Capítulo 40

— ¿Es para eso que finalmente te pones en contacto conmigo? Nos tienes a Namjoon y a mí haciendo logística desde el computador sin decirnos absolutamente nada. ¿Dónde están en estos momento? El general Jo ha esto atosigándome por el simple hecho de que no hemos encontrado al asesino de su hijo. Nos provee todo lo que necesitamos y cubre todo lo que hacemos pero sabes que no sería bueno ponerlo en nuestra contra. Además, yo no quiero seguir al margen de todo, estoy en esto contigo y-

— ¡Park! — Gritó Taehyung desesperado, cerrando sus ojos con fuerza sosteniendo su tabique. Exhaló buscando calmarse y se sentó en la cama. — No te llamé para eso, torea a Jo hasta que te diga, prometo hacerlos partícipe de más cosas y contarte todo pero ahora no es el maldito momento para ello. ¿Puedes darme la información que te pedí sí o no?

— La estoy buscando, Kim, dame un momento.

Taehyung colgó nuevamente por precaución, sus teléfonos no podían ser rastreados pero aún así siempre aparecía un hacker superior que algo podía hacer y prefería no arriesgarse. Todas las palabras de Jungkook continuaban haciendo eco en su cabeza, miraba una y otra vez las fotos uniendo  cabos sueltos que pasó desapercibido y mientras más lo hacía, más se molestaba con todos y consigo mismo.

Comenzaba a cuestionarse absolutamente todo, tuvo todos esos años la certeza de que no estaba pasando nada por alto y resultó ser que se pasó todo porque no vio la foto completa. Tan centrado en el Liquidador que antes de conocerlo no contempló la posibilidad de que fuese alguien más el causante de la muerte de su hermana.

Chequeó la hora y como si lo llamase con el pensamiento, su teléfono se alumbró mostrando el nombre de Jimin en la pantalla.

— Habla, ¿ya tienes la dirección de Bambam?

— No averigüé su domicilio, — Taehyung cerró sus ojos con frustración, no podía creer que fuera tan difícil del con ese bastardo. — No obstante tengo el nombre y dirección de un club que está a su nombre y según la información, está en estos momentos allí pero queda en Busan.

— ¿Por qué no empezaste por ahí? Dame la dirección. — Pidió tomando su abrigo y varias armas. — No le comentes de esto a nadie, ni siquiera al Pirómano.

— Ya lo sabe, fue el quien consiguió la información con alguien de sus contactos.

— Entonces encárgate de que cierre el hocico y no le comente a nadie de esto, menos al Liquidador, déjame manejarlo a mi manera. — Recibió una respuesta positiva y colgó.

Al otro extremo del país, Min Yoongi estacionaba su vehículo frente al bungalow principal de la residencia de Kim Mingyu. Hacía pocas horas que se había enterado del ataque realizado a su mejor amigo y sabía perfectamente que el otro que conocía aquella dirección, era el hijo del ministro.

Tres hombres interrumpieron su paso sin saber que en ese momento él no tenía la paciencia para lidiar con ellos. Le disparó a dos de ellos y uno de sus hombres derribó al sobrante, dejándole el camino libre para entrar al lugar. Sin embargo, una vez que puso un pie dentro de la casa, varios hombres más lo cercaron.

— ¡Kim Mingyu! — Gritó con fuerza sosteniendo sus armas, con tanta fuerza que sus venas resaltaban. — ¡Kim Mingyu, hijo de puta da la cara de una buena vez y deja de esconderte detrás de tus lacayos!

— Min, Min... ¿Por qué llegas a casa de alguien gritando de esa forma y creando tal desastre? — Escuchó la voz que se iba acercando. Los hombres se hicieron a un lado dejándole el camino libre a su jefe que se abría paso entre ellos acomodando su camisa.

Un sonoro golpe hizo eco al colisionar la empuñadura de la pistola que sostenía en su diestra con aquel cínico rostro. Los seguros de todas las armas que portaban aquellos hombres resonaron simultáneamente, obligándolo a aumentar su estado de alerta, mirando hacia cada ángulo sin mover su cabeza. El lado izquierdo de su labio superior se elevó como reflejo de su rabia interna. No le importaba morir ahí mismo si con él se llevaba a la lacra parada frente a él.

— ¿Qué demonios tienes que decir con respecto al ataque en contra del Liquidador en Busan? — La sonrisa de Mingyu desapareció, relamiendo sus labios con nerviosismo mientras se giraba para encarar a sus hombres.

— ¡Déjennos solo! Que nadie nos siga. — Ordenó indicándole a Suga que lo siguiera hasta su despacho. Cerró la puerta señalando una de las sillas pero este permaneció en pie. — Creo que si has venido aquí de esta forma es porque ya debes estar enterado de que le di información a Euisung.

— ¡Lo vendiste, malnacido! — Levantó sus armas, apuntándole sin que le temblara el pulso pero el menor se dedicó a bordear su escritorio y tomar asiento. — ¿Creíste que te ibas a salir tan fácil con la tuya? Supuestamente estás enamorado de él pero lo mandaste a matar.

— No lo mandé a matar, sabía perfectamente que esos imbéciles no podrían contra él aunque fueran con un ejército. Lo necesitaba distraído y tengo mis razones para ello, razones que no compartiré contigo. — Vio la confusión en el rostro de su socia y ladeó su sonrisa. — Enamorado de él hemos estado ambos y los dos lo hemos traicionado. Yo podré haberle facilitado su ubicación a ese viejo que nos estaba fastidiando el negocio pero tú mi querrá Suga... Tú lo pusiste en bandeja de plata a las autoridades, de no ser por ti a él no lo hubiesen agarrado y sentenciado a cadena perpetua.

El pelimenta bajó sus armas confundido sin saber exactamente cómo es que él sabía esa información. Tiró de la silla frente a él y se sentó colocando sus pistolas sobre sus muslos, recostándose al espaldar jugando con su mentón.

— No pudiste resistir que no te aceptara como pareja, mucho menos que abandonara tu organización y te dejara solo. Fuiste tan patético y egoísta que preferiste verlo podrirse en una cárcel de máxima seguridad antes de que te abandonara.

— No sabes de lo que estás hablando, yo no pretendía que lo encerraran. — Refutó con evidente molestia, golpeando la mesa con su arma para luego apuntarle.

— Claro que no lo pretendías, caíste en el juego de NIS creyendo que le daría máximo cinco años de cárcel para luego recibirlo en tu organización. Seguramente para hacerte el amigo fiel y recordarle que nadie sale tan fácilmente de esto pero no calculaste bien la situación. Un imbécil que se dejó llevar por las emociones.

— ¿Tú me estás hablando a mí de emociones? No me vengas con esas, aquí el único que ha hecho de todo para que mi Liquidador lo quiera eres tú.

Mingyu soltó una carcajada que cambió a una funesta gélida expresión en cuestiones de segundos. Le incomodaba que lo vieran de ese modo pero después de todo él tenía parte de culpa, por varios años se vio como un novio necesitado rogando por un poco de atención. Mismo si no era evidente para la mayoría debido a su siempre seria actitud, algunos sí lograron notarlo.

— Óyete, ¿tu Liquidador? Nunca fue tuyo, no lo es y jamás lo será. Yo puedo estar enamorado pero sé perfectamente controlar mis emociones, asimismo, estoy consciente de mi posición al lado de él. No me engaño ni trato de coaccionarlo para que se quede junto mí. — Min intentó refutar pero permaneció callado. — No lo mandé a matar y no pienso hacerlo. Necesitaba quitarme de arriba a Euisung, todos lo necesitábamos, incluyéndote por eso maté dos pájaros de un tiro. El Liquidador está bien así que aprovechando que estás aquí, hagamos negocios. Tengo algo para ti.

+++

El ruido de la música era ensordecedor, las personas bailando le dificultaban el paso pero aún así podía moverse sigilosamente entre ellos. Las luces verdes y azules de la animación eran cegadoras mas no lo suficiente como para impedirle estudiar a cada una de las personas, sabiendo que su objetivo estaría en una zona más reservada, quizás en los apartados del personal, otro cuarto que escondido tras la fachada de aquella discoteca.

Se adentró un poco más y alzo la vista, notando el extraño movimiento en el piso de arriba. Claramente no tendría oportunidad allí sin saber cuántos hombres tenía disfrazados de civiles por el lugar, por lo que su objetivo principal era lograr que lo llevaran al interior bajo cualquier medio necesario.

Su mirada se cruzó con el hombre de traje que llevaba que detuvo su caminar al reconocerlo, poniendo una mano sobre el pecho de su guardaespaldas. No podría olvidarse jamás del hombre que acabó la vida de su padre, intentó buscarlo sin encontrarlo y ahora se lo ponían en charola de plata en su territorio.

Se apoyó en la baranda y pudo notar como este le decía algo al otro hombre que tras asentir se alejó del sitio, dejándolo solamente con un hombre más a su lado, mientras con risa cínica se preparaba para el espectáculo que Kim no tendría problema en darle.

Varios hombres de traje comenzado a llegar a la pista mientras él caminaba en su dirección a mayor velocidad. Un hombre extendió su brazo para golpearlo pero agarrándolo y jorobándoselo, fue él quien acertó un golpe en su rostro, dándole otro que lo derribó totalmente en el suelo.

Claramente no fue el único en llegar, otro trajeado también intentó pegarle pero lo lanzó al suelo pateando su cabeza, plantándole el tacón de su bota sobre la mana. Los gritos eran amortiguados con el bajo de la música electrónica retumbando. Seguido de ese derribó a alguien más, quebrando su brazo ya en el suelo sin hesitar.

Levantó su mirada notando que venían varios más que con sólo sus manos no podría acabar. No quería herir a civiles inocentes por lo que en vez de sacar armas de fuego, optó por dos bastones de metales fáciles de manejar pero lo suficientemente duros como para noquear en un solo intento.

No se midió, le pegó a todos esos delincuentes sin misericordia y lentamente las personas comenzaron a notar lo que ocurría, apresurándose a salir corriendo y gritando como era costumbre, principalmente las mujeres.

Uno lo tiró de su espalda y se giró ávidamente para golpear sus piernas por los costados, imposibilitándole el caminar. La pista de baile comenzó a verse vacía pero la música no dejó de sonar.

Bambam suspiraba molesto con sus ineptos hombres que no lograban derribarlo pero no esperaba menos del agente Kim Taehyung. Con una sola mirada al otro hombre que observaba con él la escena bastó para que este supiera qué hacer, dejando a su jefe allí parado, con sus manos extendidas a lo largo de la baranda de aluminio.

Una fuerte patada llegó a su cabeza mientras le pegaba a dos hombres derribados en el suelo, se incorporó rápidamente pero otra más llegó, esta vez a un costado de su torso, haciéndolo soltar uno de los finos tubos de metal. Se levantó con fuerza y aún con uno solo golpeó la pierna que iba a su encuentro. Tomó al hombre y con una llave lo dejó en el piso. Varios más se le acercaron y a cada uno de ellos fue derribando con golpes certeros e inevitables.

Se desplazó hacia otro que se estaba levantando, tomándolo de los pelos para pegarle y con aquel metal y mandarlo a peor vida porque todos ellos se irían al infierno. Sabía que se encontraría con ellos en el infamando pero aún ahí, él mismo los castigaría en nombre del diablo.

Jadeó en busca de aire, mirando a su alrededor viendo la pista vacía a excepción por aquellos hombres con los que luchó que decoraban el suelo con sus cuerpos inertes.

Fue entonces que en su campo de visión entró un hombre trajeado, ese que había visto junto a Bambam y que ahora lo llamaba para pelear. Este lo miraba con una sonrisa, como si supiera que él solo bastaba para hacerlo perecer en aquel sitio.  No tenía armas, solamente empuñaba sus manos estudiando los movimientos del castaño que con dos golpes al aire pudo darse cuenta de que ese no era un delincuente cualquiera, tenía entrenamiento y utilizaba las técnicas del ejército.

La lucha entre ambos era más pareja pero Taehyung no se dio cuenta en qué momento este agarró su pantalón y sudadera para levantarlo y hacerlo caer varios metros más allá. Miró de soslayo en dirección de a quien él fue buscar que ahora volvía a sonreír con satisfacción, centrándose en la pelea.

Se levantó del suelo con suavidad, viendo los pies del hombre moverse cautelosamente pero una vez que logró estar en pie, una botella se quebró en su cabeza y de la nada, un grupo de hombre con bastones de metal comenzaron a golpearlo en todas las direcciones y, por mucho que luchó, no lograba derribarlos a todos.

En su garganta uno de estos bastones se aferró, tirándolo hacia atrás pero pudo zafarse al pegarle al sujeto que tiraba de él en las rodillas, siendo aún golpeado sin descanso por los demás. Dolía, su cuerpo ya estaba resintiéndose y quizás pronto perdería el conocimiento pero no se detuvo. Con una de las llave inglesas que logró arrebatarle a uno de esos hombres, le pegó a otro. Un bate colisión con su pierna y terminó pegando una de las rodillas en el suelo, dejando escapar un grito de dolor.

Sangre escurría por varias partes de su cuerpo tanto suya como de otros, su boca estaba inundada por ese sabor metálico que tanto conocía. Alguien que no vio le pegó tan fuerte en su mandíbula que aunque no se dislocó, se sintió como tal y lo último que sintió, fue su cuerpo cayendo sobre una de las mesas.

— ¡Deténganse! — Ordenó Bambam mirando el cuerpo del agente desmayado, no quería que lo mataran, todavía no. — ¡Cielos, Kim! Qué pena me das...

Para el momento en que Taehyung recobró el conocimiento, tenía una mano esposada a una tubería en un cuarto con una mesa de póker, algunos ordenadores y en sofá en donde Bambam yacía sentado.

Lo miraba con una sonrisa ladina en su rostro, ladeando su cabeza de un lado a otro. Su camisa estaba completamente desabotonada y tenía rastros de sangre en su pecho que evidentemente no le pertenecía. Su pantalón también estaba desabrochado, la bragueta estaba baja y podía ver su ropa interior mientras este se acariciaba su miembro por encima de la tela de su bóxer, sosteniendo en la mano libre una pistola.

No le costó mucho darse cuenta que estaba completamente desnudo y que su parte trasera había sido usado durante el tiempo que permaneció inconsciente. Desconocía desde cuándo estaba ahí pero la sangre en ambos cuerpos estaba seca, cuarteada.

Maldice internamente porque aunque sí se esperó que lo golpeara hasta casi matarlo, sabía que no lo iba a ser tan fácilmente porque era tan egocéntrico que luego de tanto buscarlo iba a querer regodearse de su hazaña.

Sin embargo, no esperaba que este tuviera gustos casi nacrofílicos como para querer violarlo mientras estaba casi muerto, desmayado debido a todos los golpes recibidos.

— Sabía que esos perros de la agencia luego de utilizarme enviarían a alguien para eliminarme, solamente no pensé que ese alguien fueras tú, creí que para ese entonces ya estarías bajo tierra. — Habló poniéndose de pie, cerrando finalmente su pantalón luego de apretarse su miembro y jadear. — Estás exquisito, es una lástima que a ese cuerpo pronto se lo comerán los gusanos. Bueno... — Rió — Es una metáfora porque literalmente, te quemaré vivo, sentiré tu carne cocinarse y ese será uno de los mejores olores que oleré en mi vida.

¿La agencia? ¿Bambam tenía contacto con la agencia?

— ¿L-La a-agencia? — Preguntó con dificultad.

— Ah cierto, aún no lo sabes. Ellos han sabido jugar muy bien contigo, su soldadito de plomo, su cabellera de élite. — La sorna en su voz le producía náuseas al castaño. — Al parecer mandaron al mejor pero, no eres tan bueno como crees y fallaste al matarme en la mansión de mis padres, sigo vivo a punto de darte el mismo final que a mi padre. ¿No es irónica la vida?

Se carcajeó sentándose confiado en otra de las tuberías, cerca de Taehyung porque sabía que este no tendría la fuerza para moverse. Mínimo, tendría varias fracturas en todo su cuerpo. Realmente pensó que fue muy tarde cuando mandó a sus hombres a detenerse pero el tipo era duro y no murió instantáneamente como lo esperaba.

— Te voy hacer una historia.... — Volvió a hablar, tirando de su cabello con fuerza para liberarlo negando con su cabeza. — Había una vez una inescrupulosa agencia que mandó a uno de sus agente a una misión secreta de la que dependían como siempre, muchas cosas.

El castaño podía escuchar todo, sabía que un hombre como él hablaría y diría todo lo que sabe cuando es o siente ganador. Aunque muriera en ese instante, lo único que necesitaba era saber la verdad de todo, era lo único que quería.

— Ese agente tuvo el tedioso trabajo de enamorar y salir con Kim Yoori hasta que finalmente se le diera la orden de ejecutarla utilizando el mismo método del criminal que ellos necesitaban tener controlado y neutralizado. Para esto, utilizarían a unos de los oficiales en la nómina de la policía estatal que claramente buscaría resolver el caso de su hermano, buscaría venganza. Eso era algo con lo que todos contaba porque ya se conocía el carácter de ese hombre rabioso que fue capaz de matar a su propio padre a sangre fría.

Los ojos de Taehyung lagrimeaban sin poder contenerlos, no podía creer todo lo que estaba oyendo. Que la muerte de su hermana no fuera nada más que una estrategia pare reclutarlo era abominante. Sí, sabía que ellos eran capaces de recurrir a los más ruines métodos con tal de lograr sus objetivos, él mismo ejecutó varios de ellos pero jamás, jamás lucró con la vida de un inocente de esa manera.

— La verdad querían reclutar a ambos hermanos. Kim Seokjin y Kim Taehyung pero, lastimosamente el mayor se rehusó a formar parte de sus filas para cuidar a su familia. Iban a eliminarla completa pero, supusieron que un solo hijo sería suficiente, que error... Yo lo dije pero, nadie escuchó mi opinión. — Se encogió de hombros.

¿Su sobrino? ¿Ellos estuvieron también detrás de la muerte de su sobrino mayor solamente para reclutarlos? ¿Por qué? Ellos no eran nadie, por qué ese maldito ensañamiento con su familia.

— Las aptitudes de ambos encajaban perfectamente con lo que necesitaba la agencia, uno al que no le temblara la mano ni siquiera frente a su propio hermano como Seokjin, quien te entregó a las autoridades cuando aún no sabía el motivo para que mataras a su progenitor. Alguien moldeable que seguiría las reglas implantadas. Taehyung, el perro rabioso que mordía primero y preguntaba luego, la fuerza bruta, el hombre capaz de apagar parte de su humanidad así tuviese que matar a su propia familia.

Hijos de puta. Fue todo lo que pensó, sintiendo nuevamente la sangre hervir en su interior mientras escuchaba a aquel infeliz hablar con tanta facilidad de todo aquello. ¡Dios! Qué imbécil había sido, caminando directamente a la ratonera por un pedazo de queso ficticio.

— El motivo para eliminar a sus seres queridos era simple, dejarlos solos y llenarlos de odio, volverlos utilizables. ¿Por qué ustedes habiendo tantas personas parecidas? Fácil, pura casualidad como el juego de la ruleta, simplemente les tocó. La muerte de tu hermana se planeó conjuntamente con la captura del Liquidador, era la forma de hacer que sus caminos se cruzasen sin tener que involucrarse más de lo debido.

— ¿P-Por qué armar todo esto por un miserable delincuente? — Cuestionó.

— Ah, es que ahí está el detalle, no es un miserable delincuente. El Liquidador tiene el poder para derribar a más de dos gobiernos y eso comprenderás que no le gusta a nadie. ¿Qué? Bueno, eso yo tampoco lo sé pero debe ser muy grueso con Estados Unidos, Canadá e incluso las dos Corea lo quieren. ¿No lo crees? En fin, eso da igual... Supongo que ahora que me encargaré de ti, me lavaré las manos con la agencia y de paso me vengaré de lo que le hiciste a mi padre.

Se encogió de hombros palpando su espalda en busca de su pistola para finalmente acabar con él. Le bastaba con haberlo violado reduciéndolo a nada y ahora verlo llorando en el suelo como la miserable escoria que es.

— ¿Buscas esto? — Preguntó Taehyung sorprendiendo a Bambam, quien al levantar la mirada se dio cuenta de que el otro agente le apuntaba con un arma. ¿En qué momento la cogió? Rápidamente rebobinó sus acciones dándose cuenta que eso solamente pudo haber ocurrido cuando se acercó para tirar de su cabello. — Salúdame a tu padre en el infierno.

El estruendo del disparo hizo que el corazón de Jungkook quien corría a en su dirección se detuviera por completo. Se presintió que el castaño haría algo pero estuvo controlándolo todo el tiempo, sabiendo que estaba en su habitación, sin contar que este saldría justamente en el instante que fue a orinar. Fueron segundos pero aún así, se le escapó.

No fue hasta la mañana cuando se acercó con el desayuno que notó que este no estaba ahí, no le fue difícil de averiguar y tras una llamada de Namjoon, quien estaba preocupado por ambos, lo confirmó. Quizó ser lo más veloz posible, pero se retrasó al tener que darle de baja a todos los hombres que cuidaban el lugar y ahora, sentía que era demasiado tarde.

Reanudó su paso, corriendo a mayor velocidad a través del pasillo, derrumbando la puerta cerrada para encontrarse con Taehyung aún sosteniendo el arma con lágrimas en los ojos. Sus miradas se encontraron y este le sonrió. Una sonrisa apagada que desapareció en el instante que su mano cayó y sus ojos se cerraron.

🧡🧡🧡
Hola nuevamente por aquí mis Liquidators.
Quizás no se esperaban esta actualización pero, aquí estoy.
Espero que hayan disfrutado de este capítulo. 🙈

¿Qué opinan de lo ocurrido?

¿Qué creen que pasará a
continuación?

Les tengo todavía muchas cosas interesantes. 🙈😘 Espero que estén teniendo un lindo día. Feliz fin de semana.
LORED

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