Capítulo Final - Parte 1

La sorpresa y felicidad por ver a Jeon Younghee en un momento como el que estaban viviendo fue muy esporádica, como llegó se marchó dándole paso a la preocupación de todos los presentes, principalmente su familia.

Jeon Jihyun la había dejado en cama con Hwasa y otra enfermera a su cuidado porque debía estar activo para ayudar a su amigo. Esperó durante tantos años a que sus ojos se abrieran, a que sus dedos se movieran para que le mandasen alguna señal pero por más de diez años no recibió ninguna. Ahora, la veía delante suyo con varios años más, evidentemente debilitada porque estaba fuera de forma por la poca actividad física pero el mismo fuego en su mirada.

Para el menor de los Jeon, el último recuerdo que albergaba en su memoria de su madre antes de volverla a ver en coma poco tiempo atrás, era el de aquel fatídico día en donde sus caminos se separaron, cuando la vio a sus pies envuelta en sangre y sin vida aparente. Mas nada fue lo que creyó, ni ese incidente, ni su vida en general.

— Tú no irás a matar a nadie. — Anunció el esposo de la mujer que miraba a su alrededor intentando reconocer sus rostros. — No puedes exponerte en tu estado.

— Jeon, no creo que nuestra primera plática deba ser una discusión delante de los niños. Tuve pocos días pero, aún así he logrado ponerme en pie y venir hasta este lugar por mis propios medios e incluso eliminar a quienes me intentaron derribar para impedirme el paso. No tendré suficiente resistencia pero hay cosas que no se pierden jamás. — Mencionó seria observándolo de la misma manera que su hijo solía hacerlo y esto hizo que en medio de toda la bruma, las comisuras de Taehyung se elevaran. — ¿Kim Taehyung?

El mencionado se sorprendió al escuchar su nombre pero asintió dando un pasa al frente, notando como la mujer se acercaba para acariciar su rostro con una sonrisa triste. Buscó con la mirada a su esposo, mismo que asintió para confirmarle lo que sabía se estaba preguntando.

— Eres el hermanito de Kim Yoori, tienes la misma sonrisa de cuando eras un niño. — Jungkook caminó lentamente hacia ellos, rodeando su cintura con su brazo haciendo que su madre captara el movimiento. — Supongo que nuestra familia estaba destinada a estar juntas. — Sonrió, palpando con lentitud sus mejillas. —  Me gusta su unión, aún siendo tu madre y haber estado dormida tanto tiempo puedo notar que se ven peligrosamente bien juntos.

No necesitaba preguntar para llegar a la conclusión del por qué Taehyung estaba metido en ese mundo. Su hijo fue entrenado prácticamente desde que nació pero quien ahora era su pareja, fue la luz de los ojos de Yoori y ella nunca lo quiso en ese mundo. Sin embargo, tal como le dijo un día, hay destinos de los que no se puede huir. Al ellos involucrarse en ese mundo no se dieron cuenta de que podrían formar una familia y que esta cargaría con el peso de sus acciones.

Por esa razón los agentes no debían tener familias, para evitar represalias o preocupaciones que llegarían tarde o temprano. Luchar contra la corrupción o política era tan difícil como librar una guerra entre cárteles o naciones.

Todo era como una red de araña que diariamente agregaba más hilos. Ellos peleaban contra políticos que hacían vagas promesas como la de acabar con la pobreza, siendo la suya la única que erradicaban mientras la del resto continuaba incrementándose.

Los agentes tampoco eran tan buenos como en un principio creyó, los objetivos muchas veces eran tan fabricados como las evidencia o simplemente eran utilizado para eliminar a la competencia de otros. Un aspirante a presidente que desenmascaraba a quienes estuvieran en el poder actuar para ocupar ellos su lugar y ser aún peores. Como le enseñó a Jungkook, la corrupción y la sed de poder era una hidra, sin importar cuántas cabezas se cortaran durante milenios, otras aparecerían. La historia mundial estaba de testigo, muchos procesos, muchos cambios que al final terminaban siempre del mismo modo.

— Me gustaría saber con quién estaré trabajando, ya sé quien es Kim Taehyung y también tú. — Señaló a Hoseok que lo miró confundido. — Luces exactamente igual a tu padre Jung Hobin, debes ser Jung Hoseok.

— ¿Conocieron a mi padre?

Él hacía muy pocos meses que había descubierto que su padre también fue un agente, de hecho, gracias a sus anotaciones fue que pudo confiar mucho más en el señor Jeon pero no tenía ni idea de que estos se conocieran.

— Lo hicimos, de los pocos agentes en los que pudimos confiar, padrino de nuestra boda y también de nuestro hijo. Quizás no lo recuerdas pero de muy pequeños, tú y Jungkook solían jugar mucho. Siempre peleaban casi a matarse pero a los minutos de estar castigados, volvían a buscar la forma de jugar. Era un ciclo interminable cada vez que se veían.

El Liquidador buscó con la mirada el pelirrojo, ambos se miraron antes el reciente descubrimiento pero, rápidamente ambos pretendieron no haber escuchado nada, mirándose supuestamente con el mismo odio que lo hicieron veces antes aunque no fuera ya tan fuerte.

— Tú eres el agente Park Jimin y tú el ex presidiario Kim Namjoon. — Señaló a la pareja  detrás de las pantallas de los ordenadores. — Entonces eso deja que tú seas Min Yoongi, líder de los cocodrilos, el hombre que entregó a mi hijo a las autoridades. — Agregó seria notando como el peliverde bajaba la mirada. — Tienes suerte de estar vivo, supongo que realmente algo fuerte habrá entre ustedes como para que aún estés respirando. Solo espero que ahora no repitas los mismos errores.

— No lo haría nunca.

— Lo sé...

— Pensé que habías dicho que querías conocer a todos, mamá pero pareces ya conocerlos. — Musitó Jungkook para que su madre y socio dejaran de mirarse tan fijamente

— ¿Quién se lanza a la guerra sin estudiar tanto a sus adversarios como aliados? Es evidente que me informé, pude descifrar lo que tu padre dejó en el lugar donde yo me estaba cuidando. Sin lugar a dudas un error garrafal porque así como lo descubrí yo y llegué hasta aquí alguien podría haberlo hecho pero, ya está arreglado. Siempre debo pasar yo para limpiar sus desastres.

El padre de Jungkook revoleó los ojos que aún se mantenían cristalizados ante la felicidad de ver a su esposa en lo que parecían ser perfectas condiciones. Sin embargo, ambos aún seguían teniendo ese extraño juego de poder que acarreaban desde su juventud, esperando ver quién sería el primero en acercarse. Ambos perdieron y ganaron, fueron juntos a su encuentro para abrazarse como hacían años no lo hacían, besándose incluso haciendo que los presentes voltearan sus rostros para darles privacidad.

— ¡Ya es hora! — Anunció el Liquidador observando a su agente. — Borren la información de estos ordenadores y dejen únicamente encriptados los que vendrán con nosotros. Armas, municiones, explosivos, paracaídas. No olviden absolutamente nada. — Le lanzó un fusil a Namjoon y otro a Jimin.

— Bloqueé todas las señales del espectro de nuestros vehículos.— Avisó Namjoon.

Los sonidos de los casquillos, seguros, amortiguadores y armas se escuchaban como si cada uno llevase un altavoz incluido. Los pasos resonaban con eco. Se movían de un lado a otro tomando todo aquello que necesitarían, algunos se abrazaban, otros se miraban y besaban como si aquello fuese un saludo o más bien una despedida. A diferencia de como eran normalmente, Jungkook y Taehyung eran los más callados, no intercambiaban palabras entre ellos, ni siquiera se miraban a los ojos. Evidentemente esto fue notado por todos, incluso ellos lo hicieron pero prefirieron no decir o hacer nada.

— No hay margen para error, espero que sepan que cometer uno en estos momentos es inaceptable y, si no mueren en el enfrentamiento lo harán en mis manos. — Pronunció Taehyung dirigiéndose a los hombres del Liquidador y los de Suga, quienes asintieron y a gran velocidad comenzaron a subirse en sus camionetas blindadas ya armados y listos para marcharse. — Las camionetas de nosotros nos esperan en la parte trasera de la fábrica. ¡Moviéndonos!

Taehyung había exclamado preparado para seguir a los demás pero, cuando todos estaban ya en marcha, Jungkook tiró de él con fuerza hasta incrustarlo contra una de las metálica paredes del sitio, encontrándose con esos ojos llenos de una preocupación que se negaban a exteriorizar. El castaño lo empujó pero el contrario no cedió un paso, incluso forcejearon pero el pelinegro se las arregló para mantenerse en su sitio, sosteniendo ahora su rostro en alto a pesar de que la mirada del mayor no se encontraba con la suya.

— Mírame. — Habló pero su pedido fue ignorado. — Taehyung, te estoy diciendo que me mires. — Nuevamente no obtuvo respuesta alguna, solo una mordida que el propio Kim le daba a su labio inferior para controlarse mientras aferraba sus manos a los brazos ajenos. — ¡Agente!

— ¿Qué mierda quieres, convicto? — La molestia fue evidente pero no tanto como su nerviosismo. Lo que percibía del castaño era algo que nunca antes sintió y eso lo inquietaba. — Esto no es momento.

— Siempre será un buen momento si se trata de nosotros dos. Voy a volver a repetírtelo y espero que esta vez me hagas caso. Mírame... — Su tono fue bajo pero firme y muy a pesar de su propia renuencia, el mayor levantó la mirada, encontrándose con esos ojos oscuros que meses atrás le quitaron el aliento por primera vez en su miserable vida. — No importa lo que pase hoy, pelearemos hasta el final como solo nosotros dos sabemos hacerlo, juntos, como queremos y del único modo posible. En esta vida o en la otra, siempre estaré a tu lado.

— Me importa una mierda la otra vida convicto, solo me interesa esta que estoy viviendo. No me interesa reencontrarnos en un futuro cuando ni siquiera sabremos quiénes somos. Aquí y ahora, el convicto y el agente, el Liquidador y el Desquiciado, estos que hemos creados juntos es todo lo que me preocupa. Esto es por mi hermano, por todo lo que nos han hecho pero también por nosotros, es la única forma en la que podremos vivir parcialmente en paz, sin sentirnos cazados a cada segundo. No puede sucedernos algo, tenemos que salir de esto juntos.

— Lo haremos, agente. — Buscó sus labios sin dejar de mirarlo para depositar un suave beso. — Saldrás vivo de ahí porque a ti, nadie te toca y vive para contarlo. Saldré de ahí porque tú estarás conmigo, me estarás cuidando y si nosotros estamos juntos contra el mundo, ¿quién contra nosotros? En esta vida o en cualquier otra estaré a tu lado pero escúchame, — lo sostuvo cuando intentó irse —  en esta lucharé siempre hasta mi último aliento para no dejarte solo.

— Más te vale que sea así convicto, ya te lo dije una vez, mueres, te desapareces o me haces preocupar y yo mismo te mataré con mis propias manos. Soy capaz de revivirte solo para volverte a matar así que tú procura salir de esta como siempre lo has hecho, ileso, con vida.

Para saber lo que Taehyung realmente quería decir, él solo tenía que mirarlo y no escucharlo. Él desde el comienzo tuvo el poder para descifrar lo que se escondía detrás de su mirar, de su accionar. Su genio, pasión, dolor, amor... Él podía ocultarle al mundo todo eso, pero no a él.

Fue por eso que pudo explicarle a besos como sus almas temblaban cuando se miraban, fue por eso que tuvo claro que lo de ellos iba mucho más allá del odio y tal como decían, solamente bastó un paso para que eso se convirtiera en un amor que nadie a excepción de ellos les podía profesar con sinceridad.

Es por eso que podía ver en esos ojos el terror que el agente mostraba, era debido a eso que podía controlar el temblor en el que su cuerpo ahora estaba sumido y abrazarlo para darle la confianza que palabras no proporcionarían. Así, muy a su manera, ellos se amaban como podían y no como querían cuando la vida no los había golpeado tan fuertemente.

— Te amo, convicto. — Habló repentinamente Taehyung con sus ojos cerrados, abriéndolo de a poco para ver las elevadas comisuras y esos ojos azabaches que lo contemplaban. — Se pueden contar con una mano las veces que te lo he dicho de esta forma, que de mis labios han salido lo mucho que te amo, Jeon Jungkook.

— No tienes que decírmelo con palabras, lo sé, lo siento y vivo cada día aunque no estemos juntos y así será siempre. Porque pase lo que pase, nuestra historia no se olvida ni se puede ignorar, no lo logramos, por mucho que dijiste, por mucho que yo quise. Porque en nuestros dedos están tatuadas nuestras iniciales pero aquí, — tiró y apretó su mano con cierta fuerza para ponerla sobre el lado izquierdo de su pecho. — Aquí estamos tatuados nosotros, lo que sentimos y eso siempre nos acompañará, eso jamás se podrá borrar.

— Ya deja de hablar así. — Lo empujó Taehyung logrando separarse de él. — Eso suena a despedida y no me gusta. Llevemos nuestro trasero afuera que nos deben estar esperando. Solo asegúrate de mantenerte vivo.  — Jungkook asintió y el castaño sacó su pistola principal, asegurándose que estuviera cargada antes de volvérsela a entregar. — Dame un beso, Kook.

Sus labios se encontraron con anhelo, ansiedad y necesidad, abrazándose como lunáticos que por segundos perdieron la razón antes de recomponerse. Con una sonrisa ambos palmearon el trasero ajeno animándose y salieron caminando hacia la parte trasera de aquella fábrica.

Por ellos esperaba un jet privado que a Taehyung le tomó por sorpresa al notar que en él se encontraba aquel canadiense que vio en la fiesta de Park Seojoon y que estuvo con su convicto. Lo miró con seriedad y Jungkook no pudo evitar sonreír llevando la mano a su trasero para apretarlo antes de darle un casto beso en su mejilla.

—Son solo negocios.

— Lo mejor es que sea así y que él no esté piloteando porque desde ya aviso que hay riesgo de estrellarnos si lo veo intentar algo. — Llegaron a la escalerilla del ave de hierro y subieron, encontrándose ahí con todos en su sitio.

— Tardaremos quince minutos en llegar allí, despegaremos en diez para darle tiempo a nuestros hombres a que se acerquen a la zona. Podemos ir poniéndonos nuestros paracaídas dirigibles. — Habló Namjoon mostrándole en un tablet el movimiento actual en el lugar. — En media hora comenzará a invadir las redes toda la evidencia que desenmascarará tanto al actual primer ministro como el anterior, también al presidente y todos los políticos corruptos inmiscuidos en ello tanto aquí como en Estados Unidos.

— ¿Eso quiere decir que tenemos solamente media hora para lograr nuestro objetivo? — Preguntó Yoongi mirando de soslayo a Hoseok pues, si bien no se habían reconciliado, estaban coexistiendo juntos, aunque hasta el momento no se hubieran dirigido la palabra. — Esto es más suicida de lo que pensé. No sé para qué atrasé la fecha de mi muerte.

— No, tenemos media hora a partir de nuestra llegada al sitio. El primer material filtrado intentarán frenarlo pero, será publicado en las redes del país pare también internacionales y no podrán manejar el tráfico de imágenes. No solo serán las cosas publicadas en internet nuestra única evidencia, tenemos testimonio y otras pruebas físicas que ya han sido entregadas a la fiscalía para realizar el juicio político y proceso de destitución contra los mandatarios de este país actuales y pasados que aún se pueden juzgar. Esta vez no serán salvados por senados o tratados internacionales.

Jungkook habló mientras miraba a cada uno de los presentes, sus padres, socios, pareja, allegados... Todos estaban ahí jugándose la vida.

— Todavía están a tiempo para salirse, ninguno de ustedes tiene la obligación de participar. Por haber llegado hasta aquí ya les estoy muy agradecido y no les pediré más de lo que me han dado. — Informó preparándose para que cualquiera diese marcha atrás pero todo permanecieron firmes en sus puestos.

— Estamos contigo, convicto. Estamos juntos en esto.

— Get ready, we will be there in two minutes.  — Avisó Arthur observando a Jungkook y luego a Taehyung. — It is a little bit windy outside so, you better be careful. I'm going to be back in thirty minutes with a chopper, I won't wait for anyone.

— We already know that, don't worry. — Contestó Jungkook apretando el cinturón de su paracaídas.

Una de las puertas de emergencia se abrió, era algo más difícil esas maniobras desde un jet privado a esos aviones especializados para ello pero, sabían cómo hacer funcionar. El primero en caer fue el Señor Jeon seguido de su esposa y así, todos fueron descendiendo hasta que quedaron Jungkook y Taehyung quienes, luego de compartir una rápida mirada, se dejaron caer.

Aunque en diferentes puntos, todos cayeron dentro de la propiedad pero lejos de los anillos de seguridad y no tan evidentes para no ser notados. Fueron avanzando por los jardines y bosque traseros mientras del otro lado se estaba despegando su ejército.

— Gracias por cooperar con el video para tu hijo sin necesidad de llegar a la fuerza. — Comentó Moonbyul tomando en su mano el tablet para verificar la grabación. Desabotonó su saco y le entregó el aparato a uno de sus hombres. — Te prometo que será una muerte rápida, no permitiré que sufras, no lo mereces. — Mencionó acercándose para besarlo pero Seokjin movió su cara para evitarla. — Como quieras.

Encogiéndose de hombros, la rubia comenzó a elevar las mangas de su atuendo y, justo cuando tomó el arma en su mano, su brazo fue golpeado por Seokjin, mismo que se había liberado después de varias horas de intento. Tiró de la blanca tela para hacer sus cabezas colisionar, apresurándose para zafar sus tobillos, deteniéndose al escuchar un disparo cuando se levantó de la silla.

— ¿Qué mierda intentabas, Kim? — Preguntó molesta limpiando la sangre que salía de su nariz mientras se acercaba apuntándole. — Fui clara contigo, sabes por qué estoy haciendo esto y no hay forma en que tú salgas de aquí vivo y en caso de que lo lograras, hay muy altas esferas que no te permitirán vivir. Entonces, ¿para qué intentarlo?

— No puedo creer que pasé tantos años de mi vida con alguien como tú a mi lado. — Habló Seokjin observando su alrededor, notando como otros hombres llegaban luego del disparo. Los mismos que se retiraron minutos antes estaban de regreso, todos apuntándole. — Algo que me reconforta saber es que mi hermano no te dejará vivir en paz y si bien estoy en contra de venganzas absurdas, creo que hipócritamente lo disfrutaré mucho desde el lugar a donde me envíes.

— ¿Taehyung? — Se carcajeó negando con su cabeza. — Por años me ha tenido cerca y no pudo verlo, ni siquiera tú que eras mi esposo lo lograste. Además, ¿dónde está tu querido hermanito? Probablemente ya está muerto y pronto me den la noticia.

— Eso quisieras...

Hemos llegado al final de Liquidator, esta es la primera parte, dentro de varios minutos estaré publicando la segunda. 🙈 No se pierdan

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