Capítulo 36

Desde que ella me dijo esas palabras, fue como si el tiempo pasara y mi cuerpo reaccionara sin estarle dando órdenes, por sí solo. Recuerdo acelerar, y escuchar gritos de los mal nacidos a mis espaldas. La música seguía rebotando toda la calle, y mis sentidos estaban atrofiados debido al estímulo de velocidad y sonido excesivo. Todo aquella persecución no tengo idea cuánto duro, pero según me dijeron, por la distancia, abarcamos poco, hasta cinco minutos. Sigo sin saberlo con certeza, y no importa.

Lo que quedó marcado en mi fueron los disparos. Disparos que comenzaron casi desde el principio, y lo único que podía hacer era agacharme a medias, mientras intentaba conducir. No sé como lo hice, pero nadie salió herido. El único fui yo, en el momento que mi coche se estrelló contra un costado. No recibí daños a causa del choque, mas bien, de la bala que me dió cuando me alcanzaron y siguieron de largo, huyendo de  las patrullas. Un ardor fuerte que no me detuvo de nada, porque estaba con tanta adrenalina que tampoco importaba.

Solamente quería que los atraparan.

Me trajeron al hospital y comenzaron a examinarme. Recién sentí dolor cuando el doctor inspeccionaba el perforado hombro, y supongo que todavía estaba sin poder creerlo. Poco a poco, pude calmarme y entender las explicaciones que me daban. Podría irme hoy mismo, en cuanto me hicieron efecto los calmantes.

—Tienes a muchas personas esperando verte —dijo el doctor, apenas volvió a entrar.

—No quiero a todo el mundo encima mío. Solamente necesito a mi padre, Julián y Peyton.

El hombre asintió y después de ponerse alcohol en las manos salió de la habitación. Mientras veo al enfermero limpiar algunos restos de sangre, me pregunto cuanto más tendremos que soportar estás muestras de odio hacia nuestra relación, o lo que sea estuviese creciendo. Superenlo de una maldita vez. ¿Ellos querían matarme? ¿O solo planeaban asustarme para que me aleje de ahí? De Peyton. Es una locura, todo lo que nos rodea.

Y en este momento, no puedo concentrarme en mi desprecio a Patt, claro que no. Puedo limitarme a enfrentar mi mayor problema, el cual permanecera más tiempo que cualquier otra barrera.

Mi madre.

Al abrirse la puerta, cierro los ojos y maldigo al doctor por haberle permitido entrar, siendo que solamente solicité a mi padre. Mi cerebro es una ruina, me duele el cuerpo, y no quiero soportar sus mier*** justo ahora. Y sé con qué va a salir, apenas la veo entrar, tan perfecta y perfumada , como si si hijo no hubiera estado a punto de morir. Claro, me repito que no importa la hora del día que sea, ella siempre se encuentra de esa manera. Como un reality show.

Oh, cariño, que preocupados nos tenías. —Su voz llena la habitación, así como su aroma. Me deposita un beso en la sien, mientras que papá palmea mis piernas.

—No fue nada, solo un susto —digo, mirando a mi padre—. Perdón por el coche, prometo pagarlo...

Su ademán despreocupado me tranquiliza un poco, y dice:—De todos modos, es hora de que tengas un vehículo más sobrio, más de adulto maduro. —Sonríe divertido, a lo que frunzo el ceño—. Ya solucionaremos eso, no te preocupes.

—El dinero no importa, aquí lo importante eres tú.

Giro la mirada a mi madre y me pregunto si está bromeando o que. ¿El dinero no importa? ¿Estás tomándome el pelo? Vuelvo a cerrar los ojos, porque no pienso discutir ahora, y menos por cosas que no van a cambiar.

—Por cierto, tu apartamento está listo. Creo que al salir de aquí podrías ir a verlo por ti mismo. Se tardaron un poco más debido a que había un problema con el aire acondicionado, pero ya está solucionado.

—Pero bueno, no tiene que irse tan pronto... Ya hemos hablado con los guardaespaldas, para que sepan las rutas de camino a la universidad y todo lugar que vayas a frecuentar. —Mi madre asiente, mientras me cuenta todo eso como si de un hecho se tratase.

—No voy a requerir de guardaespaldas.

Sus ojos azules no tardan mucho en levantarse hacia mi, y maldecir con ese pequeño gesto. Holly se apresura a decir:—Es por tu seguridad, Thomas, no empieces con esto.

—No, tú no empieces con esto. Nada de todas esas cosas que quieres son por mi seguridad. Son puros caprichos tuyos, quieres controlarme, seguro les has pedido informes diarios de mi malditas rutas. ¡De mis malditos días!

—Thom... —Comienza a decir mi padre.

—Es una decisión tomada, y espero la respeten.

—No estamos sugiriendo que nos lo digas, es algo que damos por aceptado.

Miro a mi madre y lentamente levanto mi mano, señalando hacia afuera.

—Mira, casi pierdo a esa chica de ahí afuera, y no fue más que por tu culpa. No estoy dispuesto a repetir eso —digo, con tranquilidad pero firmeza en la voz. Casi puedo ver sus pupilas dilatarse.

Mi padre se levanta, y la toma del brazo. Holly se levanta y alisa su ropa. Ambos se dirigen a la puerta, sin más que decir. Aunque sé que por lamentable que sea, esto no terminará aquí. Mi madre es obstinada y aveces tan astuta que parece una serpiente. Recuerdo muchos momentos de mi vida en donde ella decidió por mi. Lo creía normal, después de todo es mi madre, y apenas era un niño. Pero a medida que crecía, notaba que había cosas en las que no coincidía, veces que deseaba hacer algo que ella me impedía. Quizás jugar con los niños de enfrente, vecinos que ella no quería, o ir a cumpleaños en donde los padres diferían políticamente, y ahí era cuando comenzaban mis quejas. Holly me decía que eran malos, que no se merecían mi compañía. Me hacía creer cada cosa que ordenaba. En la adolescencia hice cosas a escondidas, como salir con esa chica que había quebrado y tuvieron que mudarse. No duramos más de un mes, ya que terminó descubriendo todo y me impidió verla. Claro que en el momento no me importó demasiado, pero las cosas son diferentes ahora.

Tengo mayoría de edad y voy a vivir por mi cuenta. La conozco lo suficiente y sé que no lo hará esta vez.

En el trayecto de que mis padres se van y Peyton con Julián entran, pasan algunos minutos.

La puerta se abre y sonrío de par en par al verla entrando con precaución, como si estuviera dormido. Hago señas con mi mano y los dos entran en silencio. Me sorprende que el castaño no haga ningún comentario hasta llegar y sentarse en la punta de la cama, imitando el movimiento de Peyton.

—Esta chica expulsa fuego por las venas. Creo que el pasillo acaba de incendiarse —dice, recibiendo un codazo suave de la otra.

—¿Qué? ¿Qué pasó? —cuestiono.

—Nada, ¿cómo te sientes? —Su voz es suave, y siento morir cuando su mano alcanza la mía, con apenas un movimiento.

Me vuelvo tembloroso, y ya no sé para qué estamos aquí. Demonios, no puede ser que me cueste tanto concentrarme.

—Acaba de poner a tu madre... —Pey lo interrumpe, poniendo su otra mano en la boca de mi amigo.

—¿Por qué no puede quedarse callado?

—Es así, parece un crío de tres. Pero ahora, vas a decirme que sucedió en el pasillo. —Un presentimiento me llega y ruego que no sea más que eso.

Julián logra quitarse la mano y habla con rapidez, mientras ella se tapa la cara avergonzada:—Tu madre intentó alejarla y le dijo quiri qui ti ilijis di mi hiji. Obviamente ella le contestó de una manera tan pum bitch que la dejó callada.

Abro la boca y la miro, ya que sigue escondida, para decirle:—Todas mis felicitaciones.

—Creí que ibas a odiarme por ser descortés con ella...

—¿Descortés? ¡Si casi que te escupe en la cara! —exclama el otro.

—Ya Julián, se entendió...

—¡Deberías haberla visto! ¡Le dijo eso y su cara fue todo un poema!

—Si, ya me lo imagino...

—¡Debes darnos clases! Nuestras madres...

—¡Ya! —Pey sonríe un poco, pero luego carraspea—. No es como que sea muy agradable llevar ese tipo de discusiones adelante. Por cierto, volviendo al tema, ¿cuándo te dan el alta?

—Hoy mismo, cuando me hagan efecto los sedantes, cosa que creo están haciendo efecto —digo, bostezando—, son para el dolor, pero dicen dar somnolencia.

—Es... Lo que pasó, en serio no puedo creerlo. Lamento mucho todo, no creí que pudieran llegar a ese punto. —Se mira las uñas con nerviosismo.

—No es tu culpa, no sabíamos que justo pasarían por ahí. —digo, presionando un poco nuestro agarre—Debo estar más atento la próxima vez.

—¿Qué próxima vez? Es obvio que no volverás por allá. Es peligroso, no debí decirte desde un principio. Él vive a unas cuantos edificios del mío.

—Bien dijiste —respondo cerrando los ojos—, a unos cuantos edificios del tuyo.

—Basta Thomas, te prohíbo seguir yendo.

—La calle es pública, Thorn, no veo como podrías hacerlo.

—No pienso abrirte la puerta entonces —responde, con suficiencia.

—Okay, creo que formó parte del decorado... Así que me voy.

Ambos reímos al notar que quitamos a Julián de nuestra conversación. Lo noto estirarse, y me echo otro bostezo. La pastilla esa sí que da sueño. Mi amigo viene hasta mi lado, palmea mi espalda y luego dice:—Hazle caso a la chica, tiene razón, no puedes seguir esquivando las consecuencias de cada situación. Además, tampoco quieres verla enojada.

—Gracias por venir, en serio. Te mando mensaje en cuanto llegue a casa de nuevo.

—Nos vemos.

Él se pone las manos en los bolsillos y se retira de ahí. Peyton suspira y se levanta, pero como nuestras manos siguen unidas, la obligo a sentarse. No sé que decirle, no sé de que hablar cuando nos quedamos a solas. Me invaden los nervios y me pregunto si estará sintiendo lo mismo. Me gusta creer que también logro ese efecto en ella.

Así que dejándome llevar por lo que sé necesito y quiero, digo:—Ahora que podemos, ¿por qué no vienes más cerca y me das un beso? Como en el coche, pero sin interrupciones esta vez.

Abre sus ojos como platos y confirmo mi pregunta. Claro que tengo ese efecto en ella. Me encanta. Y sin importar que mis manos sudan y mis mejillas se enrojecen, me incorporo y acerco nuestra rostros a sólo centímetros.

—¿Qué estás haciendo? —pregunta, viéndome tocar su barbilla.

—Quiero besar esos labios.

—Foster, no puedes besarme así como así...—Su voz es un hilo casi transparente.

—¿Por qué no? —dejo un beso en la comisura y ella cierra los ojos.

—Porque...

Y entonces la estoy besando.

...

Disfruten la tranquilidad mientras dure 7u7 (inserte risa malvada).

Okey, sigamos con las dedicaciones. Este capítulo va para tocayita y para AndreynaLopez9. Gracias a las dos por estarme apoyando en la nove, son lo más ♥️. *Abrazo virtual*.

Como les decía... Disfruten de ese beso porque todo lo malo volverá pronto D:< muajajaja. Ahre, me calmo.


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