Capítulo 32
Me quedo viendo a Sasha con el ceño fruncido. Ella está sonriendo como loca, y me pregunto qué demonios le pasa, y porque me trajo a una galería de arte, cuando no tiene para nada relación con los zapatos.
—¿Para qué vinimos aquí? —cuestiono, viendo su rostro nervioso, como si buscara algo en aquel lugar.
—No sé, solamente quiero decirte que debes mirar estas pinturas. Son muy buenas, así que hazlo, y cuando hayas terminado, yo estaré esperándote afuera.
Me pongo seria. Ella está nerviosa, puedo verlo, y termina contagiandome, porque sé que algo está pasando. Tengo presentimientos, pero no sé de qué. Así que cuando ella se va afuera, hago lo que me dice. Voy una por una, mirando cada obra y apreciando el arte firmado por cada pintor. Hay de todos tipos, algunos paisajes son tan hermosos que me veo sentada en la esquina de una montaña, apreciando todo el valle de abajo.
Una en particular me llama la atención. Es aquí, en Brooklyn, el puente. Está retratado desde abajo, como si la persona hubiera caminado y tomado su cuaderno en pleno paseo. Me encanta tanto que quiero hacerle una foto para Instagram. Una vez hecha la toma, bajo la cámara hacia abajo, para fotografiar la firma del artista. Es un garabato raro, de lo cual solo puede definirse la T principal.
Sigo caminando con cuidado, deteniéndome de vez en cuando y de pronto una chica se pone a mirarme. Frunce el ceño, se nota confundida. La veo correr hacia supongo será su amiga, y me señala, nada disimulada, para aclarar. Finjo no haber visto nada, y sigo por un pasillo estrecho, donde la luz es más baja. Una mujer de cabello rojizo viene saliendo de más adentro y también frunce el ceño al verme, y se queda pensando, como si intentara descifrar algo. Ya un poco malhumorada suspiro y me quedo mirándola también, preguntando con la mirada que es lo que tengo en la cara. Vamos, hasta me miro en el reflejo de mi celular, cerciorándo mi maquillaje o lo que sea.
Poco a poco, cada vez más gente comienza a incomodarme, y comienzo a pensar que Sasha me hizo alguna broma por el día de los inocentes.
—Oh, no quiero molestarte, pero ¿puedo sacarme una foto contigo?
Hay una señora de unos sesenta, con sonrisa en rostro y su celular en mano. El señor que la acompaña se pone en posición, a lo que ella me rodea los hombros, y yo creo que estoy procesando la información.
—Muchísimas gracias, eres bellísima.
Sin poder aguantar más, le digo, en tono bajo:—Disculpe, pero desde que entre aquí, algunas personas voltean a verme raro. ¿Usted por qué me pidió una foto? No es por ser grosera, pero la verdad no entiendo que está pasando.
La mujer frunce el ceño y mira a su acompañante. Luego niega con la cabeza, como creyendo que bromeo con ella.
—¿Tu nombre no es Peyton Thorn?
Y ahí es cuando abro los ojos de par en par y no sé si salir corriendo o gritar del miedo, porque estoy en una película de ciencia ficción, donde todos actúan raro y uno no sabe a qué se debe tal comportamiento. Intento tranquilizarme, y miro a todos lados, buscando alguna cámara oculta o lo que sea. Ni Sasha aparece, cosa que esperaría en cada de armarme una broma
—Señora, ¿cómo sabe mi nombre?
Ella se ríe con entusiasmo y aplaude emocionada, luego me da un beso en la mejilla feliz y yo estoy en shock.
—Me encanta, además de eso arman un show donde la chiquilla aparece en escena y finge no saber nada.
Oigo su voz mientras se aleja y mi boca se entreabre. Comienzo a caminar dando zancadas, hacia el fondo, donde la gente sale sorprendida al verme. Y algunos me piden fotos, cosa que yo ignoro y sigo caminando. Por fin, a mitad del pasillo, hay una sala final, donde quedan los últimos cuadros. Se ve una iluminación baja, casi a oscuras, asi que cuando entro, veo solamente a una pareja viendo la única obra expuesta ahí.
Mi corazón. Mi cuerpo. Comienzo a respirar agitada y lágrimas se escurren por mis ojos. No puedo dejar de mirarla, aún cuando los dos que miraban se acercan a mí y me felicitan, yéndose sorprendidos.
Mi perfil, plasmado en tamaño grande, con algún extraño efecto de la pintura, que hace que cada color sea brillante, y mis rasgos queden mágicos en ese lienzo. Es aquella misma que me regaló esa noche donde todo pareció nacer y morir al mismo tiempo.
Doy pasos temblorosos hacia ahí, y veo el mismo garabato que en la pintura del puente. Hay una escritura abajo, en una placa blanca iluminada. Al de ella, una tableta electrónica esta amarrada, de manera que no puedan llevársela.
"Cuando le dí este regalo a mi querida Peyton Thorn, creí que lo nuestro duraría para siempre. Por eso, a cada visitante que vea mi pintura, le ruego por favor que no intenté leer la carta que adjunto aquí. Ella sabrá la contraseña."
Miro atrás mío, y no hay nadie más que yo en la pequeña habitación. Tomo la tableta con manos temblorosas y sin parar de lagrimear, desbloqueo con el botón del costado. Necesito una contraseña.
¿Cómo se supone voy a saberla?
Escribo todas las palabras que se me ocurren. Te quiero, te amo, hip hop, rubio, B.B King, rubio hermoso, florecita...
Morocha.
Sonrío y casi doy saltos de emoción al notar que un archivo de Word se abre ante mí. Comienzo a leer ansiosa.
"Tuve que acudir a medidas extremas porque si me aparecía frente a ti, tenía miedo de mi integridad física. Fuiste muy clara con respecto a nosotros dos, pero alguna parte de mí, sigue creyendo que eso que dijiste no fue más que tú molestia por haberme desaparecido todo ese tiempo. Por eso, quiero explicarte que nada fue mi intención. Por dios, cuando mamá me prohibió volver a verte y tomó las medidas necesarias para impedirlo me desesperé muchísimo...
Frunzo el ceño al leer lo de su madre. ¡Ella parecía tan amable cuando hablamos por teléfono!
<< Quise ir, te lo juro que intenté, pero ella controlaba, controla cada movimiento, que lo único fue ir a buscarte, sin importar que de enterara. No voy a esconder la verdad, y siquiera intentar endulzarla, porque sea lo que estés pensando, no me extrañaría que ella te lo hubiera hecho creer.
Necesito hablar contigo. En serio, lo necesito. Aclaremos todo y dime lo que piensas nuevamente, pídeme explicación a lo que sea te llevó a pensar así. Si después de esto no funciona, está bien, lo entiendo, no te obligaré a quererme."
La carta llega hasta ahí. Me quedo con miles de preguntas en la cabeza. Vuelvo a llorar, pero me limpio las lágrimas veloz, en caso de que alguien volviera a la habitación.
¿Su madre me ha mentido sobre Ginger? ¿Ella no ha dejado que él me vea? Sigo sin creerme que esa voz tan dulce me haya hecho creer tal cosa. Necesito contarle todo esto a Sasha, necesito hablar con alguien.
Doy exactamente tres pasos hacia la salida cuando veo una sombra en el pasillo. Me vuelvo a limpiar las lágrimas, pero no es nadie desconocido. Ni tampoco mi amiga que viene a buscarme.
Respiro agitada. Voy a morir ahora mismo.
Su cabello rubio está cubierto por un gorrito, veo su nariz, esa que solía ponerse tan roja en invierno, y la sonrisa tímida que enarca al verme por segunda vez, después de todo lo sucedido. Avanza con paso decidido y yo no retrocedo. Mi estómago se revoluciona al tenerlo tan cerca, a menos de medio metro, chocando la punta de mis pies. Su mano está fría al rozar mi mejilla y se derrite ahí mismo, ya que estoy demasiado nerviosa. Sus ojos están brillantes, y confirmo que son preciosos.
Nervios.
Esa palabra se queda corta. Todo el tiempo me pasa en cámara lenta.
—Creo que justo pasaba casual por aquí, y me llamo la atención este último cuarto. —Su voz retumba y cierro los ojos por un poco más de tiempo, intentando tranquilizarme—. Supongo que la chica de la pintura debía ser muy hermosa como para ser retratada de manera tan colorida, y aún así, creo que se quedó corto.
Abro la boca para hablar, pero vuelvo a cerrarla porque no puedo formular.
—¿Puedes anotarme tu número? Creo que tuve que cambiarlo y lo perdí. Gran desgracia.
Él me tiende su teléfono y lo tomo con manos sudorosas. Tecleo, y quiero sonreír, pero lucho por no hacerlo.
—Gracias. —Lo veo volver a guardarlo, y deja sus manos en los bolsillos—. Supongo que... Te invito un café, quizás esta vez frío sea mejor.
—Thomas, yo, tengo que irme... —digo, pero ruego que me saque de la mano y me obligue a quedarme.
—No te preocupes por Sasha, ya se fue a casa con sus zapatos nuevos. Le debo mucho. —Un poco dudoso, se pone a mi lado y me brinda su brazo, para que podamos caminar como esa vez en el instituto—. Vamos a por un café, es una orden morocha.
Apreto mis labios para no reírme, y ambos salimos de la galería. El viento nos choca, nos recibe de nuevo. La gente sigue su rumbo, algunos voltean a vernos. Hay dos sujetos grandes a nuestras espaldas, pero ellos terminan metiéndose al coche, en cuanto entramos a la cafetería, para darnos privacidad.
Y yo creo que mi cuerpo podría flotar en este mismo instante.
...
Ojalá pudiera fabricar Thomas. Sé que me haría rica 7u7.
Esta dedicación va para Lady_Spring01. Gracias por apoyarme siempre con tus votos, que son unos de los primeros y tus comentarios animandome a seguir ♥️
No se me enojen, voy a seguir dedicando ♥️ ¡Las quiero!
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