bella. Puedes creer que me dijo que no será nada grande y sin embargo, ha invitado hasta a la maestra de los niños— Max soltó un risa para luego disculparse por su madre. La verdad no me molestaba en absoluto que la mamá de Cam se tomara estas atribuciones, pues está en todo su derecho. Bella es su nieta y es el tesoro más hermoso que Camila pudo darnos.
— Por favor discúlpala, espero puedas comprenderla. Ya sabes que cuando se trata de Bella no nos medimos, queremos poder estar siempre presentes en su vida.
— No te preocupes, estoy feliz de que puedan estar en la vida de mi hija y sobre todo de que puedan ayudarme con su educación y cuidado. Sin ustedes no hubiese sabido como seguir. Sin tu ayuda Max, la verdad no hubiese podido levantarme y seguir adelante para ser el padre que mi pequeña merece.
— Jamás fallaría ante mi promesa. Y si tengo que patearte el trasero una vez más, lo haría sin dudar— reímos un poco y luego mi amigo se despidió diciéndome que nos esperaría en su casa— Bueno, debo irme. Les estaremos esperando para cenar en casa y no olvides abrigar a Bella. Ya sabes que es alérgica y con la entrada de la primavera podría pescar algún resfriado.
— Ni que lo digas, nos vemos esta noche. Saludos a Clara— la llamada terminó, guardé mi celular y luego me acerqué hasta los juegos junto a mi pequeña. Un par de amiguitos estaban jugando con ella, sus padres también suelen venir y en ocasiones charlamos. Es por eso que me agrada esta plaza, porque es segura, tranquila y los niños disfrutan sanamente.
— ¡Papi milame! — a mi pequeña aún le cuesta hablar correctamente pero es muy inteligente para su corta edad. Y siempre sabe como hacer que mis días sean felices. Es la viva imagen de Camila y sus ojos hacen que mi alma encuentre la paz que necesito.
— ¡Muy bien pequeña! — bajaba del tobogán y volvía a subir a pasos pequeñitos divirtiéndose una y otra vez. No quería tener que decirle que ya debíamos de irnos pero si no lo hacía, llegaríamos tarde a la casa de Max y Clara— Ya tenemos que irnos cariño, tú tío Max nos espera y le he prometido que llevaremos helado de postre ¿que te parece?
— ¡Si! Vamos papi, vamos. Quelo ver a tío Max— Dios, su tío Max era todo para mi pequeña. Cada vez que ellos se juntan son un tornado pero siempre terminan robándonos sonrisas. Tomé su manito derecha y luego me dirigí hacia el vehículo para poder irnos a casa.
— ¡Ah!— de pronto antes de llegar al vehículo, una mujer chocó contra mí provocando que ambos cayéramos al suelo. Ni siquiera la vi venir, sólo escuché su grito.
— ¡Joder! ¡¿Pero acaso eres ciega o qué?!— Me levanté rápidamente para asegurarme de que Bella se encuentre bien y efectivamente así era. Ella me observaba con sus manitas puestas sobre su boquita— ¿estás bien cariño? ¿Te pasó algo?— mi pequeña negaba y al mismo tiempo también miraba a la mujer que me había tirado al suelo.
— Lo siento, lo siento tanto— la mujer se terminaba de levantar, sacudiéndose y mirándose las palmas de las manos que al parecer se había lastimado— En verdad perdóname, yo... — traía el rostro empapado de lágrimas y parecía querer huir— Por favor discúlpame, no quería -
— ¡Alba! — un hombre venía corriendo en dirección a la mujer que estaba frente a mí y no me gustaba absolutamente nada su actitud. Mucho menos el temor que pude ver en los ojos de esa mujer cuando observó al hombre que se acercaba.
— Ven, sube al auto pequeña— subí a Bella al vehículo para luego asegurarla y cerrar la puerta. Para cuándo me disponía a dar la vuelta y subirme al auto ese hombre ya estaba frente a nosotros tomando con fuerza el brazo de la mujer.
— ¡¿Qué crees que haces?! Vamos a la casa y no me hagas enfadar. Por tu culpa las personas nos están mirando.
— ¡No! ¡Suéltame! No pienso volver contigo ¡ayuda! ¡Este hombre quiere hacerme daño! — ella trataba de soltarse mientras que él presionaba con más fuerza el brazo de la mujer.
— ¡Eh! Te está diciendo que la sueltes.
— No te metas en lo que no te importa. Es mi esposa, no está bien de salud y sólo quiero llevármela de regreso a la casa.
— No es cierto, por favor ayúdame. No dejes que me lleve, por favor, te lo suplico. Ayúdame.
— Mi amor ¿por qué haces esto? Vamos a casa, sabes que sólo quiero cuidarte.
— Ya basta, por favor déjame ser libre. Suéltame, no pienso volver contigo a ninguna parte.
— Hey, si no la sueltas y la dejas en paz llamaré a la policía— me gustaría saltar encima de este hombre y golpearlo por como lástima a esa mujer pero la mayoría de los presentes son niños y padres.
— No me hagas reír, ya te dije que es mi esposa y haré lo que se me de la gana con ella.
— No es un objeto imbécil. Suéltala ahora mismo— la soltó salvajemente provocando que la pobre mujer trastabillara y luego se acercó a mi amenazantemente.
— Te dije que no te metieras en lo que no te importa— quizo golpearme con los puños pero fui más rápido, lo golpeé directamente en el estomago haciendo que se doblara de dolor.
—He llamado a la policía, ya están en camino— una de las madres con quién suelo hablar aquí en la plaza se acercó a nosotros comunicando que había llamado a la policía.
— Gracias Becky— cuando quise asegurarme de que el hombre no se atreviera a hacer algo más mi pequeña me llamó desde el auto y eso me distrajo, recibiendo así, un golpe de parte del estúpido que tenía en frente.
— ¡Papi! — fue muy rápido porque en tan sólo un segundo mirando hacia la ventanilla del auto, el hombre ya me tenía en el suelo golpeándome. Pero no lo dejé avanzar, tenía experiencia en las peleas y este idiota apenas y sabía empuñar las manos. Volví a golpearlo hasta retenerlo y dejarlo sin posibilidades. La mujer que quería escapar de él se encontraba ahora junto a Becky. Al menos eso pude observar luego de que dejara acorralado al idiota que tenía debajo de mi.
Minutos después la policía ya se lo estaba llevando y algunas madres se acercaron a la mujer para preguntarle si necesitaba algo. Mientras que yo abrí la puerta para abrazar a mi pequeña y tranquilizarla. Sostuve a Bella en mis brazos y me acerqué a preguntar si todo está bien.
— ¿Te encuentras bien?— en realidad me dirigí directamente a la mujer, quién levantó el rostro dándome cuenta ahora, de que traía un golpe en el pómulo izquierdo.
— Si, gracias por tu ayuda. Y por favor perdóname por exponerte a esto, lo siento tanto.
— No tienes que agradecer, a leguas se notaba que ese hombre no estaba bien. Creo que tienes que ir al doctor a que te revisen.
— Si, Stephen tiene razón. Tienes que ir a un doctor y denunciar a ese hombre— Otra madre presente hablo y la muchacha asintió para luego volver a centrarse en mi.
— Así lo haré, muchas gracias— Se levantó, se acercó y me tendió su mano— de verdad lo siento mucho, estaré en deuda contigo. Me llamo Alba— respondí a su gesto con la mano que tenía libre y luego Bella llevó su manito sobre el rostro de la mujer.
— ¿Te duele? Ese mostro era muy malo, le pegó a mi papi— Alba observó con una pequeña sonrisa a Bella y depositó un pequeño beso sobre la mejilla de mi hija. Presté atención en ella dándome cuenta de que tenía el pelo largo de color castaño, complexión delgada y pese tener ese golpe en el rostro, era muy bonita. Podría jurar que en un momento, en tan sólo un instante, me pareció estar viendo de nuevo a Cam, a mi ángel. Y de pronto parecía no existir absolutamente nada a nuestro alrededor.
— No pequeña, tú papi es muy valiente y él espantó al monstruo. Estoy segura de que ya no volverá— Alba miró a cada uno de los presente y luego se despidió agradeciendo una vez más— Gracias por haberme salvado— Asentí ante sus palabras sin poder emitir nada por sentirme pasmado ante lo que acababa de sentir. Y luego Becky y su amiga acompañaron a Alba.
Después subí nuevamente al vehículo con Bella pero esta vez ya sin inconvenientes y en el camino le puse al tanto de lo ocurrido, a Max. Inmediatamente me preguntó si ambos estábamos bien, le dije que no se preocupara y que me disculpara porque llegaríamos un poco tarde.
Habíamos llegado a nuestra casa, cuando dejé a Bella en su habitación me encargué de preparar sus cosas y luego su biberón porque la hora de su merienda ya había llegado. Al llevarle el biberón, cuando me encontraba de nuevo en el dormitorio de mi princesa, no podía dejar de mirar la foto de Cam. Una foto que su madre había colocado en un portarretrato escogido por ella, en la mesita de luz.
— ¿Alba es mami? — La pegunta de Bella me había descolocado por completo. Era como si mi pequeña estuviese sintiendo lo mismo que yo. Y para el colmo es algo que no podría explicar jamás.
— No mi cielo, ella no es mamá. Mami es un ángel que te cuida desde allí arriba— señalé con el dedo índice hacia el techo como si fuese el cielo— con Diosito. Alba es... — ¿que le diría a Bella? Si ni siquiera conozco a esa mujer— Ella es ... una amiga. Si, es una amiga. Bueno, creo que ya debemos de prepáranos. Porque no hay que olvidar el helado para llevarle al tío Max.
— ¡Si! ¡Helado! — aplaudió con sus manitas dejando a un lado su biberón y mostrándome sus dientitos con la única sonrisa que me enamora todos los días.
Y así será siempre. Hace ya tres años y seis meses que perdí al amor de mi vida. La única mujer que rompió las barreras de mi corazón y pudo lograr que yo amara con toda mi alma. Su recuerdo estará presente hasta el último día de mi vida. Ya no existe ninguna puerta que pueda abrirse y darme el amor de otra mujer, para mi. Ahora, la única personita del género femenino que puede hacer de mi lo que quiera, es mi hija. Mi princesa Bella, mi razón de vivir.
¡Al fin llegó el epílogo!
Deseo en verdad hayan disfrutado la historia. Y sobre todo el epílogo , pues aquí vemos claramente, que podría existir la posibilidad de que Stephen tenga un nuevo comienzo ¿que creen ustedes? ¿Será que habrá una segunda parte? Uhhh no lo sé, díganmelo ustedes.
Los quiero! 💜
Pati.
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