Capítulo 6

— ¿Cómo... c-cómo me encontraste? — Fue lo primero que la boca de la chica logró articular, mirándolo cundía en el pánico. — ¿Cómo supiste donde vivo?

Por mucho que pensara, no entendía cómo era posible el hecho de que el Liquidador estuviera delante de ella. Presentía que ese era su último día de vida, en el fondo lo sentía. Sabía que si él se había tomado el trabajo de ir hasta ella, no era para saludarla cordialmente.

Jungkook la miraba, podía verla temblando pero todo aquello no le causaba nada. Tenía conocimiento de lo embaucadora, envolvente y manipuladora Hwasa podía llegar a ser.

— Tú... ¿Lo lamentas? ¿Por qué lo hiciste?

— ¿Yo? — Habló cambiando lentamente su semblante a uno más frío. — ¿Por qué debería lamentarlo o sentir pena por ti?

— El detective que se encargaba de mi caso fue a verme, me dijo que lo lamentabas. ¿Por qué? Ahora tú me preguntas por qué deberías lamentarlo.

No sabía si era porque sabía que de igual forma iba a morir pero por un momento una ráfaga de valentía batió contra ella. — No lo lamente, en lo más mínimo. ¿Acaso tú no lo recuerdas? ¡Intentaste matarme, maldito! ¿Por qué sentiría pena por un maldito psicópata que intentó matarme? — Gritó.

Psicópata, esa bendita palabra hizo que Jungkook agitara su cuello como si fuera un tic nervioso, para rápidamente volver a centrar su mirada en ella. Una mirada que se volvía más oscura y tenebrosa, acompañada de unos labios que parecían apretarse más. Lentamente se inclinó hacia adelante, logrando que un escalofrío recorriera todo el cuerpo de Hwasa que instintivamente se pegó más a la cama.

— Tú lo sabes, yo... realmente no recuerdo intentar matarte y juraría que no lo hice. — Su mente tenía algunas lagunas mentales, le azotaron varias veces desde aquel fatídico día. El día de la muerte de sus padres. Si en verdad, había intentado matar a Hwasa, entonces era claro que ella intentara refundirlo en la cárcel y que incluso su amigo o al menos a quien él consideró de esa forma durante algunos años, estuviera molesto con él. — ¿Realmente intenté matarte?

Hwasa ocultó una risa cínica que amenazaba por salir al verlo desconcertado y aturdido. Daba más pena que miedo.

— Entonces... ¿recuerdas matar a todas esas personas que asesinaste?

El recuerdo del detective que le mostraba foto tras fotos de cuerpos que presuntamente él había asesinado vino a su mente. Sus gritos y todas sus preguntas, sus señalamientos y toda aquella rabia con que lo miraba mientras él permanecía callado.

— ¡Habla maldito infeliz! Tú los mataste a todos. — Gritaba el detective mientras tiraba el expediente arriba de la mesa.

— Se lo diré una vez más, — lo había repetido tantas veces que de cierta forma sentía que no tenía caso, aún así, lo haría nuevamente. — Realmente, no recuerdo.

No los recordaba pero en su interior sentía que no lo había hecho. Aunque eso difería de las imágenes que a veces de cuerpos y lugares, justos como esos de las fotos.

— No los maté.

— ¡Eso es porque eres un psicópata! — Gritó Hwasa con fuerza.

— Créeme. No maté a nadie Hyejin. — Ella negó con la cabeza.

— Te vi... Vi tu rostro, vi todo. Cuando llegué al apartamento donde a veces solíamos encontrarnos tú estabas ahí sentado en la cama. Convertido en un monstruo, con una mirada que daba miedo y lo primero que dijiste fue, "Bobby está muerto, por eso Hwasa... Estoy muy triste." Sin embargo cuando alzaste tu rostro, estabas sonriendo. ¿Recuerdas lo que me dijiste? Que después de ver a tus padres muertos, a veces no podías recordar las cosas que pasaban una hora antes. Fuimos contigo al doctor y él dijo que eso era posible debido a un trauma súbito.

La lluvia de esos recuerdos caían en su mente, sabía que al menos parte de lo que ella decía era cierto, aún así, no podía creerlo. La miraba estudiando su rostro mientras esta hablaba sin detenerse.

— Anduviste matando a cualquier persona que te encontrabas. ¿Lo sabías? — Jungkook se levantó furioso y ella calló por un momento.

— No es verdad. — La miró fijamente.

— ¿Que no? ¡Es verdad! ¡Mataste a esas personas e intentaste matarme a mí! ¡Ese eres tú Liquidador! Alguien que no tiene respeto por la vida de nadie, que juega a ser Dios. — Jungkook ladeó su cabeza mientras que sus labios temblaban controlando su furia. — Mataste a tus propios padres, ¿cierto? ¿Los mataste y después pretendiste no recordar?

Ese momento estaba claro en su memoria, venía cada noche a sus sueños en forma de pesadilla. Los cuerpos de sus padres tendidos en el suelo de su casa, ensangrentados. Sus manos cubiertos de sangre mientras que en su mano izquierda sostenía una contundente roca. Ahí en la oscuridad, parado mirando sus ya sin vida cuerpos. El charco de sangre que se extendía hasta sus pies...

Dio un paso hasta Hwasa y se agachó hasta quedar a su altura, mirándola fijamente, haciendo que su cuerpo volviera a temblar. Sí, sí daba miedo.

— Dije que no fui yo. — Su voz salió quebrada y su mano derecha de manera casi invisible por la rapidez con la que la movió, agarró su cuello. Haciendo presión mientras controlaba aguantar sus lágrimas, esas que solamente salían en sus sueños desde hacía tantos años. — ¿Por qué mentiste en el juicio?

— ¡Fue Suga! Él me mandó hacerlo. — Gritó cerrando sus ojos. — Yoo estaba asustada y enamorada, por eso seguí su orden. Pero al final, ese maldito no cumplió ninguna de sus promesas.

— ¡Mentira! — Suga no tenía motivos para hacer algo así, era su mejor amigo después de todo.

— No lo es. Tan pronto como fuiste recluido y él fue el dueño absoluto de los cocodrilos me echó a la calle. Fui solamente el entretenimiento y la excusa perfecta para que ustedes volvieran a intimar. Todo fue una mentira, que me quería, que podríamos vivir los tres felices, solamente me utilizó. Sin embargo, sabes que únicamente mentí con respecto a las cosas de la banda, que eres un asesino... No lo puede borrar nadie.

Hwasa sentía como cada vez le costaba más respirar, mientras más presión ejercía Jungkook en su cuello, menos podía tomar oxígeno.

— Espero que esto sí lo recuerdes con claridad. No olvides mi rostro cuando me mates como a tus otras víctimas. — El rostro de Jungkook solamente pestañeaba. — ¿Entiendes?

— Está bien, vamos a morir. De igual forma a mí ya no me interesa nada en este puto mundo.

Apretó más su mano, notaba como las gotas de sudor corrían por el rostro ajena, su boca abierta aclamando por aire y tosiendo, mientras que sus ojos permanecían cerrados, jadeante.

— ¡Jeon Jungkook! ¿Dónde estás? — Aquella voz que gritaba su nombre lo hizo voltear hacia la puerta, no estaba solo, ya habían dado con él. — Si alguien te llama deberías responder, ¡idiota!

Taehyung intentaba ganar tiempo, si es que el Liquidador aún no había logrado agregar a una víctima más a su expediente. Se encontraba parado detrás de aquella puerta blanca, calculando la mejor manera para entrar.

— ¿Estás loco? ¿Qué crees que estás haciendo poniéndolo sobre aviso?

— No podemos dejar que una persona inocente muera como intentamos arrestar a ese bastardo. Necesitamos salvarla, es siempre será la prioridad.

Echó la puerta abajo sin más y entró en el diminuto apartamento, encontrándose con ese infeliz ahorcando a la chica, una chica que tenía la edad de su hermana cuando falleció. Si no fuera porque sería demasiado fácil para ese maldito, ahora mismo le estuviera poniendo una bala en su cabeza.

— Aquí está Jeon Jungkook, nos volvemos a ver.

Era el mismo abogado que había ido a verlo al presidio, esta vez sin traje, vestía de negro igual que él pero con camiseta, chaqueta de cuero y jeans. No parecía mucho mayor que él dos años, tal vez tres a lo máximo. Ese maldito hombre estaba interrumpiendo sus planes. Él y otro que veía por primera vez, parado justo detrás, mirándolo como si fuera todo un bicho raro.

— ¿Qué, vas a matarla? — Preguntó Taehyung con una sonrisa. Si la matas ahora, no tendrás otra salida. — Levantó su arma y la agitó en el aire. — Sé por experiencia propia que recibir un tiro duele, aunque, algunos ni siquiera la cuentan.

El presidiario lo miró fijamente pero su mano en ningún momento aflojó, le importaba una mierda si no lograba salir de ahí con vida, aunque para tumbarlo a él, tendrían que sudarla.

— ¿Quieres sufrir antes de morir o solo morirte? — Seguía agitando su pistola en el aire.

Miró a Hwasa y afincó aún más su manos haciéndola jadear, después volteó su cabeza y cruzó su mirada con la de aquel abogado que le apuntaba.

— Bien, vamos a disparar primero. — El agente quitó el seguro y Jimin se lanzó hacia su mano.

— ¡Comisario Kim! — Gritó antes de lograr mover su brazo.

Jungkook se echó hacia adelante para cubrir y proteger a Hwasa viendo la dirección del arma, sintió el disparo y la bala rozar su brazo. Ninguno de los presente esperó su reacción por lo que permanecieron quieto cuando esto ocurrió. El convicto llevó una mano a su bíceps herido y corrió, saltando por el balcón y cayendo encima de un auto blanco estacionado justo debajo. Un segundo piso, no iba a ser la causa de su muerte.

Debido a la velocidad del salto y la fuerza de su cuerpo, el techo del vehículo terminó algo abollado mientras que perdiendo el equilibrio, el fugitivo terminó rodando por el pavimento. No dejó de cubrirse la cabeza para evitar alguna contusión en la misma pero, rápidamente recobró fuerzas y se puso en pie.

No tuvo necesidad de correr mucho, quizás unos diez metros, hasta que otro vehículo que doblaba en la intersección frenó al divisarlo para no golpearlo. Eso conductor jamás se imagino que la misma persona que intentó no atropellar fuera la misma que se apropiara de su automóvil. Un sonido sordo lo hizo voltearse, encontrándose con aquel abogado cayendo como si de pocos centímetros se tratara sobre el mismo coche que el abolló segundos atrás.

Fue más rápido y ágil de lo que se pensó, en el preciso momento que tomó el volante en su mano las piernas de aquel hombre ya estaban golpeando el parabrisas. Se cubrió el rostro por reflejos, un trozo de vidrio podía volar hasta sus ojos y con la vista dañada en el mundo que él se encontraba, era algo simplemente inadmisible.

Taehyung golpeó unas dos veces más el cristal antes de que el reo pusiera en marcha en auto, perdido la estabilidad por la repentina velocidad y movimiento y cayó al suelo. Maldijo, maldijo en un grito a ese maldito presidiario que le estaba haciendo las cosas más complicadas sin necesidad. Rompió sin pensarlo la ventanilla del coche que tenía a su derecha y ávidamente, uniendo algunos cables, lo echó andar sin esfuerzo, yendo tras el fugitivo sin debatirlo ene u cerebro un segundo. Parecía que había perdido mucho tiempo pero lo cierto era que ni siquiera le tomó todo un minuto; ese tipo de coche de principios del milenio eran mucho más fáciles.

La persecución duró varias calles y varios minutos, hasta que Taehyung notó el lugar donde estaba. Vio a Jungkook girar a su derecha y él hizo lo mismo una calle antes, sabía perfectamente que estas se unían una cuadra más abajo. Algunas personas tuvieron que quitarse del camino al notar la velocidad de los automóviles, incluso, un señor que iba en su bicicleta se vio obligado a saltar de la misma viendo como casi era destruída cuando como cohete, aquello pasó por delante de él.

Se iba aproximando al final del camino y el rubio pisó a fondo el acelerador, llevándolo al límite. Jungkook no se esperó que ese hombro chocara a consciencia y sin detenerse contra él, haciéndolo derrapar varios metros, perdiendo el control del timón por el impacto. Ambos chocaron contra los muros del final del camino pero el Liquidador, por un instante no pudo ver nada. La puerta de su vehículo se abrió y se encontró con la furiosa mirada de aquel hombre, quien tiró de él separándolo del volante con el que su cabeza había colisionado para después proporcionarle un fuerte golpe en el rostro.

— ¡Hijo de Puta! — Vociferó Taehyung acompañado por otro puñetazo. — Deseo quitarte esa maldita sonrisa de tu cara ahora mismo.

La comisura de sus labios estaba ligeramente enarcada hacia arriba pero no sonreía, realmente estaba controlando sus deseos de acabar con la vida de ese hombre que le había proporcionado ya más golpes que los que le correspondía por cuota. El fugitivo no forcejeó tampoco puso resistencia, salió del carro sin dar problema alguno, ya se había divertido lo suficiente por el momento y lo cierto era que tenía aún cosas pendientes que necesitaba resolver. Para eso podía usar al rubio, pretendiendo que haría todo lo que deseara. Porque si una cosa tenía clara, era que necesitaban de él, de lo contrario no tendrían tantas contemplaciones con su persona ni se hubieran tomado el trabajo de sacarlo así sin más.

...

En aquella oscura iglesia abandonada, con apenas unas luces tenues alumbrando el lugar Jungkook se trataba sus propia heridas sentando en uno de los bancos, con un kit proporcionado por el inspector Park. El sonido de unos pasos acercándose a él lo hicieron estar alerta, mismo si sabía de quién se trataba.

Con sus manos en los bolsillos de su pantalón, el agente Kim se sentó justo en el banco de al lado. Respiró profundamente, lo observó de soslayo y sacó sus manos para extenderlas a lo largo del espaldar.

— No te preocupes demasiado por lo que ocurrió más temprano. — Habló sin esperar respuesta del oyente. — La situación se había salido de las manos, así que traté de disparar sin saberlo. En cuanto al choque, pues tampoco me dejaste muchas opciones. Digamos que esa fue nuestra forma de saludarnos y ahora podemos comenzar realmente desde cero.

Jungkook miraba hacia adelante, donde él creía que antiguamente debió haber estado situado el altar. Apenas pestañeaba pero estaba consciente de cada cosa que estaba sucediendo a su alrededor, de el otro oficial en otra habitación escuchando la conversación y de la fija mirada sobre su persona proveniente de la única compañía que tenía en aquel momento,

— Te aconsejo que no trates de sacar el agua de un barco que se está inundando, simplemente salta y nada. Tus probabilidades de sobrevivir son altas de todas maneras.

El perfil de aquel chico era impecable, pese haber estado envuelto en centenares de peleas, su rostro permanecía como si hubiera estado todos esos años en libertad utilizando los mejores productos, aunque sí se veía un poquito áspera, quizás producto de resequedad. — ¿Ahora te has vuelto un experto de belleza Kim Taehyung? ¿Qué mierda estás mirando ahora mismo? — No le importaba el sujeto, aún así no era ciego. No entendía cómo alguien tan joven como él podía tener el monstruo que llevaba dentro.

— Puedes conseguir más detalles sobre Ahn Hyejin. Si estás interesado, ven al restaurante. — Se levantó de aquel asiento de madera, colocó una de sus manos en los bolsillos y caminando por aquel pasillo, salió dejándolo solo.

Jimin entró segundos después, retirando el kit médico que no contenía más que lo básico... Gasas, agua oxigenada, yodo, un rollo de esparadrapos y algodón. No podían arriesgarse a darle nada más que pudiera usar como arma.

— Yo la verdad que quiero enviarte de vuelta a la prisión en este momento. — Habló Park ahora observándolo, buscando la mirada de aquel humano que permanecía como estatua desde que entró. — Sin embargo el comisario Kim dijo que lo necesitaba. No entiendo exactamente el por qué pero seguiré sus planes... Por ahora. Entonces, voy a preguntarte lo siguiente. ¿Quiere intentar vivir como un ser humano?

¿Como un ser humano? ¿Y qué era eso exactamente? Cuando era uno, todos lo señalaron como monstruo, obligándolo a convertirse en uno para sobrevivir. Poco tiempo después comenzó a caer en cuenta, que el mundo estaba lleno de monstruos, solamente que de diferentes especies.

Es un quítate tú para ponerme yo constante. Donde hasta los más trajeados eran los primeros en llenarse las manos de sangre o pasar por arriba de quien fuese para lograr sus objetivos. Las personas, los seres humanos eran las criaturas más ruines que existían en el mundo. Con la única diferencia que algunos seguían sus instintos, otros los ocultaban, algunos eran domesticados y otros simplemente transitaba el mismo camino que las masas.

Utilizaban caretas sin dejar ver nunca sus verdaderas intenciones, pretendiendo ser algo que no eran y, si algo también le habían mostrado los años era que muchos animales, muchos criminales considerados monstruos, tenían más calidad de persona que la mayoría de la humanidad. Él no quería ni necesitaba vivir como humano, ni siquiera deseaba mucho vivir meses atrás, él ahora necesitaba averiguar la verdad luego de eso, podía morir en paz.

— Comencemos... — Habló Jimin con las manos en sus bolsillos. — Lo que verás aquí es el valor de doce meses de información sobre el caso de asesinatos en serie en el norte de Seúl. Hasta el momento hay diez víctimas. Echa un buen vistazo.

— No entiendo por qué me están mostrando esto.

— ¿Por qué va a ser? Tú nos ayudarás a solucionar este caso.

— Por cada caso que ayudes a resolver bajaremos cinco años de tu nueva sentencia de treinta años ganada por mí, el abogado Kim. — Entró hablando Taehyung. — Eso era lo que le quería decir, ¿no es cierto oficial Park? — Se cruzó de brazos viendo a Jungkook parado frente a él. — Debió decírselo desde el inicio. Él pretende no prestar atención o hablar pero lo escucha todo.

— ¿Quiénes son ustedes dos? — Se limitó a preguntar.

No cualquier oficial o abogado podría poner en libertad a alguien condenado a cadena perpetua, si quiera alguien con una pena de treinta años como decía ese sujeto que él cumplía ahora. Era todo demasiado arbitral y extraño. No era que le interesara mucho el método si de salir de esa cárcel se trataba, al menos para respirar aire puro. Pero, sin un juicio, sacado clandestinamente pero de forma legar del penal, uno de máxima seguridad como esa; su traslado, el lugar en donde se encontraba, todo era raro.

— Usted ya conoce al abogado y oficial Kim Taehyung. Él y yo estaremos a cargo de esta operación.

🖤🖤🖤
Hello there liquidators!
Aquí les dejo un capítulo más, poco a poco las cosas comenzarán a subir de nivel 🙈 Espero verlos en el próximo capítulo.

Besitos

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