Es viernes por la noche y ya están todos en casa, tirados vagamente por alguna parte del piso decididos a aprovechar el largo fin de semana. Excepto por JiMin, cuya única preocupación es terminar de pintar sus uñas con el nuevo tono rosa que consiguió a través de una de sus noonas estilistas.

No pasa mucho antes de que YoonGi llegue a la habitación sólo para encontrarlo esperando pacientemente que el esmalte se seque mientras admira su trabajo con satisfacción.

—Es un lindo color. Te queda muy bien —halaga, y JiMin sonríe asintiendo.

—¿Quieres que te pinte? —pregunta de repente el menor, con ligereza, intentando hacerlo lucir como algo trivial como de hecho es.

JiMin puede ver el rastro de duda en YoonGi mientras este mira el esmalte y luego sus uñas, pero sigue esperando pacientemente, fingiendo que la respuesta no es importante, así YoonGi no se siente mal.

—Uhm... yo... está bien —acepta YoonGi finalmente, algo tímido, y se sienta frente a él. JiMin le sonríe y le da un suave beso mientras toma su mano.

—Eres hermoso, Yoon-Yoon —le susurra amoroso. YoonGi sólo resopla, pero él se está poniendo rojo.

Al final YoonGi no puede dejar de mirar sus manos con cierta fascinación y satisfacción. Y más tarde, él se duerme abrazado a JiMin, sintiéndose cálido por todas partes.