Capítulo 16
Ver al hombre que él quería, ese que quería tener solo para él en brazos de otro, sin él estar al menos presente era algo que lo tenía pidiendo sangre mentalmente. Estaba rodeado por un grupo de hombres que murmuraban pero toda su atención estaba centrada en lo que estaba ocurriendo. No quería ver a ese hombre sentado sobre Kook, besándolo, tocándolo, menos que él lo tocara de vuelta. Cuando se sentó a ver lo que pasaba allí no fue eso lo que esperó ver.
— ¡Jefe! — Yoongi golpeó la mesa con fuerza, molesto por lo que veía y la intromisión. Todos se quedaron paralizados y se quitaron del medio para que pudiera observar a quien lo llamaba. — Jefe...
— Jefe, jefe, ya te oí la primera vez. No tienes que llamarme tantas veces. Dime lo que vienes a decirme de una puta vez y más te vale que sea importante. — Habló de forma déspota rascándose su cabeza mientras enarcaba su ceja y labio superior al mismo tiempo.
— H-Hubo un percance con el cargamento de armas que el señor Kim mandó. C-Cuando íbamos a hacer la entrega nos dimos cuenta de que en el camino uno de nuestros hombres nos robó una parte. Estoy seguro de que estaba todo porque yo mismo lo conté cuando lo recibimos, pero la camioneta donde venía él no llegó al destino y no podemos comunicarnos con él.
Suga ladeó su cabeza sonriendo, la rascó y le arrebató al hombre que tenía a su derecha el arma que guardaba en su espalda. Todos se alejaron aún más viéndolo masajearse la sien con el cañón de aquella pistola de color plateado. Le quitó es seguro y apuntó directamente a su cabeza.
— ¿Quién estaba a cargo de la operación?
— Y-Yo señor... — Tartamudeó. — Yo me encargaré de encontrarlo y traérselo.
— Hmmm. — Agitó sus labios rozando su nariz. — Eso tuviste que hacerlo antes de llegar aquí como un estúpido niño al que le quitan su caramelo y no sabes qué hacer. Tú estabas a cargo de la jodida entrega, cabrón. Tú eres el que me tiene que responder por eso pero descuida, seré bueno contigo. Te quitaré trabajo, yo mismo me encargaré de encontrar a ese hijo de puta que se atrevió a meter las manos en mi mercancía. A ti te necesito en otro lado y espero que no me falles. Necesito que te vayas a otro país.
— Como ordene jefe, como desee. Muchas gracias por la oportunidad, no lo defraudaré. — Sonrió agradecido y Suga de igual manera lo hizo, en una sonrisa tan amplia que incluso sus encías se mostraron. — ¿Para qué país debo irme? Ahora mismo iré, sola-
Un disparo se sintió y lo próximo que se vio fue al sujeto que hablaba caer al piso con el impacto de bala justo en el medio de su frente. Yoongi le estiró el arma al dueño y volvió a sentarse frente al monitor.
— Necesitaba que se fuera para el país de los acostados y ya llegó en un viaje expreso de primera clase. Que alguien se encargue de llevarle dinero a su familia si tenía, limpien ese desastre y déjenme solo. Absolutamente nadie puede molestarme. ¿Queda entendido?
¡Sí, jefe! — Respondieron casi al unísono como soldados todos los presentes.
Suga pasó ambas manos por su rostro desesperado y fijó su mirada en la pantalla mordiendo la cutícula de sus dedos desesperado. Necesitaba ver como Jungkook separaba a ese hombre, como no consumían el acto, quería que aquello se terminara en ese preciso instante.
Sin embargo, a pesar de sus fuertes deseos, aquellos dos hombres no tenían intención alguna de detenerse. Las camisas que yacían tiradas a un lado del suelo mientras ellos continuaban besándose, con manos recorriendo sus torsos, lo confirmaban.
Es que no existía forma de que Jungkook dejara ene se momento inconcluso eso que estaba experimentando. Eran caricias que parecían golpes de alguien con sabía pero lo suficientemente suaves para erizarle la piel como la más delicada pluma. Atacaba su piel y sus labios con rabia pero a su vez, desbordaba una pasión casi enfermiza, parecía esa droga que regalaban gratis para enganchar y una vez que fuera dependiente de ella cobrar.
Estuvo el último mes que permaneció en la cárcel sin acostarse con algún recluso, no llevaba a cualquiera a su celda pero tampoco le gustaba repetir demasiado a las mismas personas para evitar creencias absurdas o que alguien fuera a buscar en él algo más que lo que tenían. Ellos eran el envase humano que recolectaba lo que él desprendía al liberarse como sus necesidades fisiológicas le exigían, nada más.
Por ello, tener con quién hacerlo no era tan fácil como parecía, incluso debía traficar con condones que a veces le quedaban poco para vencerse. A muchos ya adentros no le importaban donde metían lo suyo y olvidaban la protección pero él sin globito no caminaba.
Una vez afuera tuvo sexo con Yoongi pero fue diferente, fue algo frío y carnal. bien diferente a lo que hubiera ocurrido esa noche si él hubiese seguido pero, en aquella ocasión, no hubieron tantas caricias, tampoco juego previo, fueron bestias desgarrándose debido a la necesidad que sentían por el otro.
En cambio en ese momento, mismo si sabía que ellos dos realmente no se soportaban, sus carnes reaccionaban de forma diferente, estaba prendido de su forma, de us besos y por eso respondía de la mejor forma. Quería perderse en esa boca que escupía tantas cosas desagradable pero que daba excelentes besos.
Lo atrajo más contra su cuerpo y recorrió su clavícula de una punta a la otra llenándolo de mordidas y besos, lamía y succionaba su cuello. Se deleitó con los gemidos que quiso controlar cuando mordió su hombro pero al repetir la misma acción con el otro mientras apretaba sus caderas con una mano y tiraba de su cabello con el otro, Taehyung simplemente dejó salir sus gemidos.
Ya no le importaba, después de todo ese que estaba ahí, sintiendo como su cuerpo se derretía y ardía en las manos de un asesino, del hombre que le quitó la vida a la menor de los Kim, no era él. No era el Kim Taehyung que pertenecía a esa familia, era el personaje ficticio que se estaba entregando a su novio falso. Todo allí era una mentira, todo, menos los gemidos y sensaciones que ese convicto le arrancaba a su cuerpo.
¡Mierda! Besaba de forma electrizante ese hombre de cabellos color azabache. Su mente no podía ir a ningún otro lugar más que a ese oscuro mundo de lujuria en el que ellos se habían sumido. Lo estaba arrastrando a un lugar al que su cuerpo quería ir. Volvió a colocarle su hombro derecho en su boca y dejó su cabeza caer hacia atrás bajo la rica corriente que lo recorrió. Esa era una de sus zonas más sensibles y ese maldito había dado con ella en el primer encuentro de una forma irritablemente veloz.
— ¿Voy arriba o abajo? — Musitó en su oído, sosteniendo con sus manos aquel rostro que no dejaba su lengua tranquila un solo segundo.
— Abajo, lo que se sabe no se pregunta. — Mordió sus labios y coló su lengua en el interior.
Succionó su músculo dejando que la saliva corriera por sus labios y comisuras. Taehyung mantenía su boca bien abierta, viendo esporádicamente aquel aniquilante rostro cuando se dignaba abrir los ojos. Si ese hombre podía succionar todo de la forma en que lo hacía con su lengua, era un maldito peligro para la sociedad de forma triple.
Jungkook tiró de su cabello y provocándole un quejido de dolor, deleitándose con esa imagen que tenía frente a él. Sus labios hinchados y tan enrojecidos como sus mejillas y nariz, sus jadeos, su frente sudorosa, largos párpados y finas líneas que por primera vez apreciaba. Tenía siempre un semblante tan serio y tan arrogante que ni siquiera le dieron deseos de detallarlo a tal magnitud. Ahora que lo tenía moviendo sus caderas por cuenta propia sobre su miembro, entregado a sus caricias, era hermoso.
Sostuvo su cuello con fuerza, estiró con sus dientes la lengua ajena para volver a succionarla y perderse en un beso. Le gustaba la textura de sus fornidos glúteos, lisos y tibios, tanto como ese lugar escondido que fugazmente rozaba de tanto en tanto. Lo separó de él dejándolo desvinculado y perdido, mirándolo sin entender qué pretendía. Se deshizo de sus pantalones y lo miró lascivamente.
— ¡Quítatelos para mí! — Le ordenó acariciándose obscenamente su entrepierna liberada de una cárcel que se sentía peor que en la que él había estado.
— Jeon Jungkook... — Le recriminó con la mirada, era humillante para él hacer eso en ese momento, tan humillante como el hecho de que no podía apartar la vista de su miembro desde el momento en que lo vio sublevarse.
— Quítatelos, ahora. — Volvió a repetir para morderse los labios inquiriéndole que se apresurara. Taehyung cerró sus ojos y zafó su cinto con fuerza y rapidez. — Oye, despacio. Se supone que es para que yo disfrute la vista. Vamos, sólo por este momento déjame gozarte como se debe.
El rubio acató la orden dado y se quitó los pantalones para una vez hecho esto repetir la acción con su ropa interior, dejando toda su desnudez corporal a merced de aquel sujeto que lo devoraba con la mirada y que, por alguna extraña razón él ya quería sentir en su interior. Sus pasos hacia él fueron lentos, disfrutaba ver sus ansias. Se agachó dos pasos antes de llegar a su cuerpo y recogió un preservativo que se encontraba en el bolsillo de su pantalón y había caído al suelo en el momento que los lanzó hacia el convicto. Se paró delante del pelinegro y este agarró su mano y lo hizo arrodillarse frente a él.
Agitó su masculinidad de un lado hacia otros dándole una orden muda que el contrario pudo comprender fácilmente. Lamió y mordió el interior de los muslos de aquel hombre de forma ascendente hasta llegar al destino final. Se detuvo mordisqueando si perineo varios segundos, un testículo, luego otro y finalmente aquel húmedo falo que aclamaba sus labios. Con una mezcla de dulzura y agresividad corrió aquella cabellera rubia que le tapaba su vista, disfrutando anhelante de esos labios que parecían acercarse a él de forma lenta.
— ¡Maldición! — Exclamó carraspeando su garganta cuando su lengua tapó su uretra en espera de sus labios para luego descender juntos hasta la base. — Eres bueno.
Se recostó al espaldar del sofá y se entregó completamente a lo que él acreditaba como mejor mamada de la historia. Había recibido muchas pero ese hombre... Ese hombre confirmaba sus pensamientos de vida, no era el sexo lo que daba verdadero placer, sino el amante con quien lo practicara. Un amante como Kim Taehyung hacía de la experiencia vacía que era el sexo sin sentimientos de por medio, una de las mejores.
Movió sus caderas al mismo ritmo que su boca y el rubio estaba disfrutando de igual manera verlo de esa forma por él. Ver lo sumiso a su boca que se volvía le daba cierta paz y excitación también. Una arcada llegó a él cuando su cabeza fue enterrada entre esas piernas varios segundos. Respiró con pesadez dejando caer más saliva de la prevista.
Miró a Jungkook y solamente pudo ver su odiosa sonrisa. Tomó su mano para levantarse, maldijo en su interior por no tener en ese momento lubricante o más preparación pero tomó el condón en su mano y se posicionó sobre él. Se quejó al sentir su muñeca ser presionada y lo observó con deseo de golpearlo pero este de forma más ágil le quitó el condón que sostenía justo en esa mano y lo lanzó contra el sofá, dejando toda su espalda a su alcance.
Se aceró a él y volvió a morder sus hombros, los succionaba y besaba mientras sus manos acariciaba con parsimonia el resto de su cuerpo sin un orden en específico. Su lengua recorrió desde la nuca, dejando algunos besos y mordiscos hasta llegar a sus hoyuelos. Jugueteó con ambos y luego lo jorobó con fuerza obligándolo a dejar su trasero empinado hacia él. Los palmeo bien fuerte, tan fuerte que el rubio maldijo pero el escozor que el golpe causó fue mermado por las extremadamente suaves caricias de sus manos y lengua.
Se agachó apoyando una rodilla en el suelo y sin detenerse abrió ambos cachetes para hacer un súbito recorrido con su lengua y nariz antes de volverse alejar y quedarse contemplando la vista. Taehyung frunció su ceño al notar lo que ese hombre había hecho, estaba enfermo porque aquello era asqueroso. ¿Realmente había olido en profundidad aquella zona? Intentó voltearse incómodo pero sus fuertes manos lo mantuvieron en su sitio.
— Quédate ahí.
— Eres un enfermo Jungkook. Nadie huele tan descaradamente esa zona. — Protestó apoyando sus manos en el sofá para mantener el equilibrio. — Adquiriste fetiches raros allá dentro.
— Todos lo huelen, ¿cómo demonios hacen sexo oral en esa zona sin oler todo? No aguantarían nada entre el ejercicio físico de su boca y el aguante de respiración. — Volvió acercarse y esta vez solo permitió que su lengua pasara a gran velocidad. — Sabes bien. — Rió al verlo removerse agitando su retaguardia en espera de más.
Palmeó ambas nalgas y se acercó a su boca para besarlo. Entrelazaba sus lenguas siempre en ese juego de poder que había entre ellos mientras su diestra lo masturbaba estratégicamente. Ese hombre le estaba levantando las más sucias y candentes pasiones. Esas que en los libros era consideradas como la fuente de todos los males del ser humano pero, bien sabía él que no había nada mejor que eso. Si se miraba detenidamente, todo placer lo era pero ese, el placer que el sexo provocaba era el más estimulante, mejor que cualquier droga, lo único con lo que se podía enviciar si tenía un compañero de esa índole.
— Mierda, detente de una vez y termina esto. — Jadeó Taehyung arqueando su espalda, sintiéndose estimulado en cada poro, en cada maldita zona de su cuerpo.
— Shhhh, agente, este no es su momento de mandar. — Susurró en su oreja y lo mordió.
Descendió una vez más por su cuerpo entre besos, lamidas, mordidas y caricias, sin dejar de agitar rítmicamente su mano derecha. Esta vez si se perdió en la parte más profunda de su anatomía exterior. Disfrutó tanto el rubio como lo hizo él, lo gozó hasta que supo que estaba listo, hasta que los tres dedos que estaban ya en su interior se movían sin presión. Tomó el preservativo entre sus manos, se deshizo de la envoltura y dejó que lo que se hallaba en el interior rodara por su falo lentamente.
Tanteó para asegurarse la zona en la que iba a ingresar y tras enfilarse comenzó a entrar lentamente. Aquello era una tortura para el rubio, esperaba que entrara de una vez pero no. No entendía para nada a ese hombre en la intimidad, esperaba un brusco que lo desnudara y se encajara en él sin más, esperaba un ogro que lo dejaría adolorido y con el que no disfrutaría en lo más mínimo.
¿Cómo es que resultaba ser todo lo contrario? Era dominante, sí, pero se tomaba el tiempo para que disfrutara de aquello tanto como lo hacía él. Tenía cuidado para no lastimarlo, lo tenía en cuenta como si fueran amantes o realmente novios. No sabía si estaba actuando pero si lo hacía, era jodidamente bueno en eso. Estaba de cierta forma, desconcertado, sorprendido. ¿Cómo podía un asesino serial como él que no tenía contemplaciones tomarse todas esas molestias?
Sus pensamientos volvieron a desvanecerse tras la primera fuerte estocada que recibió una vez que su interior se acostumbró a la intromisión. Fue sorpresivo y no pudo evitar soltar un quejido. No sabía de qué forma ese malnacido se estaba moviendo, solamente sabía que lo estaba haciendo extremadamente bien. En la intimidad con los hombres solamente era el pasivo cuando debía serlo por trabajo u obligación pero nunca se había sentido tan bien haciendo su trabajo, nunca nadie lo había follado de esa manera. No lo hicieron los cerdos que él eliminó y tampoco los que decían amarlo.
Jungkook oscilaba sus caderas lentamente, las rotaba suavemente hacia la derecha y adelante buscando profundidad, en búsqueda de un lugar que quería encontrar, para luego terminar el movimiento circular regresando a su posición inicial. Su interior era cálido, no era extremadamente apretado pero la presión que hacía parecía ser la perfecta para su miembro y para él. No se estaba moviendo rápidamente pero aquel martirio lo estaba haciendo querer escalar por su espalda.
Salió totalmente de él para regresar de forma brusca, una y otro vez. Se aferró a su cabellera y regularmente aquellos movimientos fueron tomando velocidad. Una velocidad que tenía a ambos gruñendo, el agente contra el sofá y el convicto contra su espalda. Apretó su cadera, el vaivén tosco y veloz de las suyas propias le arrancaban los gemidos más obscenos y eróticos que podía haber escuchado.
Sus cuerpos se acoplaban pero de la misma forma luchaban por tomar el control. Ninguno se quedaba tranquilo, los dos se movían a la par, a veces a ritmos o direcciones diferentes pero se encontraban siempre en el mismo punto.
— ¡Ah, mierda! — Gritó agitado Taehyung cuando sintió su próstata ser alcanzada. — Maldito...
El convicto rió también algo agitado al sentir como se contraía, como su cuerpo temblaba cada vez que él rosaba ahí. Lo había encontrado y no lo iba a perder. — Agárrate. — Ordenó y una vez que lo vio sostenerse con fuerza, soltó sus caderas y abrió más sus nalgas, pegándose más a él. Volvió adentrarse y sin separarse un solo centímetro comenzó a mover su cadera de forma casi circular, rozándolo una y otra vez.
— ¡Dios!
— Creí que eras ateo. — Se burló tirando de su cabello.
Algunos minutos después, lo obligó apoyar su pecho en los cojines de aquel asiento, dejándolo casi acostado. Apretó su cabeza con fuerza contra aquel asiento dificultándole oír sus gemidos pero, en ese momento, ya no controlaba nada más, quería, necesitaba liberarse. Se adueño del miembro ajeno y lo masturbó al ritmo de sus embestidas.
Era exquisito sentir como el interior de aquel rubio prepotente estaba húmedo, recibiéndolo tan bien. Sus gemidos y jadeos eran igual o más excitantes que todo él y eso lo enloquecía en demasía.
— ¡Agg, diablos! Me voy a venir rubio. — Le avisó entre jadeos.
— También yo, me voy a venir contigo pero... ¡Ah! Más fuerte.
Jungkook golpeó con fuerza sus nalgas enrojecidas, con la misma fuerza que se aferró a sus caderas y lo embistió hasta que el agente se liberó, dándole parte verde para seguirlo minuto después. Mordió sus hombros con fuerza y se dejó caer sobre su cuerpo arrugando su nariz.
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Hello again! 👋🏾 ¡Hola otra vez por aquí!
A que no se esperaban que seis horas después de publicado el capítulo anterior estuviera aquí nuevamente.
Debido a mi gatica misu miau, @MICHICORM una de mis lectoras y amigas que me regañó por facebook por dejar el capítulo anterior justo en esa parte, estoy aquí nuevamente. Además vi todos sus comentarios y por un momento pensé que vendrían hacia mí en pandilla a matarme por dejarlos así. 😂😂😂😂 Así que aquí les dejo otro capítulo más. Espero que lo hayan disfrutado y ahora sí, nos vemos en el próximo.
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