Nueve meses
Para entender este fic deben leer el fanfic "Nega", y para entender ese fic deben leer el fanfic "Llamadas" de Banghg.
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Después de lo que hizo se sentía como una desgraciada, se suponía que debía viajar al pasado para salvar a su hermano y compensar todo el daño que le hizo a su familia con su obsesión de investigar el comportamiento de los humanos. Pero en vez de eso, hizo todo lo contrario, aun que eso esta lejos de ser lo contrario, ya que fue la causante del arresto de sus padres, la caída de la vida social de sus hermanas, la huida de Lincoln y sobre todo, la muerte de este mismo. Puesto a que lo golpeó, lo secuestro y lo violo hasta que terminó matándolo.
Y para acabar, terminó embarazada de su hermano muerto. Pero en vez de pagar por sus actos, decidió huir dejando el cadáver de su unidad fraterna en el jardín de su casa, en donde lo encontraron esa fatídica mañana. En donde perdió la cordura, después de todo, su plan de cinco fases fue un completo fracaso al final.
El traje negro perfeccionado que usaba la sofocaba, tuvo que retirarlo para que su temperatura bajará, pero aún así sentía mucha calor, su bata y sus pantalones también la sofocaban, entonces se los quitó, hasta que quedó simplemente en su ropa interior verde. Después de eso sintió frío y se cubrió con las sábanas para regular su temperatura.
Su respiración era muy rápida y agitada. Se recostó en el centro de su cama y se sujetó el vientre con ambas manos, poco a poco se escuchaban los pasos que se acercaban a su cuarto, era como una estampida.
Cerró los ojos simulando estar dormida. No tenía ganas de hablar con nadie y mucho menos dar explicaciones. Apenas había pasado como media hora desde que volvió del pasado y se sentía muy agotada.
Lola aún no había perdido ese toque de chismosa, obviamente fue a cada habitación para despertar a sus demás hermanas y darles la noticia.
«PLAM»
Se abrió la puerta de golpe dando paso a nueve escandalosas chicas.
—¡Oh por dios Lisa, no puedo creerlo! —dijo Lori.
—¡Como que, es la mejor noticia en años!
—¿¡Quien es el padre!? —preguntó Luna. La mayor parecía tener una fuerte resaca.
—Si, me gustaría conocerlo al igual que a todas —Luan casi parecía una versión mayor de Lucy de ocho años.
—¡Es estupendo!, ¿Lisa? —Lynn se dio cuenta de que la menor estaba dormida.
—Al parecer me tarde mucho más de lo que pensé en avisarle a todas, jeje. Perdón —dijo Lola en voz baja y con algo de timidez.
—No te preocupes, la mayoría no quería levantarse de su sueño —dijo Lucy. Parecía una criatura de la noche, aunque ese vestido largo de color negro era intimidante, su único ojo visible daba a entender que no estaba feliz y menos su expresión de molestia.
—¿Estas segura de que ella te dijo que estaba embarazada? Digo, no la eh visto con ningún chico y no creo que ella se deje tocar por cualquiera —Lana no parecía muy convencida. Ella conocía a Lisa y tendría que ser alguien muy especial para que Lisa le entregará algo tan preciado como su primera vez. Si, ella sabia que Lisa era muy virgen.
—¡Si, ella me lo dijo. Estoy muy segura de eso! —Lola se encogió un poco, las miradas de desaprobación de sus hermanas no se hicieron esperar después de lo que Lana dijo.
—Pues yo le creo a Lola —habló una pequeña rubia de trece años, cabello corto atado en una coleta por atrás de su nuca, usaba una falda de tirantes color púrpura la cuál le llegaba hasta las rodillas, usaba una camisa negra por debajo y tenía zapatos negros con calcetines púrpura que le llegaban hasta las rodillas.
Las demás iban a decirle algo pero Lisa se empezó a mover en la cama, captando toda su atención.
La genio se sentó en la cama, se veía desorientada. Se había hecho la dormida pero cayó en un sueño profundo por un par de minutos, lo suficiente para despertarse de mal humor por el ruido que hacían todas sus hermanas.
—¿Qué? —preguntó con molestia.
Enseguida todas se acercaron a la cama y empezaron a hablar al mismo tiempo. Sabía que estaban aquí por lo del bebé, pero no se callaban para que que ella pudiera hablar.
—¡Silencio! —gritó con enojo.
Todas se callaron al instante.
—Contestaré las preguntas que medio entendí —se aclaró la garganta. —Una si estoy embarazada, dos él padre ni yo lo conozco, tres, si anduve acostándome con varios hombres para tomar un respiro... Cuatro, yo puedo hacerme cargo sola de mi bebé, cinco hasta hoy me hice las pruebas del embarazo y no se si será niño o niña, seis estoy agotada y quiero dormir, siete si Leni, puedes hacer la ropa para el bebé si gustas, ocho no, no tengo hambre y nueve... ¡FUERA DE MI HABITACIÓN! —gritó ella con furia.
Aunque se veía molesta y dio una orden. Ninguna la obedeció, si no que sonrieron con alegría y se acercaron para darle un fuerte abrazo grupal.
Aunque ninguna estaba de acuerdo con eso de que anduvo de ofrecida, pues no les importó. Les emocionaba la idea de tener un nuevo miembro en la familia.
Lisa se relajó y medio correspondió el abrazo. Pasaron los minutos y al parecer ninguna de sus hermanas quería deshacer el abrazo por lo que tuvo que dejarlas estar.
Un par de días después.
Ella no estaba tranquila, los sucesos de hace poco la atormentaban como nunca. El recuerdo del asesinato de su hermano no la dejaba ni dormir tranquila.
Estaba en su cama viendo el techo, no se sentía bien. Había vomitado durante mucho tiempo y aún le dolía el estómago. No sabía que esto de estar embarazada seria tan complicado, ella como mujer, sabía que tarde o temprano tendría que pensar en formar su propia familia y ahora que estaba próxima a ser madre, tenía un profundo miedo, no sólo por el bienestar de su bebé, si no que también por los riesgos que habían en que dos personas de la misma familia tuvieran hijos, estos siempre nacían muy desnutridos y con las defensas bajas, sin contar los riesgos de cesárea y daños que podía recibir si llegaba a lastimarse.
Se sentó en la cama rápidamente, le preocupaba mucho la seguridad de su pequeño retoño, no iba a permitir que sufriera como sufrió su queridisimo hermano. No, ella iba a pelear contra todo el mundo y caería antes de que su descendiente sufriera un rasguño.
Lisa se limpió un poco el sudor de su frente para evitar que la humedad y el constante cambio de temperatura le diera un resfriado.
Pero su expresión cambio a una de terror absoluto al ver sus manos. Estas se encontraban manchadas de sangre.
—¡Aaah! —gritó por el susto.
Pero casi al instante notó que estaban limpias y sin rastros del líquido rojo.
—Se bajó de la cama y se dirigió a su laboratorio. —... Otra alucinación. —Dijo con pesar, hace poco que alucinaba y temía por su salud, pero más por la de su pequeño. —Debo asegurarme de que su desarrollo este bien...
Entró a su laboratorio, este estaba ubicado en el sótano de la casa. Era enorme y era de lujo. Le costó mucho construirlo, tenía máquinas y equipo científico y médico para sus gustos. No escatimó en gastos, debía tener el laboratorio perfecto y lo logró.
Se dirigió a una computadora y empezó a trabajar. Se sacó una muestra de sangre, al analizarla encontró que todo estaba en orden, sonrió con felicidad al escanear su cuerpo y ver al pequeño embrión en su vientre, estaba en etapa inicial de desarrollo.
Debía mantenerlo a salvo, por lo que empezó a trabajar, debía ser rápida. Por lo que al entrar en etapa media de embarazo, tendría que guardar completo reposo y no hacer movimientos bruscos.
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Pasaron un par de semanas, estuvo trabajando como loca en una especie de suero, pero este a diferencia del que usaba para sus habilidades físicas se veía diferente. Era de color plateado y se veía muy espeso.
—Muy bien, hora del paso final —dijo con un poco de miedo.
Con suma cautela se inyectó un poco del suero en su brazo, soltó un leve quejido de molestia al sentir el metal de la aguja entrar y perforar su piel.
Después de suministrarse el suero, llego la hora crítica.
—V-vamos Lisa... E-es por su bien... —Dijo con lágrimas en sus ojos.
Procedió a sacar una nueva y muy pequeña jeringa, procedió a llenarla con la mitad de un miligramo de ese líquido extraño. Con la mano temblorosa acercó la aguja a su vientre. Al lado de su posición había una pantalla, la cuál mostraba una imagen en vivo de su bebé en su vientre.
Con sumo cuidado enterró la aguja en su interior, siguió metiendola hasta que en la pantalla se vio como la punta de la aguja tocó al pequeño embrión. Soltó una lágrima al ver eso, pero con sumo cuidado vacío el líquido en lo que sería su hijo.
Al terminar, retiro la aguja con sumo cuidado. Aguantó la respiración hasta que la aguja estuvo fuera de su cuerpo.
Soltó un suspiro ahogado cuando por fin la retiro, tenía mucho miedo. Procedió a revisar el estado de su bebé.
Sudo un poco mientras esperaba a que la computadora le diera los resultados.
—Estado del embrión en óptimas condiciones, se le recomienda guardar reposo para recuperar energías.
Sonrió con alegría al oír el diagnóstico de la voz artificial de su computadora.
—Oíste pequeño... —se tocó su vientre y volteó a verlo. Le habló con ternura. —... Estas bien y yo me aseguraré de que lo estés siempre.
Era una promesa de una madre a su hijo no nacido. Sin más que hacer, decidió regresar a su habitación para dormir un poco y empezar a disfrutar de los lujos que tendría que tener por su embarazo.
Unos tres meses después.
Su barriga ya se notaba y sus síntomas eran ya notables.
—¡Lana! ¿¡Dónde demonios esta mi pastel de limón con merengue!? —Gritó desde su habitación.
Estaba muy molesta y hambrienta.
—¡Va en camino! —gritó la pobre Lana. A ella le tocaba ser su sirvienta personal ya que Lisa no se llevaba bien con las demás. Pero eso no quería decir que sus demás hermanas no iban a estar atentas por su salud.
Lana corría a toda prisa con el pastel en sus manos, estaba muy cansada, pero no le importaba, no iba a permitir que su hermana y su futuro sobrino sufrieran por su culpa.
—¡Aquí está tu pastel! —Anunció la rubia al momento que entraba por la puerta de la habitación de la genio.
—Vaya, ya era tiempo —habló Lisa de muy mal humor.
Lana sonrió con inocencia, camino a paso relajado hacia su hermana pero el destino le jugo una cruel broma.
—¡Ah! ¡NOOOO! —Se tropezó y cayó de cara al suelo.
Lisa no sabia que pasaba, de un momento a otro tenía un pastel embarrado en su cara. Estaba muy molesta, por lo que se desquitaría con la culpable.
—¡Eres una inútil! —Le gritó con enojo. No iba a medir sus palabras y menos con su hermana más cercana.
Lana se levantó rápidamente del suelo. —¡Lo siento! —se disculpó. —D-dejame limpiarte... —Se acercó a Lisa pero esta la empujó con violencia haciéndola retroceder mucho.
—¡Lárgate de aquí! —La corrió de su habitación.
Lana se empezó a poner triste.
—¡Lisa, déjame traerte otro pastel! —intentó enmendar su error.
Pero Lisa ya estaba muy molesta y no aceptaría nada.
—¡Ya no quiero nada! —le dijo con ira. —¡Solo lárgate de aquí o te sacaré a patadas! —Amenazó con levantarse de la cama, por lo que la rubia se asustó por eso. No podía permitir que su hermana menor se agitara de esa forma.
Por lo que salió corriendo lo más rápido que pudo de la habitación. De la nada empezó a llorar y se dirigió a la habitación de Lola.
«Plam»
Abrió la puerta de golpe y sin dejar que Lola reaccionará, la abrazó y apoyo su cabeza en sus pechos.
Lola lejos de sentirse incómoda, se sintió feliz. Era la quinta vez que su gemela venía a ella por causa del estado de Lisa, gracias a eso tenía una pequeña esperanza de volver a ser muy unida a su gemela, como siempre debió haber sido.
—Ya, ya. Todo está bien —le dijo a su hermana mayor para animarla.
Lana sonrió débilmente y rió un poco al recibir un gentil beso de su gemela en el cachete.
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Los meses siguientes fueron un poco más calmados, ya todas esperaban el día para que Lisa diera a luz. Faltaba muy poco, era cuestión de tiempo para que llegará en nuevo miembro en la familia Loud.
Parecía que todo iba a ser normal pero siempre ocurre algo que lo complica todo...
Lisa se bañaba tranquilamente, su enorme barriga le pesaba mucho y no es para más, ya tenía casi nueve meses de embarazo. Lana le siguió ayudando con sus exigencias pero no sólo ella, también ayudaron las demás. Sobre todo Lily.
—¡Ayuda! ¡Chicas ya es hora! —gritó la castaña al momento en que salía del baño, se le había roto la fuente, derramando mucho líquido en el piso.
Sus hermanas estaban pendientes de ella las veinticuatro horas del día y no tardó ni un segundo en que la que estaba a cargo de su salud, la cuál era Luna, le avisará a las demás.
Rápidamente la ayudaron a llegar a una van que era igual que vanzilla solo que más actual y más cómoda.
—¡Deprisa, todas al auto! —Ordenó Luna. Era la única que tenía licencia a parte de Lori, la cuál no se encontraba en casa.
Lola y Lana, Lily y Luna se encargaron de llevar a Lisa al hospital. Luego llamarían a las demás.
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Lo último que recordaba era a ese doctor de cabello castaño decirle que pujara y respirara... Estuvo así por mucho tiempo, tal vez cinco o seis horas. Sabía que el parto iba a ser muy difícil pero no creyó que dolería tanto.
También escucho un llanto que aclamaba que fuera callado y tranquilizado solo por ella y nada más que ella. Pero... ¿De quien habrá sido? ¿Acaso era una de sus hermanas? No, ellas ya estaban grandes y la más pequeña que era Lily, pero tenía trece y no era una llorona a menos que se lastimara mucho.
Su cuerpo se sentía más ligero y se encontraba flotando en el espacio, a lo lejos se veía a saturno y más allá se veía a júpiter. No sabía por que, pero estaba muy tranquila.
Hasta que una extraña figura apareció frente a ella. Lo reconocía, cabello blanco, dientes de conejos partidos, pecas en sus mejillas, piel clara y muy alto. Demasiado alto. En serio era alto...
—Hola... —la saludó el albino.
Ella intentó hablar pero no salieron palabras de su boca, quien sabe por qué.
Se hubiera alarmado pero un fuerte abrazó por parte de ese chico la hizo olvidar todo. Se sintió muy bien, todos sus problemas se esfumaron al instante, se sentía tan cálido. Su cuerpo de dieciocho años estaba seguro entre los brazos de ese chico que conocía de algún lado pero a la vez no.
—Te quiero mami...
Abrió los ojos como platos al oír tal cosa proveniente de la boca del chico ese. Lentamente lo volteó a ver, no supo por que pero se sentía muy feliz en ese instante. Quería decirle que ella lo amaba pero el espacio lentamente iba desapareciendo, siendo consumido por una luz.
Una luz cegadora la hizo cerrar los ojos con fuerza.
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Lentamente los volvía a abrir y la fuerte luz no la dejaba ver correctamente. Estaba muy desorientada, no recordaba a que horas se fue a dormir, mucho menos recordaba que su habitación fuera tan... Blanca.
—¿D-donde me e-encuentro? —Preguntó con dificultad. Se sentía muy cansada.
Una enfermera la vio y enseguida salió de la habitación mientras llamaba al doctor.
Lisa la vio y rápidamente los recuerdos de hace horas le vinieron a la mente. Los dolores, los gritos de las chicas en el auto, las palabras de aliento para hacerla sentirla bien, la llegada al hospital, los doctores llevándola en camilla hasta la sala de parto, los nuevos dolores y al final el llanto de su bebé.
Miró a todos lados y se desespero al no verlo por ningún lado. Había leído en internet sobre personas como enfermeras y doctores que secuestraban a los niños recién nacidos y los vendían por un muy buen precio.
Intentó gritar por su bebé pero no fue necesario. El doctor entró a la habitación y este venía acompañado por una enfermera.
—Señorita Lisa, que bueno que despertó. Me alegra informarle que usted es madre de un hermoso niño y por lo visto es uno muy especial —le dijo el doctor.
Lisa ignoró todo lo que dijo, sus ojos se posaron en el bello bebé que esa mujer traía en sus manos. Estaba dormido por lo visto, pero en vez de alegrarse, se enfureció.
—¡Deme a mi bebé en este mismo instante! —le exigió con lágrimas en los ojos.
La enfermera no se inmutó, de todos modos para eso lo traía. Para que su madre lo cargará.
—Ya, ya. Aquí tiene —dijo ella con una sonrisa.
Lisa con sumo cuidado lo tomó en sus manos. Lo cargó con toda la delicadeza del mundo, ni siquiera se dio cuenta del color de cabello del niño, solo veía a un tesoro, el cuál nunca dejaría solo y que jamás permitiría que alguien le hiciera daño.
El doctor le dijo algo sobre que se calmará, pero ni lo escuchó. Ahora solo era ella y su pequeño.
Los minutos pasaron y la habían dejado sola. Hasta que...
La puerta se abrió de golpe y nueve escandalosas chicas entraron a la habitación.
—¡Lisa! ¡Lisa! —Gritaron su nombre algunas.
Varias se le acercaron pero otras se quedaron paralizadas, parecían haber visto a un fantasma.
Lori, Leni, Luna, Luan y hasta Lynn tenían un severo dejavu. Solo que ellas recordaban que era su madre la que estaba en la cama con el mismo bebé. Ellas eran más jóvenes entonces y sus hermanas menores aun no habían nacido, obviamente.
Las mayores veían fijamente al bebé de Lisa y sobrino suyo. No daban crédito a lo que estaba pasando. Hasta que...
—¿Chicas, no van a venir a ver al bebé de Lisa? —Preguntó Lola. —Es muy lindo y también tiene el cabello blanco como... Linky. —Se desánimo un poco pero no fue suficiente para ponerla triste.
—Si, se parece mucho a Lincoln —dijo Lana con algo de nostalgia. Ella también sufrió mucho, aun guardaba el celular de Lucy, a veces esperaba que Lincoln la llamara como antes pero eso nunca pasaba. —Acérquense a verlo, vamos.
La gemela mayor las invitó. Lentamente se iban acercando a la cama. Lisa las miraba con una ceja levantada, al parecer la genio aun con ojeras y una cara de zombie. Pudo analizar lo que pasaba, era obvio que su hijo se parecía mucho a Lincoln y ellas estaban teniendo una especie de nostalgia progresiva, seguramente no la veían a ella, si no, a su madre.
En ves de decirles algo para calmarlas, sonrió un poco y dijo.
—Vengan a saludar a Linky —dijo con una sonrisa alegre. Aunque por dentro se reía mucho y más al ver los rostros de impacto que tenían las más mayores.
—Es un bello nombre para un bello bebé, espero que me permitas cargarlo aunque sea por un momento —pidió Lucy. La gótica se notaba ansiosa y muy inquieta, aunque lo ocultaba bien.
Lisa abrazó con más cuidado a su hijo.
—Si, después —dijo de forma cortante pero fue suficiente para que Lucy se tranquilizara un poco.
—¿Luego puedo cargarlo yo? —Preguntó Lily.
Lisa le dijo lo mismo.
—Si, luego tu Lola y luego Lana, ¿Alguien más? —preguntó con molestia.
Mientras las menores se veían felices, las mayores tenían un debate mental. Recuerdos con su hermano de bebé no las dejaba de atormentar.
—Yo, pero quiero cargarlo... Ahora —dijo Leni con una seriedad que podría asustar a cualquiera.
Lisa iba a decirle lo mismo que a las menores pero algo en la mirada de Leni le dio un escalofrío.
—(Suspiro) Esta bien, ya que —no tuvo más remedio que aceptar su pedido. Con la mayor delicadeza del mundo, la rubia mayor recibió al infante en sus brazos.
La modista sin empleo lo mesio un poco, pero ya estaba dormido y no podía ver su tierna mirada, tal y como lo recordaba.
Luan se le acercó y lo miró fijamente. Esperaba que despertará y se riera tal y como lo hizo su hermano cuando la vio por primera vez. Pero estaba dormido y despertarlo era mala idea.
Leni le pasó el bebé a la ex comediante ante la mirada molesta de Lisa la cuál tuvo que dejarlas ser.
—"Pero solo déjenlo caer y yo misma las dejare en la morgue" —Pensó ella.
Luan lo cargó y casi soltó una risa, se enterneció al verlo dormir.
Lynn se le acercó también al poco rato.
—¿P-puedo? —preguntó con timidez.
Luan asintió y se la paso con cuidado. La deportista lo cargo con el cuidado más perfecto del mundo, ni siquiera esos trofeos que ganó hace años y que estaban en una caja en el sótano todos polvorientos fueron cargados con tal cuidado.
Lisa esperaba, estaba impaciente por tener a su bebé de vuelta en brazos.
—Hey sis, ¿Me dejas? —preguntó Luna con la voz cortada.
Lynn se lo pasó del mismo modo que Luan se lo pasó a ella. La rockera que se embriagaba casi siempre lo tomó con delicadeza. Iba a cantarle una canción pero se veía tan lindo dormido, así que desistió.
Lo tuvo más tiempo, incluso ignoró a Lori cuando se lo pidió. Pero la mirada de desaprobación de las demás la hicieron cambiar de parecer.
Lori estuvo paralizada al tenerlo en sus brazos, lo recordaba como si hubiera sido ayer. Esa vez que tuvo a Lincoln en sus brazos, se veía lindo, ella apenas tenía siete años.
Lori
Ahora este bebé la tenia en debate.
¿Lori?
No sabia que estaba pasando. ¿Tal vez el destino la estaba castigando o dando una segunda oportunidad?
¿Me das a mi bebé, Lori?
Si, eso debía ser. Demostraría ser una mejor hermana mayor con este Lincoln, convertiría en un pretzel humano a cualquiera que le hiciera daño.
¿Oye me estas escuchando?
Lincoln tendría a la mejor hermana del universo... Pero, ella era su tía y no su hermana...
—¡Lori si no me das a mi bebé, te pulverizare hasta las moléculas! —Gritó Lisa, aunque no con mucha fuerza.
La mayor se sobresaltó por ese grito. Rápidamente volteó a ver a su hermana menor y se acercó a ella.
—L-lo siento Lisa jeje —lo dejó en sus brazos. —Felicidades Lisa. —Dijo ella con una sonrisa.
Enseguida todas olvidaron lo sucedido con Lori y se le acercaron a felicitarla.
Lisa abrazó más a su bebé, él cual seguía dormido. Tuvieron que esperar mucho para que despertará, pero cuando lo hizo se puso a llorar.
Todas se enternecieron por eso y le hablaban bonito para calmarlo.
—Mira Linky, caras feas ñññeeeeeh —dijo Luna poniendo viscos.
—No llores, por que te verás feo... —Dijo Lola. —Pero a quien engaño, te ves hermoso. —Dijo con una sonrisa.
—Ya, ya no llore mi bebé —Lori le hablaba bonito.
Leni intentó cargarlo de nuevo pero Lisa no la dejó.
—Leni, deja que me encargue. Ya después lo cargaras más —dijo Lisa con tono neutral.
Leni no tuvo más remedio que aceptar y quedarse con las ganas de tranquilizarlo.
—Tal vez Linky tenga hambre —sugirió Lily.
Lisa lo pensó un poco y no tuvo más remedio que darle pecho frente a todas. Un leve sonrojo apareció en su rostro, le parecía vergonzoso esta acción pero al parecer Linky se calmó. Se sentía bien darle de comer de su pecho y sobre todo haberlo tranquilizado.
—Se los dije —dijo Lily ganándose una sonrisa por parte de Lisa.
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Pasaron las horas y todas regresaron a casa.
Al llegar a casa, Lisa no perdió tiempo y llevó a su bebé a su habitación. Luego de buscar ropa, lo baño con agua tibia. Leni le dio un mameluco naranja que ella misma le hizo y se lo puso.
Lo dejó en su cuna y se fue a dar un baño rápido. Se puso una camisa blanca de botones manga larga y unas bragas verdes. Se quitó su anteojos pero al no ver nada sin ellos, se lo volvió a poner.
Se fue a su habitación y lo cargó nuevamente, se recostó con su bebé para dormir un poco con él. Nadie los separaría nunca.
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Pasaron unas horas y ambos estaban ya despiertos.
Dormía junto a su hijo recién nacido, ella solo vestía una camisa manga larga de color blanca y solo usaba unas bragas de color verde.
—Que lindo eres... —Le decía a su bebé mientras lo acariciaba .
El pequeño le agarró el dedo y empezó a chuparlo. Lisa amaba a su bebé y sobre todo por que se parecía a su padre.
—Eres muy lindo, ¿No es así, Linky? —le dio un beso en la frente a su bebé.
—¡Lana! ¿¡Dónde esta el biberón de Linky!? —gritó Lisa con enojo.
La rubia con gorra apareció unos segundos después a toda prisa.
—¡Lo siento por la demora! —le dio el biberón a Lisa y esta lo probó para ver si no estaba muy caliente, luego empezó a alimentar a su hijo.
—Descuida, no hay problema —dijo Lisa con calma.
Lana se le quedo viendo fijamente al pequeño Linky, sintió un extraño impulso de arrebatarselo y huir con él lo más lejos posible. Pero sacudió rápidamente la cabeza y se acercó a Lisa.
—¿Puedo cargarlo cuándo termine de comer? —preguntó con amabilidad.
Lisa rodó los ojos y le habló de forma fría.
—Después, ahora necesita dormir más —dijo Lisa.
Lana asintió con una sonrisa y siguió observando al pequeño bebé. Lisa soltó un suspiro y siguió dándole de comer bajo la atenta mirada de su hermana mayor.
El bebé vio hacia la cuarta pared y soltó una leve risa mientras chupaba su biberón.
Pasaron un par de semanas.
Todo iba bien en la casa Loud, todas se iban turnando para cuidar al pequeño Linky.
Era sábado y Lori jugaba con él tranquilamente.
—Pero que lindo eres, no cabe duda que serás un gran hombre en el futuro —dijo ella con una sonrisa mientras lo veía sentado en el suelo.
Todo estaba normal, la mayor se divertía con su sobrino. Pero algo pasaba.
Su sonrisa desapareció y fue cambiada por una mueca de horror al ver que un extraño destello verde cubría el cuerpo del bebé, pasaron unos segundos hasta que dejó de brillar y entonces sus ojos se abrieron como platos al ver a su sobrino más grande.
Parecía que tenía dos años de edad cuando sólo tenía unos cuantos días de nacido.
—¡Lisa, Lisa, Lisa! —Empezó a llamarla. Se oía muy histérica.
La genio apareció casi al instante y al entrar a la sala, se percató en su hijo y lo primero que hizo, fue saltar de alegría y correr para abrazarlo.
—¡Mi suero de protección y aceleración de edad, funcionó! —gritó con el bebé en sus brazos. El cuál empezó a reír.
Lori quedó en shock por lo que acababa de oír. No habría que ser una genio para saber que Lisa experimento con su sobrino.
En ese momento tomó a Lisa del hombro y la hizo verla.
—¡LISAAAAA! —Gritó con furia.
—¿Qué? —Preguntó ella, ni se inmutó por la mirada de odio que su hermana mayor le lanzaba.
Se continuaron viendo fijamente, ahora solo faltaba que las demás se enteraran y entonces esperar sus reacciones.
Continuará...
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