Capítulo 8
— Sencillo, yo seré el hombre del líder. — Namjoon frunció el ceño sin entender bien la expresión, mientras que Jungkook deseaba que no se tratara de lo que él estaba imaginando. — Para ellos, yo seré la pareja del Liquidador, no su puta, su pareja... Mismo si ellos me investigasen, no encontrarían nada pero esa es la forma más efectiva y segura de yo poder permanecer sin levantar sospechas al lado del ex y futuro líder.
— ¿Exactamente cuál sería la diferencia? Yo dudo que esos criminales sin corazón sepan diferenciar entre una pareja y una puta, sin importar el sexo que sea. — Se expresó Jimin con un tono déspota ganándose la aniquilan mirada de Namjoon.
Odiaba que pusieran etiquetas y los dividieran de niveles, categorizándoles en los buenos y malos como si todo aquel que no delinquiera o cometiera un delito penal fueran los buenos y los otros los malos. Prefería ser mil veces el malo de la película a ser un hipócrita que se las daba de santo cuando nadie lo era. ¿Por haber cometido un crimen ya ellos no tenían corazón? Por favor...
— Aunque mínima en algunas ocasiones, sí hay diferencias que incluso entre criminales respetan. Las putas son justamente eso, juegan con esas personas, las utilizan, las follan y no se les respeta, no tienen un lugar en en el lugar y pasan casi siempre por todos. No tienen un lugar al lado de con quien están y mucho menos en la organización. Digamos que solamente son un vía de desahogo para todos con uno que la utiliza más que otros. En cambio la pareja, relativamente es respetada aunque muchos la deseen. Puede estar presente e ir casi siempre que deseen, esa parte varía dependiendo de la cuadrilla.
El sujeto había perdido la razón y Jeon lo sabía. No podía esperar que eso funcionara. Él nunca fue de relaciones y eso era un dato que todos conocían de sobra; ese invento era una idea atroz que no tendría éxito. Además, tampoco le entusiasmaba la idea, no quería hacer un regreso con una parea caída del cielo, menos él. No confiaba y sabía que algo más tramaba.
— No funcionará, nadie se creerá que tú, — lo miró de arriba a bajo. Pues físicamente no estaba mal, eso era un hecho pero, no bastaba. — Que tú y yo tenemos algo, tampoco estoy interesado en ello.
— No tienes que estar interesado, eso es algo que ya se ha decido pero descuida, sé fingir muy bien, esa parte... Déjamela a mí. — Sentenció mirándolo a los ojos.
— ¿En todo esto dónde quedo yo? — Habló Namjoon — ¿Y tu mascota? — Se refirió a Jimin sin dedicarle mirada alguna. — Ese plan los incluye a ti y al Liquidador, no entiendo en dónde me deja eso a mí.
— Ya lo comentamos, serás la nueva mano derecha de Jeon. En cuanto a Jimin, él será tu pareja, obviamente. — Era algo obvio.
¡¿Qué?! — Respondieron los mencionados al unísono.
— Tú no puedes decidir eso sin consultarme antes Kim. — Estaban trabajando en conjunto, eran compañeros y por muy conocidos que fueran, por muy mandado del comisionado que fuera, no se iba a dejar de esa forma. Sin embargo, no era el momento ni el lugar para hacer reclamos, no cuando los reos estaban en frente. — No estoy de acuerdo pero ya hablaremos de eso cuando estemos a solas.
Taehyung lo miró con indiferencia y asintió. Sabía lo que le diría, pero ya todo estaba decidido. El aire que su compañero transmitía, gritaba trabajo para el gobierno por si solo. Manteniéndolo dentro pero con un perfil más bajo, ayudaría temporalmente. Era alguien demasiado llamativo como para dejar que participara individualmente. Pensó y analizó muy bien cada cosa antes de decidirse, ahora, no quedaba nada más para discutir. — De acuerdo. — Fueron las únicas palabras que comentó antes de centrar su mirada en aquel pelinegro de aura oscura.
Habían muchas interrogantes con respecto a su antiguo compañero de escuela y, a medida que avanzaban las horas, aparecían más. ¿Por qué había aceptado ese caso? ¿Por qué eligió justamente a a Kim Namjoon y a Jeon Jungkook? Antes de que comenzara el caso, hizo algunas investigaciones y descubrió algunas cosas interesantes. Esos dos chicos, ambos fueron transferidos a la prisión de Seodaemun alrededor del mismo tiempo. Kim Namjoon fue encarcelado nuevamente y trasladado a esa cárcel en enero del 2011, luego de darle la condicional y pelear causando desorden público. Jeon Jungkook entró luego del juicio final en julio del 2011.
Una cosa más, el agente había sido suspendido en agosto del mismo año. ¿Había alguna conexión más profunda entre esas tres personas? Cuando le preguntó a Taehyung directamente, su respuesta fue un regaño, recordándole que no se comportara como su jefe alzándole la voz, gritándole. Desde ese momento, todas sus dudas se habían duplicado y justo como en ese instante, no podía dejar de ver en la forma que tanto él como el Liquidador se miraban. Era una mezcla de odio con incredulidad y confusión que no lograba descifrar bien.
— Lleva a los prisioneros al lugar donde tienen que pasar la noche. Redobla la vigilancia sin que ellos se percaten. — Las órdenes que el rubio le daba a Jimin eran sencillas pero concisas, no había margen de error ni podían perder tiempo persiguiendo nuevamente a alguno de los dos si decidían volver a dar un paseo por cuenta propia. — Yo estaré aquí al amanecer.
— ¿A dónde piensas ir? No puedes dejarme solo con esos criminales y simplemente irte. Todo esto ha sido obra tuya, deberías tomar completa responsabilidad sobre ello.
— A ver, dejémonos de dramas Park, tengo obligaciones que cumplir y por salir unas horas mientras los convictos duermes, no ocurrirá nada. Tú estás entrenado y preparado para estas ocaciones, no te estoy dejando a cargo de de toda una prisión ni de monstruos, son solamente dos personas.
Sin esperar otra respuesta o queja por parte del oficial Park, dio la vuelta y salió de aquel lugar. Necesitaba liberarse de esa rabia e impotencia que le causaba estar cerca de aquellas dos personas, de Jeon Jungkook principalmente.
Sentado en su vehículo prendió un cigarrillo, colocó música para no escuchar la radio y muchos menos las noticias, antes de pisar el acelerador y poner distancia. Debía encontrar la forma de neutralizar aún mejor a Jimin para que dejara de indagar, de hacer preguntas incómodas que lo orillaban a perder los estribos, nada podía salir mal.
Condujo durante veinte minutos a través de toda la ciudad de Seúl, aparcándose en un edificio donde ya varias veces había ido. Se fumó otro cigarro, tomó su arma, esa amiga fiel que nunca dejaba atrás y se adentró en el. El olor a humedad y viejo que tenía esa construcción rápidamente invadieron sus fosas nasales forzándolo a soltar una mueca. El ascensor lo dejó en el doceavo piso y él caminó hasta la puerta que se encontraba al final del pasillo. Varios timbrazos después y aquella oscura puerta de madera se abrió.
— ¿Qué estás haciendo aquí? — Logró decir esa persona con aspecto desaliñado como si estuviera acabado de levantar, antes de que Taehyung cerrara su boca con ayuda de sus labios.
Ese era un pequeño y temporal refugio, la persona que utilizaba para canalizar sus frustraciones, con la que desde hacía algunos años se enredaba de vez en cuando. Eran más que simples amigos o compañeros, sin embargo, jamás estuvieron en una relación. Ninguno lo quería pero eso no quitaba que se acostaran siempre que tenían la oportunidad, cuando necesitaban sacar sus demonios, cuando andaban en busca de un momento tranquilo y relajación.
Con su cuerpo cubierto de sudor, Taehyung se levantó de aquella cama que lo estaba cocinando vivo, se quitó el condón, lo anudó y lo tomó consigo para tirarlo en el baño. — Deberías arreglar de una vez la climatización de esta casa o al menos comprarte un ventilador, tienes un sueldo bien alto y por lo menos eso deberías permitirte, no gastarlo todo en esas pastillas que te mete. — Habló mientras hacía que el agua de la ducha comenzara a caer.
— Es más el tiempo que estoy fuera que el que paso en casa, no creo que sea necesario. — Tomó uno de los cigarrillos que tenía en la mesita al lado de su cama antes de dirigirse al refrigerador y sacar una botella de cerveza. Sintió como el líquido bajaba por su garganta refrescándolo y dejó escapar un gemido de puro placer. — ¿Qué haces aquí cuando deberías estar en la misión que te asigné? No creo que estuviera muriendo de ganas por encamarte con tu jefe después de lo ocurrido la última vez. — Preguntó apoyado en la puerta del baño.
— La verdad es que sí tenía deseos de estar dentro de mi jefe directo. — Se carcajeó viendo como el otro negaba con la cabeza. — ¿No piensas ducharte? Estás realmente pegajoso y el calor amerita una buen ducha.
— Déjate de rodeos y dime qué quieres Tae.
— Como se esperaba de mi jefe. — Rió tomando la toalla que este le estiró para secarse. — Aunque no lo creas vine porque necesitaba estar contigo y sacar mis demonios, Hoseok. No es menos cierto que también necesito pedirte un favor, así como informarte que todo está en marcha.
— Eres el más eficiente, por eso se te escogió, por eso ya sabía que estabas en marcha y que lo estabas haciendo bien. No obstante, cometiste un error dejando que el Liquidador se te escapara.
— No lo hizo, simplemente lo dejé correr para averiguar más de él, es un enigma que necesito descifrar y para ello también necesito tu ayuda. — Se vistió con los pantalones que tenía y se sentó en el sofá aceptando la cerveza de Jung.
— Tu deber es utilizarlo y sacarle información, no ser un psicólogo, no tiene por qué importarte su forma de ser o pensar. Él es un simple soldado que será nuestro cebo para llegar a nuestro objetivo final, sólo el Liquidador y su leyenda nos ayudará. — Suspiró estudiando el comportamiento de su agente para luego sentarse a su lado. — Dime qué necesitas.
Hoseok lo escuchó con atención, debía admitir que cada palabra que le fue dicha tenía no solamente lógica, sino también una gran estrategia tras las mismas. No tenía problemas en conseguirle a su elemento lo que necesitaba, tenía luz verde de la agencia para utilizar y hacer lo que necesitara n ese caso. Mientras obtuvieran resultados favorables, todos ganaban.
— Cuenta con ello, tienes carta blanca siempre y cuando me mantengas al tanto de la operación. — Tae asintió, puso la botella vacía en la mesa y se levantó sacudiendo su pantalón yendo en busca de su camisa. — ¿No pasarás la noche aquí?
— Tengo otros asuntos que atender, entre ellos visitar a mi familia antes de que el tiempo me consuma y no pueda moverme libremente como quisiera sin esconderme.
— Ten cuidado, sabes que una infiltración siempre es peligrosa. No te confíes del Liquidador, su nombre no se ha vuelto una leyenda por ser precisamente un ángel. Es alguien inteligente, calculador y letal así que no te sientas invencible y lo provoques, te conozco y te encanta ir al tú por tú con todos. — Con sonrisa ladeada Taehyung enarcó una ceja.
No lo aceptaba abiertamente y tampoco se lo dejaba saber siempre pero se preocupaba por su subalterno. Él vivió en carne propia como ese trabajo corrompía, quebraba y sacaba lo peor del ser humano. Una infiltración siempre se llevaba parte de la persona, cuando se trabajaba como encubierto se dejaba de ser lo que era para convertirse en alguien más.
Se llega con un propósito pero la mayoría de las veces, circunstancias ajenas a uno mismo lo dejaban envuelto en un laberinto del que aún después de culminado el trabajo era muy difícil salir. Se perdían a gente querida y poco a poco el alma se iba perdiendo junto a todo lo demás.
— Sé cuidarme solo pero gracias por tu consejo. — Ignoró el semblante abrumado del contrario, no quería detenerse a pensar en sus palabras, sabía que ese hombre no era una simple leyenda pero él se había convertido en un monstruo para enfrentar a otro, no le tenía miedo, estaban en igualdad de condiciones. — Te mantendré al tanto de los avances de la operación y si lo amerita, me comunicaré contigo para que nos veamos.
Un beso a modo de despedida fue colocado en los labios de Hoseok y con simples sonrisas, se dijeron adiós. Taehyung cerró la puerta tras él, encaminándose a visitar a su hermano y sobrino antes de lanzarse a la carga. Siempre existía la posibilidad de no volverlos a ver una vez que se adentrara en una misión, por lo que no podía nunca dejar de hablar con su hermano, antes de lanzarse al vacío sin saber lo que encontraría en el fondo.
...
Otra vez ese sueño o más bien ese recuerdo regresaba a su mente obligándolo a salir de su estado adormilado. Nunca dormía del todo y eso era algo que compartía con Jungkook, gracias al tiempo en el que compartieron celda antes de que los separaran, pudo dormir algo más bajo su protección. Ya no recordaba la última vez que había dormido realmente sin estar con el sobresalto de que alguien lo podría herir. Abrió lentamente sus ojos, sin moverse de ese banco de madera que le dieron por cama ayer.
La tenue luz que entraba por aquel techo que la madera ya no lograba cubrir en su totalidad la antigua iglesia abandonada. Las ventanas de cristales rotos selladas con trozos de palo y el olor a polvo mezclado con el rocío de la mañana en que monte a las fueras de la ciudad, invadía doto el sitio.
Namjoon se incorporó para como de costumbre, ver que el Liquidador se encontraba sentado, totalmente despierto sin rastros de haber pegado un ojo en toda la noche. Ensimismado, jugueteando con una piedra como si estuviera intentando descubrir su año de creación.
— Te levantaste temprano. — Suspiró.
— Oye psicópata... — La voz de alguien desconocido que llegó hasta los oídos de ambos. — ¿Estuviste en Seodaemun, cierto? — Tanto Namjoon como Jungkook miraron al sujeto que entraba en ese momento. Esa cara le resultaba conocida... — También estuve ahí, aunque por un corto tiempo.
El interruptor de su cerebro se encendió y recordó quien era el sujeto parado delante de él. Jung Hoseok. Ahora recordaba su cara, no olvidaba una y a él aunque lo vio por muy corto tiempo mientras almorzaban un día en el comedor, no se le despintaba. Ni él ni ninguna otra persona, tenía muy buena retentiva con los rostros. Así como entró, salió. Nadie era recluido en Seodaemun y salía tan rápidamente, era un penal de alta seguridad donde no existían los traslados temporales, todo el que llegaba ahí era porque cumpliría una condena no menor de diez años.
Supo que era un agente encubierto desde que lo vio pero como no iba a por él, le dio paso. Ahora ahí estaba, delante de él fingiendo ser un reo más de forma estúpida. Parecían novatos llevando a cabo cual fuera la misión que tenía entren manos. Lo dejaría creer que lo estaba engañando, por ahora, no lo iba contradecir, lo dejaría ganar confianza para ver hasta dónde era capaz de llegar y precisamente, qué quería de él.
— ¿Para qué me dices que estuviste allí? Ese no es mi problema, no me interesa. — Su tono era frío e indiferente.
— Solamente decía, ya que estaremos trabajando juntos quería comentar el hecho de que te conocía de atrás. Es un mundo pequeño, eso es algo bueno. — Hoseok recordó aquel hombre callado que cojeaba un libro mientras comía sin desviar su mirada del mismo, con aquel uniforme naranja y aire de rey.
— ¿No necesitamos esperar y ver si una cosa es buena o mala? — Detuvo el movimiento de sus dedos y la pequeña piedra para ponerse de pie y dejar allí aquel hombre.
— Un solo desliz maldito psicópata y morirás en mis manos. — Murmuró de forma inaudible.
— ¿Eres otro que trabajará con nosotros? — Hoseok asintió para responderle al pirómano, a es también lo recordaba aunque menos que al Liquidador. — ¡Perfecto! — Ironizó. — Como sea, ahora me gustaría que te callaras, necesito dormir.
La entrada algo agitada de Taehyung, misma que supo disimular bien, llegó cuando Hoseok intentaba sentarse. Al escuchar de su compañero por teléfono que otro agente de la NIS había entrado haciéndose pasar por un convicto más, supo con certeza de que se trataría de su jefe, por ello aunque ya estaba de camino, aceleró buscando llegar con prontitud. Caminó hasta posicionarse enfrente de él, notando que Namjoon estaba aparentemente dormido y el Liquidador no estaba presente en la sala.
— ¡Sígueme convicto!
El recién llegado siguió en silencio y sin rechistar a su subalterno hasta lo que podría haber sido el jardín de aquella iglesia que ahora se encontraba lleno de maleza. El fuerte impacto del puño del rubio lo hizo tambalearse, realmente no se lo esperaba.
— ¿Ese maldito tinte rojo hizo que el peróxido te friera el cerebro? ¿Qué demonios haces aquí poniendo en riesgo mi operación? — Exclamó buscando que el volumen de su voz no se excediera para evitar ser escuchado por los demás.
— Creo que te estás olvidando que aquí el jefe soy yo. Esta es mí operación aunque tú estés a cargo.
— Serás muy mi jefe inmediato Hoseok pero no es tu operación, de punta a cabo ha sido planeada por mí y ni tú ni nadie me la echará a perder. Tu sola presencia pone todo en riesgo. No tuviste la decencia de al menos avisarme cuando hace pocas horas estuvimos juntos. Te recalco algo que tú mismo me dijiste. El Liquidador no es un tonto y la verdad yo tampoco. ¿Crees que no sé que estás aquí para vigilarme? — Agitó su cabello y suspiró. — Así no se manejan las cosas y tú lo sabes.
— No tienes que alterarte tanto, ni siquiera han empezado y estoy aquí como refuerzo, mis superiores exigen prontos resultados y debo vigilar que eso ocurra. En esta operación va mi cargo y mi pescuezo, ninguno de los dos las pondré en riesgo por nadie. Así que sí, estoy para vigilarte a ti y todo lo demás, no estaré siempre y tendrás la excusa de que estoy trabajando en otro caso pero aquí me tendrás. Te guste o no.
Taehyung suspiró contrariado y molesto, eso no era parte de sus planes y para actuar con total libertad necesitaba deshacerse de Hoseok a como diera lugar lo antes posible. Una mano rodeó su cintura llamando su atención y cuando alzó la vista se encontró con la mirada de su superior, sonriéndole con lascivia.
— Ayer te fuiste demasiado pronto, me quedé con deseos de más.
— Suéltame, estamos trabajando. — Musitó incómodo, odiaba esas escenas o que lo tocaran en exceso cuando no lo deseaba. — Si necesitamos espera tu dosis en otro momento, ahora suéltame que debo volver adentro.
Haciendo oídos sordos a las palabras del rubio continuó buscando cercanía, ignorando como en reiteradas ocasiones Taehyung le decía que lo soltara, evitando volver a perder la paciencia y golpearlo.
El pelirrojo cayó en la hierba sin saber qué o quién le había golpeado con tanta fuerza. Buscó cuando se le pasó el aturdimiento a su agente con la mirada, confundido pero, más grande fue su confusión al notar que no había sido él el dueño de aquel golpe.
— Creí que mi pareja te había dicho que no lo tocaras.
Hace cinco días desde mi última actualización, los he extrañado. 🙈 He estado viajando pero finalmente estoy en casa y espero poder actualizar mucho más seguido.
Un beso y nos vemos en el próximo capítulo 😘
Pd: Disculpe los errores que puedan encontrar.
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