Capítulo 30

Estaba confundido, ahora que se encontraba acostado en la habitación dada por Jungkook, estaba confundido. A pesar de que se presentó descaradamente con intenciones de seducirlo, pese jugar con la carta de la misión y sus posiciones, no pudo engatusar al convicto y este de forma cortés como no lo esperó, le hizo abandonar el lugar, cerrando la puerta con seguro una vez que salió. Por eso estaba así, pensó que sería mucho más fácil pero como era de esperarse el Liquidador no caería con trucos tan básicos.

El hombre seguía siendo un animal primitivo que muchas veces se dejaba llevar por sus instintos. Instintos que muchas veces eran más profundos que la razón. Sin embargo, pese a que el convicto no fuese la excepción, tenía claro que solía controlarlos más que muchos seres humanos a pesar de su naturaleza, de ese lado agresivo y latente que vivía en él. No dejaba de ser un enigma que incrementaba su curiosidad diariamente con cada gesto, palabra o acción completa.

Sin embargo, habían cosas que comenzaban a parecerle un tanto confusas a Taehyung, cosas que en un comienzo pasó por alto o no le prestó importancia y que ahora se detenía analizar. ¿Por qué seguía escudándose en que no recordaba nada? No tenía sentido que Jungkook olvidase justamente sus asesinatos, tampoco tenía claro por qué aceptaba otras muertes y no las de esas mujeres. Sabía que la cárcel era la peor de las selvas y sinceramente cada muerte que allí ocurría era de cierta forma esperada. ¿Por qué tenía dudas con respecto a la culpabilidad del Liquidador? ¿Qué hacía él siquiera sopesando por un segundo la idea de que él pudiese estar siendo incriminado por alguien más?

Maquinando constantemente todas las posibles situaciones y escenarios en los que el convicto pudo estar envuelto, cada forma de poderse acercar lentamente a él, terminó por cerrar sus ojos.

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— ¡Repítelo! — Exclamó su padre sobre la mesa ganándose la reprobatoria mirada de su mujer. — Debes aprendértelo, de ese código dependen muchas cosas. Vamos, una vez más sin equivocarte.

— Estamos comiendo. — Intercedió su madre sirviéndole un poco más de carne en su plato.

— Las desgracias no tocan a la puerta para aparecer, no tienen modales o tiempo de llegada. Él debería estar siempre preparado.

— 799191-100x3 — Se apresuró a decir.

— Ahora exprésalo en frases, es la mejor forma de recordarlo sin que alguien más se de cuenta. Ya sabes el significado de esos números ahora te toca a ti buscar la mejor forma de representarlos. — Inquirió el mayor de los Jeon.

— Siete maravillas, novedades en nueve puntos, una nación con nueve vías de salidas con una única válida. Restándole las siempre siempre dichas, son tres las más importantes. — Pausó notando la sonrisa de su padre, quien desde pequeño lo había enseñado a crear frases de aparente sin sentido que ocultaran respuestas cifradas. — Por siempre juntos los tres.

Su madre corrió su silla quedándose bien cerca de él para fundirlo en un abraza mientras besaba su coronilla orgullosa y preocupada, deseando en el fondo de su corazón que su hijo nunca tuviese la necesidad de desempeñar todo lo que aprendía diariamente con ellos. Sus acciones los habían llevado a ese punto en donde incluso tuvieron que ocultar a su hijo, con identificaciones falsas y una vida tras bambalinas que nadie conocía. Para algunos eran la familia Jeon, para otros no había una familia de tres y solo el matrimonio Choi e incluso solo el matrimonio Jeon.

— Lo has hecho muy bien, cariño. Ahora vamos a comer todos en paz y armonía.

Así transcurrió la cena en la terraza, misma que Jungkook se apresuró a terminar para ir a sentarse cerca del pequeño arroyo. Su edad le permitía ya darse cuenta que sus padres le escondían muchas cosas, que su vida no era normal y que estaba seguro que ninguno de los niños de su edad recibía las lecciones y entrenamientos que él. Quizás era solamente una obsesión de sus padres, tal vez estaban bajo amenazas pero nadie le decía nada.

Subió las patas de sus pantalones, se quitó los zapatos y dejó que sus pies lentamente se sumergieran en el agua. Jugaba con ella intentando despejar su mente para no pensar en nada. Estaba exhausto luego de su entrenamiento, fue más mental que físico pero había terminado mucho más agotado. Desde la mañana resolvía acertijos, memorizaba datos, direcciones, nombres, frases que para él no tenían significado alguno pero que alguna importancia debían de tener para que su padre se lo hiciera recordar.

— ¿Te encuentras bien?

La suave voz de su madre su escuchó a la distancia haciéndolo voltear. Debía admitir que su madre era una belleza de mujer y su padre debía estar muy orgulloso de que esta tuviera un corazón tan bueno e incluso lo amara con tanta intensidad. Seguía aparentando mucho menos edad de la que realmente tenía, era delgada pero de marcadas caderas y larga cabellera azabache, como la suya. Esta se acercó subiendo también sus jeans y se sentó a su lado.

— La superficie se ve transparente y cristalina pero el fondo sigue estando sucio aunque no lo parezca. Solamente necesitas meter tus pies o revolver un poco para que todo se vuelva turbio. — Habló tranquilamente buscando la mano de su hijo para entrelazarla con la suya. — Lo mismo sucede en la vida cotidiana, con las personas con este mundo. Todos muestras su mejor versión, escondiendo toda la suciedad en el fondo. No te dejes engañar por las apariencias y recuerda siempre esto, no le regales a nadie tu confianza ciegamente. Y un secreto, cuando sale de ti, deja de ser secreto instantáneamente, nadie lo guardará mejor que tu mismo. Eres todo lo que tienes.

— También los tengo a ustedes.

— Nosotros no estaremos para siempre a tu lado y tu padre, aunque obstinado y extremo en ocasiones, te ama y desea prepararte para un mundo en el que nosotros no podamos protegerte. — Agitó su cabello, permaneció mirando sus pies y el agua correr. — Sabes, a veces es mejor no remover tampoco el agua seguir contemplándola en su estado más tranquilo. El agua revuelta trae ganancias para unos pero pérdidas para otros. Hay suciedades que no son buena destapar, debes también aprender eso. Hay verdades que no se deben saber, secretos que enterrado deben quedar.

— ¿A qué se refiere?

— A todo y a nada a la vez, simplemente mantenlo presente. — Lo abrazó con fuerza alzando su cabeza para que las lágrimas que amenazaban con salir no cumplieran su objetivo. — Quiero que sepas que tus padres te aman y que jamás haremos nada a postas que pueda causar tu mal. Como seres humanos cometimos muchos errores antes de tenerte a ti, errores que fuimos arrastrando y de los cuales no nos pudimos librar. Enrollándonos en un enjambre que no supimos desenredar correctamente y que simplemente nos arrastró más y más. Porque las mentiras se cubren solamente con más mentiras y son pocos los que tienen la fuerza para destaparlo todo con la verdad.

— Te entiendo pero lo que no comprendo es...

— Creo que es hora de irnos a dormir, mañana no entrenarás de forma activa, nos iremos de paseo los tres juntos. — Besó su cabeza impidiendo que su hijo viera las lágrimas. — Eres nuestro mayor trofeo y premio a pesar de no haber sido las mejores personas, nuestro tesoro más preciado y lo que más amamos. Somos una familia de tres y tú eres la base y también cumbre de esta pirámide. ¡Vamos a darle un beso de buenas noches a tu padre!

Ella se levantó con la ayuda de su caballeroso hijo y tomando su mano se adentraron en la casa luego de que el menor recogiera sus zapatos y la hiciera correr.

Otra vez soñaba con sus padres, había tenido ese sueño otras veces pero esa era la primera vez que lo recordaba una vez despierto, primera vez que recordaba cada detalle e incluso sol números que allí se dijeron, las palabras de su madre y todo lo demás. Ya comprendía que no eran simple sueños sino recuerdos que se manifestaban de esa forma. Se volteó en su cama y observó la hora en el despertador dándose cuenta que recién eran las cinco de la mañana. Todo seguía oscuro y no se escuchaba más que el ruido a la distancia de algunos sapos cuando abrió la ventana de su habitación.

Sabía que no podría volverse a dormir aunque quisiera, era un logro que al menos lograra ya conciliar un poco el sueño que por tantos años se le dificultó. Sin cambiarse de ropa fue hasta el suelo para comenzar a ejercitarse, rutina que tomó en la cárcel y de la que no se había deshecho aún. Una vez que su cuerpo entró en calor, se cubrió un poco mejor y salió a correr regresando ya una hora más tarde. Una relajante ducha y un buen desayuno fueron suficientes para sentirse completamente revitalizado.

Contempló su entorno sin saber qué hacer y tras meditarlo unos segundos preparó el desayuno para el agente una vez que se despertara. Hecho esto caminó por la casa sacudiendo un poco el polvo hasta que llegó a la habitación que solía ser de sus padres. Su pecho se apretó bajo los recuerdos que vivían en él latentes y esos que había ido recuperando lentamente desde que pisó ese lugar al salir de la prisión. Antes de ser apresado solía ir ahí de vez en cuando pero jamás recordó todo lo que ahora sí venía a su mente, no entendía el por qué pero suponía que debía haber una razón para ello.

Nada cambió desde aquel entonces, nunca se atrevió a cambiar absolutamente nada porque así se sentía más cerca de ellos. Frascos de perfumes y productos para el cuidado de la piel reposaban cubiertos de polvo. El cubrecamas preferido de su madre estaba puesto aunque tenía ciertas marcas de moho y un olor a guardado que era asfixiante. Se apresuró para abrir la ventanas y cerrando la puerta, se sentó a contemplar todo el lugar.

Varios minutos pasaron antes de que finalmente se decidiera a caminar hacia el clóset, un extraño sentimiento lo envolvió. Reía pero también lloraba con sus recuerdos. Hurgó la ropa de su padre y sonrió confundido pues en sus recuerdos su padre era mucho más grande y robusto en cambio observando sus ropas podía darse cuenta que ambos tenían la misma complexión física. De estar vivo quizás lucirían casi idénticos. Todo olía fatal pero estaba sorprendido por ver como tantos años después todo se conservaba sin muchos rastros del tiempo pasado.

Comenzó a sacar sus ropas, haciendo algo que jamás se atrevió hacer, probándose incluso algunas camisas que lo hicieron estornudar por el hedor, polvo y humedad que de estas desprendían. Removió algunas cajas que allí se encontraban, quedándose sorprendido al ver la puerta que allí estaba. El tamaño era mediano y la madera era tan oscura como las puertas del propio clóset. No recordaba esa puerta hasta ese preciso instante, no recordaba haberla visto abierta pero sí como solía jugar allí fingiendo que esa puerta lo llevaría hacia algún mundo secreto. Sin embargo, siempre recibía un regaño de parte de su padre cuando lo encontraba allí.

Corrió hacia los lados el resto de las ropas e intentó abrirla sin éxito. No solamente tenía un lector moderno de contraseñas que seguía funcionando sino una cerradura antigua que también intentó abrir incontables veces. Como si de eso dependiese su vida, la rara urgencia de encontrar la forma de abrir esa puerta lo invadió, haciéndolo moverse por toda la habitación y buscar en cada rincón por esa llave antigua que no encontró. Probó otras formas de abrirla pero fue inquebrantable, incluso pensó simplemente en tirarla abajo pero conociendo a su padre eso podría actualmente aún tener un explosivo o truco que no se podía arriesgar a activar.

— ¡Buenos días! — Saludó Taehyung cuando salió al pasillo y lo encontró rebuscando todos los muebles. — ¿Buscas algo?

Fue ignorado en su totalidad por Jungkook y aunque odiaba ser dado por loco en ese momento su hambre era más importante que pelear con el convicto. sonrió al ver el desayuno preparado, lo buscó con la mirada para agradecerle — cosa que no hubiese querido hacer si no estuviera buscando acercársele — pero simplemente no lo vio, ni siquiera sentía sus pasos. Una vez que terminó de comer intentó hablar nuevamente con Jungkook pero su fracaso fue inminente.

— ¿Qué sucede?

— Nada, simplemente necesito algo. — Respondió pensando en cómo entretenerlo. — Al final del pasillo a tu izquierda — señaló la parte que daba para las habitaciones que ellos estaban ocupando, totalmente contrario a donde estaba la de sus padres — hay una habitación donde encontrarás una laptop y un modem que te permitirá el acceso a internet sin ser rastreado. Por favor, no des nuestra ubicación, utilízala para saber cómo están las aguas. ¿Podrías ayudarme con eso? — Taehyung asintió confundido. ¿Habría sucedido algo de lo que no estaba al tanto y que tenía al Liquidador en ese estado? — Gracias.

Se sorprendió por esa última palabra viéndolo encaminarse al patio a paso apresurado. Necesitaba saber qué estaba ocurriendo así que sin pensarlo dos veces se apresuró a cumplir la orden dada por el convicto.

— No puedo creer que esté cumpliendo con un orden dada por ese delincuente. — Refunfuñó en voz alta mientras abría la laptop. — Veamos que tenemos aquí.

El pelinegro por su parte trataba de buscar la calma que había perdido. Estaba ansioso y frustrado por no encontrar esa llave, ni siquiera sabía si estaba en esa casa o en donde solían vivir. Si sus padres la traían consigo o mínimo que había detrás de aquella puerta, podía no ser nada pero con sus padres nada era porque sí. Hacía frío y el agua del arroyo estaba helada pero aún así, al igual que en sus sueños sumergió sus pies buscando relajarse y enfriar su cabeza. Varias imágenes vinieron su mente, primero las ya soñadas y luego otras tantas que le trajeron una nostálgica sonrisa pero entre todas ellas hubo una que resaltó.

El lugar donde todavía no había buscado, su antigua habitación. Recordó la vez que su progenitor él tenía la llave para cambiar al mundo mientras conversaban en su cuarto, una llave que podía tanto salvar como destruir a muchas personas, la llave que podría salvar su propia vida. En aquel entonces pensó que hablaba metafóricamente pero no era así, si se ponía atar cabos estaba claro que no era una metáfora. Cada palabra de sus padres tenían un significado oculto y estaba seguro que eso estaba ligado a la llave que en esos momentos buscaba.

Se puso de pie y apresuró hacia aquella otra habitación que había estado ignorando. No sabía bien por dónde comenzar a buscar pero su mente se alumbró en cuanto vio a sus juguetes. En su cajón de entrenamientos vio sobresalir lo que parecía ser un cubo de Rubik que su padre siempre le entregaba para entrenar su mente cuando no tenía nada que hacer. Habían otras tantas cosas pero precisamente en ese juguete, estaba su respuesta, lo tenía latente en su mente aquel sueño en el que su padre le decía que cuidara eso con su vida siempre que jugara con él.

Estaba casi terminado, solo le quedaba un lado para completar se rompecabezas. Se sentó cruzado de pies sobre su cama y una hora después lo había terminado finalmente, viendo como este se abría a la mitad y allí se encontraba una llave. La tomó en sus manos sin podérselo creer mientras peinaba sus cabellos y la observaba. La agarró firmemente y esperando que el agente no se encontrara por los alrededores regresó a la habitación de sus padres, cerró la puerta con pestillo y caminó hasta el clóset. Volvió a correr las ropas y allí estaba esa puerta.

Aún con ciertas dudas, colocó la llave en la cerradura y la giró con gran parsimonia hasta sentir como en engranaje se movía liberando el seguro. Tiró de la puerta pero se encendió la pantalla que exigía un número que lo volvía a confundir. No obstante no fue por mucho tiempo pues, recordando su sueño, introdujo el código que su padre le hizo memorizar desactivando finalmente la seguridad de aquella puerta que abrió. Temiendo ser visto por Taehyung, cerró las puertas del clóset, cubrió la entrada con las prendas de vestir y entró allí cerrando la puerta tras su paso.

Su corazón latía desbocadamente y un molesto nudo se creó en su garganta, sus ojos se humedecieron pero las lágrimas se esfumaron en el preciso momento que vio aquel trofeo, uno idéntico al que había visto en aquella foto y por el que había ido a preguntar donde le quisieron matar. Ahí estaba eso y muchas cosas más que no comprendía. Una parte parecía un laboratorio químico, detrás de esto estaba lleno de armamentos, pistolas, granadas e incluso bazucas.

Al otro lado se encontraba un escritorio que era donde yacía el trofeo junto a varias fotos de la familia y muchos, muchos documentos. Había una especie de taquillero y detrás de cada puerta con un nombre en específico, más cosas se encontraban pero entre ellas, hubo una que le llamó la atención.

"Korea x Canadá 2001"

Como cada puerta, esa también tenía un pequeño panel donde debía colocar una contraseña, no le fue difícil adivinarla con los datos que sobre el escritorio encontró. Al igual que en la entrada, necesitaba el mismo código, incluyendo también un número de serie que se encontraba en un listado que su padre dejó sobre la mesa, el número que aquel trofeo tenía grabado en la parte inferior.

Cintas de grabaciones tanto de audio como de video, más documentos e incluso muchas fotos se encontraban allá dentro pero hubo una que llamó su atención. En ella sus padres se encontraban sentados hablando en alguna sala y junto a ellos estaban el actual Primer Ministro de la República de Corea junto a su predecesor también se veía no solamente al antiguo presidente de la nación sino también a la actual Gobernadora de Canadá y otro hombre que no conocía. La madre del sujeto con el que estuvo en la fiesta de Park Seo Joon donde estuvo encubierto, el padre y abuelo de Mingyu junto a sus padres, todos reunidos en un mismo lugar.

¿Qué estaba ocurriendo? ¿Por qué sus padres estaban conversando con personas de tan alto rango como si fueran amigos de toda una vida. Buscó varias fotos, en la mayoría aparecía el ex Primer Ministro de la nación y otros sujetos que debía investigar. Siguió leyendo los documentos pero mientras más avanzaba, más se confundía pero otras cosas empezaban quedarles claras. No pasó menos de cinco horas allí encerrado leyendo toda la información que allí se encontraba y ahora estaba más que seguro que él no había matado a sus padres y que la escala que todo aquello alcanzaba, él ni siquiera se lo había imaginado.

Volvió a colocar todo en su sitio para no tener consigo nada que lo comprometiese o dejaran saber en caso de ser vistas que él tenía conocimiento de todo. Salió de allí volviendo a cubrir todo rastro de haber siquiera entrado en esa habitación y tras volver a colocar la llave en aquel cubo de Rubik, salió en busca de Taehyung quien lo miró confundido.

— ¿Estabas ahí? Yo pensé que habías salido a buscar algo porque te busqué y...

— ¡Nos vamos! — Interrumpió. — Vístete y encuéntrame en la salida en diez minutos.

— ¿Cómo así? Primero creo que deberías explicarme lo que está sucediendo.

Jungkook detuvo su paso y se volteó para verlo caminando lentamente en su dirección, sorprendiéndolo por su proximidad.

— He dicho que te vistas, deja de hacer preguntas por una puta vez y haz lo que te pido. Cuando tenga que contarte algo lo haré. — Suspiró inhalando a continuación su fresco aroma pues parecía que acababa de ducharse, empuñó sus manos y lo miró a los ojos. — Diez minutos, agente Kim. En diez minutos nos vamos.

🧡🧡🧡
Hola nuevamente...
Este es el último capítulo que tenía adelantado así que no podré actualizar más por ahora quizás hasta dentro de unos días espero que me encuentre mejor dentro de esta semana para poder retomar bien el ritmo. Espero que estos dos capítulos hayan sido de su agrado.
LORED

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

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