Capítulo 5

— Oficial de penal... — Habló Jungkook ya totalmente cambiado de ropa.

— ¿Qué?

— Necesito ir al baño.

El guardia rodó sus ojos pero tras varios segundos, ordenó al chofer del bus que se estaciona en la gasolinera más cercana. Las rejas de aquel bus utilizado para el transporte de reos se abrió luego de que el oficial retirara el candado, encontrándose con un tranquilo Liquidador que llevaba puestas sus esposas nuevamente.

— ¡Fuera! — Exclamó otro de los guardias.

Jungkook se levantó de su asintió y descendió del transporte, siendo escoltado hasta el baño por dos de los oficiales. Fue directamente hacia el urinario dejando a los uniformados parados detrás de él, justo en la puerta. El reo que quitaba su vista de soslayo de quienes lo custodiaban, él necesitaba hacer algo. Quizás sería su única oportunidad para saber lo que había ocurrido en aquel juicio y no la iba a desaprovechar.

Fingió llevar sus esposadas manos hacia el urinario cuando notó que uno de los custodios se volteaba y caminaba hacia afuera, creando para él, el chance perfecto. Una vieja caja de madera que estaba a uno de sus costados, fue su ayuda. La hizo caer al suelo, esparciendo por el mismo arena y el oficial que quedaba adentro, algo molesto y refunfuñando se agachó para levantarla.

No había que ser muy listo para descubrir lo que el Liquidador estaba planeando.

Con rapidez y agilidad se volteo para sostener la cabeza del guardia, estampando con fuerza su rodilla contra su rostro. Debido a la fuerza con la que fue golpeado, el uniformado de una sola vez cayó al suelo inconsciente. Sin embargo, guiado por el ruido que escuchó el otro oficial, entró en el baño. Al ver a su compañero en el suelo se apresó atacar, lanzando un golpe que ni siquiera se acercó al convicto, debido a que este lo esquivó.

Con la otra mano intentó usar su bastón, Jungkook se agachó evitando que el arma lo golpeara y a la misma vez lo empujó desde abajo, contraatacó golpeándolo en el rostro, volteando por fracciones de segundo el cuello del policía. Definitivamente esposado no tenía la misma fuerza y presión, de lo contrario, ya el oficial hubiera caído al suelo.

Utilizando su porra, el custodio golpeó fuertemente al Liquidador por ambos costado, logrando que se tambaleara y buscara equilibrio en la pared azulejada. Aprovechando lo sucedido, el oficial lanzó una patada que al convicto correrse, terminó colisionando con el urinario, quebrando la porcelana.

Volvió atacar con la porra pero las ávidas manos y fuerza del Liquidador, lo hicieron fracasar. Este último usó la propia fuerza del oficial en su contra y con un solo movimiento de pies, dejó que este se incrustara contra la pared de uno de los cubículos, lo sostuvo por su cuello para desestabilizarlo. Unos segundos después lo giró y pasó sus manos por encima de su cabeza, logrando que las esposas se aferraran al cuello ajeno.

Caminando hacia atrás, entrando con Jungkook a uno de esos cubículos, pudo zafarse de su agarre cuando este tropezó con el inodoro. Aprovechó para lanzar un golpe pero la patada que chocó contra su pecho, lanzándolo a la otra pared del exterior, fue mucho más veloz. Sin perder tiempo el preso cogió la tapa de porcelana que cubría el tanque y golpeó la cabeza del guardia. Con tanta fuerza, que esta se quebró en pedazos y el uniformado acompañó a su compañero en la inconsciencia.

Respirando un tanto agitado y aún con el fragmente de porcelana que tenía en la mano, con su cabello negro como azabache, sudado, cubriendo su rostro, dio un último vistazo a su alrededor, tomó las llaves del bolsillo del guardia, se liberó de sus esposas y huyó del sitio.

La vibración de su celular, sacó a Jimin de su casi sueño al otro lado de la ciudad. Estaban a la espera de la llegada del convicto apodado el liberador y llevaban ahí, ya un buen rato. Palmó su bolsillo para cerciorarse que se trataba del suyo y después lo sacó.

— Sí... — contestó, pero no se esperó ni por un segundo, escuchar lo que le estaban diciendo. — C-Comisario Kim...

...

— Fue así como sucedieron los hechos. — Explicaba uno de los oficiales al comisario Kim y al inspector Park, ese que con un solo golpe perdido el conocimiento.

El rubio, lleno de coraje desde que recibieron aquella llamada, entró al baño desde el cual el ahora fugitivo había escapado. Él no sabía en manos de quién había caído ni lo que le esperaba. Desde un comienzo supuso que era una posibilidad y sabía su destino, simplemente no entendía como podía ser tan idiota pese a su inteligencia. Además, haciéndolo trabajar doble, siendo tratado como un comisario cuando realmente no era uno, al menos no legalmente.

Minuciosamente miró cada rincón, del lugar, viendo los trozos de porcelana en el suelo, el inodora sin la tapa de su tanque de agua y demás.

— ¿El tomó su dinero? — Preguntó Taehyung viendo como algo no encajaba.

— No. — Fue la trémula respuesta del otro oficial.

— Ya veo... ¿Está adolorido?

— Mi cuerpo no es importante, lo importante es que ese chico se escapó... — Sostuvo su hombro haciendo una mueca de dolor y observó a la fría mirada del rubio. — Lamento haberle defraudado.

— Debería ir a verse ese hombro, si no se lo trata, se pondrá peor cuando sea viejo. — Habló sacudiendo su camisa justo donde parecía dolerle. — ¿Obtuvo ese cicatriz cuando lo golpeo? — El custodio asintió. — Sabe, normalmente luego de ser golpeado la herida no quedaría de esa forma perpendicular en su tabique. El aspecto de la misma sería más bien como una pequeña explosión desgarrada. No entiendo por qué tiene esa simple línea limpia en su nariz cuando fue golpeado con semejante fuerza col la tapa del tanque del inodoro. ¿Cómo es que no hay sangre en tu cabeza? Me imagino que está hecha de diamante.

— ¿Cuánto gana al mes, oficial? — Interrogó Jimin algo molesto al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. — Aproximadamente dos millones de won, ¿no es cierto? No es mucho. Pero para ese salario, mi vecina, mi familia, mis conocidos, todos ellos trabajan y pagan impuestos. Obtiene su salario de los wones pagados de los contribuyentes y, ni aún así puede hacer su trabajo correctamente.

Taehyung negó con la cabeza dejando que su compañero lidiara con ese evidente mentiroso, si él lo hacía, no sería de la manera más bonita.

— Los ciudadanos están pagando por las ropas que usa, la comida que come... Creo que lo mínimo que debería hacer sería decirnos la vedad. Como cortesía a los ciudadanos de este país.

— N-No, no m-mentí. — Tartamudeó el oficial bajo la intimidante mirada del inspector Park.

— Tu lenguaje corporal dice otra cosa pero aún así estás mintiendo. — Taehyung caminó hasta él y lo apretó fuertemente por la mandíbula. — Tienes que decir la verdad para que quienes sí están haciendo su trabajo, para que podamos atrapar a ese malnacido. ¿Cómo escapó el bastardo de Jeon Jungkook?

— D-Diré la verdad. — Musitó en completo pánico.

Jimin rodó los ojos y el rubio con una sonrisa, tras apretar un poco más su agarré, soltó la mandíbula del oficial para luego pasar el brazo por su hombro y acariciar su nuca.

— Ya ve inspector Park, a veces con buenos métodos y las reglas no se consigue nada, eso es para no decirte que nunca se consigue. Él dice que dirá la verdad.

— M-Me está lastimando, no tengo opción. — Habló con voz temblorosa y Taehyung afincó los dedos a su cuello.

— ¿Cuándo te lastimé? — Acarició su rostro. — Solamente estábamos teniendo una agradable plática sin mentiras ocultas.

Sí, no estaba de acuerdo con esos métodos pero debía de admitir que en ocaciones solían ser factibles y necesarios, aunque quisiera negarlo y no le gustaran. — Entonces díganos ahora toda la verdad. ¿Cómo se escapó Jeon Jungkook? — Habló Jimin con la mirada fija en el oficial.

— É-Él dijo que tenía que utilizar el baño y por eso paramos aquí. El otro oficial salió a comprar cigarrillos y yo entré solo con él.

— ¿Pero cómo es eso posible? ¿Por casualidad no saben quién era el maldito recluso que estaban trasladando y lo peligroso que es? ¿Cómo podría uno solo traerlo al baño? — Eso era inadmisible, la molestia del inspector iba en aumento. Suspiró profundamente buscando calmarse, agitando su cabello. — Prosiga...

— L-Le indiqué que hiciera rápidamente lo que necesitaba colocándolo delante del urinario pero miró a los cubículos indicándome que debía hacer del dos. Así que lo dejé entrar diciéndole que se apurara pero cuando iba a cerrar la puerta, él la empujó con fuerza desde adentro haciéndome caer. Partió en dos un palo de escoba que había a mi lado y me lo pegó al cuello, ordenándome que gritara. No sabía por qué o para qué pero cuando me lo volvió a ordenar fríamente m-me asusté e hice lo que me ordenó.

> Cuando mi compañero entró yo estaba tosiendo en el piso luego de recibir un golpe de parte de ese delincuente. Me intentó socorrer y yo avisarle pero con una agilidad y rapidez antes viste el salió del cubículo donde se escondió, desarmando incluso al otro oficial con solo un golpe. Se agachó frente a él y pidió las llaves, mismas que fueron entregadas. Salió del baño, se quitó las esposas y desde ahí, no sé que más sucedió.

— Han transcurrido exactamente dos horas desde que Jeon Jungkook se volvió fugitivo. — Dijo Taehyung dejando caer las esposas que ese bastardo había estado usando. — Vamos a tener que hacer una búsqueda nacional, necesitamos atraparlo antes de que nuestros mayores se enteren de lo sucedido.

Maldito Jeon Jungkook, estaba realmente liquidando su paciencia y ni siquiera se habían vuelto a ver frente a frente.

...

Luego de tomar un tren en la estación de Seúl como un pasajero que viajaba en negro, Jungkook iba sentado en el asiento de ese medio de transporte. Recordando una y otra vez desde el momento que lo cogieron preso, el día de juicio y casi todo lo ocurrido en su vida.

De sus bolsillos sacó una desgastada foto, viendo a quien él consideraba como su mejor amigo y algo más, en el medio de su antigua novia y él. Ella mintió descaradamente en su juicio, había pensado en olvidarlo todo para no consumirse dentro de las paredes de aquel sito pero, ahora que estaba fuera, quería, necesitaba respuestas.

Ahn Hyejin, o Hwasa, como era apodada por todos, la antigua novia de su mejor amigo era la primera pista que tenía para encontrar a quienes lo inculparon. No era un santo y sí había matado, quizás no sabía a cuantos pero, lo que esa mujer dijo en su juicio, no era cierto.

Fue presentado como quien pudo haber sido su última víctima. Siendo una testigo crítica en su caso e incluso la presentaron como la mujer que él amó. Nada de eso era cierto, sí, habían intimado y tenía afecto por ella pero nada más, ella fue alguien que les ayudó a su mejor amigo y a él.

— Solo espera y verás. — Musitó estrujando aquella fotografía.

Mismo si ella desapareció para todos después de que él fuera sentenciado, dejando a todos sin saber nada de ella, él sabía perfectamente donde estaba, sus contactos era algo que le servía de mucho. Era bueno ser catalogado como el líder de aquel lugar para muchas cosas.

— ¿Estás seguro que Jeon Jungkook estará buscando a Ahn Hyejin? ¿Cómo es que sabes tanto sobre el caso del Liquidador? — Le preguntaba Park Jimin a su superior mientras conducían con refuerzos siguiendo sus pasos. — Siento que me estás ocultando algo. — Suspiró sabiendo que no obtendría respuesta alguna. — Kim Namjoon y Jeon Jungkook...

¿Estás seguro de que puedes confiar en estos criminales? Mira lo que acaba de ocurrir a penas sacamos al Liquidador de la cárcel.

— ¿Sabes lo que necesitas para vivir como un ser humano? Desesperación. Nadie está más desesperado que ellos. La línea que divide lo legal de lo ilegal, lo justo de lo injusto, la venganza de la justicia es tan fina que a veces se vuelve transparente y muchas personas no la ven. Esos criminales como les llamamos, aunque no lo queramos aceptar, son personas también. Así que confía en ellos.

— ¿Verdaderamente piensas que ellos están listos para vivir como seres humano, Tae?

— Taehyung... — Fue lo único que dijo el rubio antes de estacionarse a las afueras de un prostíbulo bien disfrazado como club.

Los dos caminaron hasta su interior, varios fueron los que los intentaron detener pero con facilidad y destreza, lograron llegar a la habitación que ellos necesitaban. Taehyung rompió la puerta sin vacilar y entró tras derribar en un solo intento al guardaespaldas de Han Sungmun.

Cuando entró, este estaba evidentemente drogado y bebido, arriba de una de las chicas del sitio. Sinvergüenza, a plenas luz del día, ni siquiera llegaba a la mitad de la tarde... El tiempo apremiaba y Taehyung no podía darse el lujo de perderlo. El tipo se le puso al brinco y el rubio le pegó, haciéndolo caer en el sofá mientras que la chica que yacía bajo él se corrió asustada hasta su compañera.

— Seamos rápidos. ¡Salgan! — Le ordenó a las mujeres que ahí se encontraban, esperó hasta que salieran despavoridas y prosiguió. — Hace dos años había alguien trabajando aquí que se llamaba Ahn Hyejin, todos le conocían como Hwasa. ¿Dónde está ella ahora?

— ¿Son de la policía? — Preguntó el hombre cubriéndose el rostro.

— No, la verdad es que no me agrada mucha la policía. ¿Dónde está?

Taehyung estaba ya algo desesperado, aquel hombre solamente le dio la información de otro hombre más y para su mala suerte, el tiempo seguía corriendo, no podía permitir que Jungkook se le desapareciera.

Él y Jimin llegaron a lo que parecía ser un almacén abandonado, refugio de alguna pandilla de mala muerte que le iba a llenar aún más sus pelotas. Entró caminando lentamente, estudiando todo su alrededor, contando los hombres que allí se encontraba, puros cuerpos para hacer número pero evidentemente sin capacidad de pelea.

— Estoy buscando a alguien. Conocen a Hwasa, ¿cierto? El señor Han dijo que ustedes la tomaron porque ella no podía pagar el préstamo que le hicieron.

Quien parecía ser el líder de la pandilla, dio la orden para que sus secuaces fueran contra el recién llegado. A pesar de ver el movimiento, Taehyung no se detuvo, continuó caminando con Jimin parado en la entrada. Algunos golpes después, los hombres de esa pandilla iban cayendo poco a poco. El inspector notó como iban a golpear a su compañero por la espalda mientras peleaba con otros y corrió a unirse a la pelea. Los dos luchaban mano a mano aunque, mientras él derribaba uno, Taehyung derrumbaba tres.

— No voy a preguntarte dos veces, — recuperaba su respiración frente al líder — ¿Dónde está Hwasa?

Justo así, mientras ellos intentaban saber el paradero de Ahn Hyejin, ya Jungkook salía de la estación de trenes de Busan. Con su ropa negra desde sus zapatos hasta la capucha de su jersey, miraba a cada lado discretamente para asegurarse que no lo estaban siguiendo. Colocó sus manos en los bolsillos del jersey y se subió a un taxi, dándole la dirección al taxista.

Bebiendo de una recién comprada botella de agua, en una de las tiendas de conveniencia de su barrio, Hwasa salió, sin percatarse de aquella temible presencia que la observaba a pocos metros. El labio superior de Jungkook tembló por la ira que le causó verla viviendo como si nada. Apretó más sus labios y la siguió hasta verla entrar en su departamento. Permaneció algunos segundos mirando aquella puerta de aquel edificio de mala muerte, tocando el timbre con rebuscada calma.

Escuchó la voz femenina en su interior que preguntaba quién era, una sonrisa sátira y ladeada se apoderó de su rostro. Varios segundos después y la puerta seguía sin abrirse por lo que volvió a presionar aquel botón blanco.

— ¿Quién es? — Gritó la voz del lado allá de la puerta.

— Estoy aquí para revisar el contador de su gas. — Respondió paciente.

La chica después de varios quejidos audibles se decidió a levantarse de su cama, esa que tan solo segundos antes había podido tocar. Caminó lentamente hasta la puerta, lentamente quito el pestillo, candado y cadena de seguridad, tomó el pomo y lo giró lentamente, abrió la puerta y se paralizó al ver a quien menos ella se esperó.

¿Cómo era posible que un sentenciado a cadena perpetua, un hombre del que ella no sabía desde hace años, estuviera parado justo ahí? Su boca entreabierta y sus ojos a punto de abandonar su cara por la intención se encontraron con aquella gélida mirada y rostro estoico.

— Ha pasado mucho tiempo sin vernos... Ahn Hyejin. — Una voz ronca, áspera, fría y llena de resentimiento pero aún así tranquila salió del fugitivo.

Comenzando por las manos, todo el cuerpo de la fémina comenzó a temblar frenéticamente. Intentó cerrar la puerta sin éxito, ya que Jungkook fue más rápido y se abrió camino al interior. Por el miedo que le producía ese hombre, trastrabilló hacia atrás hasta caerse de bruces. Se arrastró hasta la parte delantera de su cama, quedándose arrinconada allí. Viendo como el hombre tomaba asiento tras quitar todo lo que se encontraba en aquella silla que solamente utilizaba para amontonar ropa.

— ¿Cómo... c-cómo me encontraste? — Fue lo primero que la boca de la chica logró articular, mirándolo, cundía en el pánico. — ¿Cómo supiste donde vivo?

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