Capítulo 27
Por alguna razón esa noche le parecía más oscura, fría, desolada y siniestra que cualquier otro. Tal vez se debía a que se encontraba sin un rumbo fijo después de confirmarle a Min Yoongi que no tenía pensado seguir en el negocio y se encontraba totalmente solo. Podía ser por su frustración al querer recordar su pasado y no lograrlo o por no saber desde a dónde debía comenzar a buscar e investigar. El único sitio que le arrojaba las respuestas iniciales era la casa donde solían vivir, donde aquel fatídico hecho tuvo lugar.
Por allí comenzaría a buscar respuestas del asesinato de sus padres, de esa noche él no tenía todos los hechos claros, solamente recordaba estar parado frente a sus cadáveres con una piedra ensangrentada en las manos. Un extenso charco de sangre caliente que se arrastraba hasta sus pies y las gotas que caían de sus manos. Su incertidumbre y llanto mientras se encontraba en negación era otra de las cosas que recordaba pero si dejaba eso a un lado, lo único que seguía en su mente era él corriendo y huyendo del lugar. No comprendía por qué tenía lagunas mentales, por qué no podía recordar nada.
Había contratado los servicios de un investigador privado que solía trabajar para las grandes organizaciones a cambio de descomunales sumas de dinero. Le había pedido que buscara hasta debajo de las piedras todo lo relacionado con su vida pero no solo eso, que lo siguiera a sol y a sombra estuviera con quien estuviese. Eso había sido hacía seis meses, cuando comenzó a plantearse la idea de dejar la organización. Ahora iba a tirar también de esa soga para ver qué sacaba.
Colocó su característica capucha sobre su cabeza pero no pudo dar más de dos pasos cuando todo un grupo de oficiales camuflados salieron de los alrededores. Luces comenzaron a cegarlo mientras era apuntado por más de una docena de hombres uniformados. Alzó sus manos en señal de rendición, quedándose completamente en blanco mientras se iban acercando a él. Podía pelear pero estaba en desventaja, no estaba preparado y sabía que al mínimo movimiento lo dejarían como coladera.
Sintió el duro material de botas militares golpear su pantorrilla izquierda luego la diestra para obligarlo arrodillarse, con el cabo de un fusil de asalto fue golpeado en el rostro a pesar de no estar resistiéndose y lo doblegaron en el suelo para ponerle las esposas. Los vehículos y sirenas comenzaron hacerse presente junto a un agente que parecía tomar foto para el archivo porque estaba claro que el sujeto periodista no era. Entre tres oficiales lo levantaron y lo arrastraron hasta uno de los vehículos mientras le leían sus supuestos derechos.
Todo pasaba tan rápido pero a la vez tan lento para él que no sabía exactamente cómo reaccionar. Veía el asiento de atrás donde ya esperaba uno de los oficiales como si fuera un túnel lejano. Lo obligaron a meterse allí utilizando fuerza bruta, sentía las manos sobre su cabeza obligándolo a inclinarse para entrar y una vez que estuvo sentado, otro oficial se sentó a su lado y cerró la puerta. Las rejillas del interior del vehículo le daban una escasa vista de los otros dos oficiales que se encontraban en los asientos delanteros.
Una caravana de automóviles policiales comenzaron a moverse delante de ellos y varios detrás como si estuvieran escoltando a todo un grupo de terroristas. Todo fue tan precipitado que antes de que se diera cuenta ya había sido arrojado a un solitaria celda de un lugar que no era la estación policial del distrito. Lo dejaron esposado allí tirado durante varias horas, hasta que volvieron a buscarlo para llevarlo a una sala de interrogación donde colocaron una gran cantidad de fotos de mujeres ensangrentadas a las que él había matado. Lo estaban tratando como el asesino serial que fue sin más diagnosticado como psicópata.
— Tenemos todas las pruebas que demuestran que eres el asesino del caso Yeojadeul. ¡Fuiste tú, Jeon Jungkook! — Le gritó el detective a cargo del interrogatorio golpeando la mesa con rudeza. — Creíste que hiciste un buen trabajo pero no eres mejor que nosotros, no puedes burlar a la ley.
Ya había dicho infinidades de veces que estaban en un error, que no sabía de qué estaban hablando y que él no había ido por ahí matando mujeres. No sabía lo que hacía el cien por ciento de su tiempo pero él no iba a ir por ahí matando mujeres al azar cuando tenía tantas cosas que hacer y negocios que atender. El estruendo de una carpeta que el detective dejó caer sobre la mesa llegó a sus oídos pero no se inmutó porque no se sobresaltó, sabía que usarían esa clase de trato barato para intimidarlo y hacerlo confesar. Ese hombre no asustaba a nadie, la intimidación era un arte que no cualquiera podía dominar y para desgracia del agente, él lo dominaba a la perfección, mismo si prefería abstenerse de hacerlo.
— Si según tú, no fuiste el asesino... ¿Por qué siempre volvías a merodear la escena del crimen? ¿Por qué? ¿Acaso recuerdas la última mujer que mataste? ¿Nos queda alguna que no esté en la lista?
— Ya dije mil veces que yo no recuerdo nada de eso. — Expresó calmado, tan calmados como si estuviese diciendo "buenos días" acabado de levantar.
— ¿Ese fue tu plan? ¿Fingir que no recuerdas nada para que no se te pudiera enviar a la casa alegando trastornos psicológicos? Realmente te quieres hacer el loco.
Expandió las fotos sobre la mesa y siguiendo un hilo cronológico, comenzó a mostrarle y señalas las imágenes. Eran fotos suyas y de las víctimas, estaban enumeradas y todas tenían hora y fecha. En ese momento la primera pregunta se le creó en su cabeza. ¿Cómo podían saber desde el primer asesinato los lugares por los que transitaría de antemano? El ángulo de esas fotos no provenían de las cámaras de vigilancia que se encontraban por todo el país, tampoco de las cajas negras de los vehículos eran claramente tomadas con cámara profesional.
Claro que cabía la posibilidad de que lo hubieran estado siguiendo debido a que podían estar vigilando a su organización pero aún así. Él se cuidaba demasiado las espaldas y que él recordase no iba por ahí sin más de forma tan despreocupada cuando sabía que tanto él como Suga se habían hecho de enemigos.
— Lunes, diez de noviembre del 2011. Este fue tu día inicial, elegiste a una chica inocente y la seguiste hasta su casa a donde irrumpiste sin permiso como si fuese tu casa. Saliste de la casa justo una hora más tarde. Lo mismo sucedió el martes dos semanas después de ese día y el miércoles de dos semanas posteriores, luego el jueves y así sucesivamente. Cada mujer que seguiste fue hallada muerta, veinte mujeres maldito monstruo, ¡veinte! Eres un monstruo sanguinario y terrorífico. — Gritaba desaforado el oficial, incluso dejando su saliva salir.
No tenían evidencia contundente para mantenerlo allí, mas que aquellas fotografías que lo situaban en los lugares a la hora y fecha indicada, misma hora donde los asesinatos eran ejecutados. Justamente así fue presentado su caso en el tribunal. Cosas que eran inconsistentes, testimonios como los de Hwasa poco fidedignos. No hubo una sola persona que pudiera decir que lo vio matar a esas personas, una huella suya, algo que confirmara todos los hechos.
Él había sido visto siguiendo a unas personas y luego las mismas aparecieron muertas, eso lo convirtió en el asesino de esas veinte mujeres. Había algo que no lo cuadraba pero ni siquiera su memoria podía ayudarlo a defenderse porque no recordaba siquiera haber ido a esos lugares o usado esas ropas. Lo último que pudo hacer fue sonreír desde el primer momento en el que fue capturado sabía que de ahí no lo iban a dejar salir ya fuera él el culpable o no porque necesitaban a alguien a quien culpar para evitar la presión de las masas de la población, para callar a la opinión pública debían demostrar que ese caso había sido resuelto y él era el ratón de laboratorio perfecto para eso.
Según el juez su risa en esos momento que a muchos les dio escalofrío era sinónimo de culpabilidad, actuando justo como un psicópata. el psicólogo que le designaron terminó dando el mismo diagnóstico, diciendo que él sufría un trastorno antisocial de la personalidad. Dio todo un discurso para decir que pese a que la psicopatía no era siempre asociada a conductas delictivas, su caso sí lo era.
¿Cómo podían decir que él era un psicópata que carecía de empatía desde su nacimiento? Supuestamente él sería un sociópata que sí podía llegar a ser empático con muy pocas personas en su entorno pero según el testimonio de quienes lo atendieron, su empatía era fingida. No actuaba por impulso, sino que planificaba cada acto. ¿Cómo podía él planificar todos esos actos con antelación si solamente no recordaba ciertos días u horas específicas? ¿Lo había planeado todo en pocas horas? era claro que había una confabulación en su contra pero no tenía forma de probarlo.
Nadie creería en sus palabras. No tenía los medios demostrar nada y sinceramente debía admitir que le habían sembrado cierta duda en su sistema. No estaba del todo seguro si era inocente o culpable de los cargos que se le imputaron. Tampoco tenía una defensa, por ley le tocaba un abogado pero nadie quizo tomar su caso y el abogado de oficio que le brindaron fue un oyente más del juicio sin inmutarse a decir una sola palabra.
Siempre estuvo listo a ser encarcelado y enjuiciado por los negocios ilícitos en los que se había envuelto, por formar parte de una organización de crimen organizado pero jamás contempló la idea de ser acusado por ser un asesino en serie que mataba mujeres inocentes sin ningún motivo aparente. Él podía no ser el más cuerdo de los hombres en ocasiones pero definitivamente no creía que estuviese tan mal mentalmente.
Hubo un punto en el que dejó de prestar atención, alzó la vista simplemente grabándose el rostro de todos los presentes en ese momento, desde el inepto de su pseudo abogado hasta el juez supremo y todos los que allí comparecieron. Sin embargo, cuando Hwasa dio ese falso testimonio confirmó que las cosas no estaban bien. Se levantó de su asiento reclamando, desmintiendo sus palabras pero fue rápidamente sentado y amenazado por estar desacatando el tribunal.
Se encontraba molesto, desconcertado y aún procesando claramente todo. Estudiaba todo en su cabeza pero resignado. A fin de cuentas su vida no tenía demasiado sentido y no había mucho que lo atara a la calle. Cuando sintió su sentencia le pareció algo absurdo, incluso escuchar como habían solicitado la pena de muerte fue doloroso. La única cosa que lo salvó de la ejecución fue el hecho de que estaba prohibido por la ley de su país, es decir, era contemplada como una sanción penal, pero no podía ser aplicada bajo moratoria. Y mismo si esto era solamente un plazo, se dejaba esa condena para casos extremos, para muchos el suyo lo era pero para otros, simplemente no.
Su juicio se convirtió en un debate que a él le parecía como una absurda fiesta protagonizada por el jurado invitado, la fiscalía y el juez, así como las pocas personas allí presentes. Hasta cierto punto fue muy controvertido. Escuchaba a los simpatizantes de la misma opinar que su realización reduciría el delito y prevendría su repetición — cosa que a él le parecía ilógica porque siempre habría un loco al que todo le daría igual — lo veían como el mejor de los escarmientos.
Asimismo, para su sorpresa hubieron detractores argumentando en contra de esto. Frases como... "No reduce el crimen en mayor medida que la cadena perpetua." "Son peores que el delito y es una discriminación" "Esa es una medida arcaica que está casi abolida en su totalidad en esta República." Llenaban la sala con los mismo alegatos que hicieron al juez contenerse, ellos habían cruzado mirada y Jungkook pudo notar que el verdadero deseo de este no era una cadena perpetua, sino realmente desaparecerlo. Mas contra todos los pronósticos y deseos de varios presentes, terminaron condenándolo a cadena perpetua.
Un grupo de uniformados se acercaron a él para levantarlo como si este se estuviera resistiendo; con leves grilletes en sus pies y esposado lo iban a sacar de la sala. Su corazón latía absurdamente rápido, quizás como la señal que él se negaba aceptar, sí estaba asustado de su futuro. Sus ojos recorrieron todo el lugar reconociendo a la distancia a un Min Yoongi disfrazado que secaba sus lágrimas y al otro extremo a Mingyu acompañando a su padre. Cruzó mirada con ambos de sus conocidos pero ninguno se la mantuvo más de un segundo.
Una vez que salió de la mira pública, su calvario comenzó. Los guardias se aprovechaban y golpeaban sin contemplaciones, uno de los golpes hizo resentir su costilla haciéndolo inclinarse. Cualquiera en su lugar hubiese permanecido tranquilo pero a él sinceramente ya le daba lo mismo, acababa de salir de un juicio en el que fue condenado a pasar el resto de su vida tras los barrotes, ¿qué más podría perder?
Analizó los movimientos de los tres guardias que lo sostenían, se reían entre ellos a sus costas pero no estaban del todo pendiente a él. Estaban confiados debido a que estaba esposado e incluso sus piernas estaban restringidas, mantenían las tonfas de policarbonato negras pegadas a su cuerpo como defensa mientras que el resto de sus armamentos se encontraban enfundados. Parecían estarse turnando mientras lo trasladaban al autobús que lo llevaría al penal y siguiendo sus cálculos el próximo en incomodarlo iba a ser quien lo tenía apuntalado por la espalda.
El peso en sus pies era mayor debido a las cadenas, no podía abrirlos demasiado y sus manos también estaban inmovilizadas por lo que debía incrementar su fuerza si quería saltar lo suficientemente fuerte como para lograr su cometido. Arrastraba sus pies, a penas quedaban pocos metros para llegar al autobús y sabía que era en ese momento o todo sería en vano si lo subían a ese vehículo. Con unas rápidas semi-cuclillas, Jungkook se impulsó logrando brincar por encima del oficial, tomando a todos de forma desprevenida.
Ensanchó sus brazos logrando colocar entre ellos la cabeza de aquel sujeto, bajó las esposas hasta si cuello y dando una ligera vuelta con gran fuerza lo estranguló en un único movimiento. Los compañeros se apresuraron a golpearlo pero este empujó al custodio que tenía entre sus manos haciendo tambalear a uno de ellos mientras que detuvo con las esposas el golpe del bastón policial que el otro.
Sus manos tiraron del cuerpo del contrario por donde tenía sujetada el arma y lo golpeó con sus codos cuando lo tuvo lo suficientemente cerca. Le quitó su bastón y lo golpeó en la cabeza desestabilizándolo, tomó su arma reglamentaria y se giró para dispararle al otro oficial que se apresuraba a sacar su pistola, luego volvió a voltearse y le disparó justo en el medio de la frente al único que quedaba en pie.
Soltó el arma y observó los tres cuerpos sin vida de aquellos sujetos que no solamente abusaban de su posición con él como si ser un reo lo hubiese convertido automáticamente en un animal, sino que también se vanagloriaban de todos los abusos que cometían, entre ellos, violar a los nuevos reos que encontraban atractivos, destino que según sus burlas sería el de Jungkook. Ellos tres se rifaban su trasero como si de una obra de Da Vinci en una subasta se tratara. Los miró con desprecio pero antes de caminar a rastras hacia el autobús, fue derribado con varias descargas eléctricas que dispararon a distancia.
Su cuerpo dolía, algunas partes incluso no se las sentía cuando con dificultad sus párpados se comenzaron a elevar. Estaba ligeramente confundido pero solo le bastaron pocos segundos y un vistazo a su alrededor para cerciorarse de en dónde se encontraba. Las imágenes de una carretera adornada por copos de nieves que caían avisando la primera nevada le dejaban claro que se encontraba en el vehículo que lo trasladaba hacia el presidio. Permaneció contemplando la tan pura nieve hasta que la llegada de un extenso túnel opacó su vista.
La seguridad de su cuerpo se había reforzado, sus manos estaban totalmente inmovilizadas atadas fuertemente a su cintura y del nuevo de esta salía otra que llegaba hasta sus tobillos, causándole incomodidad y cierto dolor en cada movimiento que fuera ligeramente rápido o amplio.
— ¡Disculpe! — Una voz sonó a su espalda pero no se volteó. — Eso de hace un rato fue increíble, ya me hubiera gustado a mí tener sus habilidades, le hubiera dado una zurra a esos malditos infelices.
El sujeto comenzó hablar sin cansarse a pesar de que estaba siendo relativamente ignorado, pues pese a no prestarle atención directa, Jungkook escuchaba cada una de sus palabras. En su mente el sonido era como el de un papagayo.
— ¿Por qué te están trasladando a la prisión de Seodaemun? Normalmente los criminales tan jóvenes como tú o que son encarcelados por primera vez son llevados a Seobu o Nambu... Bueno a esta última llevan más a las personas conocidas, celebridades y políticos, tu cara nunca la he visto antes. ¿Cómo te llamas? Yo vengo aquí no por la gravedad de mid delitos sino porque soy reincidente , he pasado por varias prisiones y no te reconozco. Vivo más adentro que afuera.
Eran cuatro los convictos que iban dentro de aquel autobús uno de ellos se encontraba en silencio, había otra quien parecía ser por el acento un taiwanés que si no estaba loco, estaba altamente drogado. El tipo que no cerraba su boca ni un solo segundo y él. Por cada uno de ellos habían cuatro oficiales que lo miraban con odio y realmente sintió que todos ellos estaban ahí no por los demás, sino por él.
— Oye, ya llegamos... ¡Seodaemun! — Le avisó el sujeto parlanchín.
La nieve había aumentado, parecía ser que se aproximaba una tormenta por la intensidad y fuerza con que caían, también el viento que soplaba.
— Está orientada al norte y está apartada, así que no hay ni habrá mucho sol., Tiene pisos de piedra muy antiguos y calefacción por radiadores. — Le iba explicando a medida que iban adentrándose a la zona penitenciaria. El auditorio tiene más de cien años y da cabida a alrededor de quinientas personas.
Su cálculo fue rápido, pudo ver que el complejo penitenciario contaba con alrededor de quince edificios, la mayoría con ladrillos macizos de arcilla roja. En la torre podía ver a varios oficiales altamente armados con ametrallados y fusiles bien alertas.
"Cuidaremos de sus familiares"
Ese era el letrero del cartel de la entrada que tan absurdo le pareció. Si no cuidaban de ellos mismos menos iban a ser capaces de cuidar a las familias. No sabía si se lo decían a los reos o a sus familiares pero cualquiera que fuese el caso le parecía igual de ridículo. Las prisiones eran otra gran mafia donde incluso una estalla de jabón era traficado.
"Ministerio de Justicia. Una reforma con sueños y esperanzas, estamos a su lado"
Decía otro cartel un poco más adentro. Sinceramente no sabía si reír o llorar frente a la hipocresía. Especialmente esa prisión era conocida por ser la que mayor alta seguridad tenía y albergaba a los delincuentes más peligrosos del país. Era un sitio donde hacían exactamente todo lo contrario, quitarle sus sueños y esperanzar para reducirlos a ceros y quizás en ese momento aún no lo hubiese experimentado en carne propia pero mucho había oído hablar y pronto también lo viviría.
🧡🧡🧡
Hola por aquí 🙈
Como podrán ver este y aproximadamente dos o tres capítulos más contarán la historia de Jungkook desde el momento que fue apresado hasta su salida. No ahondaré tanto en cada uno de sus siete años solamente las cosas más importantes que hicieron de él la leyenda que era en el penal cuando Tae lo sacó.
🧡🧡🧡
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