Capítulo 10

Tener que fingir que su supuesto abogado tenía algo que ver con él no era una tarea del todo difícil pero sí muy molesta. No quería tener contacto físico con él y sabía que para hacerlo creíble de cierta forma tendría que pasar aunque no llegaran a intimar de verdad. Era un plan arriesgado porque podría engañar a todos pero al perspicaz de su amigo sería difícil. Si min Yoongi tenía algo era que, a pesar de ser callado como él era de igual forma muy inteligente. Lo conocía mejor que nadie y para hacerle creer lo que planeaban sería complicado.

Si se enteraba que estaba colaborando con la policía pondría en tela de juicio su amistad. Si realmente no estuviera tan interesado en conocer quién fue la persona que ideó todo aquella confabulación en su contra para hacerlos pagar y entender otras tantas dudas, no hubiera estado aceptando esa oferta. Era su única forma para salir de aquel presidio que había sido su casa los últimos siete años de su vida.

— También comenzaremos a vivir en otro lugar. Un pequeño apartamento en los suburbios que nos ayudará a pasar desapercibidos. Para que sea creíble para ellos nuestra relación debemos vivir yo y por ende tú, quien serás mi pareja, juntos en ese lugar. Justo al lado tendremos otro apartamento que utilizaremos para nuestras reuniones, debemos seguir trabajando en otros casos y deberíamos salir solo lo necesario para no levantar sospechas. ¿Queda claro? — La voz de Taehyung atrajo nuevamente su atención.

Escuchar de la boca de ese sujeto la vesánica idea de compartir una vivienda lo confundió. Lo primero que pensó fue que se trataba de una prueba pero la seriedad que emanaba el contrario lo hizo percatarse de que ese no era el caso. Verdaderamente tendría que compartir un espacio con alguien y esa idea no le agradaba. Un momento estaba bien pero no dormir con personas cerca de él, ya no estaba acostumbrado.

Desde su adolescencia cuando sus padres fallecieron dejó de vivir en una casa o apartamento, se sentía más cómodo en bodegas como las que compartía en ocaciones con Suga, lugares destruidos y abandonados como el lugar donde se encontraban en ese momento o inclusive la cárcel donde tenía mejor control de todo su entorno.

— ¿Viviremos juntos?

— Así es, para guardar las apariencias y mantener la vigilancia sobre tu persona. Yo sé que solías quedarte en los cuartos de sus almacenes junto a Suga pero, no será posible. No puedes estar sin un oficial que esté pendiente de ti. Sería raro que el oficial Park viviera contigo cuando seré yo tu pareja, así que solo viviremos tú y yo.

El Liquidador no pudo contener la risa ladina que se apoderó de su rostro frente a lo que para él era una estupidez.

— Si has hecho bien tu tarea debes de saber que nosotros no somos del tipo que nos vamos a vivir con nuestra pareja. Podemos tenerla, pero al no ser quienes deciden casarse, cosa que cada vez ocurre menos, no se vive con las parejas. Se han dado muchos casos donde las supuestas parejas ponen operaciones y otras actividades en peligro por lo tanto, solamente se les dice y se está con ellos lo necesario.

— Sé perfectamente como funciona y no montaremos una escena extraída de un drama. No viviremos en un hogar armonioso ni estará lleno de fotos nuestras. No obstante, esa es la única opción que hay porque seguro estoy que no me permitirán vivir allí. Tampoco podríamos tener la libertad suficiente porque tendríamos a todo momento un ojo encima, de modo que no podríamos organizar nuestras otras operaciones y debemos llevar todo en conjunto. Así que te guste o no Jeon, tendremos que vivir juntos y créeme cuando te digo que esta idea no me emociona más que a ti, lo último que deseo es compartir tu techo.

Taehyung le dedicó una mirada seria antes de ignorarlo, — en apariencia — regresando a la organización de sus papeles. Debía reportarle a la NIS y CIA, así como al comandante Jo, lo mismo tendría que hacer pronto con Suga para ganarse su confianza. Sabía que no sería fácil jugar a los tres bandos para poder lograr su cometido pero ese era el único camino a seguir. Para ello necesitaba al ser que deseaba ver siete metros bajo tierra, debía incluso fingir que tenían algo y convivir juntos, teniendo las ganas de poner una bala en su cabeza a cada momento.

...

Esa tarde mientras regresaban del primer registro del cadáver de aquella chica que había sido brutalmente asesinada, pudo divisar a la distancia a aquella señora que en algún momento, fue su suegra. No era alguien que Namjoon podía olvidar fácilmente, de cierta forma le tenía mucho aprecio aunque realmente no compartió mucho con ella debido a que su antigua novia, Bae Joo Hyun quería esperar a que estuvieran totalmente seguros de sus sentimientos antes de darle la noticia de su relación y presentarlo como su novio.

Fue un momento que jamás llegó, días antes de su cumpleaños donde había sido invitado, Joo Hyun desaparición sin dejar rastro. Esa vez que se vio obligado a ir hasta su casa y hablar con su madre, — sin decirle que era su novio — para preguntar por ella. La señora Bae estaba preocupada, solamente lloraba mares por la repentina desaparición.

Su preocupación no se podía medir luego de saber que no solamente se había dejado de comunicar con él, sino que también lo había hecho con su madre. Salió como un loco de aquel lugar intrincado en el fondo de uno de los barrios más pobres de Seúl en búsqueda de su pareja. Pasó días buscándola sabiendo que la última vez que habló con ella antes de salir de su trabajo fue la última vez que fue vista. Hasta que se enteró un día por uno de sus conocidos que alguien con las mismas características había sido tomada por una de las bandas de tratas de blancas. Él la buscó y contra todo pronóstico la encontró, lo único malo, fue que llegó demasiado tarde.

Su cuerpo golpeado, ultrajado y abandonado, sin vida, yacía frente a sus ojos cuando entró a las bodegas que aquel edificio ocultaba en su sótano. Lloró hasta que no tuvo más lágrimas, hasta que su llanto cesó por si solo. En ese momento, se percató verdaderamente de aquel lugar, con tantos cuerpos sin vidas que tenían acumulados como sacos de papa, con un hedor desagradable que la putrefacción de los miso emanaban.

Él nunca fue un santo, distaba de serlo. Era un pequeño delincuente que se dedicaba a vender sustancias prohibidas a quien fuera que tuviera el efectivo para pagarle. No huía de las peleas y era el primero en golpear hasta el cansancio a quien se atreviera a estafarle, intentar maltratarle o cometiera injusticia. Sin embargo, antes de aquel suceso que la realidad de aquel sitio le provocó, jamás se apropió de la vida de nadie.

Pero todo cambió ese día, cuando luego de hacer llegarle el cuerpo sin vida a la madre de quien había sido su novia, lloró a escondidas mientras la veía llorar por ella. Prendió un cigarro con manos temblorosas, calmándose al quedarse viendo fijamente la llama de su fosforera, entonces tu claro la idea y el método necesario para acabar la vida de esos bastardos que lucraban con la vida humana.

Salió de allí para la gasolinera donde solía trabajar oficialmente, robándose de allí varios galones de gasolina que transportó de apoco por no tener un vehículo que le ayudara con esa tarea. Contó con suerte ese día, pues el edificio seguía con poca seguridad a pesar de que los jefes estaban allí reunidos y, aprovechándola, se encargó de inundar el lugar con aquel combustible para una vez fuera, prenderle fuego. Se quedó allí viendo como todo cogía candela por horas, yendo después a entregarse a la comisaría más cercana. Ya no le quedaba nada, no tenía nada que perder.

Ahora, que había vuelto a ver a la madre de Bae Joo Hyun, todas esas memorias volvieron a golpearlo con fuerza. Quería asegurarse que la señora vivía entre las posibilidades, bastante bien. Por eso pidió permiso para ir a su encuentro aunque aún no tuviera la fortaleza requerida para enfrentarse con ella o el hermano menor de su antigua novia.

Bajaba los escalones de aquel sitio enfocado en lo que haría o diría cuando la viera. Se habían visto una sola vez y sabía que lo más probable era que ni siquiera lo recordara, mas no importaba. Ignoraba totalmente al oficial Park que sabía lo había estado siguiendo, eso, era la menor de sus preocupaciones en ese instante.

Los ladridos de los perros del barrio, el fuerte aire que batía contra él y la respuesta de aquella voz femenina cuando tocó a la puerta donde había dejado el cuerpo sin vida de quien pensó sería su compañera de vida, hacían su corazón batir contra su pecho desenfrenadamente por un nerviosismo que nunca antes había sentido.

La imagen de una señora cansada y con canas en su cabello apareció frente a él una vez que la entrada se abrió.

— ¿Quién es? — Le preguntó confundida.

Tardó varios segundos en recomponerse, respiró profundo y ganó la fuerza necesaria para hablarle. — ¿Vive aquí Bae Ryo Seo?

— Aquí no vive nadie con ese nombre joven. — Escuchó decir antes de que volvieran a cerrarle la puerta en la cara.

La confusión se adueño de él al darse cuenta que allí ya no vivía la familia Bae y que desconocía su paradero. Pensó que seguirían allí, era el reporte que le habían dado pero no era así. Agitó su cabello mientras miraba nuevamente lugar. Debía dar con ella, asegurarse que estaba bien. Caminó hasta el automóvil gris que estaba aparcado a la distancia y entró en el sin pedir permiso.

Jimin se sobresaltó al saberse descubierto, supo que había sido un torpe que parecía novato en una tarea de seguimiento. Miró algo temeroso al convicto sin demostrarle su verdadero estado y esperó a que este hablara.

— ¿Puedo usar tu teléfono? — Preguntó manteniendo la vista al frente.

Una risa burlona salió de los labios de Park al no creerse el tono de arrogancia con el que le habló. Ignoró su petición y encendió el motor del vehículo para regresar al sitio donde se encontraban pasando las noches pero el fuerte apretón que sufrió su mano, no le dejó arrancar.

— Supongo que no puedo... — Murmuró Namjoon.

— No pienso darte mi móvil si no me dices para qué lo necesitas.

— Para una llamada.

— Eso es más que obvio. — Se llevó las manos a su cabello y suspiró. — ¿A quién?

— ¡No te incumbe! — Respondió jorobando su mando mientras se acercaba él para buscar en los bolsillos de su pantalón aquel aparato, agitando por un momento a Jimin, quien no esperaba sentir las manos de aquel delincuente sobre su cuerpo.

...

Jungkook no se perdía de los movimientos del pelirrojo que había intentado esa mañana presionar a su abogado. No lo miraba directamente pero eso no era necesario para adivinar cada uno de sus manos y gestos. Notaba como su mirada no se apartaba de un indiferente rubio que pretendía ignorarlos ambos como si no estuviesen en aquel sitio a metros de él. ¿Cuánto tiempo llevaban esos dos juntos? Para enfrentarse a Min Yoongi era evidente que él fuera la mejor opción porque conocían sus lazos pero para las demás actividades. ¿Por qué no utilizaban a ese hombre y lo metían a él en ello?

— ¿Nunca hablas? — Escuchó decir detrás de él robándose la mirada reprobatoria de Taehyung quien los observó silenciosamente. — Estás tan callado siempre que pareces una escultura de un templo endemoniado en vez de una persona.

— ¡Tú! — Exclamó el rubio secamente. — Deja de molestar al otro convicto y mejor vete a descansar, mañana tendrás trabajo que hacer. — Miró al Liquidador que parecía no inmutarse y desvió luego la vista hacia Hoseok que levantaba las manos en señal de paz. — Mejor vayamos a descansar, mañana necesitaremos estar en nuestros cinco sentidos.

El pelinegro se acostó en aquel banco de madera y cerró sus ojos para tratar conciliar un sueño que sabía tardaría en llegar, si es que llegaba a él esa noche. Seguía en alerta escuchando todo a su alrededor pero para los demás, parecía realmente sumido en un profundo sueño. Pasos se sintieron a pocos centímetros de él, otros a varios metros para luego los dos desaparecer lentamente en la misma dirección.

Taehyung no se permitió gastar energías ese noche debido a que no sabía lo que el día siguiente les deparaba. No pasó de unos tranquilos besos con su jefe mientras pensaba en la actitud del Liquidador. Era cierto que no hablaba mucho pero con él siempre soltaba más de dos palabras, bueno, con el y con el pirómano de Kim Namjoon.

...

— ¿Estás listo? — Preguntó Taehyung acercándose a quien sería su pareja ficticia. — No olvides todo lo que hablamos y acordamos. Evita las muestras de cariño al no ser que sean necesarias y actúa con normalidad, como si estuvieras realmente en una relación y como siempre lo has hecho con los cocodrilos. ¿De acuerdo?

Jungkook asintió cansado de escuchar la misma perorata una y otra vez de parte de ese hombre. Estaba poniendo su cuello en juego, por supuesto que no quería echarlo a perder. Tenía muchas cosas de las cuales encargarse todavía como para tener que comenzar a lidiar con la furia de los cocodrilos si llegasen a descubrir la verdad.

— Park, quedas encargado frente a la otro misión hoy. Ya sabes que sería raro si nos apareciéramos los cuatro juntos hoy por lo que momentáneamente trabajaras en el campo resolviendo casos con Namjoon hasta que solicite su presencia. A partir de mañana nos encontraremos en nuestra nueva localización. Mantenme al tanto de todo el proceso.

— Así será comisario Kim. — Respondió con pereza, no le agradaba estar solo con un reo pero era parte de sus deberes y no podía rechistar, mismo si todo aquel circo le desagradaba en demasía.

— En cuanto a ti, — se dirigió a Hoseok — sigue las instrucciones del oficial aquí presente al pie de la letra. Estaré al pendiente. — Este también asintió y se marchó seguido por Jungkook, no sin antes notar la tensa atmósfera que rodeaba a Jimin y al convicto Kim, así como darle una mirada amenazante a su jefe y amante para que mantuviese su palabra y no se inmiscuyese sin su autorización.

No era la primera vez que trabajaba de encubierto, menos que fingía estar con alguien pero por alguna razón estaba inquieto y algo nervioso, cosa que no era común en él en los últimos años. Apretó el timón del vehículo con fuerza y miró de soslayo al desinteresado hombre que tenía sentado a su lado mirando por la ventanilla. Esperaba que su hermana donde quiera que estuviese le perdonara por tener que involucrarse con el ser que le arrebató su juventud y vida.

Ninguno de los dos se dirigió la palabra o mirada directa en todo el camino. Cada uno iba concentrado y pensativo en lo que iban hacer, sabían que eso era solamente el primer eslabón que tendrían que subir para llegar a sus metas pero no era tan fácil como parecía. El camino a seguir estaría lleno de obstáculos y Min Yoongi, era el primero de ellos.

El rubio condujo por casi una hora y media debido al tráfico y la lejanía de la guarida de los Cocodrilos. Tuvieron que ir de una punta de la ciudad a la otra antes de llegar a ese sitio donde ahora se estacionaban. Taehyung observó a su acompañante una vez que el auto se detuvo, no había rastros de nerviosismo o preocupación. En cambio a él le sudaban las manos por alguna razón, esperaba que no tuviera que hacer uso de la violencia ese día y que todo marchara de acuerdo al plan.

Por su parte Jungkook estaba reviviendo todo ese pasado que dejó dormido en una parte de su cerebro en los años que estuvo recluido en aquella cárcel. Fueron siete, en donde el día y la noche parecían no encontrarse, la rutina diaria que se repetía como si hubiera estado atrapado en un bucle de tiempo y aquel aire que lo sofocaba. Seguía sin creer que aún condenado a cadena perpetua estuviera hipotéticamente libre luego de tres años de confinamiento. Era un hecho que estaba metido algo de mu alta escala para haber logrado aquello pero no le importaba, era su oportunidad y no la iba a desaprovechar.

Estaba preocupado y no podía mentirse a si mismo pero estaba listo para la pelea. Listo para las respuestas, para descubrir todo lo que se le ocultaba, para enfrentarse a su antiguo compañero y organización, listo para ser el Liquidador.

Abrió sin aviso la puerta del vehículo y descendió mirando como lo que antes era una bodega, un viejo almacén, ahora era un edificio que solamente mantenía un poca la esencia de su antigua fachada en la primera planta.

El rubio maldijo al notar como Jungkook se desmontaba sin esperar a su aviso pero sabía que no era el momento o lugar para reclamos. Recién comenzaban y ya él parecía querer hacer lo que le daba a la gana, aún sabiendo que no se lo permitiría. Cerró el auto y caminó firmemente hasta su lado.

— ¿Preparado? — Miró sus facciones para encontrar respuestas en las reacciones de su cara pero esta permaneció estoica.

Se sobresaltó al sentir como tomaba de forma sólida su mano cuando lo primero que dijo fue que evitara y redujera el contacto físico al mínimo. Él realmente creía que iba hacer lo que le saliera de sus partes íntimas y estaba cometiendo un grave error. Forcejó para soltarse sin éxito, con fuerza, pero sin hacer evidente su descontento. No sabía por quiénes estaban siendo vistos porque, si una cosa tenía segura es que, pese a que no veía nadie alrededor, tenían muchos ojos arriba de ellos.

Su labio inferior desapareció entre sus dientas luego de suspirar para tratar de calmarse. Llevó su mano libre al puente de su nariz y luego a su cabello para agitarlo sabiendo que de esa forma se vería mucho mejor, dándole un aire que él sabía muy bien, podía ser irresistible.

El presidiario notó aquello pero rodó sus ojos y chasqueó la lengua, reanudando sus pasos para encaminarse al interior del edificio, desequilibrando a su falso novio en el acto, quien protestó y clavó sus uñas en la piel para dejarle saber su descontento, a lo que él solamente rió en su interior.

El paso de ambos fue cerrado por cuatro hombre visiblemente armados a pesar de ocultar sus armas bajo aquellos sacos negros. Jungkook ladeó su cabeza haciendo presión con su lengua en el interior de sus mejillas mientras miraba despectivamente a los individuos, recorriéndolos con la vista de arriba hacia abajo.

— No pueden entrar aquí, así que mejor den la vuelta. — Inquirió el que parecía ser el jefe de grupo. Tenía un aspecto rudo, alto, de cabellos negros y fría mirada pero era evidente que era extranjero. Su mala pronunciación y porte lo delataban. — ¿No escuchan? Si no se van de aquí por las buenas, tendrán que hacerlo a las malas.

El reo sonrió al verlo a él junto a los otros tres llevar sus manos a la parte posterior de su cuerpo, acariciando sus armas.

— ¿Crees que puedan hacerlo? — Habló finalmente el Liquidador sosteniéndole la mirada.

Le hizo una señal a los otros tres para dejarles saber que él se encargaría de todo, dando dos pasos hacia adelante, sacó su pistola y la apuntó a la frente de Jungkook. El rubio lo maldijo de mil maneras distintas en su interior pero no se atrevió a decir nada, no estaba en su territorio. En ese lugar, él era un extranjero más.

— Creo que no has sido bien entrenado.

Su voz era baja pero ronca y aguda a la misma vez, su enojo por ser apuntado por ese idiota era visible, aunque al parecer, este lo desconocía porque incluso se atrevió a quitarle el seguro. Miró fugazmente a sus compañeros y se carcajeó, volviendo a centrar la mirada en el desafiante sujeto.

— Eres o muy tonto o torpemente valiente muchacho. Esta es la última oportunidad que te doy antes de dejarte como coladero. Date... La vuelta. ¡Vete!

Sin volver a mencionar una palabra, del rostro del Liquidador desapareció su falsa sonrisa y en un limpio movimiento, desarmó a quien le apuntaba y le disparó en la frente. Movió su brazo a la derecha dejando salir dos disparos antes de que esos dos hombres sacaran sus armas y luego lo movió en la dirección contraria, colocando un último tiro en la frente del restante que ya tenía su pistola en la mano.

— Parece que no les ensañaron que cuando se desenfunda un arma, hay que usarla. Las palabras están demás. — Dijo empujando con su pie el cuerpo, pasando por encima de los demás abriéndose paso al interior.

— ¿Qué demonios estás haciendo Jeon? — Cuestionó molesto el rubio en su oído sin poder borrar aún la sorpresa de su rostro. — ¿Debías comenzar tan rápido con tu carnicería personal?

— Dijiste que actuara como yo era y eso he hecho, no te quejes. Tampoco le llames la atención a tu novio en público. No son buenos modales — Tomó fuertemente su mano ignorando su resistencia y caminó varios pasos antes de ser totalmente rodeado por un grupo de no menos de veinte hombres.

¡Genial! Exclamó Taehyung mentalmente. No podía evidenciarse y pelear ya ala par de Jungkook. Para ellos él también sería un delincuente con buenas habilidades pero no era el momento de mostrarlas aún, sin embargo el asesino que tenía a su lado, parecía haberlo estropeado todo liquidando a todos a su paso.

— Me gustaría saber... — Se escuchó una voz potente que venía acercándose sin mostrar a su dueño aunque el convicto ya lo conocía, ni siquiera todos esos años lo hicieron olvidarla. — ¿Quién carajo tiene los cojones de entrar de esta manera a mi recinto? — Terminó de hablar un sujeto de verde cabellera que el agente reconoció de inmediato.

— ¡El segundo al mando!

La sonrisa de Yoongi se adueñó de sus labios y el brillo de los orbes revelaron su felicidad. No podía creer que lo tuviera al frente, mayor, más hombre, más alto y fuerte que la última vez que lo vio.

— Había escuchado ya de tu fuga y no te puedo negar que me sentí decepcionado al ver que no me venías a visitar. — Caminó al encuentro del pelinegro ignorando a su acompañante que suponía era de turno y lo abrazó. — ¡Bienvenido a la libertad Kookie!

— Ya estoy viejo para que me llames así hyung. — Bufó para luego sonreír palmeando su espalda.

— Caballeros... — Se giró para mirar a los hombres que tenía a su alrededor. — Su otro jefe ha llegado, ¡démosle un fuerte aplauso y una buena bienvenida!

Taehyung no pudo evitar permanecer anonadado mirando aquella sonrisa que no había visto en el reo en todo el tiempo que llevaba tratando con él. Era amplia, genuina, evidentemente estaba feliz de ver a Suga, líder de los Cocodrilos, alguien que la policía del país no se había atrevido a enfrentar como debía y que el gobierno deseaba tener tras la rejas. Ese al que nunca se le podía probar nada y gozaba de su libertad con felicidad. Sin embargo él ahora lo tenía delante y no podía lanzarle el guante. Ironías de la vida.

Esperó varios minutos en silencio mientras estos se abrazaban una y otra vez ignorando completamente su presencia, caminando escoltado por los hombres de lo rodeaban, caminando tras ellos. Su paciencia a veces no era su mayor virtud y eso lo hizo toser y llamar a su supuesto novio.

— ¡Kook!

Lo llamó fuerte y claro haciendo que tanto él como su amigo se detuvieran para voltearse a verlo. Suga lo estudiaba seriamente con una mirada de asco y el llamado lo miraba sorprendido por el diminutivo utilizado. Sus ojos se abrieron más de lo normal y lo observó pero en los contrarios obtuvo la respuesta que buscaba. Claro, se había olvidado de él. Dio dos pasos hacia él y sostuvo al rubio de la mano.

Sus manos entrelazadas fueron la diana donde Min Yoongi deseaba lanzar millones de dardos y flechas para separarlas. Aún así sonrió falsamente.

— ¿Y este es...? — Pasó su vista del desconocido a su amigo.

Jungkook algo serio pero con una sonrisa en su rostro, soltó aquella mano para elevarla y rodear al contrario por la cintura, atrayéndola más hacia él. Taehyung no pudo evitar molestarse por el exceso de contacto pero su plástica sonrisa no se ocultaba. No obstante, cuando sintió una respiración en su cuello, acompañada de una mordida territorial para los presentes, no pudo rehuir de su asombro y tragó saliva.

— Hyung, te presento a mi pareja. Kim Taehyung. — Dijo su nombre real sin miedo de que pudieran dar con alguna información sobre su persona, según lo dicho por el agente, todo estaba arreglado para que no hubieran problemas. — Tae, te presento a Min Yoongi, mi hyung.

Eliminó la distancia que quedaba entre su cuello y sus labios para unirlos a los suyos. El rubio apretó sus dientes e incluso lo mordió pero su mordida obtuvo otra más fuerte en respuesta que le obligó abrir su boca. Una lengua irrumpió en ella y segundos después, decidió corresponder finalmente aquel besos, ese que no pensó fuera necesario por el momento. Por milésimas de segundo su cuerpo protestó cuando se separó de él pero se recompuso rápidamente.

Ese era un beso que le dejaba claro a los presentes su relación, uno que les advertía que no intentaran cruzar esa línea, quedando el rubio rápidamente como, la pareja del Liquidador.

Min Yoongi eliminó la empuñadura de sus manos para pasar a estirarle su diestra a ese sujeto. La primera pareja que su Liquidador le presentaba, esa que en esos momentos tenía deseos de desaparecer. Miró a Kook nuevamente y relajando la expresión de su rostro se volteó a Taehyung y le tendió su mano.

— ¡Un placer conocerte!

Hola a todos, ya han pasado cuatro días desde el último capítulo publicado y no saben cómo los extrañé. Espero que sea de su agrado y nos vemos en el próximo.
😘😘😘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top