Capítulo 14
En lo que había sido un aeropuerto privado para las milicias surcoreanas en el año 1950 cuando Corea del Norte invadió el país y que ahora no era más que un lugar abandonado, se encontraba Min Yoongi junto a otros tres hombres. Estaban recostados cada uno en su automóvil hablando sobre nuevos negocios mientras calaban sus cigarrillos y expulsaban el humo como chimeneas.
— ¡Ahí está! — Exclamó suga dejando caer lo que restaba de su cigarro sobre el pavimento para apagarlo con sus botas. — El hombre del momento, del que todos hablan y al que todos quieren ver. El Liquidador...
Jungkook había descendido del auto que andaba conduciendo, dejando a un Taehyung deseoso de unirse a la reunión. Quería estar presente, pero sabía que aunque fuera su pareja a los ojos de todos y su mano derecha, no era momento y imponer su presencia. Si quería que todo saliera bien, iba a tener que contenerse, mismo si no confíala en ese sujeto y lo que su cabeza maquinaba.
Con un aspecto pulcro e íntegro negro, con un abrigo que se abombaba con el aire, un cabello que s agitaba en libertad y un semblante gélido, el convicto se fue acercando a quienes esperaban por él.
— No ha perdido el toque y continúa haciendo entradas triunfales dejándonos a todos a la espera. — Sonrió Park Yuri, quien estaba en representación de su padre. — Era un adolescente en aquel entonces pero te recuerdo muy bien.
En un rápido escaneo visual, el convicto recorrió la figura que le había hablado y estiraba la mano para saludarlo. La última vez que lo había visto él tenía alrededor de doce años y ahora parecía estar cada vez más envuelto en los negocios de su padre. Asintió a modo de saludo pero no sacó las manos de sus bolsillos.
— Vamos Kookie... — El mencionado lo miró fríamente y con una leve mímica de sus labios que simulaban un "lo siento" con algo de sorna, el de cabellos verdes rectificó. — Liquidador, no tenemos que estar tan serios. A ver, permíteme presentártelos. Este es Park Yuri, lo conociste cuando aún era un mocoso, es el hijo de Bi Rain nuestro primer socio importante.
Afirmó con su cabeza dejando ver entre líneas que lo recordaba y se giró lentamente hacia otro de los presente, alguien que notablemente les duplicaba la edad pero que no había conocido con anterioridad. Era un señor canoso que tenía parte de su cabellera tapada en una boina negra a juego con su atuendo, bastante robusto.
— El señor Kim Euisung ha estado haciendo negocios con nosotros desde hace siete años. Fue un gran pilar para nuestra organización cuando te perdimos.
Nuevamente le estiraron el brazo a Jungkook pero este solamente se limitó a inclinar la cabeza hacia adelante para devolverle el saludo. Esta acción incomodó al mayor pero disimuló lo más que pudo para no dejar entrever su incomodidad. Le parecía una falta de respeto que actuara tan altanero y prepotente cuando acababa de salir de la prisión de forma, para él, un tanto sospechosa. Era claro que se había fugado, porque nadie iba a darle una salida por buena conducta a alguien que fue condenado a cadena perpetua pero, la forma en la que lo hizo era lo que aún le parecía turbia.
El convicto sí notó su reacción, pero pasó de ella como si no la hubiese notado. Estaba ahí para volver hacer acto de presencia y seguir con los planes del rubio que lo miraba a lo lejos junto a los suyos propios. No podía dejarse molestar por algo tan etéreo como eso.
— Y bueno, con este último sobran las palabras, ¿no es así?
— Un placer verte nuevamente respirando aire de libertad, Jungkook. — Los otros tres presentes se voltearon a verlo extrañados pero aún más cuando notaron que pese a no darle la mano, le dedicó una sutil sonrisa, de esa donde las comisuras se elevaban pero los dientes no se mostraban. — Ha pasado mucho tiempo, me alegra que estés de regreso en el juego.
— Así es, llegué para quedarme con todo, Mingyu. — Cuatro rostros perdieron por algunos segundos el brillo pero al verlo sonreír, comenzaron a carcajearse tomándolo a broma mas, al menos el convicto sabía que sus palabras tenían mucha verdad oculta. — ¿Ya estamos todos?
Como si estuviera oyendo su pregunta un último auto, un típico Ferrari color rojo se acercó a ellos a gran velocidad. De este, un hombre de aproximadamente cincuenta años de edad y de aspecto extranjero, descendió agitando su cabello. Dio cinco pasos hasta los chicos y eliminó sus gafas de sol dándole una mirada a todos los presentes.
— Ahora sí estamos todos. — Espetó Suga sonriente. No le agradaba el hombre pero tenía que masticarlo aunque no se lo pudiera tragar.
— Ciao a tutti, è un piacere stare qua con vuoi. Chi è il nuovo? — Se giró buscando la única cara que aún no conocía hasta divisar al pelinegro que lo miraba seriamente. — Mi chiamo Carlos Zaccanti e come puoi vedere, sono italiano.
— ¿Traduzco? — Habló Mingyu fijando la vista en el convicto.
— Cosí vabbè. Anch'io posso parlare italiano. Non c'è problema. Sono il Liquidador, piacere. — Miró desconfiado la mano extendida y lo saludó cordialmente sin tomarle la mano. — Adesso possiamo cominciare, certo? — El italiano asintió con una sonrisa. — Entonces podemos comenzar.
¿En qué momento Jungkook había aprendido a hablar italiano mientras estuvo preso? Antes de ser apresado se defendía un poco en inglés pero no dominaba ningún idioma aparte del nativo de manera fluida. Mas ahora, hablaba incluso con acento extranjero el idioma ganándose la mirada confundida de varios.
— Todos estamos aquí de buena fe, ahora podemos hacer pasar a nuestros acompañantes. ¿Cierto? — El líder de los Cocodrilos levantó su mano moviendo su muñeca de forma giratoria y segundos después un aproximado de veinte hombres hicieron acto de presencia situándose tras su vehículo. — Sabes que estos son nuestros hombres, no tienes de qué preocuparte. Jamás te dejaré desamparado. — Musitó en el oído de su amigo.
Cada uno de los presente imitó al primero y lentamente todos sus hombres entraron al recinto. Era un alivio ver que algunas cosas jamás cambiaban. Por mucho que dijeran que las reuniones eran solamente con los líderes, ninguno se aventuraba del todo solo. La reserva aguardaba a cierta distancia esperando ser necesitada. Alzó su mano una vez que todos tenían a sus hombres detrás con una sonrisa ladina en su rostro. Dobló sus dedos medio y anular hacia abajo dando una señal.
El rubio descendió del vehículo a gran velocidad a penas el convicto dio el aviso. Esperó par de segundos hasta que todos los hombres del Liquidador estuvieran reunidos a su alrededor y caminó adelante liderando el clan.
Min Yoongi se volteó con su ceño fruncido cuando notó los orbes de todos agrandarse mirando a su espalda. ¿Y todos esos hombres a quién les pertenecía? Le dedicó una fugaz mirada a su amigo y socio aún dudando pero, al ver a todo ese clan situarse detrás de él y a ese hombre que había conocido como su pareja pararse al lado de Jungkook, supo que estaba en lo cierto. ¿En qué tiempo él había logrado reunir esa cantidad de hombres? Los contó por arribita, eran treinta hombres.
¿Por qué Kook no le había dicho que estaba reuniendo hombres? Tenía que preguntarle, exigirle una explicación pero ese no era el momento ni el lugar. No cuando habían ojos que estaban dispuestos a verlos caer si se les daba la oportunidad. Además, todo estaba extraño, incluyendo esa seña sin sentido que había hecho.
— Ahora sí podemos comenzar. Caballeros, estamos en tregua pero siguiendo mis informes también estamos en guerra. Kim Euisungm se supone que eres socio de Los cocodrilo pero sigues queriendo robarnos el sur. Park Yuri y el señor Bi Rain llevan todo un año derramando sangre a diestra y siniestra por territorios. Esta es nuestra ciudad y nuestro país, — su voz se elevaba potente — Debemos estar consciente de que ninguno se irá a ninguna parte.
Como en los viejos tiempos, él tomaba la palabra sin que nadie se la cediera, dejaba en claro sus puntos elocuentemente uno por uno, con gran paciencia y fuerza en su hablar. Se ganaba todas las miradas ya fuera de respeto, admiración, aprobación o desaprobación, envidia o cualquier otra sentimiento, mas sin lugar a dudas siempre todos los ojos estaban en él. Suga no pudo ocultar su sonrisa orgullosa, ese era el hombre que junto a él creó a Los Cocodrilos, el que los llevó a ganar cada batalla hasta el final de una victoriosa guerra sin dejar títere con cabeza. Ese, era el Liquidador.
— Mi pregunta es, ¿quieren seguir peleando por esquinas en este país o quieren una tajada de todo lo bueno que hay en el mundo? Lo que les quiero proponer es una cooperativa. Todos vinieron y no fue solamente a ver mi hermosa cara y exorbitante cuerpo. Vinieron porque saben que cada reunión que yo lidero los lleva a grande ganancias. Si están ustedes y no otros es porque son las cabezas de este movimiento en Corea del Sur. Porque hacen los mayores aportes en este sector tan cabrón.
¿Así que así era como se comportaba el Liquidador cuando estaba a la cabeza de una pandilla? Taehyung lo miraba de soslayo sin ser evidente, memorizando todas las caras que allí se encontraban, solamente conocía la de Suga y el hijo de Bi Rain. Era una broma pensar que nunca pudieron encontrar nada sobre Jungkook en cuanto a otras actividades delictivas respecta. Lo condenaron por ser un asesino y psicópata sanguinario que dejó un cementerio de jovencitas a su paso. Sin embargo, no hubo nada que lo ligara a Los Cocodrilos, amenos nada que se pudiera usar en una corte.
— Debemos manejar esto como una multinacional. — Su mirada se encontraba con cada una de las que allí estaban pero no se movía de su sitio ni sacaba las manos de sus bolsillos. — Todos pueden dar su opinión y punto de vista como una gran junta directiva. Sin embargo, solamente habrá un presidente.
Todos rodaron sus ojos, todos menos un Yoongi desconcertado que no tenía la más remota idea de lo que había o estaba planeando su Liquidador.
— Me imagino que ese presidente serás tú. ¿O me equivoco? Es demasiado conveniente y muy ambicioso para ti considerando que a penas acabas de salir de la cárcel. — Interrumpió incómodo Euisung.
— ¿Existe alguien más idóneo? Porque si no fuera por mí y mis estrategias en el pasado todos ustedes seguirían como simple pandilleros. Bi Rain era el único con una organización aunque era un tanto precaria. — Retiró su vista de aquel hombre para fijarse en los orbes de cada sujeto. — Yo tengo algo que ustedes no, inteligencia y contactos muy gordos de todas las nacionalidades. No pasé siete años durmiendo en prisión solamente.
No lo decía pero lo cierto era que estaba contando también con Taehyung. Iba a utilizarlo sin que se percatara porque nadie le sacaba de la cabeza que él era más que un simple abogado o policía. Para sacarlo a él por la puerta amplia y delantera de aquel presidio, se debía tener bajo el ala a los altos mandatarios del país. Sin que lo supieran, todos trabajarían para él. Movería sus hilos y todos bailarían al son que tocara. Sabía que tendría libertad de movimiento si contaba con el gobierno y otras fuerzas especiales.
Era arriesgado utilizar esa variable en su plan pero, sabía que se podría despejar bien si todo iba conforme a sus cálculos.
— ¿Qué contactos son esos? — Cuestionó Mingyu. — Creo que si debemos ponernos en tus manos debemos tener el conocimiento del terreno que estaremos pisando. — ¿Por qué no empiezas por explicarnos quién es la persona que está situada a tu lado?
— Vamos, no somos principiantes. Nadie revela sus contactos a no ser que sea extremadamente necesario. Tengo derecho a reservármelos y eso haré. Ahora, encanto a la persona que está a mi lado, con gusto se los presentaré. — Finalmente sacó una de sus manos de los bolsillos de su abrigo y la llevó a la espalda que Taehyung, acercándolo un poco más a su cuerpo. — Kim Taehyung, mi pareja y socio. ¿Ahora podemos regresar a lo que estábamos?
Todos miraron un tanto interesados al rubio que mantenía en mismo semblante indescifrable que el convicto tenía. Ocultando muy bien la extraña sensación que recorrió todo su espinazo hacía segundos atrás. Parecían hacer una buena mancuerna y esto no era del agrado de varios, mas nadie abrió su boca para objetar.
— Puedo compartir mis recursos con ustedes, siempre y cuando estemos asociados, claro está.
— Continúa. — Pidió Suga, era mejor seguir hablando de los negocios y no de la vida amorosa del Liquidador.
— Seamos objetivos. Hay suficiente tierra, coca, hierba, armamentos, putas y rutas para que todos nosotros ganemos muchísimo dinero si trabajamos juntos y unimos fuerzas. Pero sino, bueno... — Sonrió retirando finalmente la mano que rodeaba la cintura del agente. — Acabaremos como estaba yo, en prisión y otros, muertos. Saben perfectamente como funcionan las cosas en este negocio.
No perdían detalle de sus movimientos, todos tenían cara de pocos amigos porque, por mucho que el Liquidador tuviera una reputación, nadie quería ponerse bajo su mando. Todos eran líderes que no estaban muy convencidos con la idea de tener un jefe después de tantos años labrándose el camino. Menos uno que había estado fuera por tanto tiempo porque ahí, cada segundo valía oro y él estuvo siete años fuera del ruedo.
— Nadie tiene por qué dar una respuesta ahora. Les propongo que vuelvan a sus casas, se relajen, follen, beban y lo consulten con sus almohadas. Piensen en el brillante futuro que les ofrezco con esta alianza. ¿Qué dicen?
Cada líder y organización se fue retirando del sitio tras finalizar la charla que llevaron a cabo donde la mayor parte del tiempo solamente escucharon todo lo que expuso el recién llegado que venía con ganas y fuerza de arrasar con todo a su paso.
— Mi piace questo ragazzo. — Sonrió el señor Zaccanti sacudiendo la mano de Yoongi en despedida. — Prevedo cose buone per noi in futuro.
— Anch'io signor Zaccanti. Ha stato un gradissimo piacere fare affari con te.
— Hai un bravo fidanzato signor Kim. — Se dirigió ahora a un Taehyung que mostraba una amplia sonrisa que el convicto antes no había visto. Era falsa, pero no dejaba de ser atractiva.
— Lo so. — Apretó con fuerza su mano. — Piacere di conoscerti, signor Zaccanti. Ci vediamo in futuro!
Si realmente estuviera interesado en apoderarse del mundo, tenía la certeza de que con esa unión, lo lograba. Ese era el comienzo de una de las mejores operaciones de todas, que le daría a él el poder y dinero suficiente para abrirse paso y encontrar las respuestas que el quería, para cumplir con el cometido que le dio a él el deseo de salir de aquel hueco donde pensaba pasarse el resto de su vida. Lo que estaban a punto de comenzar, era algo que fácilmente podría estar en los libros de historias del futuro.
Con eso no sólo ganaba la paz entre los grupos que le permitiría moverse mejor. Ese era como el sindicado de las pandillas, algo imparable, algo que solamente el que lo creó, podía derrumbarlo. Porque era un hecho, no se iba aventar de un barranco si no conocía el fondo y tenía todo lo necesario para sobrevivir a ello. Sabía que los gángsters y mafiosos eran mezquinos y siempre querrían más pero, para cuando aquello pasara, él ya iba a estar afuera de todo. O al menos eso se esperaba porque, en la vida, siempre habían variables inesperadas y contaba con ellas.
Ya él último hombre se había marchado cuando Jungkook iba a despedirse de su amigo. Solamente quedaban ellos tres, sin contar a sus seguidores, claro estaba.
— ¿A dónde crees que vas? — Apretujó Suga su mano. — Creo que nosotros no hemos terminado de ponernos al día. ¿Por qué no vamos a casa Kookie? No creo que tengas planes más importante para finalizar el día. Puedes traerte aquí a... — Miró con sorna al rubio para luego sonreír. — A tu novio. Bebemos unas copas y nos divertimos mientras nos ponemos al día.
Jungkook sabía que aquella no era una invitación a compartir y ponerse al día pero aceptó sin oponerse, mostrando una sonrisa que no había mostrado hasta el momento desde que llegó al sitio.
— Perfecto, entonces separémonos para no ser blanco fácil y nos encontramos en nuestra guarida en una hora.
— En una hora, hyung.
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— ¿Tienes una idea de para qué Suga nos quiere aquí? — Susurraba Taehyung al oído del convicto mientras caminaban por la entrada de aquel edificio.
— La tengo pero, si tienes dudas sabes que no es el lugar para aclarártelas. Espera a llegar al apartamento. Ahora, se un buen novio y portante bien.
— No me digas qué hacer. — Masculló antes de poner algunos centímetros de distancia entre ellos.
Como acordado, se encontraban allí una hora después de aquel encuentro. Suga había llegado un poco antes que ellos, — solo por breves minutos — aguardando pacientemente por la llegada de ambos. Entraron custodiados por varios hombres de la organización que trabajaban para el de cabello color menta. No fue algo a lo que pusiera resistencia ya que, según sus planes, por ahora ellos pasarían por más miembros de Los Cocodrilos. Eran para aumentar ls números de la fila, aunque estuviera verdaderamente aumentando las suyas propias.
— Tomen asiento, saben que mi casa, es su casa. — Bromeó indicándole el camino a Taehyung, uno que Jungkook ya conocía. — ¿Qué desean beber? Ustedes pidan lo que quiera que la casa tiene para todos los gustos.
— Yo prefiero un whisky, ¿y tú? — Le preguntó a su supuesta pareja.
— ¿No conoces los gustos de tu pareja, Kookie? Creo que eso es algo sencillo que deberías conocer, los gustos de la bebida de quien dices es tu pareja. — Agitó su vaso lentamente.
Bebió del vodka con redbull que tenía en sus manos mientras enarcaba una ceja y miraba a la pareja que se había sentado tan distantes como si temieran del contacto del otro. Kook no era el ser más amoroso ni el más romántico pero sí lujurioso. Era para que no le quisiera sacar las manos de su cuerpo un solo segundo. Sin embargo, el único contacto físico como pareja que habían tenido, fue el beso que tuvieron la primera vez que volvió a ver a su amigo.
Kook lo miró fijo sabiendo el camino que él intentaba tomar. Lo conocía demasiado bien y aunque inteligente, siempre careció de sutileza.
— No llevamos tanto tiempo juntos como para conocer cada uno de sus gustos a la perfección, además, Tae es impredecible. Si algo me gusta de él es que tiene el don de siempre sorprenderme. — El rubio odiaba que hablaran de él como si no estuviera presente pero se limitó a sonreírle falsamente al convicto.
— ¿Y metes alguien a quien no conoces a la perfección en nuestro negocio y organización? Estás pecando de negligente Kook, no eres nuevo.
— Confío en él, hyung.
— Confianza mató a peligro. Además... ¿Tú? ¿Tú confiando en alguien? — Dejó el vaso sobre la mesilla de cristal y se carcajeó. — Por favor, no me hagas reír, te conozco demasiado. Tú no confías ni en tu sombra.
— Lo suficiente como para tenerlo trabajando conmigo. ¿Acaso estás dudando de mis instintos? ¿Crees que no sé a quién darle una oportunidad y a quién no? Siempre habrá quien me traicione, así como lo hizo Hwasa, tu ex mujer. Pero hierba mala nunca muere y yo sigo en pie, contra todos los pronósticos.
— Como digas. — Bebió todo el licor que se encontraba en su recipiente. — Tú sabrás qué haces. Ahora vayamos a un punto más importante. ¿Qué fue todo eso hace un rato? De dónde sacaste a tanta gente y todas esas ideas que compartiste.
— Siempre tengo mis mañas, tomé la pequeña pandilla de uno de los que estaba adentro conmigo. Más personal para los Cocodrilos, los números siempre serán importantes, hyung.
— Buena movida, una excelente jugada. Creo que tú sí que no dejarás de sorprenderme nunca. ¿A dónde vas? — Interrogó al verlo levantarse. — Acabas de llegar.
— Voy a ir al baño, hasta eso me quieres controlar. Puedes acompañarme si así lo deseas, tú me la aguantas mientras yo orino. — Ironizó.
— Suena tentadora la oferta pero no, ya eres un adulto que puede sostener su propia manguerita. Ve y tómate tu tiempo.
Jungkook negó con la cabeza sonriendo y se alejó lentamente cerrando la puerta tras su salida, notando a todos los hombre de confianza de Suga sentados y al pendiente de lo que allí pasaba. Si su amigo estuviera haciendo lo mismo que hacía él en esos momentos, él no le perdonaría esa traición. Agitó su cabello alejando esas ideas de su mente, si quería tener éxito en su misión, debía mantener la mente fría y ser positivo.
— Mi hermanito tiene buen gusto, eso es algo que siempre le he celebrado. Sí que eres hermoso. — Tomó un sorbo de licor y con su lengua limpió todo el rastro que en sus labios quedó de forma provocativa. — No me dijiste finalmente qué quieres beber. Pide por esa boca linda lo que desees.
¿Lo estaba provocando? Sí, lo estaba haciendo de la forma más descarada. Tae veía que en su mirada y acciones no había nada de recato. No sabía si lo estaba provocando para probarlo o si realmente estaba buscando tenerlo entre sus piernas.
— Champán para mí. No me apetece beber nada más fuerte que eso. ¿Tiene?
— Eso no cuenta como bebida para los hombres pero sí, claro que tengo. Aquí tengo todo lo que puedas desear. — Se acercó lentamente y le brindó su mano, el rubio dudó pero finalmente la tomó. — Verás, me resulta estimulante tener una plática en la barra del bar mientras abro una botella. Un gusto raro que tengo se podría decir.
— ¿Me quiere contar ahora sobre sus gustos?
— Por favor, dejemos las formalidades, ya te lo dije la última vez. Ya estás en mi círculo así que puedes llamarme Suga o Yoongi. Como más cómo te sea, estoy seguro que de tus labios cual sea que escojas se oirá hermoso.
— ¿Puedo usar ambos?
— Si así deseas, sí.
El sonido que avisaba que la botella estaba abierta se escuchó en todo el lugar. Los dos sonrieron y el líder de la organización, le ofreció una copa que colocó en su mano, acariciando evidentemente la piel de esta. Vertió el líquido en la copa mientras lo miraba fijamente a los ojos y Taehyung fingía cierta timidez. No lograba descifrar bien sus intenciones por lo que estaba buscando darle exactamente lo que él que ría sin importar cuál de las dos fuera. Sería bueno para él si también tenía línea directa con Min Yoongi.
— Hay algo en ti que no me convence pero también me atraes. Todo el misterio que te rodea es excitante, solamente espero que por tu bien, no sea nada que me traiga consecuencias negativas. — Acercó su nariz al cuello ajeno y aspiró con fuerza su olor. — Tu aroma también es enloquecedor.
— No creo que debas estar tan cerca de mí. Soy la pareja de tu amigo y socio, no creo que le agrade esta cercanía. — Dio un paso atrás pero se dejó arrinconar por el peli-menta. — ¿Qué haces? Creo que es mejor que te detengas.
Hizo ademán de separarlo pero sin poner mucha fuerza en ello, claramente lo estaba dejando llevar aquello hasta donde quisiese. No tenía a nadie a quien rendirle pleitesías y eso también se convertía en parte de su misión.
— Yo me las puedo arreglar con Kookie, lo suyo, es mío. Obtengo lo que quiero y en estos momentos, te quiero a ti, aguantando todo lo que voy a meter en tu interior. Porque, estando con él es evidente que eres el que se abre de piernas. — Se burló llevando sus manos hasta el trasero ajeno. — Sólo de paparlo sé que es perfecto. Me pregunto si aguantará bien todo mi falo, si se ajustará o estarás tan apretado como me imagino.
— Yoongi, quiero a Kook y no deseo jugarle chueco por mucho que me tiente la idea de tener sexo contigo. Por mucho que me provoques, no pienso ceder.
— No quiero que cedas, me gusta más el juego en el que te haces el difícil y yo te someto a mi voluntad para después verte haciendo el papel de novio perfecto al lado de mi Liquidador. Yo lo creé así que estoy seguro que si te gustó el alumno, amarás al maestro.
Lo volteó sin aviso dejándolo de cara hacia la pared. Se cercó más a su cuerpo y buscó la forma más eficaz de sentir aquel trasero presionar su masculinidad. Mordió bruscamente su hombro haciéndolo soltar un quejido para después llevar su mano a la entrepierna ajena y apretarla sin pudor. Definitivamente si ese hombre tenía algo que ver con su Kookie, estaba claro que se estaba comiendo un buen manjar.
Presionó un poco más fuerte su cadera contra aquella espalda baja pero el estruendo de un vaso que se quebró en la pared, a muy escasos centímetros de ellos, lo hizo separarse de golpe.
— K-Kook...
Hi liquidators 🙈
Aquí les dejo un nuevo capítulo que como siempre espero que sea de su agrado.
Quizás algunos no lo sepan pero me encuentro viajando, mi trabajo consume mucho tiempo y actualmente se me hace difícil actualizar más de una vez por semana. Hoy se hacen los siete días desde que publiqué el 13, me hubiera gustado hacerlo antes pero simplemente fue imposible.
Nos vemos en el próximo.
Se me cuidan, besitos 😘
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