Capítulo 4
El día en la escuela me pasa lento. A excepción de la clase de matemáticas. Sasha que se ha quedado dormida en su pupitre y se está perdiendo el show. Resulta que Thomas es un experto en ellas, y se divierte un poco con el profesor, resolviendo algunos cálculos complicados. Aunque en cierta forma, agradezco que Patt no forme parte de la clase, porque ese sería otro motivo para querer iniciar una estúpida pelea. Nunca terminaré de comprender porque hay tanto odio en su corazón.
Veo a mi amiga con la boca abierta, y me río en silencio. Es extraño que el profesor todavía no la haya notado. Hago una bolita de papel y se la tiro, intentando acertar. Intento de nuevo y fallo. A la tercera, emboco dentro de su boca y ella despierta somnolienta. La veo fruncir el ceño y sacar la lengua para ver que es lo que tiene. Finjo que no he sido yo, y volteo.
Puedo sentir una mirada, a mi costado. Noto que Thomas sonríe, y ha visto todo mi acto de inmadurez. Quiero reír al escuchar el quejido de Sasha, pero me controlo. Thomas se endereza y vuelve la vista al profesor.
...
A la hora del almuerzo, nos encontramos en el mismo lugar de siempre.
—¿Crees que debería ir? Él parece un poco aburrido después de todo.
Y no, no estamos hablando de mí, sino de mi amiga, acerca del chico que le repartía el agua embotellada. Su madre tenía una manía con que el agua de nuestro barrio estaba sucia, así que todos los jueves, un chico llevaba varios bidones grandes con el liquido. Un día, después de tantas veces que se habían visto por no mas de cinco minutos le dice que quiere salir con ella. Y ahí está el dilema.
—El chico trabaja, y ese es un merito. Al menos, las posibilidades de que ande en cosas turbias disminuyen bastante.
—Si, pero no sé. ¿De qué hablaríamos? Reparte agua, no parece como si tuviera una vida muy interesante.
Sasha siempre quiso conocer a un sujeto tipo Indiana Jones, y poder escuchar durante interminables horas, como se había colgado de lianas en el medio de la selva. Aunque siempre le decía que eso iba mejor con Tarzan, ella insistía que no. Sasha quería un aventurero.
—Encontraran algo. De todas formas, si aceptas, puedo hacerte el trillado truco de la llamada. Si vas bien, genial, si no, vete sabiendo que al menos lo intentaste.
—Creo que ahora mismo voy a mandarle un mensaje.
—Ve a por ello, tigresa.
Mientras la chica teclea con rapidez, paseo la mirada por mi bandeja de comida. Pastel de carne sin una pizca de sal o condimento. Un jugo de arándanos, al lado de una pera con puntos negros. Una gelatina verde en un pequeño envase transparente. No tengo hambre, así que me limito a comer la gelatina.
Lo veo moverse por el comedor. Lleva auriculares, mueve su cabeza al ritmo de la canción. Parece llevar su almuerzo nuevamente de casa. Y es que si pudiera yo también lo haría. Mamá no tiene tiempo para preparar nada, y yo no soy una experta en variar para comidas rápidas.
No viene a decirme nada. Suspiro y sigo mirándolo de forma disimulada.
—Listo. Está hecho.
Vuelve a sentarse en el mismo lugar de siempre. En los canteros de flores con mala hierba. En realidad tienen más de la segunda.
—¿Qué tanto miras?
Sasha voltea hacia donde estoy mirando y vuelvo a lo que estaba:—-¿Qué decías?
La veo enarcar una ceja. Sé lo que está pensando. Ruedo los ojos y por fin dice:—Ya, en serio, no te metas en terreno pantanoso.
—¿Por qué lo haría? —cuestiono.
—Todos dicen que los vieron hablando varias veces. No soy tonta, Pey, sé que eres capaz de hacerlo.
Suelto el aire exasperada porque me está haciendo enojar y digo:—Sabes que no busco nada. Solo tengo la mente abierta, cosa que la mayoría de aquí no tiene. No me dejaré llevar por una mier** tan grande como la diferencia de piel.
—Entonces, si no buscas nada, ¿por qué lo miras como lo miraste todo este tiempo?
Abro la boca para refutar, pero me ha dejado sin palabras. Así que sonríe y sé que está conforme. La oigo decir con suficiencia:—No soy tonta. Es lindo.
Sonrío hacia ella de forma pícara y ambas comenzamos a reír. Un calor sube a mi rostro y me siento tonta por avergonzarme de algo así. Está bien, si, puede que Thomas me halla caído bien. Y sé que eso será un problema, uno muy grande. Ojalá las cosas fueran diferentes.
—¿Crees que le podría gustar? —pregunto, y me siento una chica de quince hablando con su amiga en una pijamada.
Sasha rueda los ojos y lo señala con su dedo pulgar, sin darse la vuelta, para decir:—El tipo te echó el ojo desde el primer día. Si no me equivoco eres tú la que lo ha estado rechazando.
—No quiero que me rodeen los dramas. Sabes como es la vaina. Patt está encaprichado conmigo desde que tengo uso de memoria, y no tiene como que activado el botón de no en su materia gris. ¿Y qué resulta ser ese negro? ¡Ah sí! El traficante más conocido del asqueroso barrio. ¿Crees que eso juega a favor?
—Eso es lo que te estoy diciendo desde el principio.
—Lo peor de todo es que, sabes como soy. Me importa muy poco lo que ese idiota piense.
—Y entonces qué es lo que te detiene? —-pregunta, al mismo tiempo que sorbe de su jugo naranja.
—Que no sé si es lo que necesito en este preciso momento. Mi hermano tiene amigos desconocidos, y parece estar más rebelde que nunca. Mamá siempre está ocupada y no quisiera preocuparla con más cosas. No sé, creo que sería tonto meter más problemas a nuestra vida.
—En serio que te gusta el melodrama eh. Es increíble como has creado toda esa historia y suposición en un segundo. —Veo sus largas uñas moverse con exageración hacia mi, señalandome—. ¿Qué tanto estás suponiendo si ni siquiera ha pasado algo? Me impresiona tu manera de exagerar.
—¿¡Exagerar!? —grito, y el todos voltean a verme. Suspiro y bajo la voz a un murmuro—. ¿No viste como se puso apenas piso aquí? No me quiero imaginar si nos ve juntos.
—Ja, y ahí está la que decía que no le importaba lo que ese idiota pensara.
Sasha está dejándome sin palabras. No sé qué decir o hacer. Me limito a cruzarme de brazos.
—Está bien, iré a hablarle solamente para mostrar que no soy una cobarde exagerada.
Me levanto del asiento y veo como mi amiga sonríe de par en par. Me hace una seña con los ojos de que vaya, que no pierda más el tiempo. Paso por su lado y tiro ligeramente de una de sus trenzas, la escucho quejarse.
Thomas ni siquiera nota mi presencia. Está demasiado perdido en su mundo musical como para verme. Me siento a su lado y le quitó los auriculares. Veo su rostro de confusión. Coloco uno en mi oído derecho y escucho.
—Es buena, me gusta la letra que tiene.
Abre la boca para decir algo pero luego se rasca la nuca, nervioso o quizás todavía sin entenderme del todo. Si, creo que es la segunda opción.
—Y... ¿se puede saber a qué debo el honor?
—Nada en realidad, te vi muy concentrado y me preguntaba que estabas escuchando —-finjo ser casual, pero no me sale demasiado bien.
—¿Así que me estabas mirando?
No, confirmo que no me sale el ser casual.
...
Wattpad me saca los guiones largos -.- grrrr.
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