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N/A: Estoy escribiendo desde mi móvil para poder publicar seguido, cualquier error no duden en decirme.
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Zhan sentía como el cuerpo le temblaba mientras sostenía aquella arma, su corazón latía tan fuerte que lo estaba ahogando. Él sabia de aquella reunión y es que era importante para el camino que había escogido. Sin embargo aunque haya decidido todo, aunque había aceptado perderlo todo, su corazón se aferraba algo y era aquella persona frente a él.

No supo cuando su mirada cambio a la de una súplica, pero Yibo lo entendió.

—No es necesario la violencia —su voz ronca hizo eco en todo el cuerpo de Zhan, el cual bajo la arma cuando su jefe lo indico. —Te conseguiré quien te facilite el transporte, sabes que entre los CEO's hay muchos que pueden hacer lo que me pides y por ende no será problema, además de la invitación.

—Me parece bien —movió los dedos y el ahora Wei Ying le dio los papeles —firma aquí, tu amigo lo puede leer si quieres.

Eso fue lo que hizo, Yibo le dio los papeles a Gong Jun quien los leyó, mientras este miraba al jefe de la mafia, aunque quería mirar a Zhan, pero eso era peligroso, si lo miraba por mucho se daría cuenta que ambos se conocían, o quizá ya lo sabia, solo que mirarlo dolía mas que mil agujas en piel.

—Esta todo en orden —pronunció Gong Jun y Yibo firmó ante la mirada atenta de Zhan. Después el líder firmo, Zhan recogió los papeles para ponerlos dentro del maletín.

—Wei Ying lleva a nuestros invitados a la salida —indicó el jefe y Wei Ying solo asintió.

Ambos se levantaron y tras una reverencia siguieron a Zhan quien abrió la puerta y camino delante de ellos en aquel largo e infernal pasillo. Sentía la mirada de Yibo.

—No hablaras —pronunció esté en voz baja.

Zhan quería gritarle, mentiroso, quería que le diera explicaciones, que lo abrazara y que le dijera que todo iba a estar bien, pero no podía ya era tarde, por lo cual solo guardo silencio.

En un punto donde no había guardias su brazo fue tomado y sus miradas se cruzaron.

—Duele más un silencio que mil palabras de odio, me estas matando, quema y duele, que no digas nada, que solo parezcas otro —su voz se quebraba en cada palabras y para Zhan un nudo se formo en su garganta, su boca se seco y abrió está pero nada salió.

—Señor Wang, su carro esta aquí —fue dicho por alguien más.

Y ese agarre desesperado fue suelto. Zhan lo observo por unos minutos y este guardo algo en la bolsa del saco del menor.

—Con permiso Wei Ying —por primera vez su actual nuevo nombre le pareció horrible. Lo observo marcharse, fue entonces cuando pudo soltar el aire sostenido en sus plumones.

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Zhan ya no vivía en aquella casa, la casa que le había comprado a Yu, ahora vivía dentro de la residencia del jefe Wen, en un pequeño cuarto, con solo una cama, una mesa de junto, un pequeño closet con 3 trajes.

Al llegar aquel lugar, se quito el saco y lo dejo sobre la cama, para entrar al baño, que agradecía que hubiera en su ahora habitación, al salir solo se coloco un pans y una toalla en la cabeza, camino hasta ver que algo salía del bolsito de su saco. Tomo aquello y vio que era una tarjeta con el nombre de Yibo en ella junto a un numero.

Abrió el pequeño cajón del buró y tomo aquel celular de vieja generación, aquellos que servían para hacer llamadas, lo prendió dejándose caer en el frio piso, para acomodar su cuerpo recostado a un lado de la cama, mirando al techo marco el numero de la tarjera, al segundo tono, pudo escuchar su voz.

Ni siquiera él entendía que estaba haciendo, no sabia si quería una explicación o solo oír su voz.

—¿Zhan? —su voz parecía igual de rota que la suya.

—¿Cómo era ella? —solo pudo preguntar.

Fue la persona mas hermosa que pude conocer, su cabello era tan oscuro, su sonrisa era igual a la tuya y su mirada tan única —Zhan no lo sabía pero Yibo estaba igual o más roto que él. —ella fue como mi madre, era un niño problemático y roto, sin ella no fuera ni siquiera la mitad de lo que ahora soy…

—Un mentiroso —lo interrumpió.

Si, pero también un cobarde, porqué si no hubiera tenido ese miedo de perderte

—Sin embargo me perdiste —respondió

Si lo hice —Un silenció se produjo —ella no te dejo de buscarte, me hizo prometerle que te encontraría y cuando supe todo, cuando todo explotó, ya te amaba, más que mi propia existencia… Zhan ella me dejo algo para ti.

—¿Lo hizo? —a ese punto las lagrimas ya no podían ser contenidas más.

Te lo daré, solo cuando estés aquí a mi lado, Zhan, por favor ven —suplicó

—Eso es imposible…

Ya veo, entonces tendré que ser el nuevo jefe de la mafia para que vuelvas a mi —y aquello tensó el cuerpo de Zhan haciéndolo incorporarse.

—No digas estupideces —se aferro al pequeño teléfono.

Daría todo por ti, demonios, te amo tanto…

Y la llamada fue finalizada, apagó el teléfono. Fue cuando un sollozo interrumpió el silencio que se había formado después de aquella llamada.

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No supo cuanto tiempo lloro hasta quedarse dormido en el suelo, al levantarse, vio el desastre de su rostro. Intento ocultarlo lo mejor posible pero era casi evidente para todos que Zhan había estado llorando.

—¿Lloraste? —preguntó su jefe mientras ambos estaban en el auto de este.

—Lo siento —se disculpó.

—En esta vida, el amor no sirve…

Y el freno del auto lo hizo callar. El sonido de los disparos eran evidentes, ambos se tiraron al suelo del auto para cubrirse, cuando una puerta fue abierta de golpe.

—¡Tu vendrás conmigo! —grito uno de los hombres para jalar a Zhan fuera del auto.

Miro como su jefe fue asesinado con mas de 5 disparos, sus hombres estaban muertos y él era llevado por un hombre que lo subió en un auto manejado por otro hombre, ambos con pasa montañas. No entendía nada, su cuerpo temblaba, pero no podía mostrar miedo. Solo se quedo en silencio, buscando una manera salir del auto.

—Por tu bien, no debes huir, mi jefe me matara si te pasa algo, solo espera a que llegues con él..

Zhan se quedo en silencio y quieto, el auto iba a toda velocidad y salir le causaría una problema, además que no tenía su arma, su jefe estaba muerto y no podía hacer mas que esperar. No podía ver el camino, los vidrios estaban oscuros y lo poco que podía ver, no era nada que conociera.

Cerro los ojos y lo único que puedo pensar fue en él.

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