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N/A: Escrito desde el móvil, cualquier error decirme.

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Un mes le tomo a Zhan unir las piezas del rompecabezas, pieza por pieza y en las ultimas para formarla, estaba el nombre de los Wangs. Había una tristeza en su semblante, cuando tenia los papeles en su mano, las fotos de su madre como dama domestica estaban frente a él. Su madre no lo había olvidado nunca, muchos menos antes de ser asesinada. Él se había olvidado de su madre en ese camino tortuoso, solo intentando sobrevivir, porqué el mundo era así. Todos al final somos pequeñas piezas de ajedrez ante las manos de la vida.

En esos días apenas comió, apenas dormía, mientras pagaba todo lo que necesitaba para poder reunirse con el líder de la mafia.

Su pequeño juego de sexo y sobre todo aquel donde la línea se había cruzado, donde su corazón latía por la media sonrisa de un hombre que lo hacia llegar a la cima para luego hundirlo en el infierno mismo, estaba ahí clavado en su alma, con letras rojas, se había enamorado de la persona equivocada, dolía y eso lo estaba consumiendo, porque incluso la palabra venganza no era suficiente para olvidarlo.

—Zhan él te ha buscado por todos lados —dijo Yu, quien le ayudo en mucho en ese tiempo —él parece amarte demasiado

—Estuve en su casa, en su cama y en todos lados, le dije y supo todo sobre mí y sin embargo no me dijo la verdad, la verdad de que su padre fue parte de las personas que me tomaron y que mi madre en desesperación entro a la cueva del lobo y fue asesinada por él, me dijo que confiara y que cuidaría de mi, pero solo me mintió —tomo la taza de café —él no me ama Yu, ama lo que obtenía de mi, es simplemente eso, ¿y mi padre?

—Está hundido, le debe mucho dinero a la mafia, por lo que se rumorea que pronto dejara el país —coloco un sobre frente a Zhan. —estás a tiempo, déjalo todo, vete y haz tu vida, no necesitas hacer esto.

—Hay un dicho que dice “Al menos que alguien tome conciencia y haga algo al respeto, nada cambiara”, mientras yo tomo café contigo a fuera personas como ellos que siguen dañando mientras se bañan en sangre y dinero, ya no puedo seguir huyendo, ya huí lo suficiente.

—De acuerdo, ahí tienes la dirección y la tarjeta para ver al señor Wen, el jefe de la mafia china, ten cuidado —se despidió para salir de aquella vieja y pequeña casa.

Zhan tomo el sobre para ver la tarjeta y dio un suspiro profundo, ya no había vuelta atrás.

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Zhan tenía las manos detrás de la espalda sostenida fuertemente con una soga, mientras estaba hincando frente a uno de los hombres mas peligrosos del país.

—Dime, puta, ¿por qué te tendría que escuchar y no matarte?, tu padre me debe demasiado —cuestionó mientras prendía un cigarro.

—Yo no valgo nada para mi padre —dijo sin doblegarse —pero tengo información y una propuesta.

—Te escucho.

—Mi padre y algunos de los CEOs tiene un jueguito muy interesante, creo que esos ya lo sabes, pero aquí lo importante es el dinero en ese juego, ellos lavan su dinero en aquel lugar para que el gobierno no sepa de la existencia de este, lo hacen bajo el nombre de varias asociaciones para niños en situación de calles, pero hay una falla en eso, mi trato es, que te daré todo el dinero de esas asociaciones, pero quiero la cabeza de ellos a pago, estamos hablando de buenas cantidades de dinero —se acerca arrastrándose —dame mi venganza y yo te pagaré, no lo puedo hacer solo, no, ellos me conocen y no puedo entrar en su jueguito como invitado, se que tu puedes hacer eso posible.

La mirada de Zhan no era de su suplica, era de odio, Zhan daría su fama, su dinero y las comodidades que tenía solo por matarlos a todos y a cada uno de ellos, necesitaba el poder, el arma y si tenía que darle el alma al diablo, lo haría sin dudarlo.

—Muy bien bonito, dame las pruebas. —se dobló para mirar a Zhan a los ojos —tu mirada me gusta, es como la mirada del perro que va matar a su dueño, después de ser golpeado.

—Ellos tienen la carpeta. —respondió.

El hombre les dijo a unos de sus matones que le dieran la carpeta y este lo hizo, leyó todo con cuidado y una sonrisa se posó en su rostro.

—En la mafia tenemos pocas reglas y una de ellas es, no tocar a los niños ni a las mujeres, parece que la sociedad a la cual dicen ser correcta con sus bailes elegantes y sus brillante joyería, es mas oscura y asquerosa que la de nosotros, no somos Santos, pero incluso en el infierno existen niveles.

Dejo la carpeta y miro de nuevo a Zhan.

—Acepto tu trato, pero hay algo que debes darme —se le acerco de nuevo.

—Lo que seas —pronunció sin dudar.

—Es tu vida, tu nombre y tu pasado, ya no serás Zhan, ya no serás quien alguna vez fuiste —le miro con frialdad.

—De acuerdo.

—Bien —sonrió —bien, mátenlo.

—¿Qué? —pronunció desconcertado.

—No te preocupes, revivirás como otro.

Uno de los hombres levanto a Zhan y luego lo golpeo en el rostro haciéndolo caer, luego fue pateado hasta que escupiera sangre, después golpe tras golpe, dañaron a Zhan de manera que pareciera que fuera a morir, el primer golpe dolió pero el segundo solo se aferro a una idea. “Venganza".

El líder tomo la foto del destrozo cuerpo del modelo, la envió a Lee. Y la respuesta fue clara: “No me importa”.

—Llévenlo al cuarto, que el doctor cure su cuerpo y que el abogado Kim me traiga los papeles necesarios.

Zhan apenas oía, el zumbido de su cabeza por los golpes, lo hacían sentirse perdido y el cuerpo ya ni siquiera le dolía.

—Bienvenido a la mafia.

Una sonrisa se posó en su rostro maltratado, por fin pudo cerrar los ojos y las lagrimas cayeron por sus mejillas. El dolor valía la pena si podía obtener lo que quería.

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Zhan siempre soñaba con un capo de flores y en medio una mujer, la cual se giraba a verlo, pero no podía escucharla, ni reconocerla.

Pero esta vez era diferente ahí estaba, cada detalle de su rostro y su voz se volvió de nuevo clara.

—Madre —pronunció.

—Mi querido y hermoso conejo —musito la mujer y se acerco abrazarlo —¿por qué tu mirada es tan triste?

—Porqué quiero estar contigo —respondió —pero no puedo aún.

—No, mi pequeño, aun no puedes estar conmigo, no, tu tienes que ser feliz —acaricio su rostro.

—La felicidad ya no existe para mi —respondió

—Si existe mi amor y esta ahí —la mujer señaló el campo de flores.

Se encontraba ahí, de espalda pero podía reconocerlo, incluso a la distancia.

Wang Yibo.

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Zhan despertó una semana después de aquello con los ojos llenos de lagrimas.

Le había entregado a la mafia todo, excepto algo. Su corazón, uno que pertenecía solo a una persona.

—Yibo…

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