Capítulo 43

Capítulo extra largo ♥️

Nos encontramos en la clase con los niños. Ellos tienen un pequeño descanso, y ya estamos en los últimos treinta minutos, antes de las vacaciones. Mi madre me mandó un mensaje diciendo que no permitirán visitas por al menos dos semanas. Y se encontraba destrozada, diciendo que se arrepentía de haberlo dejado. Tuve que llamarla intentando convencerla de que era lo mejor.

Mientras tanto, Sasha sigue insistiendo que debería dejar que ella se quede esperándome afuera, con Jason, pero insisto que Patt no es tonto. De todas formas, vamos a estar en un lugar público, y no creo que quiera intentar nada.

-Bueno, si no me quedo afuera, lo haré en la esquina.

-No me hagas arrepentirme de haberte contado. -Clavo mis ojos sobre los de ella-. Tienes que hacer lo que yo te diga. No soy tan inútil, puedo defenderme. Quiero hacerlo de una vez por todas, además, si llegara a verlos, mostraría que le tengo miedo, y sería mucho peor.

-Es una gran mier**.

-Lo sé, pero quizás logré sacarle peso a mi hermano de encima...

-Tu hermano, en caso de que quiera volver a drogarse lo hará. No puedes aislarlo en una burbuja, porque a la primera que se encuentre solo volverá a lo mismo. Tiene que saberlo por si mismo, Peyton. -Sus palabras me molestan, y ella lo nota, porque pasa su mano por mi espalda-. Es más importante que pongas tu esfuerzo para hacerlo entender que aceptar el tratamiento es lo mejor.

-Si puedo minimizar las oportunidades de que pueda volver a comprarla voy a hacerlo.

Toma aire profundo y cuando creo que no insistirá más, dice:-No voy a dejarte sola. Me quedaré con Jason a una distancia razonable.

-Es imposible sacarte algo de la cabeza.

...

Para las siete de la tarde, me encuentro con la toalla envuelta, intentando recoger mi cabello húmedo hacia arriba, pero está muy pesado. Sasha sigue aquí, obviamente.

-¿Y qué se supone vas a decirle a tu mamá? Suele llegar como a las ocho, y para ese momento recién estarás saliendo.

-Que me fuí a cenar a casa de Thomas -digo, con simpleza, porque a eso ya lo tenía pensado.

-Debes estar bromeando. ¿Y qué tal si te llama y escucha alguna música de fondo? Esto es ridículo, déjate de estupideces amiga, ¿por qué no le dices que no puedes ir? Mira, llamaré yo y diré que tú madre acaba de saberlo y te ha encerrado o algo parecido.

Enarco una ceja y la miro escéptica:-¿Crees que esto es una escapada adolescente? Hice un trato con él y no puedo cancelarlo como si me hubiera venido mi periodo. Vamos, ayudame a buscar algo decente y me voy de aquí.

-Estás enferma, y para colmo, me has arrastrado contigo.

Ella me arroja una blusa negra y unos jeans, junto con unos zapatos de plataforma que odio demasiado. Me pongo apenas máscara de pestañas y logro acomodar mi cabello en un recogido. Sin más, escribo una nota a Susan, diciéndole que volveré a más tardar la medianoche, que Thomas me trae en su coche. Mi estómago se revuelve, porque odio mentirle. Siento que todo podría volverse un espectáculo si alguien llegara a descubrir el trato tan inútil que hice.

-¿Llevas el gas?

-Claro -digo.

Estamos en la puerta de mi edificio, mientras Sasha espera a Jasón. El chico se ha vuelto su novio-chofer, porque la lleva a casi todas partes, y no dudó en sumarse.

-No puedo caminar bien con estos zapatos. -Me quejo, intentando acomodar la tira superior-. Creo que son muy altos.

-Son plataformas. Eran peores esos que usaste para el baile con la florecita. -Se encuentra intentando acomodarme el zapato izquierdo-. Dios, estoy más nerviosa que tú. ¿Dónde demonios se metió Jason?

Tengo frío por más de que Nueva York esté con un clima bastante cálido. Quisiera retractarme, pero obviamente no se lo digo. Así que recargo mi espalda sobre la pared, intentando mantenerme derecha sobre las incómodas plataformas.

-Oh, no -murmura-. Corre ahora mismo.

Frunzo el ceño al no entender que está pasando, y estiró mi cuello hacia el otro lado de la calle. Es mi madre, y viene a lo lejos, hacia aquí. No nos ha visto, porque rebusca en su bolso, pero ya me encuentro intentando correr hacia el otro lado. Volteo en un momento, y solo veo que Sasha me hace ademanes de que me apresure. Así que me meto detrás de una camioneta estacionada en la calle, y me apresuro a quitarme los zapatos. Siento el corazón en los oídos, y estoy diciendo mil maldiciones, porque mis manos temblorosas no sirven para nada.

-Adiós libertad, voy a estar castigada para siempre.

Por fin logro quitarmelos y tomandolos en la mano, sigo corriendo agachada, hasta llegar a la esquina, y apoyar mi espalda en la pared de un negocio. Tengo la adrenalina por las nubes, y no se siente muy bien. Debo tomarme unos segundos, porque mi palpitar sigue retumbando fuerte en el pecho.

Ella casi me descubre. Y si lograba verme, se quedaría esperando a que Thomas venga por mi, y todo fracasaría. Sasha sabrá que decirle para distraerla. Algo como "Vine a ayudarla para que se arregle". Aunque ahora mismo debe estar preguntando porque no nos ofrecimos a llevarla hasta su casa, pero esos son detalles menores. Casi pierdo la vida y los pies en esos minutos.

Las calles están tranquilas, y aprovecho a ponerme los zapatos, para comenzar a caminar hasta el condenado bar, que se encuentra a unos pocos metros de donde estoy. En el camino me pongo a pensar mil cosas de lo que puede pasar, como no tener ni un mínimo tema de conversación, incluso jugar videojuegos en mi celular hasta que pase el tiempo. Nunca he hablado con él, de manera tranquila, porque supongo nunca me agradó. En primaria también íbamos juntos, pero él estaba en otro grupito de niños, esos que se sientan atrás, y no hacen mucho por su educación. En secundaria comenzó a ser el Patt que es ahora. Solía verlo con los chicos más grandes, en la esquina de mi casa, fumando y escuchando música fuerte. Decían cosas a las chicas, y fue uno de los primeros en la clase que visitó Bills. Lo sé porque al otro día presumía de haberse tirado a una ahí dentro. Los de nuestra edad lo veían como el mejor, mientras que los grandes se reían de "la gran azaña".

Llego al lugar y entro casi en pleno silencio. Hay algunas personas, pero las mesas están casi vacías. Hay luces neón rojas en el techo, olor a cigarrillo, y una pequeña máquina de humo en la esquina, que sigo sin entender para que quieren una sí solo hablamos de un pequeño bar. La barra está ocupada y un grupo de amigos ríen por ya estar bastante pasados. Sigo buscandolo hasta que noto su sonrisa socarrona en una mesa de la esquina. Tiene la espalda recargada contra la pared, y el brazo derecho sobre el respaldo del asiento.

-Pero que casualidad encontrarnos por aquí...

Tomo asiento en el sillón de enfrente, porque no pienso estar a su lado y su rostro es rojo, al igual que el mío. Todo el lugar es rojo.

-Me costó bastante poder salir de casa a estas horas, así que espero cumplas luego.

-Soy un sujeto de palabra -dice, encendiendo un cigarrillo, y llevándolo a su boca-. ¿Por qué tantos inconvenientes?

Me cuesta hablar con él de igual a igual, pero me recuerdo que solo será por un rato. Como mucho dos horas, y la recompensa puede ser buena.

-Mi madre llegó un rato antes de lo esperado.

-¿Y qué le dijiste? -Su voz es grave, y supongo que debe ser porque combina con su altura y masa corporal. Patt es gigante.

-Nada, ya le había dejado una nota sobre la mesa, de que iba a otro lado, así que solo me apuré antes de que me viera -digo, sin mirarlo, tomando maní salado del pequeño recipiente.

Él sonríe, y reclina su cabeza hacia atrás, expulsando humo hacia arriba. Un silencio que me pone incómoda se adjunta, así que pienso que puedo decir ahora:-Y... ¿qué hay contigo? ¿No te dicen nada por salir a cualquier hora?

En la misma posición suelta una risa que no le llega a los ojos. Deja cenizas en el otro recipiente para eso y voltea a verme apenas:-No les importa una mier** lo que haga, preciosa.

Dejo de verlo y comienzo a quitarme el resto del esmalte. Las pequeñas costras azules caen sobre mis manos un poco sudorosas, así que las paso por el jean, intentando aligerar el ambiente. Creo que nota mi incomodidad, porque vuelve a hablar:-Espero que no estés sintiendo lástima por mi, porque eso sería feo.

Me apresuro a negar:-No, no, claro que no.

Asiente y su vista vuelve al techo:-Por eso me gustas, porque nadie había sentido eso por mi antes.

Sus palabras sinceras me remueven un poco alguna fibra de ahí dentro. Recuerdo todas las veces que de pequeño sus padres no existían en su vida. Como se lo olvidaban hasta tarde. Como no llevaba almuerzo en reiteradas ocasiones... Pero eso no lo justifica a ser como es. Claro que nada justifica su forma de ser. Aunque sigo siendo una sentimental, y no puedo evitar sentir lastima por él como humano. Y eso no es algo lindo.

-No es lindo que tengan lástima de ti.

-Supongo que no. Pero por mas que suene estúpido, en mi mundo, cualquier pequeño sentimiento es bueno. -Se encoge de hombros, volviendo a fumar-. Tiana quedó encantada contigo. Y ella es tan tímida que no suele hablar con nadie que no conozca. La forma en la que te acercaste y le preguntaste su nombre, o lo que sea, te puedo asegurar que pocas veces lo ha sentido. Tenemos muchos hermanos, ahora somos seis, y nueve sin contar a los que ya no están.

-Eso no justifica que no puedan darle atención a cada uno de sus hijos. Mi madre tenía muchos hermanos, y mi abuela siempre les dió muchísimo cariño.

Él se endereza y me ve con ojos cansados:-Joshua -Sé que es su padre-, nunca está en casa, y cuando lo hace, se dedica a ver televisión y tomar cerveza hasta que mi madre tiene que llevarlo a la cama. Y ahí estoy yo, llevando su borracho cuerpo, agradeciendo que se haya dormido y no esté haciendo escándalos. ¿Crees que puede sentarse y jugar a las muñecas con su hija?

Me quedo sin palabras.

>>Mi madre es tan egoísta que no puede negarse a tener relaciones con un maldito que se niega a usar condón. Y aquí estamos. Cada maldito hijo de esa relación aquí está. Intentamos mantenernos como podemos y algunos se quedan en el camino -Su hermano viene a mi mente-. ¿Ahora entiendes? Cualquier sentimiento hacia mi es bienvenido, por más de que no lo merezca en lo absoluto.

El ambiente sigue tan rojo como antes. Hay una música baja en el fondo y agradezco que apenas se vean nuestros rasgos, porque los ojos se me han llenado de lágrimas. Sé cuánto daño ha hecho, pero no puedo ser una roca que se sienta a imaginar cómo esos niños deben sufrir. Como Patt y su hermanos más grandes aprendieron a ser debido a no tener ni una base sólida. Es tan fácil tirarse adonde él se encuentra. La droga es dinero fácil, el odio es lo más fácil que podemos dejar crecer en nosotros. Yo sé que es malo y solo me perjudico a mi misma por sentir algo tan fuerte, ¿pero alguna vez él pudo sentarse y cuestionarse que tenía que seguir el buen camino? ¿A quién podía tomar como ejemplo? Y repito, nada justifica sus malas decisiones, pero el conocer un poco de "su mundo" como ha dicho, me da respuesta a una pregunta tan básica como "¿por qué?". Simplemente porque nunca recibió nada parecido al amor. Nunca nadie pudo darle cariño.

-Pero no tienes porqué seguir esto. No tienes que ser igual que tu padre. Tienes tiempo para hacer las cosas bien y conseguir un empleo, quizás no como licenciado en lo que sea, pero algo que te dé dinero de manera honrada.

-Eres linda, me encanta tu positividad -se ríe de forma triste-. No tengo mucho que hacer ya, créeme que lo intente. Por lamentable que suene, una vez que entras en algo tan profundo, es difícil salir. -Su voz es baja, porque no quiere que alguien pueda escucharlo-. No te preocupes, no volveré a molestar a nadie.

Extiende su mano y la tomo, para darnos un apretón, a modo de negocio.

-Pídele disculpas a la rubia por mi. Aunque presiento que debe odiarme, pero solo díselo, me sentiré mejor, creo.

Mi boca se cae por la sorpresa:-¿Qué le pasa a Patt? ¿Dónde está? ¿Se ha ido?

Sonríe y creo que por primera vez demuestra algo parecido a la alegría. Y nos quedamos charlando. Le cuento de mi entrada a Juilliard, de lo nerviosa que estaba en la audición, mientras bebemos un trago. Me pregunta sobre el baile, porque dice que siempre le ha encantado hacer breakdance. Le doy algunos trucos, incluso nos paramos y le muestro cómo hacer tal cosa. Él se ríe, y mira a su alrededor avergonzado, seguro por su reputación de chico malo. Aunque admito que me alegro de haberlo sacado de su zona, estar haciendo algo divertido.

Ya para las once y media, se ofrece a acompañarme hasta mi casa, y le digo que si, porque la noche ya es peligrosa. Me duelen los pies debido a las incómodas plataformas, pero me siento bien, porque nunca dejamos de hablar sobre cosas chistosas que nos pasaron en la escuela.

-Llegamos -digo, buscando las llaves.

-Antes de que te vayas, quería decirte que yo no disparé hacia su cuerpo ese día -Su voz casi retumba en el silencio-. Queríamos asustarlo, si, pero no más que eso. Lo del hombro fue meditado.

Asiento, y tomo aire. Le extiendo la mano a modo de despedida y él la toma a regañadientes:-Que descanses, preciosa -dice, guiñándome el ojo, a lo que yo niego.

-Que descanses también.

Y cuando me descuido por un segundo, deja un rápido beso en mis labios. Estoy por empujarlo, pero se encuentra casi corriendo en reversa, con las manos arriba:-Tampoco soy un santo.

Suspiro y giro la llave en la puerta, para abrir y entrar al edificio. Me río al recordarlo correr.

...

Y llegó el día en que hablaron como personas civilizadas. ¿Qué sintieron? Diganmelo 7u7. Ahora mismo 7u7.

Este capítulo tuvo problema con los guiones como siempre, así que voy a tener que corregirlo luego.

Gracias por leerme guapas mujeres... Y guapos hombres (ahre que seguro no hay). Bye ♥️




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