Epílogo
Subo al autobús de la línea 35, me siento en mi lugar favorito y saco mi lectura para el trayecto. En la siguiente parada un chico moreno, alto y más guapo que un adonis se sube y busca con la mirada donde sentarse. El autobús está prácticamente vacío, pero en cuanto me ve se enciende en su mirada un brillo especial y empieza a caminar en mi dirección.
Se sienta en el asiento junto al mío y señala mi libro con un dedo perfecto.
-¿Quieres saber que estoy leyendo? – le pregunto con una sonrisa que solo guardo para él.
Él asiente despacio y se acerca más a mí hasta que su cabeza reposa en mi hombro y puede ver lo que leo.
-Es un libro nuevo, en realidad es un cuento un poco corto, pero tiene buena pinta – le explico.
-¿Cómo se titula? – me hace señas con sus manos.
-Línea 35 – le contesto.
Él abre los ojos como platos y mira el libro que tengo en las manos con renovado interés.
-Cuenta la historia de un chico que siempre se sentaba en el mismo sitio en el bus para ir a casa, y para pasar el rato leía un libro que era especial para él. En ese bus conoce a otro chico que leía por encima de su hombro, hasta que se conocen y entonces surge el amor entre ellos – le resumo.
-Parece interesante, sobre todo por el chico que leía sin que el otro lo supiera. Seguro que es muy guapo e inteligente – me dice con señas con una sonrisa que brilla más que el mismo sol.
-Bueno, no está mal, pero el chico que lee es guapo, valiente, dedicado y muyyyyy especial – le espeto.
-De eso estoy muy seguro – me dice mientras me besa en la sien.
Nos acomodamos para leer los dos juntos y esta vez nos bajamos en la misma parada, una que está cerca de donde vivimos los dos.
Ohm ha pasado un infierno personal con su enfermedad, pero yo decidí quedarme a su lado. Ahora su cuerpo está sanando y los médicos nos han dicho que está en remisión. Nunca volverá a hablar, pero a mí eso no me importa, Ohm tiene la capacidad de hacerse entender y entenderme sin casi palabras y así es como somos los dos juntos.
He acabado mi carrera de enfermería y hago prácticas en el hospital universitario en oncología. Es la especialidad más dura, pero es lo que quiero hacer y con el apoyo de mi madre y de Ohm sé que lo conseguiré.
Ohm ha terminado su carrera y ahora trabaja como ayudante en un estudio de la ciudad. Es muy bueno en lo que hace y le han dado un pequeño proyecto para que lo desarrolle por su cuenta. Soy feliz por él, porque cuando dibuja y diseña se relaja y su cara resplandece de dicha.
Vivimos juntos en un viejo almacén rehabilitado como vivienda, Ohm lo ha diseñado interiormente para que parezca un loft del Soho Neoyorquino y a mí me encanta nuestro primer nido de amor.
Lo amo, eso es algo que nunca dudé, su vida y la mía estaban destinadas a unirse y cada día que paso con él lo tengo más claro.
Hoy estoy agotado, la guardia ha sido larga y hemos perdido un paciente, así que no estoy muy contento. Ohm me prepara el baño, lo inunda de sales y me desviste poco a poco.
Siempre cuida de mí.
Él se quita la ropa y yo trepo por su cuerpo como un mono y me agarro a sus hombros y caderas. De esta guisa me lleva hasta nuestra bañera, me mete en ella y después me acompaña arrastrándome hasta que tengo mi cabeza en su pecho y sus largas piernas a mí alrededor.
Es de esta manera como quiero estar siempre, en esta nube de felicidad que Ohm crea para mí cuando yo no puedo más con la vida. Sus manos pacientes me lavan con cuidado, me acaricia suavemente y yo suspiro de placer. Después me besa con sus labios lentos sobre los míos, diciéndome sin palabras lo que significo para él, gritándome en silencio lo mucho que me ama.
No necesito nada más, en este momento vuelvo a renacer con nuevas energías, él tiene ese poder sobre mí.
Me revuelvo en la bañera para quedarme a horcajadas sobre su cuerpo perfecto. Beso, lamo y toco toda la piel que encuentro. Ohm aprieta mi culo con presteza y después me prepara para poder hacerme el amor. Lo necesito, tanto como respirar y él lo sabe muy bien.
Cuando siento que ya estoy en órbita atrapo su erección en mi mano haciéndolo sisear y después me siento sobre ella poco a poco. Es delicioso cuando su piel caliente y palpitante se abre paso hasta lo más profundo de mí.
Una vez estoy sentado sobre sus muslos uno mi boca con la suya en un beso demandante y lujurioso. Esa es mi forma de decirle que me folle con ganas, porque es lo que necesito ahora mismo, sentir la vida rugir por mis venas y por la suyas.
Ohm no me decepciona y empieza sus movimientos suaves al principio y salvajes a medida que pasa el tiempo. Alzo un poco mi cuerpo para dejarle espacio, y él me hace el amor con fuerza, con pasión y dedicación. No tardo mucho en correrme con su nombre en mis labios y él se entierra en mí profundamente cuando su clímax lo alcanza con una fuerza arrolladora.
Es perfecto, mi mundo imperfecto. Hemos pasado por mucho, pero aquí estamos diciéndole al mundo entero que cuando es con la persona indicada nada es lo suficientemente duro como para no poder superarlo juntos.
Para siempre juntos.
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