Capítulo 8
A la hora de la salida, no tarda mucho en encontrarnos. Al ver a Sasha, extiende la mano a modo de saludo, y ella lo mira con exagerada reprensión.
—Eh, vamos chico, no me vengas con modales del príncipe Arturo. —Sonrío cuando la veo levantar su mano para hacer el saludo tan típico, y que él reconoció al instante—. Soy Sasha, reina del estilo y el rap —dice, a lo que yo ruedo los ojos—. Dime quien eres y cómo has venido a parar aquí, aunque claro, ustedes seguro se conocen...
La sonrisa pícara en su rostro me hace suspirar, y hacerles ademanes para que comencemos a caminar. Ruego que Patt no venga para arruinar la aparente paz.
—Supongo que eso es bueno. Hum, yo soy Thomas, futuro rey del hip hop. —Pego un respingo al sentir su brazo por encima de mis hombros—. Gracias a mi buena profesora.
—Ah vamos, ya me empalagas.
Le quito el brazo y mirando a Sasha digo:—Él ha dicho la verdad, es cuestión de tiempo para que este chico despida ritmo por sus extremidades. No me subestimes, chica.
—Esta un poco lejos de eso, tan solo mira como camina —Thomas se mira los pies y frunce el ceño—. Parece salido de una película inglesa.
—Eh, ¿y cómo debo hacerlo, futura reina de las anchoas?
—Imitame a mi.
Me río cuando los veo caminar como gorilas de espalda plateada. Los tres somos una ridiculez en la calle, porque noto como la gente nos mira. Sasha asiente y levanta ambas manos al cielo, para luego hablar:—Está bien, está bien, el blanco tiene futuro.
—No saldré a la calle con ustedes nunca más. Esa mujer acaba de mirarlos como si hubieran hecho nudismo.
Miro el teléfono y veo que estamos un poco atrasados. Comienzo a caminar un poco más rápido y captan el mensaje. La profesora no debería llegar tarde. Aunque admito que hubo veces que he cometido el error.
—Ay no, ¿en serio? No sabía que era el desfile de perras.
Escucho a Sasha y me pregunto a que se refiere. Es entonces cuando veo a Gabriella acercarse por la acera en dirección contraria a nosotros. A su lado va la copia, que por ahora se llama Dhasia, pero si pudiera cambiarse el nombre por el de su acompañante, lo haría. Debo empezar mi cuenta interior para no arruinar mi buen humor.
Miro a Thomas, intento hacerle una mueca, pero ellas llegan a nuestro encuentro. Visten conjuntos casi iguales, a excepción del top superior, que el de una es plateado y el otro se limita a ser negro con red por arriba. Me pregunto como es que les gusta recibir todo tipo de asquerosas frases hacia su cuerpo, de parte de los necesitados que ocupan las calles. Y me contesto en cuanto recuerdo quienes son.
—Encontrarme con ustedes me alegra el día siempre —dice Gabriella, mientras extiende su mano para saludar, a lo que Sasha se la aparta con una falsa sonrisa—. ¿Qué pasa? ¿Por qué eres tan grosera? ¿No van a presentarme con su amigo?
Thomas es como un potus. Supongo que se da cuenta de la situación porque no emite palabra. Quizás haya notado la poca vergüenza que tienen para andar casi desnudas por ahí, o la forma en que van maquilladas. Cosas que en realidad, no tienen nada de malo, pero en esas dos, hacen un combo muy obvio de lo perras que son.
—No quiero entablar una desagradable conversación con ustedes —dice mi amiga, que le pasa por al lado de forma brusca, chocandole el hombro.
Imito la acción de ella y tomo al rubio de la muñeca, llevándolo.
—No se preocupen, a mi me parece lindo, no votaría para que Patt siguiera jodiendo su vida.
Los tres caminamos pero no podemos evitar escuchar eso. Sabía que nada bueno podía salir de la boca de ellas. Aunque la verdad es que uno se acostumbra.
—Bueno, ahora me van a explicar que pasó ahí atrás. Podía cortar el aire con una navaja.
Me apresuró a explicar antes de que lo haga Sasha. Si bien me gustaría contar otra historia, las cosas son así. Supongo que él tampoco se esperaba al mejor viendo como habían sido las cosas.
—Ella siempre quiso a Patt. Sigo sin entender que le vio, pero ese es otro tema. Y bueno, el sujeto decidió elegirme como su objeto de obsesión hace un tiempo, y la perra me odia. Se dedica prácticamente a intentar empeorar mi vida de cualquier manera que se le ocurra. —Él me mira de a ratos y luego ve hacia el suelo. Mi historia le parecerá estúpida, pero no tengo de otra—. Sigo sin entender porque se las agarra conmigo, siendo que repudio a su hombre...
—El sujeto la tuvo por un par de noches, ya sabes, él no pierde el tiempo. En cambio, a la mañana siguiente, la tipa no existía.
Asiento dandole la razón y escucho silbar al rubio.
—Si que hay drama, eh. En serio, cada día me sorprendo más. Aunque no creo que lo que haya dicho sobre mí sea mentira. Ese sujeto me odia. Lo peor de todo es que nunca va solo, sino quizás podría actuar de alguna manera diferente.
—No actuarás de ninguna manera, creeme. Siempre va armado, aunque sea con una navaja en el bolsillo, y conociendolo, no dudaría en usarla —digo.
—Mantén la cabeza baja, pero no lo suficiente para que te la pisen. Nosotras seremos tus guardaespaldas, florecita.
Sonrío hacia la forma de llamarlo y sé que ya le ha caído bien. Aunque por alguna razón, sigue inquietandome un poco el asunto anterior. Algo así como un pequeño zumbido en mi oído izquierdo, algo molesto y constante.
...
Cuando llegamos al local, Sasha tomó asiento y dijo que nos pondría la música. Los niños estaban listos, pero no dejaban de mirar a Thomas, con poco disimulo. Iba a decir algo, cuando escucho a Will comenzar a decir:
—Aquí venimos cada semana,
cada día, cada mes.
Sin importar el porque, nos hace sentir bien.
Peyton nos enseña, nos da una decisión.
Aprendimos que el baile es bueno,
el baile es seguro, miren como muevo mis manos a conjunto.
Todos comienzan a hacer palmas, y no puedo evitar sentirme mucho mejor al escuchar un rap improvisado, de mi alumno favorito.
—Mis amigos de la calle me preguntan:
¿Dónde vas? ¿Te crees mejor?
Y yo no dudó en hablar, en rapear mi contestación: No soy mejor, no soy peor,
solo estoy aprendiendo con pasión.
>>¿Y qué traje la profe hoy? ¿Será una nueva canción?
Un chico nuevo, es blanco, me gustan sus zapatos. Tranquilo, únete a la banda, muéstranos tu estilo, sácate el polvo y mueve esas pantorrillas.
Espero que esto no sea algo más, ¿no?
Tranquila, Peyton, nadie mirara tus mejillas con rubor.
Todos aplauden y yo me río un poco nerviosa ante la última oración. Ese chico tiene las neuronas procesando información el doble de rápido. Thomas lo aplaude y ambos se saludan chocando las palmas, y luego golpean los puños. Sasha se encuentra riendo desde su lugar, divertida ante la situación.
—Cada vez se te da mejor esto, Will. —Le digo, con una sonrisa y la ceja enarcada—. Aunque creo que alucinas un poco.
—El maestro William nunca alucina, profesora. Mis letras son reales, aunque usted no quiera admitirlo.
Escucho una carcajada del rubio, y suspiro de forma sonora, al mismo tiempo que levanto la mano derecha hacia arriba, señal de que la música debe comenzar. Thomas se queda a un lado y mira como los niños siguen la coreografía, y casi que puedo ver su boca abrirse de par en par.
Al instante recuerdo que es viernes, y que como había prometido la clase pasada, los padres vendrían hoy, a la última hora. Seguro que ellos no se han olvidado de eso, y no sé como yo he podido hacerlo.
...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top