9. todos estaremos bien
ROSIE
Miro con atención hacia la mesa de Dylan, parece que hay una ligera pelea entre los tres amigos, lo deduzco por las miradas y los gestos, ya que ninguno parece querer ser muy escandaloso. Al final, una de las gemelas se va y llega una chica que estoy segura es su nueva novia.
Suelto un suspiro, exhausta. Está bien, estoy sola lo admito. Ningún amigo, nadie que me pueda acompañar. Ni siquiera alguien que se interese en mi, todos aquí se conocen y me ignoran, seamos sinceros la mayoría lo haría. Digo, para que incomodar buscando nuevos amigos cuando ya tienes a tu grupo seleccionado
Pasan unos cuántos minutos en los que no he logrado probar bocado, me siento algo ansiosa por Hero así que le envío un mensaje rápido que dudo vaya a responder.
Veo a Dulce cruzar la cafetería en la distancia, va hacia una mesa vacío, por supuesto, esta es mi gran oportunidad. Es mi...oh vaya. Problemas en el camino.
Es Mike.
Y viene hacia aquí con una sonrisa de oreja a oreja bloqueando mi visión de Dulce.
Pero, ¿qué le sucede?
―Hola, arándano. ¿Por qué tan sola?
―¿Arándano?
―Por el pelo―me señala y se sienta frente a mi.
―Eres un idiota.
―¿Sabes? Aún no descubro quién eres. Pero lo haré.
―Excelente. Te deseo mucha suerte con eso―espeto y hago la intención de levantarme.
―No te vayas. No he terminado de hablar.
Parece de repente enojado por ni actitud cortante. Tampoco es cómo que lo vaya a tratar como mi amigo cuando no lo somos. Es una estupidez esto. ¿Qué trata de hacer? No me cae bien y punto.
―Tengo que irme.
Entonces veo como mi oportunidad de hacer amistad se va volando, Dulce sale casi corriendo de la cafetería.
―Que sea rápido.
―¿Por qué la prisa?¿Y a quién miras?
Ya veo, le molesta que no le presté atención. Que tipo más narcisista. Es un fastidio.
―No te incumbe, y ya te buscaré un apodo para fastidiarte.
―Inténtalo, yo soy el rey haciendo apodos―murmura con una sonrisa.
―Bueno, habla ya. No tengo todo el día.
―Quiero que seamos amigos, arándano.
Apenas termina de pronunciar sus palabras me acaricia el pelo como si fuera un perro. Doy un salto ante tal acción.
―Vuelve a tocarme y te mataré.
Le quito la mano con rudeza y empiezo a caminar hacia la salida.
―¿Es un si o un no?
Me sigue a una distancia prudente, freno en seco cuando ya he cruzado la mayoría de mesas.
―Un no. ¿Sabes? Para que tú y yo seamos amigos tienes que disculparte con cada una de las personas a las que le hiciste daño, a todas tus víctimas. Búscame después de eso y hablamos.
De lejos veo a su grupo de amigos observandonos con detenimiento, también Dylan luce interesado incluso con su novia distrayendolo a su lado.
Mike no dice palabra alguna. Yo me voy hacia un lugar más despejado a disfrutar de mis diez minutos libres.
En la biblioteca, lugar al que decidí escapar por cosas del universo me termino encontrando con Dulce.
―Oye, te vi en la cafetería. Quise saludarte pero te fuiste rápido.
―Sí, es que no soportaba estar más allí―confiesa mientras arregla libros en un estante―. Además soy voluntaria aquí, ayudo a la bibliotecaria. Me gusta estar aquí encerrada dónde nadie te juzga.
―Entiendo sí. Debe ser difícil por la cuestión de Mike.
―Sí...las cosas con él y sus amigos se pusieron difíciles. No quiero que vuelva a humillarme así.
―¿Ha vuelto a decirte algo más?
―No, ya todo está perfecto ―murmura por lo bajo y luego sonríe―Por cierto, lamento haberte sacado así del baño la otra vez. Estaba enojada y confundida.
―Entiendo. Eso está olvidado.
Nos quedamos calladas y puedo inferir por el ambiente que no quiere saber nada más acerca del tema así que divago de un estante a otro, echándole un vistazo a los lomos de los libros, quizá pueda hallar algo que me guste para mis tiempos libres.
Recuerdo el mensaje que le envié a Hero, no me respondió lo que era obvio. Está bien tendré calma y dejaré que él se abra a mi cuando deseo, soy su salvadora, tampoco tiene que depender de mi. Solo estaré a su lado como una amiga silenciosa que lo guía.
Deambulo por los pasillos y es entonces que veo a una chica acostada en el suelo, tiene un libro encima de su rostro y tiene unos enormes audífonos puestos.
Me dispongo a preguntarle qué hace cuando unas manos me agarran por los hombros sacándome de aquel pasillo.
―No la molestes. Es Ashley, la loca. Todos aquí en la escuela saben que no puedes hablar ni mucho menos pasar tiempo con ella.
―¿Por qué?―susurro al igual que ella.
―Sí lo haces, Mike te hará uno de sus objetivos. Él la odia porque ella hizó que su mejor amigo fuera echado de la escuela, no te conviene meterte con ella ni con Mike. ¿Entiendes?
―¿Por qué echaron a ese amigo?
―Al parecer él compartió fotos intimas de ella, y ella lo denuncio, el director decidió echarlo.
―Pero eso está muy mal. No deberían apoyar a Mike―espeto.
Cada vez Mike me sorprende más, hasta dónde puede llegar su maldad con las personas.
―Muchos dicen que ella lo denunció por celos o por infidelidad, no sé sabe pero lo que dicen es que ella no era muy santa.
―¿Por qué hablas así de ella? Es una mujer, como nosotras.
―No la conozco, yo no estuve cuando sucedió todo. Te cuento los hechos, prefiero no opinar, y no involucrarme más con Mike. Si me disculpas tengo trabajo.
La frialdad con la que responde me cae como balde de agua fría, a ella no le importa siquiera pensar si eso paso o no, solo prefiere alejarse del peligro, y lo ha hecho muy mal porque acabo de la misma manera siendo objetivo de Mike.
Me genera demasiada impotencia saber que la escuela prefiere quedarse callado ante los abusos de Mike que enfrentarlo.
Me acerco sin hacer mucho ruido, no hay nadie cerca. Además no es como si Mike no me tuviera fichada ya a pesar de que quiere ser mi supuesto amigo. Le doy un golpecito en el hombro, parece dormida.
―Oye.
La chica se despierta asustada haciendo que el libro caiga de su cara, me arrodillo e intento tranquilizarla y hacerle señas para que no haga ruido.
―Lo siento. Solo quería ayudarte.
Sus ojos se abren del asombro, su cara está pálida, demasiado y ojeras oscuras surcan sus ojos. Noches sin dormir deduzco. Su cabello ondulado le llega hasta la cintura, es de un color negro pero se ve ópaco y sin vida. Su mirada solo indica miedo y nerviosismo. Esconde sus brazos bajo una enorme sudadera negra y sus pantalones enormes me dicen que lo último que quiere es que alguien la volteé a mirar. Ella niega repetidas veces y se levanta del suelo sin decir palabra. No mira atrás solo camina rápido hacia la salida intentando no tropezar.
―En serio quería ayudarte.
Ella necesita ayuda. Pero estoy casi segura que no la pedirá ni dejará que me acerque. Está tan acostumbrada al maltrato que creerá que yo también quiero reírme de ella. Es horrible todas esas cosas que rumorean acerca de ella y si miente. ¿Por qué no le creen? No luce como una mala persona, al contrario parece un alma perdida.
Me voy a mi siguiente hora de clase en cuánto suena el timbre, no logro concentrarme el resto de la mañana. Tengo demasiadas cosas en la cabeza y para colmo aún necesito averiguar sobre Leyla y dar rastro con ella. Intenté marcar su números pero no hubo respuesta, hoy le enviaré un correo esperando que siga en contacto. No puedo hablar de esto con nadie, Hero en estos momentos no está listo para escuchar problemas de otros y no tengo a nadie más a quién acudir. Podría hablar con Dylan pero el hecho de qué se haya comportado como un imbécil cuando yo solo quería arreglar las cosas lo tacha de la lista. No confío tanto en Dulce, y por supuesto que Ashley no es una opción. Solo queda mi tía, lo cuál puede parecer algo patético.
Al llegar a casa veo que Hero está junto a mí tía en la sala de la casa. Están pintando algo. Creí que encontraría a Hero en la cama deprimido y sin ganas de hacer nada, pero creo que es mejor de lo que pensaba.
―¿Qué están haciendo?
―Pintamos un hermoso paisaje. Mira que Hero resultó ser un gran artista.
Mi amigo intimidado por sus palabras solo se encoge en su puesto. En su lienzo veo un paisaje de una pradera y un atardecer.
―Se ve muy bonito.
―Gracias. Es un lugar que me da calma.
Asiento y sonrío, le hago señas a mi tía para que vaya a la cocina conmigo.
―Veo que se llevaron bastante bien
―Claro que sí, él es un gran chico. Es una pena que haya pasado por tanto.
―¿Te contó algo de por qué está aquí?
―Sí, bueno fueron palabras vagas. No me contó mucho acerca del tema.
Voy a la nevera y sirvo algo de jugo de naranja en un vaso, cuento por encima la situación y ella parece comprender.
―Es lo que sospechaba. En su casa había mucho maltrato. Es un chico bastante emocionalmente inestable, querida. ¿Crees que estará bien aquí?
Su pregunta me hace dudar. No creo tener las herramientas necesarias para ayudar a Hero, yo misma sigo siendo una carga emocional fuerte que todavía intento descifrar como manejar, pero él nunca ha ido a terapia y es más complejo, quizá ahí está la solución. Debe recibir ayuda profesional.
―Tienes razón, pero no puedo dejar que se vaya. Te prometo que conseguiré ayuda. Mientras tengo que pensar que le diré a mis padres.
―La verdad, Rosie.
―Está bien, lo haré.
Se que ninguno de los dos formará problema por esto, pero sé que me dirán que no puedo acogerlo sin pensar en las consecuencias. Lo que hicé fue bastante impulsivo y me dirán eso, está bien, pero recibiré todos los regaños con tal de que Hero se encuentra a salvo.
Voy a mi cuarto para ejecutar mi plan. Marco una vez más el número de Leyla, sigue sin haber respuesta. Sin embargo el hecho de que no esté apagado me da una esperanza. Voy hacia mi escritorio y enciendo mi computador. Por si acaso enviaré un mensaje desde mi correo y otro desde el de mi hermana, solo en caso de que por alguna razón ella no quiera saber acerca de Alysha o quizá no quiera levantar sospechas.
Digito un corto mensaje donde le explico que soy yo y que necesito que se comunique conmigo de inmediato.
Cierro el portátil justo en el momento exacto en el que siento los pasos de mi madre llegar hacia mi habitación
―Hija, tenemos que hablar. Tu tía me comentó acerca del chico...
―Sí, mamá por favor. Puede quedarse acá por un tiempo, es que no puede volver a su casa.
Ella se sienta en mi cama y yo sigo su acción.
―Está bien. Pero Rosie no podrá quedarse aquí por mucho, además sus padres, no sé en qué situación se encuentra pero estoy segura de que alguno vendrá.
―Mamá, su papá no puede importarle menos y su madrastra...ella lo trataba muy mal. Su vida era un infierno. Por ahora te prometo que lo mejor es que se quede aquí. Y si algo sucede me encargaré de solucionarlo.
―Está bien, confío en ti, lo sabes.
Mamá siempre ha sido comprensiva, pero en cierto sentido también es estricta y exigente, puedo entender por qué mi hermana decidió ocultar su secreto, además debo reconocer que yo soy más cercana a mamá de lo que era mi hermana. De hecho, mi hermana era mucho más reservada y ella era la mayor, nunca causaba problemas por lo que mis padres no la regañaban por nada ni se preocupaban por ellas, ellos siempre cuidaban más de mi que de ella.
―Oye por cierto, ¿dónde dormirá el chico? Siempre está la opción del sofá pero no me parece correcto.
―Puede dormir aquí―señalo un espacio al lado de mi cama―. Traeré mi colchoneta de acampar y le daré un par de cobijas.
―No sé si sea buena idea, Rosie. Es un chico.
Creo entender su comentario y la intención.
―Mamá―replico―. Somo amigos. Además recuerdas todas las veces que Dylan durmió aquí y jamás sucedió nada.
No sé por qué su nombre sale de mi boca pero es casi automático, al final y al cabo él hace parte de la mayoría de mis recuerdos.
―Era diferente, Rosie. Ustedes eran amigos de años.
Sí, pero también fuimos algo más.
―Lo sé, pero te prometo que no sucederá nada. Él es mi amigo y es muy respetuoso. No tendrás quejas―argumento―. Y no quiero tener que incomodar a ninguno de ustedes.
―Bien, así será. Te ayudaré a organizar todo.
―Gracias, mamá.
Cuando creo que ya se va a marchar me dedica una mirada que indica que quiere preguntarme algo más.
―Oye, ¿no has pensado en volver a intentar ser amiga de Dylan?
―De hecho lo intenté―murmuro y me recuesto en mi cama―. Quise acercarme pero tuvimos un pequeño conflicto hoy, no quiere hablarme.
―Vaya. Tienes que darle tiempo. Asimilar que estás aquí debe ser difícil para él.
―Lo sé. Y mi intención era disculparme pero cuando quise intentarlo solo me dejo de hablar. No quiere que me acerqué.
―Tranquila hija. Las cosas se solucionarán solas―me acaricia el cabello con ternura y me da un beso en la frente.
―Espero que si.
―Bien, iré a servir el almuerzo. Vamos a ver que nos preparo tu tía hoy.
Ambas reímos. Mi tía no es la mejor en la cocina pero lo intenta.
Cuando mamá está dispuesta a irse dirige su mirada donde está el celular de mi hermana. Su sonrisa se borra.
―Es el celular de...
―Alysha. Si, mamá.
Su cara palidece y trago saliva.
―Entraste a su cuarto―deduce y yo asiento.
Para ella ha sido difícil, no ha entrado allí en los últimos dos años. No ha tenido el valor de hacerlo.
―¿Estás bien?―me levanto de la cama y voy hacia ella.
―Es duro, Rosie. No he podido entrar allí, ¿sabes?
Me mira con una sonrisa triste.
―Algún día podrás entrar. A mi me tomo mucho tiempo.
Ella asiente y me da un abrazo fuerte. Aún le duele. Lo sé.
―Estarás bien, mamá. Todos estaremos bien.
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