Capítulo 17

Nos saludamos y subimos al coche. Sasha toma el asiento de copiloto y nosotros los traseros. Me pregunto cuanto me perdí de la precoz relación de mi amiga con el sujeto del  agua. Que por cierto, no sé su nombre.

El interior huele a limpio, con mezcla de perfume para hombre. Con Thomas volvemos a mirarnos y hacemos una mueca con la boca, diciéndonos que la cosa parece buena. Al menos el chico parece pulcro y viste bien.

Cuando sube, pone un tema bastante bueno y da arranque al motor.

—Hum, gracias por la ayuda.

El rubio suena un poco tímido, y el chico asiente, para luego decir:—No es molestia, hermano, de todas formas venía a buscar a mi chica.

Muerdo el interior de mi mejilla porque me causa gracia que yo siga sin saber nada al respecto. Ademas, si mal no recuerdo, hace una semana apenas salieron por primera vez, ¿no? Quizás las cosas progresaron más rápido de lo que imaginaría.

—Cariño, ¿podríamos llevar a Peyton para su casa? Dijo que quería recoger una cosa.

—La función comienza en diez minutos, ¿es muy urgente? Por cierto, me llamo Jason.

—Bueno debo bajar por mi dinero...

—¿Y se puede saber que necesitas? —Esa vez toma me cuestiona con una ceja enarcada—. Dije que yo invitaba.

—No puedes estar pagando cada cosa, iré a por mi dinero.

No me parece bien dejar que siempre me invite él. Aunque parece que no le agrada mi respuesta, porque su rostro se pone serio por completo. Sin embargo, palmea el hombro de Jason y le dice con voz amigable:—Ve directo al cine.

—No, sigue derecho y dobla en la esquina. —Ordeno, sin dejar de mirarlo.

—Ve directo al cine.

—¡Que te estoy invitando!

Entonces escucho al chico decir:—¿Y estos dos son pareja? Y luego me dices que nos llevaríamos mal.

Sasha niega, y los dos abrimos la boca para contradecirlo, pero luego nos estamos riendo. La cosa es que terminamos yendo al cine, y Thomas pagó con orgullo ambas entradas. Algo así como "ja, gané", mientras yo decía que aunque sea me alcanzaba para comprar las palomitas.

La película fue buena, a mi me gustó. Supongo que la reciente pareja no pudo decir lo mismo, porque estuvieron entretenidos con ellos mismos, más bien.
Y nosotros, bueno, solo nos tocamos las manos cuando comimos al mismo tiempo. Típico, pero extraño que me encuentre razonando sobre aquello.

—¿Quieren ir a por unas pizzas?

Cuando estoy a punto de decir que sí, tomo mi celular y veo los diez mensajes de mamá, así como las llamadas perdidas. Entro en pánico. Me olvidé de avisarle.

—Oh, va a matarme.

Thom se pone a mi lado y mira mis mensajes. Silba y luego dice:—Será mejor que la lleves a casa.

Nos encaminamos al coche y me siento tan idiota por no haber recordado algo tan básico como avisarle a mi madre. Me la imagino caminando en círculos por toda la casa, con teléfono en mano, dudando en si llamar a la policía o no. Una vez me pasó, y recuerdo que estuve castigada por casi un mes.

Cuando llegamos, me disculpo con los chicos, por haberles arruinado la noche. Al momento de bajar, Thomas le dice que lo espere un segundo y Jason dice algo como "Tranquilo hermano, ve con tu chica, te espero".

—¿Qué haces? —pregunto, al mismo tiempo que lo veo llevarme del brazo hacia adentro del edificio.

—Intento ayudarte para que la querida Susan no te mate.

—Uf si, porque le va a importar mucho lo que le digamos. Ella estará furiosa por haberla traumado estas casi cuatro horas.

Subimos las escaleras y cuando llegamos arriba, la mujer sale con teléfono en mano, y los cabellos un poco revueltos.

—¡¿Me quieres decir dónde demonios te habías metido?!

Estoy a punto de hablar, pero el rubio dice:—Perdone, fue mi culpa.

Susan voltea a verlo y suelta el aire con pesadez. Cierra los ojos un segundo y sé que está obligando su cuerpo a calmarse.

—En realidad, nuestra intención era salir al cine, pero llegar a una hora donde usted se encontrara en casa, para que yo pueda darle esto. —De su cartera, saca una carta con una imagen tornasol, y a B.B King en ella—. No es la gran cosa, pero pensé que le gustaría tenerla más que a mí. Era una edición de una revista vieja que coleccionaba.

La veo mirar la carta, y luego a el chico y después reírse negando con la cabeza. No puedo evitar sonreírme también y es entonces cuando lo abrazo.

Él se queda congelado, y mamá no percibe el gesto como algo demasiado épico. Sólo nosotros sentimos una especie de reacción extraña en alguna parte de nuestro interior.

—Eres maravilloso, muchacho. Gracias, por esto. —Ella vuelve su mirada a la carta—. La próxima que vayan a salir, quiero que me avisen. Me preocupé mucho.

—No volverá a ocurrir.

Después de dos minutos más, él se va rápido, porque por un momento habíamos olvidado que los chicos lo esperaban abajo. Mamá lo llama por última vez y le pregunta:—¿Qué te pasó en el ojo?

—Me robaron.

Lo veo encogerse de hombros, y después ha desaparecido. Segundos después, escucho el motor del coche irse, y suspiro un poco más aliviada. Lo más bueno de todo, fue que ella no me dijo nada de alguna consecuencia por mi despiste. El único que no entendió nada fue Francis. Al rato me llega un mensaje que está en su casa, y que su madre también le preguntó donde estaba, pero que no le dijo mucho.

Ya antes de dormir, nos encontramos las dos tomando un café, frente a la vieja televisión, mirando un programa sobre preguntas imposibles, que nadie sabe responder. Mi hermano se acostó hace un rato, y Hulk está acostado encima de mis pies, en el suelo. Parece que sueña, porque se mueve de a ratos, como persiguiendo algo.

—Me es imposible reaccionar mal cuando Thomas me viene con tan buena mentira inocente.

—¿Mentira?

—Claro que no me creí lo de la carta, Peyton. Son jóvenes, y están enamorados. Eso fue solo un excelente despiste, que si no fuera Susan Thorn, ni siquiera habría dudado.

—No estamos enamorados, mamá. Es mi amigo.

Tomo un sorbo de la taza y vuelvo a fijar la vista sobre la televisión. Ella mantiene la mirada sobre mí, y sé que sonríe.

—Como he dicho, soy Susan Thorn y soy buena para descifrar mentiras. No tienes que fingir conmigo. Además, ¿qué tiene de malo? Ya no tienes nueve años y te da vergüenza decir que puede gustarte un chico.

—Tiene un par de cosas malas. Una principal es que todo sería demasiado complicado para ambos si llegara a pasar. No sé si seguirá aquí para siempre, él vive en otro planeta, por así decirlo.

Hubiera añadido el extra de los chicos en la escuela, pero me reservo eso. No quiero preocuparla, y tampoco quiero por así decirlo, aceptar que Patt, por sobretodo, pueda llegar a decirnos que hacer y que no. Aunque mi actitud no quite los hechos de que seguirá molestando hasta que se canse de hacerlo.

—Lo único que puede impedirte estar con alguien, eres tú misma. Por eso siempre debes preguntarte si vale la pena luchar porque si así lo es, te aseguro que lo conseguirás. Y si no, si quieres buscarle el lado negativo, al menos puedes decir que lo intentaste. No hay nada peor que levantarte un día extrañando y arrepentirte por no haberlo hecho. —Su mirada baja y la veo encogerse de hombros—. Sólo deja que las cosas fluyan.

Proceso todo lo que ha dicho y le doy la razón. Sus palabras son como un empujón en medio de una caminata pesada. Me pregunto porque considero todo esto una posibilidad.

Mi cabeza se revuelve. De repente quiero acostarme e intentar entender que sucede cada día que paso con Thomas. Y así lo hago. Me tomo una buena parte de la noche analizando ciertas cosas que necesito responder con respecto a nuestra relación. Hay una que no está del todo clara.

¿Por qué lo abracé? Así que intento enumerar razones. No encuentro una opción más que: "Porque quería agradecerle su maravillosa manera de ser".

Quizás mamá tenga razón. Quizás debo dejar de preocuparme por bloquear mis sentimientos y dejar fluir. Debería practicar la relajación como hicimos en el pasillo del instituto.

Debo destejer mi capullo protector cuando estoy a su lado.

...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top