Capítulo 13 | S (+18)
Tres días después...
Stephen
— ¿Qué opinas de este? Creo que a mamá le gustará— me encontraba con Cam en mi departamento y estaba muy entusiasmada porque a partir de mañana ella y su madre vivirán juntas. Y mientras ella veía en la computadora lugares que alquilar temporalmente, yo estaba embelesado por su belleza. Besé su mejilla para luego levantarme e ir a buscar un vaso con agua.
— Creo que podrían vivir aquí, conmigo— Cam dejó a un lado la computadora riéndose por lo que acababa de decirle.
— Si, tú y mamá bajo el mismo techo. Es que cómo se adoran tanto, esa idea es la mejor ¿no?— estaba claro que no lo había pensado bien, sólo quería tener a Camila conmigo cerca. A esa señora la quiero lejos.
— Buen punto— después de servirme el agua tomé una fruta y regresé junto a Cam en el sofá— come— ella me observó arrugando la frente y luego tomó la manzana que le ofrecía.
— Eres un mandón, hosco y arrogante— no me había dado cuenta del tono de voz que utilicé pero es que estaba intentando cuidar sus horarios de ingesta como había pedido el doctor. Ella dejó a un lado la fruta queriendo hacerme saber que haría lo que ella quería.
— Así que eso piensas de mí ¿eh? Ven aquí pequeña presumida— subí a Cam sobre regazo haciéndola reír mientras le hacía cosquillas y besaba su rostro para llegar a sus labios.
— Eres un...— Cam susurró sobre mis labios y entre beso y beso, ella intentaba alegar algún adjetivo más— engreído —me gustaba sentirla de este modo. Su piel erizándose mientras mi mano se colaba debajo su blusa—pesado— me gustaría ser el único que pueda tocarla así— tramposo.
— Seré todo lo que tú quieras. Y si por tocar tu piel debiera hacer trampa, lo haría siempre— recosté a Cam en el sofá colocándome encima de ella sin aplastarla con mi peso. Besándola mientras seguía acariciando su cintura con mi mano izquierda, con la otra iba subiendo hasta llegar a sus pechos.
— Stephen... — eran del tamaño perfecto, cuando quise continuar con mis caricias subiendo un poco su blusa, Cam se sintió incómoda—Stephen no — con una mano suya sobre mi ante brazo me detuve observándola.
— ¿Qué pasa? ¿Te lastimé?— negó con los ojos acuosos— ¿no te gusta?
— No, no es eso— guió mi mano lentamente hasta el centro de su pecho dejándome saber que tenía miedo, vergüenza por la cicatriz que podía sentir en la zona— no quiero que veas esto, no me gusta.
—No tienes que esconderte de mí, eres hermosa tal y como eres Cam. Déjame besar tus cicatrices, borrar las huellas del pasado y ser el único que recorra tu cuerpo de esta manera— acorté la pequeña distancia que se había formado besándola de nuevo. Para que Cam se sintiera segura y sin miedos. Sin soltarla me erguí con ella en el sofá dejándola a horcajadas sobre mí. Y la despojé de su blusa, acaricié su cicatriz desde el inicio hasta el final. Abarcaba gran parte del tórax. Su piel se había erizado y su mirada estaba baja.
— Es una cicatriz que me recuerda siempre, que no estoy completa— su sostén de color negro me estaba tentando a hacerlo desaparecer pero ahora no era momento. Ella sentía dolor y tristeza por esa cicatriz en su cuerpo. Levanté su mentón acariciando su labio con el dedo pulgar.
— Para mí eres perfecta, ángel. Esa cicatriz no te define, eres hermosa, sencillamente hermosa— ella tenía puestas sus manos sobre mis hombros y en la posición en la que nos habíamos quedado me hacía querer desnudarla y hacerla mía en cada rincón de este maldito sofá. Ella comenzó a recorrer con sus pequeñas manos mis brazos, observando cada uno de mis tatuajes. Y pasando sus dedos sobre ellos.
— Ti-Tienes el cuerpo todo tatuado, es...es algo exótico y muy llamativo ¿te dolió cuándo te lo hicieron?— negué con la cabeza. Me gustaba sus caricias con cierto temor y curiosidad al mismo tiempo. De pronto quise comprobar algo, me despojé de mi polo exponiendo mi torso tatuado.
— Fue un proceso, no me dolió— ella tragó saliva llevando ahora sus manos a mi pecho. Delineando cada parte de mis tatuajes—¿te gusta?— asintió murmurando un leve sí, me encantaba verla de este modo, saber que yo causo este nerviosismo en ella. Es como si quisiera explorarme pero al mismo tiempo la timidez la envolviera. Se acercó a mí, uniendo su boca con la mía con suavidad y ternura. La sentí temblar, insegura y ansiosa, entonces me di cuenta que ella lo deseaba tanto como yo pero no sabía cómo hacerlo— Cam, no haremos nada que tú no quieras. Podemos esperar si quie-
—¿Tú...tú no quieres hacer el amor conmigo?— se alejó un poco de mí con el entrecejo fruncido y me preguntó si no quería hacer el amor con ella antes de que terminara de hablar. Si supiera, que teniéndola así sobre mí, quiero todo con ella, aunque yo lo llamaría simplemente sexo porque nunca he hecho el amor con ninguna mujer pero con Camila... Con ella no sabría definirlo.
Negué con la cabeza y una sonrisa en el rostro, se veía adorable. La tomé de la cintura levantándola del sofá, mis manos luego quedaron sobre sus glúteos haciendo sus piernas se cruzarán por mis caderas. Con ella a cuestas llegué hasta el dormitorio repartiéndole besos por todos lados.
La recosté sobre la cama y de un momento a otro la había dejado desnuda en la parte superior. Ella observaba atentamente a cada movimiento que hacía. Sin detener mis caricias probé su piel desde su cuello, clavícula, su pechos que estaban hechos para mí y su cicatriz que la hacía única y especial. Ella tenía la respiración acelerada y dejaba escapar pequeños gemidos ante mis caricias.
— Eres perfecta, ángel— bajé hasta su ombligo para luego llegar a desprender sus jeans. Cuándo se quedó con su única prenda la sentí tensarse. Subí de nuevo besándola para que se relajara mientras descaradamente la exploraba con mis manos. Ella hizo un pequeño gesto de incomodidad, entonces lo supe, lo comprobé— ¿es tu primera vez?— susurré sobre labios, ella tragó dificultosamente para asentir sin emitir una sola palabra.
Seré el primer hombre que la haga sentir placer. Agradezco a la vida que ese cerdo asqueroso de Logan no haya podido llegar más lejos con ella, sobre todo que no haya cometido la atrocidad que pretendía aquel día. Ahora entiendo todo su nerviosismo e incomodidad pero seré cuidadoso con ella. Iré a su ritmo, guiándola y protegiéndola.
La relajé con mis besos y caricias, sin dejar de recorrer cada centímetro de su piel. Sus manos se empuñaban bajo la sabana mientras la despojaba de última prenda. Hice lo mismo conmigo dejando mis pantalones en el suelo, luego mi bóxer y antes de posicionarme encima suyo me protegí para continuar con nuestra entrega. Ella estaba lista para mí, lista para recibirme cómo si su cuerpo se haya amoldado al mío.
Me adentré en ella lentamente, poco a poco y sus manos ahora puestas sobre mis hombros apretaban como si temiera romperse. Le susurré al oído cosas bonitas, besándola para intentar no lastimarla con mis movimientos. La observé, quería guardar cada detalle de su reacción. Ella tenía los ojos cerrados con fuerza y había dejado escapar un gemido cuándo me sintió dentro de ella.
— Todo estará bien cariño, abre tus ojos. Mírame Cam, relájate— ella abrió sus ojos normalizando un poco su respiración, besé su mejilla sobre una pequeña lágrima que se le había escapado— eso es mi ángel, sólo disfrútalo— la sentí más tranquila y poco a poco me fui moviendo dentro de ella. Atacando nuevamente sus labios, lamiendo su piel suave y dejando huellas de mí, en ella. No lo sabía pero ella hacía lo mismo conmigo, estaba dejando sus huellas en mí. No solo era eso, sino que también se estaba quedando tatuada en mí.
— Steph...ahh... Stephen— pronunciaba mi nombre pidiéndome más, ambos queríamos más de cada uno. De pronto la sentía más ansiosa, laxa y entregada totalmente a mí. El ambiente de pasión, lujuria, deseo pero al mismo tiempo de amor, pureza y devoción nos envolvió. Mis movimientos se hicieron más rápidos, ella arañándome la espalda sin contener sus gemidos de placer.
Sus paredes apretadas se contraían, estaba cerca de llegar su primer orgasmo. Arqueaba su espalda con cada ida y vuelta mía en ella, sus jadeos se hicieron más tensos y en unos segundos más, explotó escondiendo su rostro en mi cuello. Estaba igual que ella, estaba experimentando por primera el mayor placer de mi vida, dejando escapar un sonido gutural cómo si fuese un animal posesivo encerrando a su presa.
Permanecimos unos instantes así, ella escondida en mi cuello y yo en el suyo, me permitía inhalar su aroma, admirar su entrega aún enterrado en su interior. Me moví despacio, saliendo de su interior cuidando de no lastimarla. Cam dejó escapar un último jadeo cuando estuve completamente fuera de ella.
— Ha sido increíble, ángel— la besé una vez para luego ir al baño un momento, al regresar Cam se encontraba envuelta en las sábanas con su pelo desordenado, sus mejillas sonrojadas y una sonrisa en el rostro. Quería hacerla mía de nuevo, quería tomarla salvajemente absorbiendo todo de ella.
— Gracias— no entendía a que venía eso, me acerqué a ella con la frente arrugada y tomado su mano para depositar un beso allí.
— ¿Gracias? ¿Por qué?
— Por haberlo hecho mágico, por haber cuidado de mí en todo momento. Por hacerme feliz, Stephen— ella me abrazo besando mi hombro mientras yo la levantaba entre mis brazos haciéndola reír.
— Gracias a ti por dejarme ser el primero, mi ángel. Ahora vamos, nos ducharemos juntos y luego comerás algo. Ni creas que lo olvidé— ella reía y pataleaba como niña pequeña en mis brazos.
— De acuerdo, lo que tú digas patán—mientras se burlaba por mí tono autoritario, yo intentaba no acorralarla por los azulejos del baño, estaba claro que tenía que ir a su paso, esta había sido su primera vez, controlando mis impulsos para no tomarla bajo la ducha y poseerla una vez más, me contuve todo lo posible.
No pasé de caricias y besos, me fue muy difícil mantener mi cordura mientras observaba su bendito cuerpo bajo el agua, ayudándola a enjabonar su espalda. Pero al cabo unos veinte minutos después, no vestimos, comimos algo, lo cuál me aseguré de Camila lo hiciera tomando su medicación y para cuando retomó la búsqueda de departamentos en la computadora, me encargué de ordenar el dormitorio y cambiar las sábanas dónde aún podía ver las pruebas de que Camila había sido mía.
Cuando terminé me dirigí nuevamente a la sala, me di cuenta de que Camila se había quedado dormida en el sofá, el cansancio la había ganado. Recogí las cosas llevando a la cocina para luego cargarla y llevarla la cama. La acosté acomodando su almohada y tapándola con el edredón. Rodeé la cama para acostarme a su lado atrayéndola hacia mí, abrazándola para quedarme rendido con su olor y calor.
*** media hora después ***
Escuché el timbre a lo lejos, sonar. Abrir mis ojos fijándome en Camila, seguía profundamente dormida. Me había quedado dormido a su lado perdido en su perfume. Prácticamente la tenía atrapada entre mis brazos. Al escuchar de nuevo el timbre con cuidado de no despertarla, salí en silencio de la habitación.
— Hasta que abres— Max se encontraba frente mí con un gesto de preocupación. Me fregué el rostro con mis manos intentando despabilarme.
— No hables alto, Camila está durmiendo en el dormitorio.
— Lo siento, vine porque tengo que decir algo muy delicado. Clara me contó que estaban aquí. No sé... No sé cómo haremos esto Stephen— cerré la puerta para luego acompañar a Max hasta la sala.
— ¿Hacer qué? ¿De que hablas hermano?
— Mira, escucha. Clara llegará en breve, necesitamos decírselo con mucha delicadeza. Ella, Camila nos necesitará, te necesitará ahora más que nunca— Max iba de un lado a otro nervioso sin poder hablar claramente.
— Por favor explícate.
— La madre de Camila tuvo un accidente. Ella...ella murió camino al hospital. No resistió.
— ¡¿Qué?!—me llevé las manos a la cabeza sin poder creerlo. Esto destrozaría Camila. ¿Qué le diría? ¿Cómo se lo diría? Esto la devastará.
— Shh... no grites. La despertarás y nos escuchará. Aún no sabemos con exactitud como sucedieron las cosas. Me llamaron de la policia hace diez minutos informándome sobre el accidente. La madre de Camila dejó un testamento, la señora contacto conmigo el mismo día que dieron de alta Cam. ¿Sabes lo que todo esto significa? No sólo me pidió que elaborase su testamento, también dejó una carta. La señora sabia que algo andaba mal, lo que le pasó realmente no fue un accidente.
— ¡Carajo! ¡Esto está mal! ¡Muy mal! ¡Esto la va a destrozar!
— ¡Shh! ¡Cállate!— golpeé la pared gritando con rabia. Esto tenía que ser obra de Cross. Él es el único responsable.
— ¿Stephen?— Camila se encontraba descalza, de pie frente a nosotros. De seguro la desperté por mis gritos. Aún tenía rastros de sueño y cansancio— Oh, hola Max— su voz adormilada nos indicaba que no había escuchado nada de lo que habíamos dicho a excepción de mis gritos— escuché gritos y... me asusté, creí que estaba pasando algo malo.
— Hola Cami, siento si te despertamos— Max no podía ni mirarla a la cara.
— Lo siento cielo, no quise asustarte. Lo siento— abracé a Camila besándola sobre su cabeza. ¿Cómo se lo diré? ¿Cómo le diré que su madre está muerta?
— ¿Qué pasa? ¿Por qué discutían? ¿Pasa algo malo?
— Cami, necesitamos que nos escuches un momento— Max no sabía cómo empezar, estaba nervioso al igual que yo.
— Escucha amor, será mejor que te sientes.
Camila hizo caso pero ninguno de los dos sabíamos cómo decirle lo ocurrido. Nos observaba atentamente e incómoda por nuestra actitud. Sentado a su lado y tomando su mano, permanecí sin saber qué hacer y qué decir. Por primera vez en mi vida, me sentí inseguro y con miedo de perder. De perderla a ella.
¡P# madre! ¿Qué harán ahora? 😱🙊
¿Cómo le dirán a Cam lo de su madre?
🙈 pobre Camila 😭
Después de haber pasado un momento increíble con Stephen, tendrá que pasar uno de los peores momentos de su vida cuando se entere lo de su mamá.
Deseo hayan disfrutado el capítulo. Dedicado a LeidyTapia7 y Jaqueline.guedes.5437(de Instagram 😅)
Hasta la próxima semana!
😘💜
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