Julieta

Miró cómo los dedos de sus pies se movía mientras llevaba las rodillas al pecho abrazándose.

Su mirada era de tristeza, no sabía que tenía que hacer. Por más que intente apaciguar y hacer entrar en razón a su padre, no lo lograba.

No tenía el corazón de abandonarlo o enfrentarlo como Shinichi y su madre lo hacían. Era consciente del dolor de su padre, de sólo pensar que el mejor amigo de su hija le "robaba" los casos, estaba todo el tiempo a su sombra, y cuando finalmente brillaba, era por este mismo convertido en niño. También juntando el hecho que convivió bajo el mismo techo y pasó más tiempo de lo debido con la joven.

Apostaba que su padre estuvo uniendo los rompecabezas para saber que Ran en algún momento supo su secreto. No fue para reírse de el a sus espalda, Shinichi entró en un estado de desesperación al pensar que su cuerpo era inmune y no habría solución cuándo la organización quemó unos archivos importantes de la droga.

Fue egoísta y le dijo toda la verdad.

Ni Shinichi sabía lo que hacía.

Con un suspiro miró la ventana.

Esto se podría haber evitado si desde un principio intentaba mejorar la relación entre Shinichi y su padre. Pero que realmente lo hicieran. No competir.

Se mordió el labio sabiendo que fue responsable de desencadenar todo este alboroto junto a Shinichi al tener relaciones en el sillón de la agencia.

"Había olvidado que resolví muchos casos como Conan" -comentó con disgusto Shinichi sentado en el escritorio de Kogoro mirando las tres pilas de hojas. Odiaba con toda su alma todo lo que era el papeleo.

- Si, y eso que aún hay en la habitación de papá. Los había separado cuando me comentaste que necesitabas el de las últimas semanas como Conan -admitió. Sabía que el era cero fan del papeleo.

Una sonrisa cruzó el rostro del detective.- No sabía que eras tan buen secretaria -le pellizco su costado provocando un chillido. Avergonzada golpeó su mano.

- ¡Shinichi! -miró la puerta de la agencia toda roja.- ¡No juegues así! ¡Sabes que papá se volverá loco!

Levantó una ceja aún divertido.- Kogoro a esta hora va a apostar a las carreras de caballo... -movió la silla para enfrentar a Ran, ya que ella estaba al lado de el.- Podrías ayudarme...

- ¿Y en qué, si puedo saber?

- Bueno... -agarró una de las hojas e hizo caras de que no entendía lo qué decía. Ran se río ante esto.- Me cuesta leer... ¿Podrías ayudarme? -se apoyó en el respaldo de la silla, dándole toda libertad para sentarse arriba de él.

Sus mejillas se sonrojaron y lo miró dudosa. Era consciente de a donde quería llegar su novio. No lo culpaba, quería, pero si su padre regresaba...

La mano del detective tomó la suya sacándola de sus pensamientos. Miró como la acariciaba de forma lenta mientras se levantaba. Al acercarse, las manos de Ran subieron a su pecho, donde se metió dentro de su saco azul marino clásico y acarició sobre la camisa blanca. Shinichi dio un suspiro de placer ante este movimiento. Siguió sus movimiento donde se detuvieron para agarrar su corbata verde. La miró a los ojos ansiando su próximo movimiento.

Ran sujeto la corbata de Shinichi y de un tirón lo acercó a su rostro, encorbandolo ya que le sacaba más de una cebeza.

Sus respiraciones se agitaron y se mezclaron. Sus miradas aún conectadas, una de las manos de Shinichi descansó en su cadera y la otra se enredó entre los cabellos de la castaña. Inclinó su cabeza para arriba teniendo total control sobre la chica.

- ¿Sigues queriendo que te ayude a leer?... -preguntó totalmente entregada al joven.

- Mierda, si Ran -con entusiasmo la nombrada tironeo la corbata hacía abajo nuevamente y finalmente se besaron.

Aún recordaba ese día a flor de piel. Fueron tan apasionados y entregados. Era hasta injusto que por ese descuido Kogoro los halla encontrado.

Un avión de papel pasó frente ella y cayó a sus pies. Confundida lo agarró desarmando el avión encontrándose con una nota.

Hay un detective loco por vos.

Todo tuyo, Shinichi Kudo.

Totalmente consternada y conmovida, se acercó a la ventana y sacó cabeza.

Maravillada encontró a su novio saludando. Se mordió el labio ansiosa cuando le hizo señas para que bajara. Una parte de ella lo insultaba porque venía aún sabiendo la situación, y la otra se enamoró aún más.

Se fijó la hora, dándose cuanta qué justo empezaba el programa de la idol favorito de su padre.

"Astuto como siempre"

Abrió despacio la puerta, mirando con cuidado el espacio. No escuchó la tele prendida, ni sintió la presencia de su padre. Caminó con sigilo hasta la salida dando un último vistazo.

Mientras bajaba las escaleras, escuchó las voces que resonaban de la televisión y la risa de su padre. Genial, su padre estaba borracho.

Desde el pequeño vidrio distinguió a su padre totalmente distraído. Se agacho y sabiendo que era ahora o nunca finalmente bajo las escaleras.

Frunció el ceño al no encontrar a su novio, pero al salir lo vio pegado a la pared mirando para otro lado.

- Shinichi -al escuchar su nombre, se apartó de la pared y la miró. Una sonrisa de alivió y cariño hizo presencia.

- Ran -se acercó y se abrazaron con fuerza, con pasión. Sintieron qué si no lo hacían los separarían.

- Realmente te extraño, demasiado -enterro su nariz en cuello reforzado su agarré. En respuesta besó su coronilla y dejó sus labios ahí.

- Yo también... -cerró los ojos con fuerza. Sabía que este encuentro no duraría mucho, no podían tener la privacidad que querían estando en medio de la calle mientras las personas pasaban mirando con curiosidad y desaprobación.

A el lo único qué le importaba era tener a Ran.

La apartó un poco para observar su rostro. Era tan linda, era la mujer más hermosa que conoció. La amaba tanto. Amaba a la bruta, llorona, amable y sensible de Ran.

Sus ojos violetas eran la muestra de que todo era real, qué finalmente pudo cumplir su promesa de estar siempre con ella.

Pero ahora no podía, su padre estaba en el medio.

Kogoro Mouri era un idiota.

Y Shinichi Kudo un egoísta.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top