Capítulo 12


La presión que ejercían las agencias sobre él no le permitía dejar que las cosas fluyeran lentamente en mientras se ganaba la confianza de Suga. Querían rápidos y contundentes resultados que el no podía agilizar si no quería correr el riesgo de ser descubierto. Debía también entregarle resultados al comisionado Jo, apresar al nuevo psicópata que andaba suelto asesinando a mujeres, ese que se había encargado de arrebatarle la vida a quien él y Seokjin consideraron como primo en alguna ocasión.

Demasiadas respiraciones cerca de su nuca, obligándolo a precipitarse porque si no entregaba resultados y terminaba siendo sacado de la misión, perdería el apoyo y libertad de movimiento con la que gozaba hasta ahora. Podía actuar solo pero hacerlo respaldo, mejoraba tangiblemente la situación.

Alzó su vista hacia el retrovisor del auto y divisó un extraño pero típico Sedán negro que desde hacía varios minutos los venía siguiendo.

Jungkook lo había notado desde el momento en que salieron de la zona de los cocodrilos, estaba seguro que habían sido enviados por el líder de la organización para enterarse de adónde sería su vivienda. Suspiró reconociendo que algunas aficiones jamás cambiaban, su amigo siempre gustó de seguirlo a él y todas las personas con las que hacía trato o tenía algún interés. Observó nuevamente el espejo lateral del vehículo y percibió el aumento de cercanía.

— Nos están siguiendo. — Murmuró tranquilo regresando la vista hacia al frente. — Son de la organización.

— Ya sé que nos están siguiendo, supuse que eran enviados de tu querido jefe. — El convicto no quiso aclararle que Suga no era ni sería jamás su jefe pero permaneció callado, le daba pereza tener que hablar y decir cosas innecesarias. — Espero que lleves puesto el cinturón. Tarde o temprano sabrán donde vivimos pero no me da la gana que lo sepan ahora. No me gusta que me anden siguiendo. — Bufó molesto pisando a fondo el acelerador tratando en su mente las calles que tomaría para perderlos.

Aumentando el recorrido y tardándose un poco más de lo normal para lograr perderlos de vista  y que no conocieran desde ya su destino, llegaron a la apartada urbanización donde iban a residir por el tiempo que durara su trabajo en conjunto o hasta que los obligaran a irse del sitio por alguna variable inesperada, porque, si algo había aprendido en todo ese tiempo era que, cuando menos lo pensara, podía surgir algún imprevisto que hiciera reorganizar lo ya planeado.

Subieron las escaleras pudiendo haber tomado el ascensor, subiendo escalón por escalón sin decir una sola palabra. Taehyung introdujo el código una vez que se detuvieron en una de las dos puertas que se encontraban en el tercer piso y entraron al apartamento.

Jungkook estudió su alrededor con la vista. Era claro que la puerta de al lado sería el lugar donde se reunirían con Namjoon y Jimin pero a él le parecía demasiado obvio, de haberlo organizado él, mínimo hubiera escogido un piso diferente. Si bien era fácil moverse de un lado a otro sin llamar la atención, en planes de huída que eran los más importantes, otro piso sería mejor para ganar tiempo y despistar. Ya era bien obvio que los cuatros fueran a vivir en el mismo edificio, o encontrarse allí.

Inspeccionó cada lugar del pequeño lugar ignorando totalmente la otra presencia que lo estudiaba a él detalladamente. Lo cierto era que desde el momento que dejó de vivir en casa de sus padres tras el asesinato de estos, jamás volvió a residir en un lugar así. Antes de ir al la cárcel vivía en las antiguas bodegas donde él y Suga fundaron la organización. Ahora, todo le parecía como un extraño sueño al que no terminaba de adaptarse.

— No trates de huir en la noche porque esto tiene circuito de alarma y no queremos despertar a los vecinos. Tú ve a cuarto del fondo que yo me quedaré en este. — Informó Taehyung sin mirarlo apenas; lanzándole una bolsa con algunos souvenirs para su aseo personal que tenía preparada desde antes de su llegada encima de la mesa. — Usa esto, es tuyo.

Jungkook lo tomó y sin decir una sola palabra, entró a que que sería su habitación y se encerró en ella. Miró la cama y por alguna razón no se veía durmiendo ahí. Cogió la almohada, una sábana y se acostó en el frío suelo que le recordaba un poco más al lugar donde había estado encerrado los últimos siete años.

¿Era posible pernoctar totalmente a solas bajo el mismo techo que ese asesino sin matarlo? Debía controlarse pero, sería tan fácil, tan rápido mandarlo definitivamente para el país de los acostados que se sentía un desperdicio. Apretujó las sábanas entre sus manos con fuerza y cerró sus ojos para relajarse. Eso sería demasiado fácil, él iba a demostrar que era el asesino de su hermana, hacerlo pagar antes de que pasaran diez años y prescribiera su crimen.

...

— Toma.

Namjoon extendió su mano y tomó el papel que el oficial Park le entregaba sin saber de qué se trataba. Leyó la dirección que había escrita pero seguía sin saber qué debía hacer con eso. Lo miró buscando respuesta pero Jimin simplemente ignoró su mirada aferrándose fuertemente al volante. No sabía por qué lo estaba ayudando, tampoco por qué se inmiscuía donde no lo habían llamado pero ahí estaba.

— ¿Qué es esto? — Cuestionó mirando fijamente al oficial.

— Creo que tu coeficiente intelectual te alcanza para saber diferenciar una dirección cuando la vez.

El convicto chasqueó su lengua para luego colocar en sus labios una sonrisa ladeada. No sabía qué tramaba ese oficial que continuamente lo miraba de forma despectiva pero su ridícula actitud de depredador felino que fingía solamente lo hacía ver como un gatito asustado frente a sus ojos.

— Estoy consciente de que se trata de una dirección pero lo que no entiendo es por qué me la das. ¿Qué hay en ese lugar?

— Algo que has estado buscando. Esa es la dirección de la mujer que solía vivir en el lugar que fuiste de forma tan repentina. Me tomó pocos minutos encontrarla y por alguna razón se te veía demasiado turbado e intranquilo por el asunto. Por eso la busqué par ti, te necesitamos totalmente concentrado en la misión y mientras estés pensando en sabe Dios qué cosas no estarás al cien para cumplir con lo que debes. Lo hago por el bien de la operación. — Enfatizó.

¿Por la operación? Para Nam, el oficial que odiaba a los criminales como él, quizás si tenía un lado humano después de todo. Asintió memorizando la dirección y rasgó aquel trozo de papel. Eso era algo que había aprendido del Liquidador mientras estaban en prisión. No había un lugar más seguro que la propia mente si se trataba de guardar información delicada.

— ¿Podemos ir allí ahora?

— Sabía que me lo pedirías, por eso le comuniqué a Kim que nos tardaríamos un poco más. Eso sí, vamos, averiguas lo que necesitas saber y nos regresamos sin hacer media en el sitio. ¿Comprendes.

— Entendido.

...

— Comencemos de una vez con esto. Tenemos medio día, exactamente medio día para encontrar al idiota que toma la muerte de mujeres inocentes como deporte. — Habló Taehyung cargando una de sus armas antes de descender del vehículo, siendo seguido por su compañero y los dos convictos.

Cientos de viviendas aglomeradas, algunas en mal estado, adornaban la vista del lugar. Pese al cielo azul abierto por algunas nubes grises, todo se veía más negro debido a la red de cables que parecían tejer una telaraña sobre ellos.

— Este barrio no es precisamente el mejor de Seúl. — Namjoon miraba los alrededores recordando su días delinquiendo.

— Así es, este vecindario tiene un gran índice de suicidios y crímenes. Mientras más crecen los precios en buenos barrios residenciales como Gangnam, más crecen los cadáveres aquí. Sin embargo, tener un asesino serial en esta zona, ya supera las desgracias. Los que viven fuera de lugares como este o los bastardos que lucran con el sufrimiento ajeno y están cómodos en sus hogares, no conocen el miedo. Esto es una jungla donde debes comer o vivir.

Todos caminaban en busca de información, de las más mínima evidencia que los ayudara a ubicar al culpable. El Liquidador permanecía bajo su capucha negra observando quieto todo el perímetro con sus manos en los bolsillos. Habían siempre huellas y detalles hasta en el aire que respiraban por eso siempre se tomaba su tiempo para analizarlo todo sin apresurarse.

La vida podía ser miserable, más para aquello que eran menos agraciados económicamente. Por eso habían personas como ellos que, a pesar de no utilizar los mejores métodos buscaban frenar todo aquello o al menos disminuirlo. Ellos se encargaban de hacerles saber a muchos desgraciados que tan sucia y la espantosa la vida podía ser. En vez de ser golpeados y avasallados o ellos llevar todo al extremo, le harían sentir que a veces era mejor morder la propia lengua y morir, desaparecer de la faz de la Tierra.

— ¡Háganlo querer morir en vida! — Exclamó Taehyung mirando de soslayo a un casi mudo Liquidador.

Jungkook caminó hasta la escena del crimen donde habían encontrado a la última víctima. Se situó justo al frente de la silueta del cadáver trazado sobre el suelo con tiza blanca, siguiendo con la vista la forma del muerto. Miraba como quien seguía el contorno de una mano sobre una hoja en blanco.

Negó con la cabeza, aquello siempre ele había parecido puro cuento creado por y para el cine. En la vida real, era altamente improbable que alguien utilizara ese método esperando resultados positivos. Es que, al menos en una investigación seria, aquello sólo lograría embarrar la escena del crimen. Por eso no entendía para qué una vez retirado el cadáver, dejaban ese tieso y torpe dibujo sobre el pavimento. Lo único que lograban con ello, el único punto positivo era tener rápidamente una ligera idea de como se encontraba el cuerpo cuando lo quitaron. Aunque esto claramente no daba la seguridad de que no hubiera sido manipulado antes por propio perpetrador a su favor.

Abrió el expediente que minutos antes le fue entregado y comprobó las fotografías de la víctima detalladamente. En su mente le dio vida a las imágenes y con certeza, estuvo seguro de que el criminal era un reincidente.

— Esta no es tu primera vez. — Murmuró mirando fijamente al suelo.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro? — Sintió la voz del oficial Park tras de él.

Permaneció quieto sin dirigirle la mirada por varios segundos, con sus manos en los bolsillos de su negro jersey. Sobre sus talones giró lentamente y caminó pasando por el lado del recién llegado obviándolo por completo hasta que sintió como su hombro era sostenido. Detuvo todo movimiento al sentir como un toque no deseado estaba sobre él.

— Dime algo antes de que te vayas. Ya que eres tan importante para el comisario Kim, debes tener una buena respuesta para casi todo. Puedo ver como analizas cada cosa, así que no temas a decirme tu respuesta. — ¿Cómo sabes que no es la primera vez? Estoy seguro que no es por los comentarios de que es un asesino serial.

Jungkook lo miró directamente a los ojos y sin hacer ningún gesto, articuló la única palabra que taladraba su cabeza desde el momento que sintió su agarre.

— Suéltame.

— ¿Y si no quiero? — Respondió Jimin sin amilanarse por esa oscura mirada carente de toda emoción, tan indescifrable e impenetrable para él.

— Te mataré.

La mano del oficial cayó sin decir nada más. Miró hacia adelante y controló la repulsión que aquel criminal le causaba.

— Estás loco y te dieron el diagnóstico de psicópata, pero eso no significa que puedes matar a cualquiera. — Interrumpió Taehyung. — Debes aprender a ver a cada persona antes de atacar.

— No creo que un asesino como él necesite esos consejos. — el policía se giró encontrándose con su compañero que miraba fijamente al Liquidador, mientras que este mantenía la mirada fija en la pared que quedaba a su costado.

— Creo que si nuestro amigo continúa comportándose así, realmente morirá. — Una voz que ya era conocida para los presentes llegó llevando en su mano un gran expediente.

Una vez más Hoseok se aparecía frente a su subordinado sin dar aviso previo. Pasó de largo de su lado tras intercambiar una intensa pero veloz mirada con el mismo, deteniéndose a escasos centímetros del convicto y el otro oficial.

— Ya sea en mis manos o en las de otro, es comportamiento tuyo solamente te guiará a un lugar bien profundo, siete metros bajo tierra.

— ¿Estás muy seguro de eso? Te conoces bien, ¿no? — Susurró calmado sosteniéndole la mirada. — Ni siquiera yo me conozco, ni yo mismo sé de lo que soy capaz de hacer. Incluso no recuerdo cómo he matado gran parte de los muertos que se me imputan.

Tanto Jimin como Hoseok contuvieron por algunos segundos sus alientos, empuñando sus manos frente a la actitud altanera, frívola y despreocupada de eso monstruo que le habían dado el calificativo de asesino serial y psicópata que no era suficiente para él. Serio, Jungkook dirigió su mirada al rubio que se mantenía a la distancia mirándolo fijamente para después volver a mirar a aquel sujeto que tantos deseos de desaparecer tenía.

— ¿Sabes cuál es la mejor parte de no recordar los asesinatos? Que no siento remordimiento ni culpa. No hay muerte que me quite el sueño o remuerda mi consciencia, eso es algo que no pueden hacer todos. Por ejemplo, tú. ¿Puedes decir lo mismo que yo? Estoy seguro que llevas muchos muertos encima que aún no logras superar y que en un futuro tampoco harás. — Sonrió ladinamente. — Al menos no sobrio ni sin ayudas especiales.

No necesitaba mirarlo demasiado como para notar que ese hombre era adicto a alguna sustancia alcohólica, química o natural, pero lo era. El pelirrojo soltó el aire al sentirse desnudado por sus palabras aunque no le demostró, al menos no abiertamente, que sus palabras llevaban mucha razón. Miró fijamente aquellos orbes que parecían no titubear frente a nada y una vez más se quedó sin respuesta.

Jungkook apretó más el expediente que llevaba en su mano, entregándoselo al rubio una vez que pasó por su lado, ignorando el semblante incómodo que tenía porque lo cierto era que no le importaba en lo más mínimo.

¿Cómo podía decir tan tranquilamente que no sentía culpa o remordimiento alguno? ¿Realmente no recordaba o había decidido olvidar a propósito? Taehyung se giró y con la vista siguió la silueta algo distorsionada por la lluvia que comenzaba a caer, de aquel hombre que tanto detestaba.

— ¿Quién eres verdaderamente y qué pasa por esa maldita mente tuya, Jeon Jungkook? — Musitó estrujando sin cuidado los documentos.

¿Quién es realmente el Liquidador?

Cuánto tiempo sin vernos... 🙈 Han pasado ocho días pero se siente como un mes.
Como bien saben, he estado — aún estoy (los que me tienen en facebook quizás estén más enterados) — viajando y trabajando, por lo que no he contado con el tiempo suficiente para actualizar.
Los quiero mucho y nos vemos en el próximo 😘😘😘

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