Capítulo único

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 Algo importante sobre el Hanahaki en este fic(se explicará mas adelante pero no quiero que crean que se tocan temas de incesto), aquiel Hanahaki también afecta en lazos fraternales.

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—¿Soren? ¿Seguro que no quieres cenar?

La voz de Gren sonaba desde el otro lado de la puerta, en lugar del usual tono animado y optimista sonaba preocupado. Después de todo, era extraño que el antiguo guardia de Katolis no asistiera a la cena tras una ardua sesión de entrenamiento.

—¡Estoy seguro, amigo! Solo dormiré, esas peleas con los elfos me han dejado muy adolorido y debo reponer fuerzas para tener un buen duelo mañana. Si me da hambre me haré un sándwich de pan.—respondió Soren desde su cama, esperando con eso aliviar las preocupaciones de Gren.

El rubio cenizo sabía que si no lograba convencer a Gren que se encontraba bien, este iría a contarles al resto su preocupación y lo menos que necesitaba en ese momento era a la general Amaya y a Janai tirando su puerta para llevarle a rastras a comer.

—Oh, está bien. Entonces me aseguraré que dejen pan para ti. Descansa Soren, nos vemos en el entrenamiento.

Soltó un suspiro de alivio, Gren había sonado más relajado volviendo a su tono relajado.

No es que no tuviera hambre, en realidad sus tripas rugían pero afortunadamente en su cuarto siempre tenía provisiones en caso de ansiar por un bocadillo nocturno. No era nada lindo levantarse de madrugada para ir a la improvisada cocina en la cueva de la reina de los dragones, se había topado demasiadas veces con Bait y el sapo luminoso podía ser bastante chantajista cuando se trataba de comida.

Tampoco era que no quisiera pasar el tiempo con sus amigos. Adoraba estar rodeado de personas, sobretodo ahora que todos ayudaban a planear un nuevo amanecer para Katolis y para Xadia, las charlas llenas de esperanza sobre tácticas para que los humanos y los elfos aceptaran la nueva alianza. Estaban haciendo historia.

Pero había momentos donde Soren necesitaba alejarse de toda esa felicidad. A pesar que su rostro mostrara una gran sonrisa, había una insoportable sensación de dolor en su pecho.

Cubrió sus labios ante el repentino ataque de tos, entrecerró los ojos acostumbrado a la sensación esperando a que terminara. Sonrió con tristeza ante los pétalos en color azul, apenas bañados de algunas gotas de sangre.

Nomeolvides.

Desde su infancia Soren se había acostumbrado a la sensación de tener flores creciendo en su pecho. La primera vez se había asustado demasiado, llorando y tomando la mano de su querida hermana menor creyendo que su final estaba cerca y dándole instrucciones sobre cómo debía de cuidar a los pequeños principes de Katolis. La pequeña azabache había llorado a su lado, sabiendo que a pesar de la impropia belleza de ver a alguien sacando flores de su interior, esto no era algo normal.

Claudia había tomado su mano, aún entre lágrimas le convenció que todo estaría bien, que su padre podía ayudarlos al ser el mejor mago de todo el mundo. Soren confió en las palabras de la pequeña, pero desafortunadamente ni su padre pudo ayudarlo.

—Soren, lo que tienes es una enfermedad muy extraña llamada Hanahaki.—Tras inspeccionarlo, Viren había llegado a esa conclusión.

El niño de menos de ocho años le miraba con confusión, sin entender las palabras de su padre.

—¿Jana...qué?

El mago había rodado los ojos antes de corregirle.—Hanahaki, es una enfermedad muy poderosa que causa que las flores crezcan en tus pulmones.—Viren hizo una breve pausa, desviando la mirada.—Desafortunadamente no hay una cura para eso.

La mano del pequeño rubio fue apretada por la de su hermanita, quien no había soltado su agarre durante todo el chequeo.

Los ojos de la pequeña aprendiz comenzaron a humedecerse.—Papi, ¿Sor va a morir? Le dolía cuando salían las flores.—contó entre hipidos.

Soren también quería llorar por su mala suerte, pero en su lugar posicionó una mano en la cabeza de su hermana para darle suaves caricias.

—¡Clauds! ¿Cómo puedes preguntar eso? Tu hermanote no es ningún debilucho. Aún debo crecer y entrenar muy duro, para convertirme en el mejor guardia de todo Katolis. ¿No íbamos a ser el dúo más poderoso?

Claudia sorbió sus lágrimas y la mucosidad en su nariz, asintiendo ante las palabras de su querido hermano mayor.

—Yo también me siento dolido, Claudia.—Viren interrumpió mientras que comenzaba a sacar una variedad de ingredientes.—Puede que no tenga la cura, pero hay una manera que ralenticemos el crecimiento de las flores. Soren, confias en mi ¿verdad?

—¡Sí! ¿Cómo no podría confiar en papá?

Sonrió con tristeza ante aquel recuerdo. Había sido demasiado inocente, confiando plenamente en las palabras de su padre sin hacer preguntas o rechistar. Aún cuando creció, esforzándose el doble por su enfermedad, volviéndose el miembro más joven de la Guardia de la Corona seguía escuchando y siguiendo las órdenes de su padre, jamás se preguntó si había algo más tras su enfermedad.

Tras casi once años sufriendo del Hanahaki, teniendo que tomar regularmente una poción con un horrible olor y un sabor que le hacía querer vomitar, solo le bastó el que su padre menospreciara su vida por encima de un huevo de dragón para buscar la verdad.

El Hanahaki era una enfermedad muy extraña, pero había libros sumamente antiguos donde la mencionaban, y afortunadamente para Soren, al ser su padre un mago contaba con libros de esta índole. Una rápida visita a la biblioteca personal de su padre, antes de dejar que Ezran escapara, le hizo abrir los ojos.

El Hanahaki era una afectación causada por el mal de amores, ya sea romántica o fraternalmente hablando. No había una cura que pudiera conseguir en una farmacia o con magia, en su lugar los sentimientos debían de ser recíprocos.

Incluso para Soren, quien sabía que no era el más listo pero fue capaz de conectar todos los puntos de su enfermedad con uno de sus mayores miedos.

Su padre.

Desde edad temprana Soren había sentido temor que su padre no le amará y jamás se sintiera orgulloso de él. Un temor que fue creciendo lentamente, volviéndose una de sus mayores debilidades al punto de casi cometer un error imperdonable.

Su padre no le amaba.

Fue algo duro, pero pronto lo aceptó junto al hecho de que Viren era un villano.

Soren podía ser bastante inmaduro y hasta algo tonto, pero tras darse cuenta de la verdad tras el hombre que le crio y como este jamás le daría una mirada amorosa o palabras de aliento fue que finalmente pudo respirar sin dolor.

Su padre no le amaba.

Su padre estaba dispuesto a sacrificarlo por su propia ambición.

Su padre era un villano.

Esas tres afirmaciones fueron suficientes para que las flores pararan.

Había sido toda una aventura al lado de Claudia buscando a los príncipes, pero solo sintió que finalmente había comprendido el mundo a su alrededor tras escuchar al verdadero Viren.

Un cambio de actitud, de ideas y de corazón le guiaron a buscar la verdadera justicia. Apoyar a los verdaderos regidores de Katolis y dejar de lado todos esos prejuicios sobre Xadia.

Aún quería a Viren, pero era distinto. Si Viren jamás lo había amado, ¿por qué él debía hacerlo? Solo le guardaría cariño por ser su progenitor y por todos esos años de cuidado.

El sentir como su espada atravesaba el cuerpo del hombre dolió demasiado. Fue un alivio el saber que no había asesinado a su padre, pero por el bien del mundo sabía que aquello habría sido lo correcto.

Tras la batalla sus amigos habían sido lo suficientemente empáticos, dándole espacio para llorar a su padre y a su hermana, ahora desaparecidos y declarados enemigos de ambos reinos.

Soren si lloró por ellos, pero principalmente por Claudia. Su querida hermana que seguía cegada por las carismáticas palabras de su padre, sin saber que solo era utilizado por este.

Tomó las flores azules en sus manos, unas nacidas a partir de su "traición", las acercó a sus labios sintiendo la suavidad de los pétalos. Era lo más cercano que tendría a Claudia.

Estaba bien si Viren le odiaba.

Sorpresivamente, sabía que estaría bien aún si Claudia le odiaba.

Toda esa aventura le había demostrado la verdad de las personas a su alrededor. Ahora tenía una nueva familia, conformada de dragones, elfos y humanos iguales de rotos que él.

Si en un futuro, ya sean meses o semanas moría por la enfermedad al no tener la poción que le daba Claudia. Moriría feliz que por lo menos pasó su último aliento rodeado de personas que le querían. 



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Mi primera vez escribiendo para el fandom de tdp! No me malentiendan, amo a Soren con toda mi alma.

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