Fire (#3 especial halloween 2018)
Un par de frívolas manos rondaban entre su cuerpo, peludas y erizadas inclusive...duras que...empezaron a provocarle una dicha no vivida a pesar de sus 19.
No ha de arrepentirse, ¿Por qué ha de hacerlo?
¿Nunca te has imaginado rindiendo culto al icono de pecado?
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Su familia siempre le pidió no vagar en fechas tan "oscuras", meces en los que paganos celebraban el samhain, algo que ponía fin a la temporada de cosechas y daba inicio a un año nuevo.
Esa celebración puede ser inofensiva más no a ojos cristianos. Ellos jamás sabrían ni quisieran imaginar la oleada de atrocidades que se hacían durante la noche/madrugada...¿Exageración? Depende del lado que estés.
La rosada es una aventurera a su corta edad. Faltan unos días para que llegue a sus 19 y, su abuela y padre, la cuidan como una fruta a punto de ser cortada y bajada del árbol. No es puesto en duda la creencia de que los hombres son los principales en "cazar" mujer con la que han de vivir y reproducirse por el resto de su vida...Amy no piensa en ello, no lo ve tan mal como su familia lo hace.
Acompaña a su padre los miércoles a la iglesia, aquella capilla de madera que está en la colonia y en la que ha de viajar en carreta para poder dar sus oraciones y agradecimientos...
Hacerlo puede ser aburrido, pero termina de serlo cuando hayas acompañante.
Un erizo azabache de aspecto mayor a ella, unos tres o cuatro años más, no ha dejado de observarle con sus rubíes. Son compañeros en el mercado cuando van a vender ganado, ambos lo hacen y son competencia.
Se miran y ríen ingenuos, enamorados. Las palabras de su abuela de ella rondan salvajes siempre que lo ve: ¿Por qué estar con un hombre es tan peligroso, según ella? No lo entiende. Pero no significa que dejará de sentir ello cuando sus ojos claros se mezclan con el tono intenso de los de él.
—Los hombres son el diablo —narra la eriza mayor ya palidecida por los años—, ellos son los ojos del pecado que busca nuevas carnes que consumir.
—Abuela, ¿No se supone que Eva fue la tentada por la serpiente y la que evocó la decisión de Adan?
—Sí, pero los deseos carnales impuestos por Dios para la reproducción no son los mismos que cientos de machos desean de jóvenes vírgenes, como tú —La señala sin dejar los deberes domésticos de la granja; se haya repartiendo maíz por el suelo para las gallinas—. Cuidate de hombres mayores, ellos están marcados por la ornamenta del macho cabrio para dar una buena apaleada.
Que si bien podían ser palabras sabias para muchos a ella le dejaban un par de dudas. Sí, no puede dejar de lado esa sensación repugnante al creer que en efecto, resulta cierto. Pero, ¿y si no? ¿Y si existe una exagerada generalización?
Pronto nota que en efecto, hay excepciones.
Sus primeras palabras fueron al rezar al alba un domingo. Inclusive ella agradece que ha llegado a los 19 años de edad.
—Shadow, es un gusto, señorita.
—Amy, te conozco de...el mercado. —Ambos iniciaron una amistad algo oculta a ojos familiares, sobre todo de ella.
23 años no son más que un número para la pelirosa encantada. Su padre con las semanas se da cuenta de que sí, ella está enamorada. Perdida por la forma en que desea ir seguido a vender el ganado en vez de ya hacerse cargo de labores hogareñas.
—Quiero que tengas cuidado con ese muchacho, Amy.
—¿Por qué, padre? ¿Qué sabes de él? —Acaricia los borregos muy sutil y alegre.
—He visto que sus padres no van a la iglesia. Su familia no tiene buena reputación así qué...
—Padre, él va a la iglesia y pide por sus pecados. Es trabajador y no he visto que sea fisgón y mujeriego. Por favor no... —Suplica con el deseo de que su padre lo apruebe.
Y con algo de resentimiento lo hace, no dejando de descuidar la inocencia de su hija.
Pero los días hacen ver que en efecto, el erizo azabache es todo lo que su hija rosada le ha dicho. La única descontenta es la abuela porque, es mayor por cuatro años.
—A tu madre le asaltaron su virginidad por un hombre mayor. Lo peor fue que en la iglesia no le excomulgaron y perdonaron sus pecados —Amy se mantiene inexpresiva, que si es verdad da temor oír ello para ella—. ¿Te dije que alguien la vio en el bosque por estas fechas, retorciéndose con alimañas? Fue condenada, Amy, tú no puedes dejarte llevar por ellos.
—Ya basta, Abuela, por favor. —replica con nostalgia. Es imposible no dejar de lado su pasado familiar, pero, ¿por qué no ha de cambiarlo?
Esa semana se refugia con Shadow. Decide al fin contarle cómo es que su familia la procura en ese ámbito. Él lo entiende, aunque admite que con su hermana no es tan especial su familia pero eso no significa que no la quieran. Es su confidente numero uno en esa colonia, y en la granja...solo se mantiene sola.
Llegada la fecha de 30, llevan las últimas verduras y frutas al mercado, pues venderían hasta luego de siete días que iniciaran sus cosechas. Entre ambientes solubles y nada apapachadores, la pareja empieza a indagar entre palabras.
—¿Terminaste todas las calabazas? A mi me faltan tres —rio por notar que le ha ganado, más él sonríe victorioso, entrando en juego.
—Como mañana es Samhain seguro las ocupan, tú tranquila.
—Oye, ¿Tú crees todo eso? —inquiere en voz baja, no le gusta la idea de que sean oídos—, eso del bosque, las mujeres...
—¿Atrocidades lujuriosas en el bosque? ¿Crees que son mentiras? —Ella asiente algo disimulada porque, hasta los ojos de Shadow, inquisitores, le avergüenzan—. Deberíamos de descubrirlo.
—¿Lo dices en serio? —No grita para no llamar la atención, pero la idea le parece inconcebible.
—Es sólo una fecha. Amy, no pasa ni hacen nada, jaja por favor... —Tomarselo a la ligera como él le vendría bien, pero, ¿Es lo suficientemente curiosa para animarse?
En esa tarde el tema no toca más uso, pero no llega al fondo. Por la mañana, luego de haber ido a la iglesia, en el granero junto a él vuelven a lo mismo.
—Si vamos al bosque...no me dejarás sola, ¿Verdad?
—Amy, no haremos eso si temes por algo —Termina por amenazar neutral el erizo, tocando la melena de su acompañante—. Si tu curiosidad es mayor...vamos, me encargaré de prepararme.
Propuesta tan más extraña pero siendo para ella, es un sí. Ella quiere realmente averiguar y desmentir de una vez a su abuela porque, inclusive no puede dejar de soñar con la ocasión en que la sentencia de su la mayor sobre ella se cumpla.
Una vez la luna menguante se atasca en el cielo y prácticamente todo influyente de Dios se encierre con pavor por el manto estrellado y la nada perdonable oscuridad, ella se escapa por los rincones del establo para llegar al sendero con temor de no verle, pero sí, él ya la está esperando con un par de herramientas que pueden servir como armas físicas.
—No te separes, ¿De acuerdo?
—¿Sabes a dónde y como entrar al bosque? No hay un sendero clave. —La suavidad en su voz denota miedo, angustia por ver aquello a lo que todos temen: lo raro y desconocido.
—Sólo confía en mí. Ven. —Finaliza tomándola por su mano para que no se separen.
Falta poco para la media noche. El crujir de sus zapatos por las hojas y cada rama rozar por debajo de su atuendo largo, a la altura de sus tobillos, le produce escalofríos. Atraviesan grandes matas de arboles, de arbustos. El sendero se vuelve más y más lodoso por la humedad de la fecha y el frío gélido que cae por ser casi de madrugada...
Ella no puede tolerar tanta presión en tal circunstancia. Se arrepiente de lo que está haciendo y se hecha hacia atrás, jaloneando al azabache que se lleva un buen susto por el pánico de su pareja.
—Ey, vamos, tranquila.
—Esto está mal. Dios nos condenará porque estamos faltando a los diez compromisos, estamos faltando a Dios...
—¡Espera! —Rápidamente se zafa del agarre y retorna por donde cree su instinto, es el camino correcto.
Ahora oye y percibe más movimientos que no son sus pisadas. Animales e insectos le consternan los nervios porque cree...es señal divina de castigo y sufrimiento en ese retorno lamentable.
Se termina arrinconando en un árbol entre sollozos. Ya no oye los llamados de Shadow, lo ha abandonado y ella se ha perdido. El pánico crece y aunque intente Amy respirar de forma lenta le es imposible. No distingue mucho de su alrededor por la oscuridad y la luna...no resplandece como quisiera.
—Ayudame Jesus, ayudarme a redimir mi irresponsabilidad y mi falta de compromiso hacia ti... —Ora de forma baja, cerrando los ojos y pegada de frente al árbol frondoso, sujetándose de su corteza por ambas manos.
La noche no llama a nadie, nadie es víctima de ella más que de uno mismo...uno va a las sombras. Y es por ello, que tras minutos de fe la joven rosada logra encontrar una estabilidad suficiente para agudizar su oído y captar los llamados de Shadow. Su voz ronca comienza a ser su guía, pues confía en que una vez retorne a su lado podrán ambos volver a sus chozas, dejando la curiosidad para los débiles de fe en la noche de Samhain.
—¡Amy, querida! ¿Donde estás? —Oye una vez más. Cada vez más cerca.
—¡Ahí voy! —grita al aire; el bosque resuena con un eco.
Y una neblina por la hora cubre sus pies. Tropieza un poco pero ni el fango le impiden seguir adelante. Distingue una luz rojiza que, Shadow seguramente ha producido fuego para que sea más fácil de ver entre tanta oscuridad. Más no es una simple antorcha la que comienza a distinguir, sino una fogata inmensa.
Detiene su andar a costado de matorrales. Encuentra a más personas de las que, una de ella distingue bien, es la hermana menor de Shadow. Otras dos adultas sin ropas están sentadas de pies cruzados a los márgenes del fuego que, a sido limitado por piedras.
Esas llamas danzantes resultan juego hipnótico y alentador en Amy. Las múltiples sensaciones que penetran sus ojos con tan solo ver semejantes flamas imponentes no le permiten moverse...a ella le gusta, tanto como para desprender una sonrisa llamativa.
—¿Todavía crees que aquí hay atrocidades? —Sublime ronquera en su oído no le estremece, más gira un poco para ver a su costado un rostro peludo y afilado de lo que bien sabe, es una cabra mayor por la barba rebosante que cuelga y desciende a su papada—. Encuentra la mejor celebración de cualquier ser con vida...estás invitada.
—Gracias... —responde con volumen bajo.
Siendo empujada por aquél que le acaricia cerca de su cuello... Su pelaje blanco en pecho vuelve, junto a sus facciones finas y orejas esbeltas de erizo sin olvidar las betas rojizas...los pequeños cuernos retorcidos se quedan su frente.
La hermana empieza a golpear un son sobre un cubo armado con pieles indistintas. Aquel son la hace balsear de forma sutil y boba por los alrededores de la fogata. El viento golpeaba pero el frío ni se siente; ni porque sus prendas van siendo retiradas de arriba a abajo por Shadow.
Cuando la melodía va resonando más y más el tiempo empieza a ser cada vez más lento. Ya no solo el oscuro baila junto a Amy, sino que también las otras mujeres algo mayores rodean al erizo rebosante que, golpea con sus pezuñas ahora visibles la tierra cual zapateo.
¿Cómo se siente bailar junto al diablo por sólo una noche?
Y en plena alba, sin pavor, la eriza joven fue testigo y confidente de por vida de aquél macho. Aducida por sus deseos y placeres, levita junto a las otras tres, sintiendo el éxtasis de la energía siendo una bruja novicia de su nuevo dios.
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