Capítulo 20 | C

Camila

Había pasado una semana exactamente desde que me vine a vivir con Max. Debo admitir que no es para nada incómodo y me siento cómo si estuviera en familia. Cuándo Clara me dijo que sus padres estaban al borde la quiebra, entendí que no debía de preocuparla con mis problemas.

No quería ser una carga para ella, he intentado ayudarla con lo poco que gano en la librería pero se ha negado a aceptar mi ayuda. Y pues con el trabajo en la oficina de Max debo ahorrar para los gastos que le ocasiono aquí. No me gustaría que creyera que soy una acomodada y que me gusta vivir de arrimada.

Es por la misma que razón que le pedí que me dejara cocinar para ambos. Pues al principio se había negado, aunque insistí para hacerlo pues si seguíamos a base de comida comprada terminaríamos sin dinero y con algunos problemas de salud. Así que ante mi insistencia, Max accedió a que yo me encargara de la cocina mientras viva con él.

Espero le guste lo que he preparado para ambos, hoy. Cómo es sábado,  no fuimos a su oficina a trabajar. Bueno, él aún estando aquí lo hizo pues se quedó en sala analizando unos papeles y usando su computadora. En cuanto termine de poner la mesa serviré nuestro almuerzo. Sólo me falta esto... y listo. ¡Bien! Ya todo está listo, lo último que me faltaba eran los vasos y ya están.

— Max, la comida está lista. Ven para almorzar.

— Ya voy peque— oh...por cierto, se le ha dado por llamarme con ese mote "peque" no me molesta pero es que en ocasiones en verdad me trata como si fuera su hermana pequeña. No me quejo pero es algo extraño. Nunca había sentido esto, en aquella casa estuve siempre sola. Así que todo esto es extraño para mí.

— Espero te guste el strogonoff de carne con un pastelón de papas y salteado de verduras— Max se acercó a la mesa para luego tomar su lugar y sentarse.

— ¡Woo! Dalo por hecho— terminé de servirnos y luego comenzamos a almorzar— Eres increíble peque, esto en verdad está delicioso. Espera a que se lo cuente a Stephen, se morirá de la envidia— Dejé escapar una pequeña risa pues a Max le encantaba cargar a Stephen siempre.

— ¿Ustedes siempre se llevaron como hermanos?

— Así es, desde que nos conocimos nos hicimos amigos.

— ¿Me hablas de él? ¿Si? Por fa, es que Stephen es muy cerrado, nunca me dice nada de él. Sólo sé que tenía una hermana— Max se puso un poco incómodo cuando mencioné a la hermana de Stephen pero aún así estaba atento a mis palabras— no sé de sus padres, ¿qué estudió?, o ¿qué le gusta?

— Pues... la verdad, aunque parezca extraño no sé mucho sobre su familia. Su padre abandonó a su madre cuándo eran pequeños y... Cuándo la madre de Stephen murió, eran sólo él y su hermana. Samantha, ellos dos eran muy unidos. Es por eso que Stephen nunca pudo superar que Sam haya cometido tal acto.

— Él... él me dijo que fue por culpa de un hombre. Que su hermana se suicidó culpa de un mentiroso y él quiere vengarse de esa persona. Me dijo que fue por esa razón que llegó a esta ciudad.

— Así es, efectivamente. Su hermana se suicidó por culpa de un hombre. Y sé que al principio Stephen tenía otros objetivos pero eso cambió. Es por eso que he decidido ayudarlo— ¡Oh por Dios! Max también quiere matar a ese hombre. Me levanté de la mesa llevando mis manos a mi rostro. Ellos no pueden convertirse en un asesino.

— Por favor Max, no lo hagan. ¿Por qué quieres ayudarlo? Él...me dijo que desea matar a ese hombre. ¿Tú piensas igual?— Max se levantó y se acercó a mi colocando sus manos sobre mi hombro.

— Quiero que ese hombre pague por cada una de las cosas malas que hizo. Si, y no sabes cuánto deseo verlo pagar por lo que le hizo a mi familia.

— ¿Tu...tu familia?—  ¿El mismo hombre daño a la familia de Max? Dios mío, esto es una locura.

— Si, lastimó a mi familia. Y si he decidido ayudar a Stephen, es porque también deseo que ese hombre pague las consecuencias de sus actos pero no me convertiré en un asesino por una basura como esa. Y estoy seguro, completamente seguro que tú, podrás ayudar a Stephen a que no cometa un error así en su vida.

— Pero entonces ¿por qué no dejan de lado esa venganza? Max por favor, no lo hagan. Stephen no quiso escucharme, él sólo piensa en acabar con ese hombre. Porqué permites que esa venganza también te ensucie. Por favor Max, te lo pido. Convence a Stephen de que olvide eso y también tú. No sé qué haría si algo malo les sucede, yo los quiero. Me enamoré de Stephen, lo amo y he aprendido a quererte como a un hermano. Por favor, no quiero que se conviertan en una persona mala como ese hombre.

— Shh...tranquila peque— Max me abrazó intentando tranquilizarme pero es que ellos no lo entendían. No lo entienden.

— Es que no lo entienden, cuándo hablan de eso...ustedes parecen ser otras personas, frías, calculadoras, con ira y odio en su interior. Y no quiero verlos así, se están haciendo daño a ustedes mismos. Stephen tampoco lo entiende pero el solo hecho de que piensen en esa venganza, les está convirtiendo en ese hombre que odian.

— No quiero que estés así Cam. No quiero que te pongas mal por culpa nuestra. Escucha, hagamos algo. Te prometo que buscaré la forma legal de acabar con ese hombre sin que Stephen, ni yo, cometamos algún error del cuál podamos arrepentirnos. Pero también necesito que me prometas algo tú, a cambio ¿de acuerdo?— asentí lentamente y dejé escapar un suspiro corto.

— De acuerdo ¿Qué cosa?

— Quiero que únicamente te concentres en tu bien estar, en tus estudios. Ya falta poco para que inicies en la universidad ¿no?

— Si, ya sólo falta un mes— estoy a sólo un mes de cumplir diecinueve años y comenzar la universidad. Pensar que era lo que más quería, irme de esta ciudad, lejos de todo y todos. Ahora... con todo lo que pasó y sin mi madre, ya no sé qué hacer con mi vida, con mis sueños, mis metas. Todo esta complicado.

— Bueno, entonces prométeme que te olvidarás de este asunto. Déjanos a nosotros encargarnos de esto. Disfruta tus últimos días de vacaciones, vive como una chica de tu edad. Es hora de que seas feliz pequeña— fruncí el entrecejo ante la palabra pequeña,  si bien no me molestaba, empezaba a creer que Max en verdad me veía como una niña de cinco años.

— No soy una niña, ya soy mayor de edad. Y además, pronto cumpliré diecinueve años. Bueno, en realidad... el día que considero mi cumpleaños es nada más que algo simbólico. Pues mi mamá una vez me dijo, cuándo cumplí mis quince años, antes de volverse completamente distante conmigo me dijo que era el día que volví a nacer y que por eso estaba agradecida con la vida, porque aún podía llamarme hija. Nunca me dijo el día en que realmente me tuvo.

— ¿Lo dices por el transplante de corazón que tuviste? ¿Es por esa razón que no sabes tu fecha real de nacimiento?

— Si, mamá nunca quiso decírmelo. Sólo decía que mi cumpleaños era el día en que volví a nacer, el día que pude salir con vida de esa operación. Siempre quise saber la verdad pero a medida que crecía mi relación con mis padres fue cambiando y pues, el resto ya lo sabes. Mi propio padre intentó venderme, él nunca me quiso. Eso solía dolerme pero ahora sé que no vale la pena que lo considere como a un padre. No logro entender cómo fue capaz de lastimarme de esa forma. Desearía que mamá estuviera aquí, antes de morir dijo que todo sería diferente, que ella si me quería.

— Hubiese dado todo por haberte encon- por haberte evitado todo esto— Max carraspeo la garganta corrigiendo sus palabras. Parecía triste por lo que le había dicho— ¿Aún quieres saber la verdad sobre tu fecha de nacimiento?

— Si pero no creo que eso sea posible. El único que podría decírmelo es mi padre y estoy segura de que no lo hará.

— Yo lo sé. Tu madre me dejó todo lo necesario para que puedas ser adjudicada con su herencia. Y quiero mostrártelo, ven— Max tomó mi mano y fuimos hasta el living donde se encontraban los papeles que él había estado leyendo antes de comer. Nos sentamos en el sofá y me pasó unos documentos dónde figuraban mis datos personales y la fecha exacta de mi nacimiento. Según los documentos mi cumpleaños es en una semana más, el 2 de abril.

Mamá había mencionado una hija más. Aquí también podía corroborar lo que me dijo aquel día en el hospital. No pudo llegar a contarme todo lo que había prometido pero ahora estoy segura de que tuve una hermana. Mamá tuvo otra hija además de mi. Dios mío, esa niña murió. Murió cuándo... no puede ser... las fechas no coinciden, si tuve una hermana y yo nací después ¿por qué figura que nacimos el mismo año?

— Max, no lo entiendo. Mamá había mencionado sobre su hija pero... Sin embargo aquí dice que nació el mismo año que yo. Tenía entendido que era mayor, al menos eso creía. Mamá sólo la mencionó cuando estuve en el hospital, le pregunté si tuve una hermana porque ella había dicho que la perdió. Y prometió decírmelo pero luego ella  tuvo ese accidente.

— Escucha pequeña, siento tener que decírtelo de este modo, de hecho no pensaba hacerlo, aún. Estaba esperando el momento adecuado para decirte esto. Pero creo  que era la única forma que tenía de poder mostrarte la verdad. Lo último que quiero es hacerte daño, te lo juro. Soy consciente de que esta verdad podría ser dolorosa, aún así quiero que sepas que no estás sola Cam. Que de ahora en adelante yo soy tu familia cómo lo es Clara o Stephen.

— No lo entiendo— parecía que Max quería decirme algo más pero se contenía. Luego de un par de segundos tomó un folder y me lo entregó. Lo tomé abriéndolo para leer detenidamente todos los documentos que contenía. Cambié de posición sentándome en el suelo apoyando la espalda por el filo del sofá mientras leía todo el contenido de la carpeta que se encontraba en la mesa ratona de la sala.

¿Era esto lo que mamá quería decirme? ¿Era esto a lo que se refería cuando me dijo te contaré toda la verdad? <<te quise cuándo llegaste a mi vida>> <<te quiero hija>> <<por culpa de tu padre me alejé de ti>> Ahora todo tiene sentido para mí, ahora comprendo absolutamente todo. El vacío, la falta de cariño, el desinterés, todas esas actitudes dañinas, ahora lo entiendo.

— ¿Cam?— tragué duro intentando calmar el dolor y que mis lágrimas dejaran de salir pero me resultaba imposible. No pude observar a Max, mis ojos seguían calvados en las hojas que tenía frente a mi— Cam, por favor háblame. Dime algo. Pequeña háblame— se acercó a mí abrazándome y fue cómo si eso dijera que podía desahogarme todo lo que aún me lastimaba por dentro. Correspondí a su abrazo llorando sin poder decir algo.

— Por favor perdóname, pequeña. No quise hacerte daño al mostrarte todo esto. Perdóname— dejé escapar un gemido lastimero intento hablar, tragué saliva nuevamente y aún abrazada a Max pude decir algunas palabras.

— Ahora entiendo porqué nunca me quisieron— entre lágrimas y mi voz estrangulada por la misma razón quería poder expresar lo que sentía— ¿Por qué? ¿Por qué me hicieron esto? No merecía ese trato, Max. ¿Por qué me hicieron sufrir de ese modo? No tenía la culpa, no tengo la culpa de que la verdadera hija de los Cross haya muerto. Nunca tuve la culpa y ellos sólo me trataron cada día de mi vida cómo si fuese así.

— Estos papeles muestran que fuiste adoptada por ellos Cam. Justo después de que su hija falleciera. Lo que significa que tienes otra familia ¿no te gustaría saber de ellos?— me alejé de Max rompiendo el abrazo y levantándome, sintiendo rabia, dolor, tristeza, era una mezcla total de sentimientos y no sabia que hacer.

— ¡No! No quiero, si los Cross me adoptaron fue porque a mí verdadera familia nunca les importé. Porque si fuese lo contrario ¡¿Por qué no me buscaron?! ¡¿Por qué me dejaron con una familia que me odiaba?! ¡Qué sólo me hicieron sufrir! No quiero saber nada más, ya no, por favor.

— Perdóname, no quise lastimarte diciéndote esta verdad. Pero de algo estoy seguro. No creo que tu familia verdadera te haya entregado a los Cross, no creo que ellos te hayan olvidado.

— No me interesa Max, no quiero saber. Necesito estar sola. Yo... necesito, tú... ¿podrías llevarme a un lugar? Necesito estar allí, por favor— el único lugar donde podía pensar era allí, en el cementerio, al lado de la tumba de la única persona que me quería. Mi abuela. Porque a pesar de no ser su verdadera nieta, ella si me quiso sinceramente.

Max dijo que me llevaría, por alguna razón a su lado el dolor se hizo más tolerable. Me sequé las lágrimas y fui por un abrigo para poder ir. El otoño estaba entrando y ya el calor se despedía. Era así cómo me sentía por dentro, fría sin nada que ofrecer. Cómo si en mi alma fuese invierno dónde el dolor lo congela todo. Pero sé que encontraré la forma de que esto no me consuma.

Hola corazones! Espero les guste el capítulo y si es así deseo ver sus comentarios por fis y sus votitos. Para mis lectores fantasmas también 😂🙌🏻

Nos leemos en el próximo capítulo!
Los quiero !💜😘

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