Capítulo 31
— Pero ya han pasado siete años, no entiendo cómo es posible que en todo ese tiempo no hayan sabido que justamente el Liquidador es ese niño. — Hoseok miraba por la ventana de su apartamento mientras escuchaba a su superior.
¿Cómo los Jeon le habían jugado cabeza a las agencias, los gobiernos, enemigos e incluso familiares? ¿Cómo fue que algunos escucharon que posiblemente tuvieron un hijo pero sin poderlo asegurar? Desde que se descubrió que el Liquidador podía ser un problema, trataron de sacarlo del medio, ahora en cambio lo necesitaban temporalmente. Después de todo él era el único que podía dar con todo lo que en años ellos no han podido encontrar.
— Lo siento pero yo no puedo mantenerlo totalmente a raya, se me hace imposible. Al no ser que él se encuentre en el hueco donde estaba, siete metros bajo tierra o con sus cenizas esparcidas en el aire, no creo que nadie sepa exactamente dónde está, qué planea en su mente y mucho menos creo que lo puedan controlar.
Estaba cansado de decírselo a sus superiores y entendía que quisieran resultados pero estaban errando. A él no le quedaba más que acatar órdenes pero cada vez dudaba más de la tranquilidad aparente de Jeon Jungkook. Nadie le sacaba de la cabeza que el hombre en la fotografía del dron tomada dentro de los perímetros de la casa del antiguo ministro, era él. Ese hombre que había salvado a Taegyung no podía ser otro más que él pero no entendía cómo llegó allí.
Monitoreó cada movimiento de Kim y sabía perfectamente que no lo había llevado, contactado o contado nada de la misión. Su sola presencia en aquel lugar era sospechosa. No le había dicho nada a sus superiores, intentó barrer la zona, dar con ellos pero no lo consiguió. Desde entonces perdió toda comunicación con su agente y eso le estaba comiendo la cabeza.
¿Había muerto? ¿Por qué todavía no tenía noticias suyas? Los superiores pensaban que lo tenían controlado y que en cualquier momento ellos podrían tirar de una soga y hacerlo caer, no podían estar más equivocado. Tenía el pálpito de que ese sujeto era más que un delincuente con excelentes manos para matar.
— El agente Kim sigue sin sospechar absolutamente nada, no se preocupe. — Suspiró fatigado. — Mientras siga desconociendo los pormenores, así como... Como todo lo demás, seguirá siendo un fiel soldado. — Caminó hasta su cocina en busca de una cerveza que abrió canalizando en la acción su desespero, necesitaba colgar y analizar sus idead. —Él será quien lo frene, ganas no le faltan para poner al Liquidador a dormir por siempre. Una vez que sea descartable, yo mismo emitiré la orden. Sé perfectamente lo que tengo que hacer si Kim no comple.¡Tengo que colgar!
El eco de las teclas de su puerta que eran presionadas llegó hasta él alertándolo. Abrió una de las gavetas, tomó un arma, cargándola y apuntándola hacia la puerta con gran destreza. Esperó a que el intruso entrase y una vez que lo vio, alzó su ceja con confusión.
— Baja eso o me dispararás, imbécil. — El castaño elevó sus manos en son de paz y caminó hacia él. — Necesito una de esas. — Sentenció señalando la alta de cerveza.
Todo fue muy extraño para él desde que sin aviso alguno Jungkook le dijo, bueno para él casi que le había ordenado regresar a la ciudad. No pudo ocultar su molestia e incluso discutió con él, — no sabía si podía llamarle discusión al acto donde él hablaba y recriminaba exigiendo una explicación siendo totalmente ignorado. Su mutismo hermético lo hizo crispar de los nervios, conteniéndose solamente por el plan que había trazado para acercársele más.
Lo dejó en el edificio, yéndose sin más una vez que descendió del auto. Se vio tentado a seguirlo pero terminó optando por tomar un taxi e irse a reportar.
— ¿Dónde mierda estuviste metido todo este tiempo? — Reclamó el pelirrojo con evidente molestia en su voz. — No pudimos localizarte una vez que cumpliste tu misión, pensé que estabas muerto. No supe siquiera si lograste salir de allí con vida.
Taehyung rió tomando un largo sorbo mientras negaba, secó las gotas que cayeron por su mentón al separarse rápidamente y lo miró.
— A veces creo que tomaste la profesión equivocada, Jung. Mientes fatal y ese habilidad es el mayor requerimiento de las agencias. No se compara el entrenamiento físico con el mental, al casi lavado de cabeza que recibimos. — Pudo ver la confusión en el rostro del pelirrojo. — Pude ver muy bien los drones al salir de allí y sé que sabes cómo salí y que no lo hice solo. Quizás otros no lo sepan pero tú, sé que me tienes bien chequeado.
— Lo admito, sabes que me preocupo por ti y no puedo mandarte sin más a cumplir una misión. Hasta donde pueda, siempre intentaré protegerte.
El castaño sonrió sabiendo que si tenía que matarlo lo haría sin dudar, lo que había escuchado antes de decidirse a entrar al apartamento minutos atrás, lo ayudaba a no tener dudas de aquello. No era un secreto que de recibir una orden, cualquiera jalaría el gatillo contra el otro, carecían de sentimientos en su mundo, no podían permitirse sentir. Lo que le molestaba era que intentara disfrazar este hecho y no aceptarlo abiertamente.
— Lo sé y te lo agradezco.
— ¿Quién te salvo? — Lo miró fijamente esperando la confirmación.
— Liquidador.
— ¿Cómo llegó hasta ahí?
— Le dejé las coordenadas por escrito con la hora exacta que debía ir allí. Yo también puedo delegar y utilizar a las personas que necesite sin tener que informarle a mis superiores, ya sabes... Seguridad. — Lo escrutó detalladamente mientras se movía con aspecto desinteresado hacia él. — Ahora no.
Hoseok se alejó de sus labios extrañado, una vez más lo alejaba. Acarició su cabello y besó su cuello sin poder ver como el menor rodaba sus ojos.
— ¿Dónde estuvieron? No te pudimos rastrear, digital o analógicamente. Seguimos tu pista pero la perdimos luego de dos moteles. No pudieron simplemente desvanecerse. — Espetó abrazándolo segundos antes de que se le escurriera de sus brazos.
— No podía dejar rastros atrás, no sabía quiénes podían estar tras mi pista, ya fueran ustedes o alguien más. No iba a correr el riesgo en las condiciones que me encontraba. Hay un protocolo de desaparición que seguir y eso está claro para todos. Pero ya estoy aquí, reportándome como corresponde.
¿Seguía Taehyung en el mismo bando? Si bien era cierto que se había acogido a las reglas, le seguía pareciendo extraño que en todo ese tiempo mínimo a él no le diese una señal de vida. Lo estudiaba mientras se bebía su cerveza tranquilamente, obviando la lejanía con él, no había cambios evidentes en su comportamiento.
— ¿Ya te vas? Puedes quedarte un rato más.
— Lo siento, jefe, pero tengo cosas que hacer. He estado mucho tiempo lejos y comprenderás que tengo que reorganizar todo. — Se levantó con un leve brincó, sacudió sus pantalones y se alejó del sofá.
Pudo sentir como Hoseok lo abrazaba, sabía que lo tenía bajo vigilancia, cada mirada lo examinaba con detenimiento. Aquel acercamiento más que el sexo que siempre quería, era la búsqueda de una confirmación a alguna sospecha. Quizás sabía que lo estaba escuchando o no está seguro, tal vez era referente a Jungkook, no estaba seguro pero de que algo más había detrás de eso, era un hecho. No tenía deseos de ser tocado o tocar a nadie más, quería sacar de su mente los recuerdos de su cuerpo batallando y fundiéndose con el de aquel delincuente pero le era imposible con Hoseok.
— ¿No puedes quedarte otro rato más? — Susurró en su cuello, mordiendo y besando el hombro de su subalterno. — ¡Quédate!
El castaño se volteó con una sonrisa quitándole la lata que tenía en su mano, atrayéndolo a un brusco beso. Era respondido con entusiasmo, las manos que se ceñía a su alrededor su mente las repelaba pero él las estaba aceptando porque no podía evidenciar. No hasta descubrir qué era eso con que lo estaban controlando y él no sabía. No estaba sintiendo nada al besar a Hoseok y no era que sus encuentros hubiesen estado repletos de algo más que no fuese necesidad, conveniencia y pasión, puede que algo de cariño pero nada más.
Ahora no sentía nada, la calma que le ofrecía esa boca o ese cuerpo, no llegó en ninguno de los momentos. No pudo concentrarse realmente en el pelirrojo que se deshacía bajo su toque y resistía cada envite con placer porque su mente no estaba ahí. No era ese el cuerpo que quería tocar o poseer, no eran esas las manos que quería que lo tocaran y por eso las sostuvo fingiendo mayor rudeza. No quería verle la cara, quería imaginarse que ese que jadeaba su nombre era el maldito delincuente que le estaba carcomiendo el cerebro.
— ¿No te vas a bañar?
— No, usé condón y me limpié con una servilleta no necesito mucho más ahora mismo, estoy apurado así que nos veremos después. Tengo que irme ya, me atrasé demasiado dándole a esto que está aquí. — Lo nalgueó con fuerza y Hoseok cerró sus ojos con firmeza. — Estaré en contacto.
— ¿Realmente te vas a marchar y no me darás ni siquiera un beso? Ya no recuerdo la última vez que me besaste.
— Nunca he sido del tipo besucón y lo sabes perfectamente. Lo siento pero no estoy de ánimo para besos, tal vez en otra ocasión. — Terminó de colocarse el abrigo y salió de allí sin mirar atrás.
Caminó desnudo por todo su apartamento en busca de un mechero y sus cigarrillos una vez que se convenció que estaba nuevamente solo, como ese maldito trabajo lo requería. Terminó tomando también otra lata de cerveza con la que fue hasta el baño. ¿Qué era esa patética imagen? Sabía que ellos no podían querer, Taehyung estaba cumpliendo su trabajo al pie de la letra pero él estaba fallando la misiono más importante. ¿Cómo podían dos seres sin alma y corazón sentir algo? ¿Con qué estaba el aún creando sentimientos?
Golpeó con fuerza el espejo quebrándolo de paso, viendo su ojo reflejado en cada fragmento en el que se había dividido. Algunas gotas de sangre escurrieron de sus nudillos hasta el lavabo donde es copió antes de abrir el grifo y lavarse tanto las heridas como el rostro. Se agachó para buscar en el pequeño armario lo que necesitaba en ese momento. Dudó varios segundos pero terminó tomando el frasco y consumiendo las píldoras que en su interior se encontraban, ayudando a bajarlas con su cerveza.
Taehyung conducía rememorando en su cabeza la conversación que escuchó al llegar donde Hoseok. Por inercia, cuando se mencionó el Liquidador permaneció en silencio oyendo tras la puerta, mas su mayor sorpresa fue cuando su propio nombre salió a colación. Sus instintos se dispararon, la adrenalina que recorría su espalda, todo hizo que su estado de alerta se activara. Todo estaba comenzando a heder a putrefacción alrededor, cada vez con mayor intensidad.
Tamborileó el volante varado en el tráfico totalmente decidido a saber la verdad. Él no tenía acceso a su propio expediente pero debía hacerse con él, asimismo buscar el proyecto Liquidator. Allí debía haber algo y ese era el mejor lugar para comenzar a buscar. No podía acceder a los archivos de la CIA pero estando en Corea del Sur, sí que podía entrar al edificio central de la NIS.
Estacionó a una distancia prudente de su destino, sacó de la cajuela de su vehículo un maletín negro con el que entró en los asientos traseros para cambiarse de ropa. Realizó una rápida llamada con uno de los celulares desechables que allí tenía y echó andar mascarilla y gorra negra. también tenía una capucha pero llamaría mucho más la atención si desde la calle se cubría de esa forma. Caminó algunas cuadra antes de entrar a un diminuto restaurante donde algunas personas comían y bebían sin prestarle atención a su alrededor, yendo directamente hacia el baño.
— ¿Qué demonios piensas hacer? — Cuestionó Choi Wooshik quien ni siquiera sabía por qué estaba haciendo eso. Le extendió el solapín, así como otras tarjetas de identificación que le robó a otro de sus compañeros con el que había estado bebiendo.
— Gracias. — Fue la única respuesta dada una vez que tomó lo que le ofrecía, saliendo de allí como mismo entro, llevando esta vez su capucha, tomando la parte trasera mientras que Wooshik que vestía casi la misma forma salió de allí para despistar con su amigo utilizando la puerta principal.
El piso de los archivos parecían no pertenecer al mismo edificio. Las luces eran tan amarillas y tenues que parecían antorchas a lo largo de los pasillos desolados. No iba casi nunca a las oficinas pero conocía muy bien los planos del edificio, cada recoveco de ese lugar. Unas voces le avisaron que otros empleados se acercaban, obligándolo a entrar a la primera puerta que le quedó a su izquierda. Controló la tarjeta que debía presentar frente al SNI — el indicador del nombre del servidor — para no alterar la extensión del protocolo de seguridad de esa zona y atraer innecesaria atención. Comprobó que los sujetos se hubieran marchado y retomó con rapidez su camino.
— ¡Oye! ¿Qué haces aquí, quién eres?— Guardó en su bolsillo el identificador que no le pertenecía y maldijo mentalmente mientras humectaba sus labios. — Te hice una pregunta.
Levantó las manos quedándose en su sitio, sabiendo que frente a esto no le quedaría más remedio que acercarse para identificarlo. Una vez que el toque en su hombro le dejó saber su proximidad exacta, tiró de su brazo de su brazo posicionándolo delante para someterlo en diez segundos con una llave de estrangulamiento. Abrió una puerta en donde lo dejó sentado en el suelo y se apresuró. Necesitaba apresurarse si no quería que dieran el aviso de su presencia.
No hubo problema alguna con el solapín que llevaba, pudo acceder rápidamente, abriendo la puerta sin dejar huella gracias a sus guantes de cuero negro. Prendió su linterna y se adentró en el cuarto de archivos que necesitaba. Intentó encender el ordenador donde los ficheros estaban organizados pero se vio obligado a quitarse los para que este encenderlo.
— Así que eras tú... ¿En qué andas, qué estás buscando, Kim Taehyung? — Con ojos felinos, Jung Hoseok observaba la pantalla de su ordenador, viendo las grabaciones de tiempo actual que las cámaras de seguridad le pasaban. — Podrás esconderte de muchos pero no de mí, si alguien conoce bien tus manos, tu caminar, tus movimientos, ese soy yo, Taehyung.
Luego de un minuto, el castaño finalmente vio los archivos bajo el nombre de Liquidator. Estaba consciente que allí no guardarían ni siquiera una octava parte de toda la información pero algo debía haber.
¿Jeon: Korea x Canadá 2001?
¿Por qué entre los datos de un asesino serial, habían fotos del los últimos dos ministros del país? Hojeó a gran velocidad hasta que todo su ceño se frunció.
— Un momento, esto... — ¿Por qué él no había visto esa información con anterioridad? — Entonces él es más que un asesino serial. ¿Por qué está la política mezclada aquí?
Tomó algunas fotos a los documentos con su teléfono controlando el tiempo restante, se apresuró para sentarse frente al ordenador. Buscó el apellido Jeon encontrando nuevamente dos carpetas que intentó abrir pero justo en ese momento, varios carteles de error comenzaron aparecer en la pantalla, impidiéndole continuar.
— ¡Mierda!
— Lo siento, Kim, pero eso es todo lo que te puedo dejar saber. — Soltó la tecla presionada y eliminó todos los archivos de la compañía, habían olvidado borrar los de el sistema de archivo individual.
Dejó todo como estaba y salió con precaución del edificio, cerciorándose de no ser reconocido o visto. Una vez en su vehículo, eliminó la mascarilla y quitó la gorra mientras comenzaba a pensar en lo recién descubierto. Donde la política entraba, la corrupción reinaba.
+++
— ¿No se ha comunicado contigo?
Namjoon rodó los ojos ante la pregunta que Taehyung le había hecho por vigésima vez en dos días. No tenía noticias de Jungkook, no se había comunicado con él y ciertamente dudaba que de haberlo hecho se lo hubiera confesado.
— No. — Una escueta respuesta que dejó salir sin mirarlo mientras acordonaba sus botas. Lo menos que se le apetecía era salir bajo el frío que comenzaba a congelar las calles de Seúl.
— Ya lleva setenta y dos horas sin dar señales de vida. Desde que me dejó aquí nadie ha vuelto a saber de él. — ¿Por qué tenía un mal presentimiento? ¿En qué andaba Jeon Jungkook?
— La malas noticias llegan rápido, Kim. Creo que deberíamos terminar de comer antes de salir a ver el cargamento, así como el resto de lo planeado. — Espetó Jimin entregándole a Namjoon la porción de comida que le tocó del pedido que habían recibido. — Oye, atiende y coge tu comida de una vez que yo no soy camarero.
Agitó delante de él el envase y este sin prestarle real atención lo tomó, subiéndole al volumen del televisor debido a las noticias. Al parecer en los últimos tres días habían aparecido dos nuevas víctimas mujeres que no pasaban de sus treinta años. Taehyung no podía reaccionar correctamente en ese momento, la imagen de una de las chicas lucía justo como su hermana físicamente pese a que el rostro no se podía ver y estaba cubierto de sangre.
Estaba claro que eran dos personas diferentes esa mujer y su hermana no eran la misma, más no podía creer en coincidencias. La hallaron tirada en el mismo lugar que encontraron al ser que más lo cuidó y amo en toda su vida, más que su propia madre. Sus manos manos temblaban y el dolor en su pecho volvía a sentirse luego de tanto tiempo como si tuviera el inerte cuerpo nuevamente en su regazo.
El tintineo leve de la puerta advirtió de la llegada del convicto, quien entraba totalmente serio, batallando con lo poco y nada que había descubierto en ese tiempo. No había terminado de cerrar la puerta cuando el golpe recibido por el agente lo hizo trastabillar y finalizar la acción incompleta. Pudo ver la rabia en sus cristalizados ojos y no entendía qué carajos estaba ocurriendo. Intentó esquivarlo pero Taehyung se agachó sobre él para tomarlo de su abrigo y golpearlo sin embargo, esta vez sí se defendió.
Con un rápido movimiento de piernas logró alejarlo, golpeándolo en el pecho con su pierna derecha antes de que se volviera acercar. Soltó en el suelo lo que traía en sus manos dejando que su puño fuera en busca de aquel rostro en donde colisionó. Jimin intentó entrometerse y separarlos pero fue tirado por el jersey mientras el otro convicto negaba avisándole que no se metiera. Le extendió su comida y lo hizo sentarse como si nada de lo que ocurriera alrededor estuviese sucediendo en realidad, no siendo más que los efectos especiales de un buen filme de acción.
El castaño no percibió en el momento que fue acorralado en el suelo, recibiendo un último golpe sin dejar ir la tela del abrigo del contrario, quien lo miraba con sus cejas formando una profunda "V".
— ¿Por qué mierda me estás atacando ahora?
— ¿Qué les hiciste a esas pobres mujeres? Te pierdes tres días en los que nadie conoce tu paradero y justo después aparecer mujeres muertas en los mismos lugares donde varios de us cadáveres se encontraron. Me importa una mierda lo que pase pero yo mismo regresaré hoy tu culo a la cárcel de donde no debió salir. — Le escupió un ojos, incorporándose con un fuerte golpe que le dio a Jungkook en la cabeza para quitárselo de encima.
— ¿Por qué demonio piensas que lo hice yo? ¿Ahora soy el culpable de cada maldita muerte en ese jodido mundo? La verdad es que puedes hacer lo que te salga de tus pelotas, Kim... ¿Por qué no preguntas antes de atacar como un animal sin control?
Namjoon palmeó el bíceps de Jimin y tomándolo del brazo lo obligó abandonar la sala. Ninguno de los que discutía se dio cuenta de su presencia y por consecuente su partida. El castaño escupió en el suelo la sangre acumulada en su boca., limpiándose con la manga de su camiseta.
— Yo no andaba matando a nadie, estaba trabajando maldito imbécil. — Recogió con furia todo lo que había dejado caer en el suelo y se lo lanzó a la cara. — Aquí te estoy entregando las coordenadas del hombre que necesitas, así como las de un nuevo cargamento que deberemos salir a recoger en varias horas, ya dejé a mis hombres listos. — Se pasó los dedos por su cabello aún furioso y lo señaló con su dedo índice. — No estoy de ánimo para una estupidez más, la próxima vez que me golpees sin razón cumpliré lo que te dije tiempo atrás y colocaré una maldita bala en el centro de ese lindo rostro.
🧡🧡🧡
Aquí les dejo un nuevo capítulo, incluso se me ha mezclado con otras historias, he pasado por mucho para esto. Ahora finalmente iré a dormir después de noche en vela.
Comenzaron los parciales así que sigo sin prometerles qué día volveré a actualizar. Espero hacer tiempo el fin de semana. Besitos 😘
LORED
🧡🧡🧡
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