Capítulo 38
Furia, rabia, frustración, dolor y un sinfín de sentimientos más lo recorrieron en el, momento que miró toda la evidencia. Años atrás él había estado seguro de que había sido el Liquidador el causante de la muerte de su hermana. De hecho, obtuvo muchas pruebas pero ningunas tan contundentes como las recibidas ese día.
Estuvo tan cegado por lo que sea que ellos empezaron a tener que no se percató en que momento sus planes de justicia no fueron más que el pretexto para no tener sentimientos por el convicto. Tener sentimientos cegaba el juicio como le ocurrió a él.
¿Acostarse con ese delincuente para utilizarlo?
Una mierda, se utilizó a sí mismo y en el caminó olvidó todo lo que no debía ser olvidado. La promesa a Yoori, su noona... La promesa que le hizo a su difunta madre el día de su la muerte de su hija, la que le hizo a su hermano Seokjin y a sí mismo. Todas esas promesas olvidadas por una maldita polla que colgaba del asesino de su hermana.
Fue tan estúpido que incluso después de ver el video y salir con las pruebas, no pudo ir a buscarlo y en cambio fue hacia un hacker que nada tenía que ver con la agencia y contaba con un laboratorio en el que trabaja junto a otras personas, dedicándose a hacer trabajos menores para someter el video a una legitimación y comprobar si era real o sufrió alguna edición. También volvió analizar las
¿El resultado del análisis?
Ese era el motivo para que del estuviese conduciendo cegado de la rabia hacia ese bastardo. El video no fue alterado, era totalmente real y fue tomado exactamente quince minutos antes de la hora de muerte aproximada dictada para Kim Yoori.
— ¡Ahhhh! — Un grito largo y fuerte procedente de Taehyung llenó todo el lugar, apretujando triplemente el corazón de su ya adolorido hermano mayor. Mismo que minutos antes, había reaccionado de la misma manera. — Yoori, mírame, háblame noona por favor. ¡Noona! — Gritaba y se balanceaba, palmeando su casi congelado rostro, apretándola contra su pecho.
Jin lloraba mientras que su hermano menor lo hacía desconsoladamente como ya él había hecho, tratando de mantener la fuerza para sostener a su pequeño hermano, lo único que le quedaba sin contar a su mujer e hijo. Cada grito de Taehyung era una bala para su corazón que ni el más potente chaleco podía detener.
— Hyung, despiértala. ¿Si? Dile que nosotros seguiremos cuidándola y que no se tiene que preocupar por nada, que puede seguir estudiando mientras nosotros trabajamos para mantenerla así como ella hizo con nosotros. Por favor hyung, dile.
— Tae...
— ¡Dile maldita sea! ¡Dile! — Gritó llorando. — Yoori escúchame... Voy a comer bien y cuidaré de mi salud, no debes preocuparte por mí, juro que me comeré cada una de las comidas que preparas con tanto sacrificio en vez de estar buscando casos que resolver e investigar. Te lo juro, no te preocuparé más pero por favor mírame. Te lo ruego noona, mírame...
— Taehyung...
En estado de negación consciente, con toda la mucosidad invadiendo incluso sus labios, su cabello chorean por la lluvia y lágrimas de Seokjin, siendo abrazado por sus brazos pero sin soltar a su hermana, Taehyung se hundía en el llanto. Gritando y sollozando como lobo herido aullándole a la luna. Rodeados por los forenses con sus trajes amarillos fosforescente.
Los recuerdos de ese momento se repetían como bucle infinito en su cabeza. El olor a sangre y muerte que emanaba de su hermana ene se momento, su fría y descolorida piel. Sus ojos cerrado que jamás volvieron a verlo, labios que ocultaban sus quejas y sonrisa. Una vida que fue interrumpida por las manos de un psicópata que mataba mujeres por necesidad, diversión o simplemente porque podía hacerlo.
No entendía las razones de Jungkook para haber hecho aquello pero no estaba dispuesto averiguarlo, no le interesaban. Ya no quería hacerlo pudrirse en la cárcel como en un comienzo, no quería que le fuera adjudicado un cuerpo más que no haría diferencia alguna en su perpetua condena.
Deseaba su sangre, quería ser él lo último que viese y drenarlo con su propio cuchillo, sentir la tibia sangre chorrear por su cuerpo y ver como este poco a poco perdía la vida. Lo obligaría a mirarlo, recordándole que aquello no era más que reciprocidad, una cucharada de su propio veneno despiadado.
No le importaba no terminar con lo exigido por su agencia, aunque lo confinaran eternamente, no le importaba, no si podía librar al mundo del cáncer que era el Liquidador. El acelerador parecía no ser suficiente, por mucho que lo pisaba parecía no avanzar aunque eventualmente, llegó.
Matarlo con un arma de fuego sería demasiado fácil y rápido. Por eso utilizaría su propio cuchillo en su contra. No obstante, esa noche no terminaba sin que derriba a su objetivo, al final, lo único que quería es verlo desangrarse hasta que pereciera.
Pudo ver cubierto en la parte trasera de la pequeña casa una motocicleta negra que no había visto el día anterior cuando se marchó en al mediodía. Ahora faltaban minutos para que fuera medianoche y todo parecía estar en calma.
Ingresó al lugar sin hacer ruido, lentamente llevando su mano hacia su pierna sacando de su arnés el cuchillo, girándolo hábilmente entre sus dedos para acomodarlo y agarrarlo firmemente. El factor sorpresa siempre resultaba de forma positiva y ese lo tenía en ese momento.
Balanceó su cuerpo dejando el mayor peso sobre sus metatarsos para evitar hacer ruido al trasladarse. Sala, despejada... Avanzó cuidadosamente, abriendo con suavidad la puerta del baño comprobando que no estaba allí, cocina y comedor totalmente solitarios. Eso dejaba un único lugar por revisar.
Caminó prudentemente hacia la habitación que mantenía la puerta abierta, notando que Jungkook estaba en la cama. Él casi no dormía, fue por eso que tuvo que darle una droga que mantuviera su cuerpo débil durante setenta y dos horas provocándole sueño y decaimiento para poder salirse de la casa sin preguntas, sin llegar a pensar que le sería de utilidad en esos momentos. Quizás por eso estaba dormido como pocas veces lo hacía.
Humectó sus labios sintiendo por un instantes como sus piernas parecían renuentes a moverse, yendo contra esa voluntad al acercarse sigilosamente a la cama. Ahí, justo en el instante que acercaba el cuchillo a su garganta una pregunta se le instaló en su mente. ¿Por qué tuvo que ser él?
¿Por qué tuvo que ser la persona que despertó cosas en él la causante de todo su odio acumulado?
— ¿Dime qué me impide matarte en este instante? — Abrió sus ojos al escuchar la ya conocida voz, encontrándose con el cañón de una pistola apuntando su frente y a un Jungkook que mantenía sus ojos cerrados sin mirarlo. Quitó el seguro y lentamente se giró para verlo, detallando el cuchillo con que raspaba la piel de su cuello.
Su pierna golpeó con fuerza el costado del torso contrario al mismo tiempo que miraba su muñeca y lo obligaba a soltar el cuchillo. Lo pateó con fuerza otras dos veces y lo impulsó sobre la cama pasando por encima de él, logrando golpearlo una vez más en su rostro antes de que Taehyung le golpeada la cabeza con el codo y lo hiciera caer en el colchó.
Rápidamente tomó el control, apretaba su cuello con fuerza con una mano y dejaba que su otro puño comisionara una y otra vez contra su mandíbula.
— ¡Hijo de puta! No debiste de haber nacido jamás. — Su mano temblaba pero su agarrase fortalecía a cada segundo.
Sacó la pistola de su arnés pero la mano del Liquidador fue más veloz, lo sostuvo haciéndolo caer al suelo para patearlo acto y seguido haciéndole perder el arma. Una de las piernas del agente logró abrirse camino por dentro de las contrarias, golpeando la parte atrás de su pantorrilla para hacerlo caer de rodillas. Una llave se situó en el cuello del convicto, estrangulándolo para intentar reducirle.
Se arrastró hacia atrás llevándose a Jungkook consigo que mantenía sus manos tirando de aquel brazo que intentaba ahogarlo. El brazo izquierdo fue el primero que pudo abrir, logrando girarse y salir de allí oscureciendo la mirada, tomó el arma y disparó.
No obstante, el disparo no alcanzó al castaño que al ver su intensión rodó por debajo de la cama buscando desesperado su otra clock para ayudarse a salir de allí. Maldecía haber vacilado a la hora de degollarlo como merecía. Su corazón latía desenfrenado mirando como se movía cautelosamente. ¿Por qué no le disparaba? Antes de poder salir, lo vio abandonar la habitación y salió corriendo, no podía permitir que se le escapara.
En el momento que puso un pie fuera de la puerta, un disparo se ubicó a escasos centímetros de su pie y por reflejo logró evadir el otro que se clavó en la pared. Ese infeliz había fallado el tiro o al menos eso creyó él cuando le devolvió el ataque sosteniendo el arma con ambas mano para salir por completo de la habitación encontrándose con un fusil automático apuntando su cabeza.
— ¡Bájala! — Ordenó el convicto con sus cejas formando la "V" más profunda que el castaño había visto. — Baja la puta arma o te vuelo los sesos ahora mismo no me obligas a dispararte.
— Cocinas mejor de lo que disparas y disparas mejor de lo que follas, eso es mucho decir. — Prefería morirse antes de bajar el arma y dejarlo escapar, no iba a volver a bajar la guardia con un psicópata como ese.
— ¿Realmente piensas que fallé mi tiro? Disparé justamente cuatro milímetros lejos de tu pie, el segundo fuero tres segundos antes de que echaras la cabeza hacia atrás. Te di el tiempo suficiente para sobrevivir. Por primera vez estoy hablando antes de apretar el maldito gatillo, Kim. ¡Suelta el arma! — Mordió su labio y maldijo.
Mentalmente fue contando hasta cinco, con su pierna le pegó a las contrarias haciéndolo caer para correr hacia el baño y trancar la puerta trepando hacia arriba inodoro sabiendo que el agente haría lo que venía a continuación, dispararle a la puerta hasta que se quedara sin balas. No iba a poder encontrar más repuestos que aquellos que traía encima y el cerrojo aunque quisiera no iba a poder abrirlo con la única arma que tenía.
Presintió que algo no estaba bien con el castaño, mucho después de los datos mandados por Namjoon donde un amigo hacker, el mismo que revisó los archivos de Taehyung, le mandara lo que le mandó a investigar.
Como provisión ellos se habían encargado de pagarle a una red de delincuentes cibernéticos y un poco más allá por si alguien llegaba preguntando o mandando a investigar cualquier cosa respecto a ellos cuatro. Tener al agente en persona viendo cosas del Liquidador no fue un buen presagio.
Varios tiros más llegaron antes de que el sonido del del martillo le anunciara que se había quedado sin balas. Abrió la puerta apuntándole, viendo como este lo llamaba a pelear agitando sus dedos, sosteniendo el cuchillo con el cual lo vio hacía un rato intentando rajarle la garganta.
Taehyung sabía, sabía que uno podía estar hirviendo de rabia por dentro pero que la mejor respuesta siempre era serenar si estado. No dejar que sus emociones entraran en conflicto era uno de los entrenamientos más básicos para cualquier fuerza de seguridad ya fuese gubernamental o no. Una respuesta sosegada Saba mejor resultado que un estallido de ira como el que tenía en ese momento pero no podía controlarlo.
Quizás, porque dolía, se permitió bajar la guardia con su sentir y la puñada vino de quien él menos quería pese a saber de qué estaba hecho. Quiso creer en su inocencia, en las palabras que le decía pero todo fue en balde.
No podía respirar por la rabia pero lo que más coraje le daba era que mientras más rabia sentía, más pensaba, más dolía.
Estiró ambos lados al lado de su cuerpo y corrió hacia el Liquidador pero este le dio un rodillazo en el pecho y agarrándolo por la nuca lo incrustó contra la pared, golpeando su mano tan fuerte que dejó caer el cuchillo. Veía la ira en su cara y también su confusión quizás, ¿dolor? ¿Por qué demonios sentiría dolor un infeliz como él?
Aquel puño que se acercaba velozmente impactó contra la pared al él agacharse dejando una visible marca. Aprovechando el impulso, con su codo le golpeó la cabeza pero también recibió un fuerte golpe en su barriga una vez más con las rodillas.
Esos muslos eran macizos pero dolían más de lo que se imaginó cuando lo estudió desnudo por primera vez y todas las veces siguientes.
La tela de la camisa del pelinegro quedó en sus manos y utilizando ambas fuerzas lo lanzó contra el mueble de la sala que estaba cubierta aún por sábanas. Dentro de estas mismas Jungkook metió algunos adornos y lo usó como arma para golpearlo tan fuerte que lo debilitó hasta caer al suelo.
¿Era normal pensar en que no quería dejar marcas en el rostro del castaño que quería asesinarlo?
Con un viejo lo golpeó pero en modo de defensa el mayor lo quebró, acertando dos veces seguidas en el rostro del pelinegro, rasgando la piel en donde ya tenía antes una cicatriz. La sangre en ambos no mostraba la mejor imagen de ellos pero después de todo era la más real a la que por muchos años estuvieron acostumbrados.
Taehyung tomando al convicto por sus cabellos lo fue lanzando contra cada pared que se atravesaba en el camino hasta que este le devolvió el favor lazando por completo al otro lado de la sala. Cayó sobre trozos de vidrios rotos, madera e incluso un clavo que se le enterró en la palma de su mano mientras intentaba levantarse.
— Vamos, cariño. ¿Ya te cansaste? — Interrogó el pelinegro con cinismo y sorna, sin ver como este envolvía en la sábana una lámpara que allí había y le golpeó la cabeza haciéndolo casi literalmente ver las estrellas.
La tela fue pasada por detrás de su cuello y tiró de ella para hacer colisionar sus cabezas, mas esta vez no pudo derribarlo, utilizando el mismo trapo, Jungkook enrolló su cuello y lo atrajo hacia él. No recordaba qué clase de nudo era el que estaba haciendo pero lo hizo como si lo hubiese hecho decenas de veces y en pocos segundos, el agente parecía una momia en el suelo.
— ¡Suéltame, hijo de tu puta madre! ¡Voy acabar contigo psicópata de mierda! ¡Maldito asesino!
— ¡Tú tienes más muertos en tu espalda de los que tengo yo! Déjate de falsa moral. — Recriminó escupiendo en el suelo toda la sangre acomodada en su boca. — ¿Por qué diantres quieres matarme ahora? ¿Era ese tu maldito plan todo este tiempo? ¿Quién te mandó?
— No necesito órdenes para acabar contigo, juré que lo iba hacer y no voy a faltar a ese juramento.
El pelinegro se arrodilló a su lado para verle el rostro pero Taehyung golpeó su nariz haciéndolo sangras. — ¡Mierda, detente de una vez! Tuvimos mil formas de acabar con el otro y no lo hicimos, pudiste haberme matado y no lo hiciste aunque evidentemente quieres hacerlo, lo mismo va por mi parte.
El agente se removió en su lugar y el pelinegro supo que si no lo detenía se iba a lograr liberar con facilidad, por lo que simplemente lo viró boca arriba y se sentó sobre él para mirarlo a los ojos, presionando sus mejillas para obligarlo hablar.
— ¿Qué carajos te hice para que estés así? Me drogaste, ocultaste información que sabías de mis padres, no sé si fue para utilizarme o qué demonios pero eso ahora mismo no es lo más importante. Te vas, desapareces sin decir a dónde y terminas buscando información sobre mí. ¿Por qué no me preguntas primero la mierda que sea que traigas metida en esa cabeza?
— Kim Yoori. Ocho años atrás, ella fue tu último asesinato antes de que te apresaran.
— ¿Tu hermana? ¿Me estás diciendo que yo maté a tu hermana? — Los ojos de Taehyung se ancharon con rabia, forzándose para levantarlo. — ¿Por qué mierda iba a matar yo a tu hermana?
— ¿Cómo sabías que ella era mi hermana?
— ¿Cómo no lo iba a saber? Así como tú me investigaste también lo hice yo, investigué absolutamente todo de ti y ahí supe lo de tu hermana, su asesinato. Indagué por el asesino dándome cuenta que no estaba preso ni muerto pero co-
— ¿Cuál asesino? El único asesino, criminal, hoomicida psicópata eres tú. No intentes engañarme porque te vi, te vi en las cámaras de seguridad esa noche porque resulta que no eres tan listo como crees. Una de las cámaras te grabó entrando y saliendo del lugar donde mi hermana fue asesinado en los momentos exacto, junto al arma homicida. Encajas perfectamente con la descripción que dieron los locales sobre el hombre que vieron esa noche. El modus operandi fue mi primera señal y guía hacia ti.
El pelinegro lo miraba como si todo lo que estuviera diciendo fuese basura, como si absolutamente nada tuviese sentido y él hubiera perdido la cordura. Ceño fruncido y para rematar, se encogió de hombres dejando escapar una risa cínica.
— Se confirmó que ese cuchillo fue el que le quitó la vida a mi hermana, uno idéntico al que tenías en casa de tus padres. Está desgastado de la misma forma que estaba aquel, una huella que deja tomar siempre el cuchillo del mismo modo y con la misma mano. ¿Necesitas más?
— ¿Esas son tus pruebas para condenarme? — Se levantó de golpe. — ¿Me estás diciendo que por esa mierda casi pierdo mi puta vida por evidencia tan inverosímil? No me puedo creer que un imbécil como tú sea un agente de élite y que trabajes para los dos gobiernos. Alguien tan inepto que ponen a cargo de alguien como yo.
Resopló frotándose la cara, llevando las manos a sus caderas mientras lo miraba empujando su lengua con el interior de la mejilla. Caminó hacia donde habían dejado caer el cuchillo en la pelea y corriendo regresó hacia él, sentándosele en cima y apuntándole con el arma.
— ¿Esta porquería dictamina que soy el psicópata asesino que mató a tu hermana? No te has puesto a pensar que es muy curioso que justo ahora, ocho años después de su muerte en donde tú has buscado este cuchillo por cielo, mar y tierra, aparezca junto con el resto de la evidencias así no más. Todo intacto y aquí en Busan cuando todo esto sucedió en Seúl justamente dos días antes de mi aprensión. No has analizado por qué justo ahora que ambos estamos en esta ciudad luego de ser incluso seguido por tu gente, ellos te llames a la sede local para mostrarte pruebas que nunca antes existieron. ¿Yo vine a Busan o mandé a alguien a Busan para deshacerme del cuchillo? Mierda, juro que pensé que eras mucho más inteligente que esto.
Taehyung parpadeaba atónito, al comienzo estuvo ignorando sus palabras pero... Todo parecía tener sentido. Los andaban vigilando desde hace un tiempo por órdenes del jefe superior que estaba llevando el caso especial del Liquidador. Mismo que le dio el aviso de que habían cosas que necesitaría ver, diciéndole que se pasara por la oficina sin haberse reportado en Busan.
— No tengo cómo probarte que no la maté y que no estuve ahí porque ese día no existe en mi memoria, no recuerdo ese día ni ninguno de los que supuestamente yo estaba matando a mujeres inocentes por ahí. Porque sabes una cosa, curiosamente siempre me perdía en esos días y absolutamente nadie sabía de ello.
— Yo mandé analizar el video, estabas ahí y no fue montaje, el video no fue editado ni arreglado efectivamente eras tú.
— Sí, puede que sí haya estado ahí pero piensa... Necesito que pienses y actúes como el maldito agente entrenado que eres. ¿Por qué estás actuando como un novato? Concéntrate... — Ordenó tirando el cuchillo a un lado. — Voy a demostrarte que hay muchas cosas turbias en esto que no tienen ni pie ni cabeza. No sé por qué me escogieron a mí, si tienen que ver con mis padres o si tiene algo que ver contigo. No entiendo por qué quieren que tú y yo trabajemos juntos porque con todo esto parece planeado para que ambos nos arranquemos la cabeza el uno al otro.
Por primera vez desde que vio aquel video el velo que cubría sus ojos comenzó a desaparecer. Su olfato, el perro rabioso que tenía dentro volvía a surgir.
— Si descubro que todo esto es un cuento tuyo juro que te pondré una maldita bala en tu cabeza. — Jungkook se inclinó para besarlo, sorprendiéndolo no solamente por el repentino beso sino porque se lo estaba devolviendo.
— ¿Qué hace un agente de élite como tú? Necesito un agente a mi lado, no a un civil así que deja tus emociones personales de lado porque no pueden afectar nuestra nueva misión. Una que no sabrá absolutamente nadie más a detalles con excepción de nosotros dos. — Volvió a besarlo dejando sus frentes unidas. — Así en el camino debas dejarlo atrás para morir, mente fría y corazón de acero. Vamos a resolver esto, te necesito concentrado y explotando todo tu potencial. El agente Kim y el Liquidador te juro que somos una mancuerna perfecta, por eso quieren separarnos porque juntos no pueden derribarnos.
— De acuerdo, ahora desátame y levántate. — Expresó Taehyung evitando sonreí por la cara de emoción que mostraba Jungkook, como si estuviese deseando reducir a medio mundo a cenizas.
— No, todavía tienes niveles de rabia en tu cuerpo. — Sentenció levantándose. — Te dejaré amarrado hasta que vayamos a nuestro nuevo refugio, no podemos seguir un minuto más aquí.
¿Cómo podía sentir su rabia desaparecer tan rápido?
🧡🧡🧡
Finalmente terminé este capítulo, no sé por qué me ofusqué en la pelea, no sabía como llevar mis ideas al teclado y narrarla correctamente pero supongo que algo logré. 🤦🏾♀️🙈😂
Espero que les haya gustado, nos vemos en el próximo.
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