Capítulo 15
Tres miradas, cada una con un diferente pensamiento escondido se miraban fijamente. Taehyung estaba algo molesto por no haber podido echarse en ese momento al líder de Los Cocodrilos al bolsillo, sabía que una vez que estuvieran juntos tendría un poco más de acceso directo a él y sus cosas pero al menos por ese momento, no podría ser.
Min Yoongi estudiaba la reacción de ambos, seguía sin parecerle real esa situación y el hombre que tenía entre sus manos no le inspiraba confianza, su amigo, aunque no quisiera admitirlo sabía que también le ocultaban algo y no iba a dejar caer tan fácilmente lo que tanto trabajo le había costado construir. Había dejado más que la mitad de su alma en el camino y absolutamente nadie haría que su esfuerzo se evaporara.
Jungkook como siempre parecía indescifrable para los presentes, ninguno podría decir con exactitud lo que pensaba si solamente se guiaba por su expresión. Él sabía perfectamente quién era Suga si de sexo se trataba pero, que no respetara lo que era suya, ya fuera cierto o no, le hacía perder los estribos. Ver como acorralaba de esa forma al rubio contra la pared y como él sin pensar en las consecuencias se dejaba hacer, de no haber llegado en ese momento...
— K-Kook. — Reaccionó sorprendido aquel hombre de cabellera color menta.
— ¡Te callas! — Exclamó acercándose lentamente. Su pulgar diestro limpiaba la comisura de su boca mientras su lengua empujaba furiosa el interior de su propia mejilla. —¡Salte! — Se dirigió a Taehyung, sin embargo el rubio de forma altanera se quedó en el mismo sitio sosteniéndole la mirada aún sabiendo donde se encontraban. Jungkook no tenía paciencia en ese momento con él, su cínica mirada le daba repulsión. — ¡Dije que salieras de aquí! ¡Ahora!
Tiró de su cabello con fuerza cuando lo vio permanecer en el mismo lugar y el rubio contuvo las ganas de defenderse que tenía. Trastabilló cuando lo soltó casi cerca de la puerta y se recompuso para arreglar su ropa pero el sonido de un golpe lo hizo mirar atrás. Se encontró con un Yoongi que sonreía cínico mientras escupía un poco de sangre en el suelo y palpaba la zona golpeada.
— ¿Me estás pegando por esa puta? — Señaló con la cabeza al lugar donde el rubio se encontraba, haciendo que por un segundo, el pelinegro mirara de soslayo. — ¿Desde cuándo las putas han sido más importante que nuestra amistad y los negocios?
Taehyung observó la mirada que el Liquidador le estaba dando y salió del lugar en silencio. Mismo si le incomodaba que ese imbécil hablara de él de esa forma, sabía que eso venía con su trabajo. Era un precio muy bajo que pagaba gustoso por sus fines individuales y laborales.
A gran velocidad y con esa peculiar destreza y bravura inherente en él, Jungkook tomó a su amigo por el cuello y lo incrustó contra la pared ejerciendo presión. Su labio superior temblaba de la rabia y Suga solamente lo miraba. ¿Estaba molesto por el aparecido o estaba molesto por él? Llevó su diestra a la espalda y sacó una pistola que apuntó a la cabeza de quien lo estaba dejando casi sin aire. Por supuesto que sabía que eso no amedrentaría y también quería dejar claro el lugar donde él estaba parado.
— Sabes perfectamente que cuando me tocan lo mío no me mido, mis territorios, mis propiedades, las personas que me follo. Si no doy autorización absolutamente nadie puede ponerles un dedo encima. ¿Qué carajo estabas haciendo? Te lo presenté como mi pareja sino sabes que no lo hubiera hecho. ¿Por qué mierda lo hiciste Min?
— ¿Necesitas traducción para lo que estaba haciendo? Porque creo que era más que evidente, si ese desperdicio te fuera fiel y leal no hubiera cedido tan fácil ante mí. Mínimo lo hubiera tenido que amenazar pero estaba más que dispuesto a abrirse de piernas para mí. Esa puta no se merece que lo defiendas así.
Tiró de Suga y le pegó con fuerza en el tabique utilizando su cabeza, con la mano que le quedaba libre aprovechó el momento para tomar el control del arma y apuntarlo contra su cabeza, quitándole el seguro que su amigo aún no había quitado.
— Puta o no, es mío y no tenías el derecho a ponerle tu manos encima, además, que sea la última vez que te refieres a él de esa forma. Ya te dije su nombre y estoy seguro que lo has mandado a investigar porque vi a tus hombres siguiéndonos. Se llama Kim Taehyung. — Sacó el cartucho y eliminó la única bala que sobraba antes de lanzar la pistola detrás del bar.
— No sería la primera vez que compartamos algo. Territorios, propiedades, esta organización, las personas que pasaron por nuestras vidas, lo hemos compartido todo. Sabes perfectamente que lo mío es tuyo, siempre ha sido así. ¿Cuál es el problema ahora? — Agitó su cabello molesto antes la actitud de Jungkook. — Por un momento pensé que estabas preocupado por mí, que estabas molesto por mí.
Empujó al convicto de su camino y se dirigió al bar. Estaba frustrado y molesto, le dolía e incomodaba ver de la forma en que su Liquidador defendía a ese aparecido del que nadie sabe nada. Destapó la botella de cristal bajo la atenta mirada de su amigo y se sirvió el vaso casi hasta el tope.
— El problema es que él no es una más de las personas que pasaban por tu cama, que compartíamos como si de un juguete más se tratara. Yo nunca tuve una relación pero nuestras reglas estaban escritas desde el comienzo. Si tú hubieses tenido realmente una pareja seria, yo no me hubiera atrevido a ponerle la mano arriba, ni siquiera con tu autorización. Ahora es diferente, tú y yo no mezclaremos nuestra amistad y negocio con placer, así como no compartiremos a Taehyung.
La botella que Suga tenía en su mano para servirse más alcohol luego de haberse tomado todo lo que había en su vaso, se quebró a los pies de Jungkook, quien no se inmutó en moverse.
— ¿Por qué demonios tienes que cambiar todo ahora? ¿Qué mierdas viviste allá adentro que no te siento igual? No te siento el Liquidador, no te siento mío.
— Nunca lo fui, hyung. Nunca fui tuyo porque ni siquiera soy mío, no puedo pertenecerle a nadie, no le pertenezco a nadie.
— Pero yo sí te pertenecí y lo sabes. Lo nuestro comenzó como jugarretas en el que nos castigábamos obligándonos a complacer al otro incluso cuando no nos gustábamos o eso creíamos. Siempre te alejabas de mí y por eso tenía que recurrir a meter entre nosotros una tercera persona para que aceptaras entrar en mi cama. Cuando teníamos pólvoras en nuestras manos, cuando estaban marcadas de sangre, cuando a penas conseguíamos salir con vida, jugándonos cada día el pellejo, nos teníamos a nosotros.
— De cierta forma eres como un hermano para mí y lo sabes. — Trató de acercarse pero Min lo golpeó en los labios.
— Tú siempre haces lo mismo, huyes de lo que eres, de lo que somos, hueste de mí y de la organización y ahora que regresas no lo haces entero. A decir verdad, no creo que hayas regresado, quiero confiar en ti pero cada vez te siento más distante, capaz de hacer cualquier cosa. Lo que vi hoy en esa reunión y lo que he presenciado aquí me lo demuestra. Si entre nosotros no queda hermandad, tampoco pasión. ¿Qué demonios nos queda?
Regresó caminando sin ganas hasta el bar y bebió lo poco que echó en su vaso antes de romper la botella. Se frotó bruscamente su rostro para secar sus lágrimas, tiró de sus pelos lanzando un grito agudo y apoyó la frente en la barra.
— ¿Él es realmente tu pareja? Ese hombre tiene aspecto de militar o policía. No es del tipo de hombre con que tú te encamarías, por ende o un sucio oficial que mataré ahora mismo por intentar infiltrarse o es alguien que quiere apoderarse de mi negocio. ¿Te dio la idea de buscar a tus hombres e independizarte quitándome a mí del negocio? O acaso... ¿Es un oficial que te ayudó a salir de la cárcel para que lo ayudaras a desmantelarme?
La mente de Jungkook comenzó a maquinar rápidamente su respuesta, buscar algo que sonara creíble, convincente y confiable porque tenía que cuidar cada palabra que decía de ahora en más. Min Yoongi, a pesar de su estado y de no encontrar pruebas fehacientes que apoyaran sus conjeturas, estaba demasiado cerca de la verdad. No era algo bueno para nadie que todo aquello se descubriese.
Él no tenía la intención de desmantelar su organización, aunque estuviera dispuesto a defenderse si era necesario y descubrían que estaba colaborando con las autoridades, no iba a entregarlo realmente. Era consciente que así como él, Suga era un viejo lobo desconfiado que no creía en absolutamente nadie. Su mirada se encontró con la del peli-verde cuando este tomó sus mejillas con ambas manos y alzó su mirada.
— Nosotros no amamos, tú no sientes nada por ese hombre, ni siquiera pasión. Te conozco desde que tenías catorce años y andabas desorientado tras quedarte huérfano y solo. Puedo percatarme de cuando estás triste, cuando tu mirada es de afecto. Cuando la pasión te carcome por dentro y se apodera de tu persona porque eres un maldito que cuando se entrega a la lujuria no escatima. Es cierto que no has tenido relaciones pero sí aventuras y cuando las tenías, no podías quitar tus manos de arriba.
— Hyung... — Sus labios fueron sellados por un beso que llegó a él tras las leves caricias de los dedos de su amigo. Sintió como tiraba de su labio inferior y se adueñaba de su interior con destreza. Como sus manos se perdían en su cabello y lo pegaba más a él.
Siempre ponía distancia entre ellos porque de alguna manera siempre sucumbía a él si lo dejaba acercarse demasiado, justo como en ese momento. Era experto en hacerle entregarse a la pasión del momento aunque después terminara maldiciendo y arrepintiéndose. Colocó sus manos en los muslos de Suga que se encontraban entre sus piernas y este se sentó a ahorcajadas sobre él.
Lo volteó dejándolo acostado en aquel sofá, sus manos desprendieron todos los botones de su camisa y besó dominado por la lujuria cada tramo de su pecho, fue justo entonces que se dio cuenta que había caído solo en la trampa de el inteligente Min Yoongi, derribando incluso las barreras de su alto coeficiente intelectual. Miró hacia arriba y despegó tranquilamente su boca de aquella piel. Estiró su propia camisa y arregló su cabello.
— Lo ves... Esa es la mirada de una persona que desea a otra, no veo eso entre ustedes, no veo absolutamente nada.
— Estás equivocado, lo nuestro no es puro sexo, por eso no necesitamos desbocarnos el uno por el otro en todo momento.
Yoongi se carcajeó de forma segura mientras se sentaba y entrelazaba sus dedos, apoyando sus brazos sobre los del sofá. Negó con su cabeza mientras miraba a su amigo.
— Kookie, Kookie... ¿Tú? ¿En serio me vendrás con esa línea tan pasada de moda de, "lo nuestro no es puro sexo"? Por favor, eres un maldito depredador que piensa a veces más con la de abajo aunque la de arriba sea más inteligente. ¿Me dirás ahora que prevalecen los sentimientos? ¿Tienes sentimientos por él, Kookie? ¿Lo amas?
— No. No lo amo y sí, yo te diré esa línea. Hay cosas más importantes que el amor y lo sabemos mejor que nadie. Entre nosotros hay muchas cosas, no hay amor, tampoco un cariño arrebatador. Pero lo quiero. — Habló con seguridad a sabiendas de que nada de lo que decía era cierto. — Le estoy agradecido porque fue quien me ayudó a salir de allí y ya lo sabes. Fue quien desde hace más de un año me mandaba cartas semanales para saber de mi estado. Es un hombre atractivo, ¿verdaderamente piensas que no sentiría nada por él? Mira como en un segundo tú quisiste pasarle por arriba, porque a parte de tu molestia conmigo, te lo has imaginado entre tus piernas o tú entre las suyas desde el momento en que lo viste. ¿Cómo no voy a sentir esas cosas por él? La única razón por la que me he estado controlando, es por ti.
— ¿Por mí?
— Sé perfectamente que esta relación algo tóxica que nosotros hemos llevado durante años es algo que a los dos nos afecta. Por eso no he querido restregarte ciertas cosas en la cara, porque sabía perfectamente que no te lo estabas tomando bien. Sí, hemos hecho de todo, hasta lo inimaginable pero sabes que amarte, no voy a poder hacerlo jamás, tampoco ir más allá. Eres un promiscuo y como ya sabes, lo mío, lo que es realmente mío no quiero que nadie más lo toque. Si nuestra relación falla nuestros negocios y todo lo demás también lo hará y aunque queramos, no podremos regresarlo a lo que antes fue.
— Hipócrita hablador. No quieres que toquen lo tuyo pero tú andas por ahí metiendo mano a lo que no te pertenece.
— Sabes que tú has sido mi punto débil por mucho tiempo, eres una excepción, algo que pienso superar con ayuda de Taehyung. Esto que tenemos no es sano siquiera para dos desgraciados como nosotros.
— ¿Seguirás con él después de lo que pasó conmigo? — Jungook asintió aún sabiendo que era por obligación, de haber sido una situación real él no hubiera actuado tan pacíficamente.
— Los dos tuvieron culpa, tú porque eres mi mejor amigo y él porque es mi pareja, para ser justo debería terminar las cosas con ambos. Digamos que este fue su primer error en su tiempo prueba y yo estuvo contigo antes, la conciencia me pesa. — Se rió y le lanzó una camisa de repuesto que sabía que siempre guardaba en uno de los estantes al lado del bar.
El sonido de la puerta los interrumpió. Iban a ignorarlo pero frente a su insistencia, Suga decidió ir abrir. No pudo ocultar su cara de asco al verlo y Taehyung no pudo dejar de notar que llevaba una camisa diferente a cuando los dejó a sola hacía más de una hora. Trastabilló cuando el de cabellera menta lo empujó, alejándose de allí. Entró sin tener que fingir al saberse solos e inspeccionó cada rincón. Los cristales regados por el suelo junto a varios botones, pudo divisar tres. La camisa que el líder andaba usando en la mano de Jungkook.
— ¿Qué haces aquí? — Preguntó en un tono seco mientras caminaba hacia una esquina donde sabía que la cámara no alcanzaba a grabar y colocó su dedo en los labios indicándole que no hablara. — Lo menos que quiero hacer ahora es verte la cara. Tú y yo arreglaremos nuestros asuntos cuando estemos en el departamento, no quiero crear un show frente a mis hombres.
— Déjame explicarte corazón, — Jungkook hizo una mueca de asco y Taehyung intentó ocultar su sonrisa mientras caminaba hacia él — las cosas no sucedieron como piensas.
— ¿Me escucharás en algún momento? Actuaste de forma rebelde hoy frente a mi amigo y líder, a pesar de lo que hiciste, me faltaste al respeto demasiadas veces hoy Taehyung y no quiero hacer algo de lo que me arrepienta. — Le hizo una seña para que sacara su móvil.
— Fue Suga quien se me acercó, ¿cómo podía yo haber actuado frente al líder de Los Cocodrilos? No sabía cómo reaccionar por eso simplemente me dejé hacer. Por favor, sabes que solamente te quiero a ti en mi vida. — Otra mueca de desprecio se dibujó en el rostro del Liquidador y el rubio lo ignoró — ¿Qué pasa? — Escribió.
— Aquí hay cámaras y micrófonos, este es el único punto ciego de la cámara. — Taehyung asintió. — Tuve que actuar de esa forma delante de Suba sino hubiera sospechado. Debiste haber salido a la primera.
— Tengo mi propia agenda.
— Eso no es problema mío, además, por tu estúpida agenda sospechan más de nosotros que antes. Suga cree firmemente que eres un policía y que nosotros no tenemos absolutamente nada, así que debemos hacer algo para arreglar tu desastre.
— De eso me encargaré yo. — Le mostró lo escrito y guardó su teléfono. Jungkook lo miró confundido al verlo caminar hacia la puerta.
— ¿A dónde crees que vas? No hemos terminado de hablar Kim Taehyung. — El rubio se volteó, no se acostumbraba a escucharlo hablar en ese tono tan fuerte. El liquidador alzó sus manos para preguntarle qué tramaba.
— Solamente iré un segundo al baño que está aquí al lado, ya regreso. ¿Puedo?
Jungkook asintió caminando también hacia la puerta, le indicó a uno de los hombres que recogieran todo el reguero de vidrio que habían esparcidos por el suelo. Se sentó con un trago de whisky en el sofá y esperó paciente al regreso de Taehyung o de Suga, no sabía quién regresaría primero, tampoco qué estaba planificando el agente.
Mientras, en el baño, Taehyung se lavaba la cara apoyado en el lavamanos, con cierta molestia, con rabia. Era claro que tarde o temprano tenía que dar ese paso pero, realmente no esperaba que fuera tan pronto, esperaba tener la capacidad de extenderlo lo más posible. Quería contar con la suerte de golpear a Los Cocodrilos sin llegar a ese extremo pero por un laxo de tiempo se olvidó que eran sujetos cuya inteligencia no podía subestimar.
Secó su rostro y manos. Sonrió frente al espejo ganando fuerzas para lo que iba hacer y salió de allí regresando al lugar donde se encontraba el convicto. Suspiró aliviado de ver que Suga no había regresado y con una sonrisa que iba dedicada a la cámara caminó en dirección a su pareja ficticia.
— ¿Tardé mucho? — Jungkook negó enarcando una ceja al ver su amplia sonrisa. — ¿Crees que tu amigo regrese pronto? — Se sentó encima de él y se acercó a su oído para susurrar lo más bajo que pudiera. — Terminemos esto rápido para que arregles esta noche lo que conversamos. Necesito ese cargamento de armas lo antes posible.
Mordió su oreja y pasó la lengua por el lóbulo de la misma tomándolo por sorpresa. Sus dedos tiraron de su cabello haciendo que inclinara su cabeza hacia atrás. Contempló algunos segundos su ancho cuello para luego besarlo, morderlo y succionarlo al ritmo que su mano libre acariciaba el torso de aquel fornido cuerpo. No podía creer que tuviera que hacer eso con el hombre que él quería ver bajo tierra pero para poder cumplir su objetivo y vengarla, debía sacrificarse.
— Taehyung... — Lo separó para mirarlo a los ojos, tiró con fuerza de él hasta dejar su oído a la altura de su boca. — ¿Qué demonios crees que estás haciendo? — Musitó controlando su fuerza.
— Dándole un espectáculo al hombre que está sentado tras el monitor que muestra lo que está pasando en esta habitación. — El convicto sostuvo su rostro con fuerza y él se limitó a estirar su lengua para rozar sus labios, incitándolo.
Jungkook lo dudó por algunos segundos pero sus pupilas no perdían de vista aquellos labios que sin querer rozaba con sus dedos. Se lanzó a esos belfos entreabiertos y sin pedir permiso los devoró. Ya lo había comprobado antes pero, si una cosa sabía hacer el agente, era besar. Respondía a sus besos como si sus bocas se conocieran desde tiempo atrás, sus lenguas se acoplaban a la perfección.
Sus labios que se desviaban por su mandíbula se sentían exquisitamente bien. Cerró sus ojos, sabía perfectamente por qué aquel hombre parecía haberse vuelto loco en un segundo pero no le importaba. Sabía que todo aquello era un circo donde ellos eran el acto principal , mas en ese instante, en ese momento, no le importaba otra cosa más allá de la sensación de aquellos labios sobre su piel.
🧡🧡🧡
Hola por aquí mis amores. Un nuevo capítulo pata ustedes, espero que lo disfruten y nos vemos en el próximo.
LORED
🧡🧡🧡
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