La Lucha Interna de Anti-Venom

El parque donde Lincoln se encontraba charlando con su versión mayor era un remanso de paz, un lugar donde el aire fresco cargado con el aroma de flores recién florecidas le permitía pensar con claridad. Los árboles, altos y majestuosos, proyectaban sombras que danzaban suavemente sobre la hierba verde bajo la luz cálida del sol. El canto de los pájaros y el murmullo del viento parecían formar una melodía perfecta, como si todo el entorno supiera que este era un momento crucial para Lincoln.

Frente a él, sentado en el mismo banco de madera desgastada, estaba su contraparte de otro universo, un hombre que reflejaba una versión más madura y tranquila de sí mismo. Con cada palabra que compartían, Lincoln sentía que estaba obteniendo una visión de lo que podría ser su futuro, o al menos, una posibilidad de lo que podría llegar a ser.

Lincoln (Original): (mirando con atención la expresión calmada de su contraparte) No puedo evitar preguntarme cómo llegaste a este punto. ¿Cómo decidiste alejarte de esa vida de lucha constante? Porque, siendo sincero, no veo cómo podría dejar atrás esa parte de mí. Es como si estuviera grabada en mis huesos.

El Lincoln mayor, con una sonrisa que hablaba de años de sabiduría acumulada, se apoyó en el respaldo del banco y miró hacia el cielo azul.

Lincoln (Variante): (reflexionando) No fue algo que sucediera de la noche a la mañana. Viví muchos años creyendo que la única forma de proteger a los que amaba era manteniéndome en la batalla, siempre un paso adelante de cualquier amenaza. Pero con el tiempo, empecé a darme cuenta de que estaba perdiendo algo importante. Cada pelea, cada misión, me alejaba un poco más de la vida que realmente quería vivir. Y cuando conocí a Gwen, algo dentro de mí cambió. Ella me mostró que había más en la vida que simplemente luchar. Ella fue mi ancla en un mundo que parecía no tener fin.

Lincoln asintió lentamente, digiriendo cada palabra. Sabía que su propia vida había sido una serie de batallas, tanto internas como externas, y escuchar a esta versión de sí mismo hablar con tanta convicción sobre el cambio lo dejó pensativo.

Lincoln (Original): (con un tono serio) Es difícil imaginarme en esa situación. He visto y hecho cosas que no me enorgullecen, pero siempre las he justificado como necesarias para proteger a los que amo. Pero... ¿cómo supiste que era el momento de dejar todo eso atrás?

El Lincoln mayor cerró los ojos por un momento, como si estuviera reviviendo un recuerdo lejano pero poderoso.

Lincoln (Variante): (con serenidad) Hubo un momento, uno que lo cambió todo. Estaba en una misión, una de esas en las que sabes que podrías no regresar. Estaba rodeado de caos, y por un instante, vi mi vida pasar ante mis ojos. Vi todo lo que había logrado, pero también vi todo lo que había perdido. Y me di cuenta de que si seguía por ese camino, perdería a Gwen, la única persona que me había dado una razón para querer vivir más allá de la batalla. Decidí que no podía permitir que eso sucediera. A partir de ese momento, comencé a hacer cambios, pequeños al principio, pero cada uno me acercaba más a la vida que realmente deseaba.

Lincoln sintió un nudo en la garganta. No podía imaginar lo que sería perder algo tan valioso como lo que este Lincoln había encontrado. Pero al mismo tiempo, no podía evitar sentir que estaba atrapado en un ciclo interminable de lucha, uno del que no sabía si podría escapar.

Lincoln (Original): (con un tono más suave) He conocido otras versiones de mí mismo. Algunas han encontrado la paz, como tú. Otras... siguen peleando, como el Lincoln Yoriichi, el cazador de demonios. Es un guerrero, alguien que nunca se detiene, siempre buscando la próxima batalla. Y aunque respeto su fuerza, no sé si quiero vivir así para siempre. Pero también me asusta la idea de dejar de pelear. Es lo único que he conocido.

El Lincoln mayor lo miró con comprensión, su expresión suave y paternal.

Lincoln (Variante): (con empatía) Entiendo tu miedo. Dejar la pelea atrás no significa olvidar quién eres. Significa encontrar un nuevo propósito, uno que te llene tanto como lo hizo la batalla alguna vez. Para mí, fue Gwen y la familia que construimos juntos. Para ti, puede ser otra cosa. Lo importante es recordar que la fuerza no solo proviene de las batallas que libras, sino también de las que decides no librar. A veces, la mayor valentía es permitirte ser feliz, permitirte amar y ser amado.

Lincoln dejó que esas palabras resonaran en su mente. No era fácil aceptar la idea de dejar ir la lucha, pero en lo profundo de su ser, sabía que no quería pasar el resto de su vida solo, siempre en guardia, siempre esperando el próximo golpe.

Lincoln (Original): (con gratitud) Has dado mucho en qué pensar. Tal vez... tal vez no sea necesario estar siempre luchando para ser fuerte. Tal vez hay otras formas de demostrar fortaleza.

Lincoln (Variante): (sonriendo cálidamente) Exactamente. La fortaleza no se trata solo de enfrentar amenazas físicas. Se trata de enfrentar la vida misma con coraje, de encontrar un equilibrio entre proteger a los que amas y vivir una vida que te haga feliz. No te apresures a tomar una decisión, pero cuando llegue el momento, sabrás qué camino es el correcto para ti.

Lincoln se quedó en silencio por un momento, absorbiendo todo lo que había escuchado. Las imágenes de su propia vida, de las batallas que había librado y las que aún quedaban por venir, comenzaron a desdibujarse en su mente. Tal vez, pensó, era posible encontrar un camino diferente, uno que no implicara siempre estar en el frente de la batalla.

Lincoln (Original): (sonriendo ligeramente) Gracias por hablar conmigo. Es extraño decirlo, pero creo que necesitaba escuchar esto de alguien que entiende exactamente lo que estoy viviendo.

Lincoln (Variante): (con una risa suave) Es lo menos que puedo hacer por mí mismo. Recuerda, no importa cuántos universos haya, siempre hay una versión de ti que ha encontrado la paz. Si lo he logrado aquí, tú también puedes hacerlo.

Lincoln se levantó del banco, mirando una vez más a su contraparte mayor. Había una serenidad en los ojos de ese hombre, una calma que irradiaba confianza y seguridad. Lincoln sabía que estaba ante una versión de sí mismo que había encontrado algo mucho más valioso que cualquier victoria en batalla: la felicidad.

Lincoln (Original): (con determinación) Cuida de Gwen, y cuida de ti mismo. Espero algún día poder decir lo mismo que tú, que encontré la vida que siempre quise.

Lincoln (Variante): (asintiendo) Estoy seguro de que lo harás. Hasta entonces, sigue adelante, y no tengas miedo de buscar lo que realmente deseas. Nos vemos en otro tiempo, otra vida, o tal vez en otro universo.

Lincoln dio un paso atrás, sabiendo que su tiempo en este universo estaba terminando. Pero esta vez, no sentía la misma incertidumbre que antes. Había encontrado algo que lo motivaba, una visión de lo que podría ser, y eso le daba fuerzas para seguir adelante.

Mientras el parque comenzaba a desvanecerse a su alrededor, Lincoln cerró los ojos, permitiéndose un momento de paz antes de regresar a su propia realidad. Con una nueva determinación y un renovado sentido de propósito, se preparó para enfrentar lo que viniera, sabiendo que, sin importar qué, tenía la capacidad de encontrar su propio camino hacia la felicidad.

Mientras Lincoln flotaba en el vacío entre los universos, el espacio se curvaba y torcía a su alrededor, formando un caleidoscopio de luces y sombras que se deslizaban por su visión periférica. A lo lejos, comenzaban a aparecer destellos de energía que se arremolinaban y se expandían como portales entre las dimensiones. Era un espectáculo fascinante y aterrador al mismo tiempo, una manifestación física de la vastedad del multiverso.

De repente, Lincoln notó que no estaba solo en este extraño limbo entre realidades. A su alrededor, versiones de sí mismo emergían de diferentes direcciones, cada uno sosteniendo un portal que brillaba con una energía única. Algunos portales eran dorados y resplandecientes, otros eran oscuros y tenebrosos, pero todos parecían vibrar con un poder inmenso.

Una versión de Lincoln, que vestía un traje destrozado, con barba y cicatrices profundas en su rostro, se acercó a él. Su mirada era seria, sus ojos, oscuros por las experiencias vividas. Parecía cansado, pero aún irradiaba una fuerza inquebrantable.

Lincoln (Versión Postapocalíptica): (con voz grave y autoritaria) Escucha bien, si quieres regresar a tu universo, no te muevas ni un milímetro. Mantén la calma y deja que el hechizo que activaste siga su curso. Si te mueves, aunque sea un poco, podrías terminar en otro universo, y créeme, no querrás eso.

Lincoln miró a esta versión de sí mismo, intrigado por su advertencia, pero también desconcertado.

Lincoln (Original): (confundido) ¿Qué te pasó? Pareces... bueno, diferente. ¿Qué universo es el tuyo?

El otro Lincoln dejó escapar un suspiro cansado y cruzó los brazos, como si no quisiera recordar, pero sabía que debía compartir su experiencia.

Lincoln (Versión Postapocalíptica): (con resignación) Terminé en un universo donde todo se fue al infierno. Los humanos se convirtieron en zombies, criaturas sin mente que solo buscan devorar todo a su paso. Y yo... yo terminé siendo una especie de Joel Miller, de 'The Last of Us'. Cada día es una lucha por sobrevivir, y la peor parte es que no hay escapatoria. El lugar está completamente destruido, y lo poco que queda de la civilización es... bueno, apenas se le puede llamar así.

Lincoln tragó saliva, sintiendo una ola de empatía por esta versión de sí mismo. La idea de vivir en un mundo tan devastado, enfrentando horrores inimaginables, era más de lo que podría soportar.

Lincoln (Original): (con preocupación) Eso suena... horrible. ¿No hay manera de escapar de allí?

Lincoln (Versión Postapocalíptica): (con una media sonrisa) Créeme, lo intenté. Pero las reglas de ese universo son diferentes. Los portales son inestables, y las pocas veces que logré abrir uno, me llevaron a lugares aún peores. Por eso te advierto, no te muevas. Deja que el hechizo te guíe de vuelta a tu propio universo. No quieres terminar en un lugar como el mío.

Lincoln asintió, entendiendo la gravedad de la situación. Este no era un simple juego de saltar entre realidades; cada universo tenía sus propios peligros, y cualquier error podría llevarlo a un destino peor que la muerte.

Mientras permanecía inmóvil, observando cómo otras versiones de sí mismo manipulaban los portales, otro Lincoln, con una armadura brillante y una espada en la mano, pasó a su lado, dándole una rápida mirada antes de entrar en su propio portal. Parecía como salido de una épica historia de fantasía, un guerrero que había visto incontables batallas.

Lincoln (Versión Guerrero): (con voz firme) Buena suerte. Recuerda, cada universo es diferente, y no todos son tan benevolentes como el tuyo.

Lincoln observó cómo esta versión se desvanecía en el resplandor de su portal, dejándolo una vez más con el Lincoln postapocalíptico. El vacío se sentía menos intimidante ahora, pero aún estaba lleno de incertidumbre.

Lincoln (Original): (con seriedad) Gracias por el consejo. Y... lo siento por lo que estás pasando. Espero que encuentres una forma de escapar algún día.

El Lincoln postapocalíptico asintió, pero su sonrisa amarga indicaba que no tenía muchas esperanzas.

Lincoln (Versión Postapocalíptica): (con un tono suave) Gracias, pero he aprendido a aceptar mi destino. Solo... cuídate. No todos los Lincolns tienen tanta suerte como tú.

Con esas palabras, el Lincoln postapocalíptico se desvaneció en la oscuridad, dejando a Lincoln solo en el vacío, esperando que el hechizo lo guiara de vuelta a casa. Los destellos de luz alrededor de él comenzaron a intensificarse, y sintió una suave atracción, como si algo lo estuviera empujando hacia su destino.

Mientras cerraba los ojos y dejaba que la magia lo transportara, Lincoln no podía dejar de pensar en las palabras de su contraparte. El multiverso era vasto y lleno de posibilidades, algunas maravillosas y otras aterradoras. Pero por ahora, su lugar estaba en su propio universo, enfrentando sus propios desafíos. Y aunque la idea de un destino tan oscuro como el de su versión postapocalíptica lo aterrorizaba, también le daba una nueva perspectiva sobre su vida y las decisiones que tomaría en el futuro.

Cuando Lincoln finalmente aterrizó en su universo, el familiar entorno de Nueva York lo recibió como un viejo amigo. El bullicio de la ciudad, las luces brillantes, y el sonido distante del tráfico nocturno lo reconfortaron. Sin embargo, antes de que pudiera sumergirse en sus pensamientos, una figura conocida apareció frente a él.

Era el Doctor, vestido con su característico abrigo largo y una expresión de tranquila curiosidad en su rostro. Parecía haber estado esperando pacientemente a que Lincoln regresara.

Doctor: (con una ligera sonrisa) Ah, Lincoln, justo a tiempo. ¿Cómo te fue en tu pequeña excursión por el multiverso? ¿Te encontraste con algo interesante?

Lincoln, todavía asimilando todo lo que había visto, asintió lentamente. Las imágenes de los diferentes universos, especialmente el encuentro con sus versiones alternativas, aún resonaban en su mente.

Lincoln: (con una mezcla de emoción y seriedad) Sí, fue... interesante, por decirlo suavemente. No es todos los días que te encuentras con versiones de ti mismo, algunas de las cuales han vivido vidas muy distintas. Pero, honestamente, me gustaría tener la oportunidad de explorar más. Hay tanto que aprender, tanto que ver.

El Doctor levantó una ceja, su expresión se tornó ligeramente más seria. Su tono seguía siendo amable, pero con un matiz de advertencia.

Doctor: (con cautela) Entiendo tu curiosidad, Lincoln. Pero debemos ser cuidadosos. Te hice este favor porque sé lo importante que es para ti entender el multiverso, pero... parece que nuestra pequeña travesura no pasó desapercibida.

Lincoln frunció el ceño, intrigado.

Lincoln: (con curiosidad) ¿A qué te refieres?

El Doctor suspiró, cruzando los brazos mientras hablaba.

Doctor: (con una expresión pensativa) Me temo que, debido a nuestra incursión, una agencia llamada la TVA, la Autoridad de Variación Temporal, me contactó. Su trabajo es asegurarse de que los multiversos no entren en colisión entre sí. Son... bastante estrictos en cuanto a las reglas del tiempo y el espacio. Y, bueno, me pidieron amablemente que no te permitiera viajar de nuevo por un tiempo.

Lincoln parpadeó, sorprendido. Aunque no era la primera vez que escuchaba sobre la TVA, no esperaba que su pequeño viaje llamara tanto la atención.

Lincoln: (incrédulo) ¿En serio? ¿Es tan grave?

Doctor: (asintiendo) No es que lo que hicimos fuera desastroso, pero... los riesgos son mayores de lo que crees. Cada vez que un ser viaja a través de los universos, existe la posibilidad de crear una colisión, una convergencia entre realidades que podría desatar el caos. La TVA no quiere que eso ocurra. Y yo, sinceramente, tampoco.

Lincoln asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Aunque la emoción de explorar otros universos era tentadora, sabía que no podía ignorar las posibles consecuencias.

Lincoln: (con un suspiro) Lo entiendo. Supongo que tendré que ser paciente.

El Doctor sonrió de nuevo, esta vez con un toque de alivio en sus ojos.

Doctor: (con amabilidad) Exactamente. Habrá otras oportunidades, pero por ahora, es mejor que permanezcas en tu propio universo. Hay muchas cosas aquí que necesitan tu atención, después de todo.

Lincoln no pudo evitar sonreír ante la verdad de esas palabras. Su universo, con todos sus problemas y desafíos, seguía siendo su hogar. Y aunque la posibilidad de explorar otros mundos siempre estaría en su mente, sabía que no debía apresurarse.

Lincoln: (con determinación) Tienes razón. Hay mucho que hacer aquí. Y cuando llegue el momento, tal vez podamos intentarlo de nuevo.

El Doctor asintió, satisfecho con la respuesta de Lincoln. Con un gesto de despedida, comenzó a alejarse, pero no sin antes lanzar una última advertencia amistosa.

Doctor: (sonriendo) Recuerda, Lincoln: la curiosidad es una cosa maravillosa, pero la paciencia es igual de valiosa. Mantén un equilibrio, y quién sabe, quizás un día puedas ver todos los universos que deseas. Pero por ahora... bienvenido de nuevo a casa.

Lincoln observó cómo el Doctor se desvanecía en la multitud de Nueva York, dejándolo solo con sus pensamientos. A pesar de la advertencia, no pudo evitar sentirse afortunado por la experiencia que había tenido. Y mientras caminaba por las calles iluminadas, sintió una nueva determinación en su corazón. Había aprendido mucho de su viaje, y sabía que esas lecciones lo harían más fuerte en su propio universo.

Después de todo, cada universo tiene su propio camino, y Lincoln estaba listo para enfrentar el suyo, un paso a la vez.

Mientras Lincoln caminaba por las calles de Nueva York, absorto en sus pensamientos, algo importante cruzó por su mente. Había un asunto pendiente que no podía dejar pasar: los simbiontes de Navidad. En la batalla reciente, los héroes que lo habían ayudado usaron a Spot para enviar los simbiontes a las bases de los Cuatro Fantásticos y a la Mansión de los Vengadores. Si no se resolvía la situación, esos simbiontes podrían causar un problema grave.

Decidido a tomar acción, Lincoln se dirigió a la Torre Baxter, hogar de los Cuatro Fantásticos. Sabía que allí podría encontrar respuestas. Subió hasta el último piso, donde lo recibió la elegante Sue Storm, también conocida como la Mujer Invisible. Sin embargo, la recepción no fue tan cálida como hubiera esperado.

Sue Storm: (con un tono frío) ¿Qué estás haciendo aquí, Lincoln? No creas que he olvidado las cosas que has hecho.

Lincoln se detuvo, notando la tensión en la voz de Sue. Aunque sabía que tenía una reputación problemática, no estaba allí para causar problemas. Alzó las manos en un gesto de paz.

Lincoln: (calmado) No vengo a pelear, Sue. Solo necesito hablar con Reed. Hay algo importante que debemos resolver.

Sue lo miró con desconfianza, pero finalmente decidió llevarlo al laboratorio de Reed Richards. Mientras lo guiaba por los pasillos de la torre, Lincoln no pudo evitar notar lo hermosa que era Sue, algo que lo llevó a una reflexión involuntaria.

Lincoln: (pensando para sí mismo) ¿Cómo es posible que Reed, teniendo a alguien tan increíble como Sue, pase tanto tiempo encerrado en su laboratorio?

Cuando llegaron al laboratorio, Sue señaló hacia la puerta cerrada.

Sue Storm: (con un tono distante) Reed está ahí dentro, como siempre. Espero que tengas una buena razón para estar aquí, Lincoln.

Lincoln asintió, agradecido por la información, pero antes de entrar, no pudo evitar hacer un comentario, tratando de aliviar un poco la tensión.

Lincoln: (con una sonrisa irónica) Debo admitir, Sue, siempre me he preguntado cómo es que alguien tan brillante como Reed se las arregla para quedarse atrapado en su laboratorio cuando tiene algo tan asombroso afuera.

Sue se cruzó de brazos, con una ligera sonrisa que suavizó su expresión.

Sue Storm: (con un suspiro) Reed es... Reed. A veces, su genialidad lo consume, pero sé que siempre lo hace por el bien de todos. Aunque debo admitir que a veces desearía que viera lo que tiene justo frente a él.

Lincoln asintió, comprendiendo más de lo que decía. Sabía que Reed era un hombre dedicado a su trabajo, pero también sabía lo importante que era encontrar un equilibrio entre lo profesional y lo personal.

Lincoln: (con sinceridad) Entiendo. Bueno, intentaré no quitarle demasiado tiempo.

Sue asintió, y Lincoln se dirigió hacia la puerta del laboratorio. Mientras la abría, no pudo evitar pensar en lo que había dicho. Reed Richards era uno de los hombres más inteligentes del planeta, pero incluso los genios necesitaban recordar lo que realmente importaba en la vida.

Al entrar en el laboratorio, Lincoln vio a Reed Richards completamente absorto en sus experimentos, como de costumbre. Reed estaba rodeado de una multitud de equipos científicos y pantallas llenas de datos complejos. Lincoln, con el objetivo claro en mente, decidió no molestar demasiado; solo quería tomar las cápsulas con los simbiontes y salir de allí lo más rápido posible. Se acercó silenciosamente a la mesa donde estaban los contenedores que albergaban los simbiontes.

Justo cuando Lincoln estaba a punto de tomar las cápsulas, una voz seria y firme lo detuvo.

Reed Richards: (sin apartar la vista de su trabajo) Lincoln... ¿qué crees que estás haciendo?

Lincoln se detuvo y levantó la mirada, viendo cómo Reed finalmente se giraba para enfrentarlo. A pesar de estar inmerso en su trabajo, parecía que Reed había estado consciente de su presencia desde el momento en que entró.

Reed Richards: (con un tono frío) Te advertí la última vez que nunca volvieras a acercarte a la Torre Baxter. ¿Qué parte de eso no entendiste?

Lincoln, sin mostrar mucha preocupación por la advertencia de Reed, simplemente se encogió de hombros. No tenía interés en discutir o causar problemas; solo quería llevarse los simbiontes.

Lincoln: (desinteresado) Tranquilo, Reed. Solo estoy aquí para llevarme estos simbiontes. No planeo causar ningún problema.

Reed frunció el ceño, claramente molesto por la actitud despreocupada de Lincoln.

Reed Richards: (con severidad) Estoy experimentando con ellos por una razón, Lincoln. Estos simbiontes son peligrosos, y no deberían estar sueltos. Sabes lo que pueden hacer si no se controlan adecuadamente.

Lincoln asintió, entendiendo los riesgos, pero aún así no se dejó intimidar. Se acercó más a las cápsulas, decidido a cumplir su objetivo.

Lincoln: (con calma) Lo sé, Reed. Pero lo que deberías estar haciendo es prestar más atención a Sue, no a estos simbiontes. Créeme, un par de simbiontes no son tan importantes como lo que tienes en casa.

Reed parpadeó, sorprendido por el comentario de Lincoln. No era común que alguien cuestionara sus prioridades, y mucho menos alguien como Lincoln. El científico intentó formular una respuesta, pero las palabras no llegaron de inmediato.

Reed Richards: (confundido) ¿Qué estás diciendo?

Lincoln esbozó una pequeña sonrisa, sin dejar de mirar las cápsulas.

Lincoln: (con un tono serio) Estoy diciendo que, por muy importante que sea tu trabajo, hay cosas que son aún más valiosas. Sue te necesita, Reed. No solo como científico, sino como esposo. Y creo que lo sabes, solo que a veces lo olvidas.

Reed se quedó en silencio, procesando lo que Lincoln acababa de decir. Lincoln aprovechó el momento para tomar las cápsulas y guardarlas en su equipo, listo para irse. Sabía que había tocado un tema sensible, pero no tenía intención de profundizar más en ello.

Lincoln: (con una leve inclinación de cabeza) Cuida de lo que realmente importa, Reed. Yo me encargaré de los simbiontes.

Sin esperar una respuesta, Lincoln se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida del laboratorio. Reed lo observó, todavía sorprendido por la conversación. Aunque siempre había considerado a Lincoln como un anti-héroe peligroso y difícil de tratar, en ese momento, no pudo evitar sentir que había una verdad en sus palabras que no podía ignorar.

Mientras la puerta se cerraba detrás de Lincoln, Reed quedó solo en su laboratorio, reflexionando sobre lo que acababa de escuchar. A veces, la genialidad podía cegar a una persona de lo que realmente importaba, y tal vez era hora de que él mismo hiciera algunos cambios en su vida.

Mientras Lincoln se alejaba del laboratorio con los simbiontes en su poder, escuchó pasos ligeros detrás de él. Al girar la cabeza, vio a Sue Storm siguiéndolo. Aunque sabía que ella no estaba del todo contenta con su presencia en la Torre Baxter, también podía ver que tenía curiosidad, o quizás preocupación, en su mirada.

Sue Storm: (con un tono inquisitivo) Lincoln, ¿qué piensas hacer con esos simbiontes? Sabes que Reed los estaba estudiando por una razón.

Lincoln se detuvo y se giró hacia ella, sosteniendo las cápsulas con los simbiontes en su mano.

Lincoln: (con un tono calmado) Sue, entiendo la preocupación, pero estos simbiontes son mi responsabilidad. No planeo soltarlos ni causar problemas. Solo estoy llevándolos a un lugar seguro.

Sue frunció el ceño, todavía no completamente convencida.

Sue Storm: (con seriedad) No es solo eso. Quiero saber qué estás planeando. Esto no es algo que puedas manejar a la ligera, Lincoln. Estos simbiontes son peligrosos.

Lincoln sonrió levemente, reconociendo su preocupación genuina.

Lincoln: (con un tono tranquilizador) Lo sé, y por eso los estoy sacando de aquí. Pero no te preocupes por mí. Lo que deberías hacer es hablar con Reed. Creo que le di algo en qué pensar. Podría ser el momento perfecto para que ustedes dos hablen, de verdad.

Sue pareció considerar sus palabras, su expresión suavizándose un poco. A pesar de sus reservas hacia Lincoln, sabía que él no era alguien que hablara sin razón.

Sue Storm: (con un tono más suave) Está bien, Lincoln. Haré lo que dices, pero... cuida de esos simbiontes.

Lincoln asintió y se dio la vuelta para seguir su camino, pero apenas había avanzado unos pasos cuando se topó con Ben Grimm, mejor conocido como La Mole. A diferencia de Sue, Ben siempre había sido más directo y no tenía reparos en mostrar su desconfianza hacia Lincoln.

La Mole: (con los brazos cruzados y una mirada dura) ¿Y tú a dónde crees que vas con eso, albino?

Lincoln sabía que Ben no estaba ahí para darle una cálida despedida, pero decidió no provocarlo.

Lincoln: (con un tono neutral) Solo me llevo estos simbiontes lejos de aquí, Ben. Nada más.

La Mole frunció el ceño, claramente no satisfecho con esa respuesta, pero antes de que pudiera decir algo más, Lincoln notó una figura que se aproximaba rápidamente por el pasillo. Era Johnny Storm, la Antorcha Humana, y solo un vistazo a su expresión le hizo saber a Lincoln que no estaba de humor para charlas amigables.

Johnny Storm: (con el ceño fruncido y voz enfadada) ¡Lincoln! ¡Tenemos un asunto pendiente!

Sin perder tiempo, Lincoln se giró y comenzó a caminar más rápido, casi corriendo, mientras Johnny lo perseguía.

Lincoln: (pensando en voz alta mientras aceleraba el paso) Oh, genial. Aquí vamos otra vez...

Johnny estaba furioso por lo que Gwenpool había hecho. Hace unas semanas, Gwen, en uno de sus momentos de travesura, había cambiado el traje de Johnny por uno barato y de baja calidad. Cuando Johnny, sin darse cuenta del cambio, había encendido sus poderes, el traje se había incinerado en cuestión de segundos, dejándolo completamente desnudo en medio de Nueva York. El incidente había sido un desastre para la reputación de Johnny, y desde entonces, él había estado buscando a Gwen para vengarse. Pero como todos sabían que Lincoln vivía con Gwen, Johnny había decidido que Lincoln era igualmente culpable.

Johnny Storm: (gritando mientras lo perseguía) ¡Eso no fue divertido, Lincoln! ¡Dile a tu novia que se prepare porque esto no se va a quedar así!

Lincoln sabía que no tenía sentido intentar explicarle a Johnny en ese momento, así que simplemente siguió corriendo, buscando una salida rápida de la Torre Baxter.

Mientras tanto, Ben Grimm observaba la escena con una mezcla de confusión y diversión. No podía evitar sonreír al ver a Johnny tan enfurecido.

La Mole: (gritando en dirección a Lincoln) ¡Corre, Lincoln, corre! Y tal vez quieras conseguirle un mejor traje a tu amiga la próxima vez.

Lincoln logró llegar a un ascensor justo a tiempo y presionó el botón para cerrar las puertas mientras Johnny seguía lanzando amenazas al otro lado del pasillo. Mientras el ascensor comenzaba a bajar, Lincoln suspiró, sabiendo que tendría que encontrar una manera de calmar a Johnny más tarde... o, al menos, mantener a Gwenpool lejos de él por un tiempo.

Lincoln: (hablando para sí mismo) ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?

El ascensor descendió rápidamente, y Lincoln se preparó para salir de la Torre Baxter lo más rápido posible, sabiendo que su día estaba lejos de terminar.

Cuando la puerta del ascensor se abrió, Lincoln esperaba ver la moderna recepción de la Torre Baxter, pero en lugar de eso, se encontró mirando un largo y oscuro pasillo de piedra, iluminado tenuemente por antorchas. Las paredes estaban adornadas con tapices antiguos y armaduras medievales, y el aire tenía un toque de frialdad que contrastaba con el calor y la luz de Nueva York. Lincoln parpadeó, confuso, intentando comprender lo que acababa de suceder.

Lincoln: (murmurando para sí mismo) ¿Qué demonios...?

Dio unos pasos hacia adelante, sus botas resonando en el suelo de piedra, y se acercó a una ventana cercana. Al mirar por ella, su confusión aumentó. En lugar de los rascacielos y el tráfico de la ciudad, vio un vasto paisaje montañoso cubierto de nubes grises y, en el centro de todo, un imponente castillo que dominaba el horizonte. No había duda: estaba en Latveria, el reino del infame Doctor Doom.

Lincoln: (frunciendo el ceño) ¿Cómo diablos terminé aquí?

Antes de que pudiera analizar más lo que estaba ocurriendo, un suave zumbido llenó el aire a su lado. Lincoln giró rápidamente, preparado para lo peor, pero lo que encontró no fue una amenaza. Un elegante robot mayordomo, con un diseño claramente inspirado en el estilo de la corte europea, estaba de pie junto a él. El robot, con un cuerpo metálico pulido y ojos brillantes, extendió una bandeja de plata hacia Lincoln, en la que reposaba una copa de cristal llena de un líquido burbujeante de color ámbar.

Robot Mayordomo: (con una voz educada y cortés) Bienvenido al castillo Doom, señor. ¿Le gustaría una bebida para calmarse?

Lincoln levantó una ceja, todavía desconcertado por la situación, pero tomó la copa con cautela. Olfateó el contenido antes de dar un sorbo pequeño. El líquido era sorprendentemente refrescante, con un toque de amargor y dulzura.

Lincoln: (sin quitar la vista del robot) ¿Dónde está Doom? ¿Y cómo llegué aquí?

El robot hizo una ligera inclinación, mostrando deferencia.

Robot Mayordomo: Su excelencia, el Doctor Doom, estará con usted en breve. Respecto a cómo llegó aquí, podría decirse que es una... invitación especial. Pero no se preocupe, señor, todo se le explicará en su debido momento.

Lincoln frunció el ceño, sin estar completamente convencido. Sabía que Doom era un hombre de recursos, capaz de manipular la realidad y la tecnología a su antojo, pero la idea de ser transportado sin su consentimiento no le sentaba bien. Aun así, decidió jugar el juego, al menos hasta que entendiera mejor la situación.

Lincoln: (bebiendo otro sorbo) Bien, robot. Dile a tu jefe que no tengo tiempo para juegos. Si quiere hablar, que lo haga rápido.

El robot mayordomo inclinó la cabeza nuevamente y, con un suave zumbido, comenzó a guiar a Lincoln por el pasillo hacia una gran puerta de madera labrada con intrincados detalles. Al llegar, el robot se detuvo y la puerta se abrió con un crujido, revelando una enorme sala de tronos. En el fondo, sentado en un trono de hierro negro con detalles dorados, estaba el mismísimo Doctor Doom, con su característica armadura verde y su máscara metálica que reflejaba la luz de las antorchas.

Doctor Doom: (con una voz resonante) Bienvenido, Lincoln. Me alegra ver que aceptaste mi... invitación.

Lincoln avanzó hacia el centro de la sala, con los ojos fijos en Doom, sin dejar que su desconfianza se reflejara en su postura.

Lincoln: (con un tono firme) Doom, no sé qué truco usaste para traerme aquí, pero no tengo tiempo para tus juegos. ¿Qué quieres?

Doom se inclinó ligeramente hacia adelante en su trono, su máscara ocultando cualquier emoción.

Doctor Doom: (con una voz calculadora) No es un truco, Lincoln. Es una muestra de mi poder y... mi interés. He estado observando tus movimientos, tus decisiones, y veo un potencial en ti que pocos tienen. Pero también veo... peligro. Un peligro que podría beneficiarnos a ambos, o destruirnos.

Lincoln lo miró fijamente, intentando descifrar sus intenciones. Sabía que Doom no hacía nada sin una razón, y si estaba siendo cordial, había algo más grande en juego.

Lincoln: (con una mirada penetrante) Si tienes algo que decir, dilo ya. No me gustan los rodeos.

Doom sonrió ligeramente bajo su máscara, como si hubiera esperado esa respuesta.

Doctor Doom: (con un tono más bajo) Muy bien, Lincoln. Lo que quiero es simple: una alianza. Una alianza para aprovechar el poder de esos simbiontes que llevas contigo, y para protegernos de las amenazas que acechan en el horizonte. Amenazas que, créeme, ni tú puedes enfrentar solo.

Lincoln sintió una mezcla de curiosidad y sospecha. Doom no era alguien en quien confiar a la ligera, pero tampoco era alguien que se moviera sin razón. Tenía que pensar cuidadosamente en su próximo movimiento.

Lincoln: (mirándolo a los ojos) Habla. Estoy escuchando. Pero que quede claro, Doom: no estoy aquí para ser tu peón.

Doom soltó una risa suave, pero fría.

Doctor Doom: (con un tono serio) Oh, Lincoln, te aseguro que si esto funciona, no serás un peón. Serás un rey.

Lincoln frunció el ceño, dudando por un momento. Conocía a Doom lo suficiente como para saber que siempre tenía segundas intenciones. Además, había un motivo personal que le hacía desconfiar aún más. Recordó aquella vez cuando Gwenpool, en una de sus típicas travesuras, había pintado de rosa la armadura de Doom, humillándolo públicamente. Desde entonces, había habido cierta tensión entre Doom y Gwen, y Lincoln no podía evitar pensar que esto podría ser una forma de vengarse de ella a través de él.

Lincoln: (con una sonrisa sarcástica) ¿Esto es por lo del traje, verdad? ¿Todavía estás resentido porque Gwen te dejó como una muñeca Barbie?

Doom permaneció inmóvil, su máscara imperturbable como siempre, pero sus ojos destellaron con una intensidad fría.

Doctor Doom: (con voz grave) Esto no es un juego, Lincoln. Estoy hablando en serio. Las amenazas que se avecinan no pueden ser enfrentadas por un solo hombre, ni siquiera por uno con tu... habilidad. Pero si no puedes ver más allá de tu arrogancia, entonces quizás me equivoqué contigo.

Lincoln lo miró fijamente, evaluando sus palabras. Había una seriedad en la voz de Doom que le hizo reconsiderar, aunque fuera por un momento. Pero no lo suficiente.

Lincoln: (negando con la cabeza) No lo haré. Ya tengo suficientes problemas con la confianza de la gente. Nadie confía en mí, y aliarme contigo solo empeoraría las cosas. No soy un peón en tu juego.

Lincoln se giró para irse, decidido a dejar el castillo y regresar a su propio mundo. Pero antes de que pudiera dar un paso más, un destello de luz azul llenó la sala. De repente, sintió un dolor agudo que recorrió su cuerpo, dejándolo paralizado. Un rayo de energía lo había atrapado, inmovilizándolo en el acto.

Lincoln: (con voz tensa) ¿Qué...?

No tuvo tiempo de terminar la frase antes de que el rayo lo levantara del suelo, su cuerpo temblando por la energía que lo recorría. Con un estruendo ensordecedor, el rayo lo lanzó violentamente hacia arriba, atravesando el techo del castillo como si fuera de papel. Fragmentos de piedra y metal cayeron a su alrededor mientras era disparado hacia el cielo nocturno.

Lincoln apenas pudo orientarse mientras volaba hacia arriba, el frío viento azotando su rostro. Finalmente, el rayo lo soltó, dejándolo caer en la parte superior del castillo, sobre una de las torres más altas. Cayó pesadamente sobre el duro suelo de piedra, jadeando mientras intentaba recuperar el aliento.

Lincoln: (tosiendo) Maldito Doom...

Se levantó lentamente, con el cuerpo aún temblando por el impacto. Al mirar hacia abajo, vio el enorme agujero que había dejado en el techo y la figura de Doom observándolo desde abajo. A pesar de la distancia, Lincoln podía sentir la mirada fría y calculadora del villano clavada en él.

Doctor Doom: (desde abajo, con voz resonante) Lincoln, tus habilidades son impresionantes, pero nunca subestimes el poder de Doom. Si decides no unirte a mí, entonces estás solo. No habrá más advertencias.

Lincoln lo miró con furia, pero sabía que ahora no era el momento de enfrentarse a Doom. Necesitaba recuperar los simbiontes y salir de allí antes de que las cosas empeoraran. Sin embargo, algo en el tono de Doom le preocupaba. La amenaza que mencionaba... ¿Podría ser real?

Con ese pensamiento en mente, Lincoln se preparó para descender de la torre, consciente de que la situación se había vuelto mucho más complicada de lo que había anticipado.

Lincoln frunció el ceño, dudando por un momento. Conocía a Doom lo suficiente como para saber que siempre tenía segundas intenciones. Además, había un motivo personal que le hacía desconfiar aún más. Recordó aquella vez cuando Gwenpool, en una de sus típicas travesuras, había pintado de rosa la armadura de Doom, humillándolo públicamente. Desde entonces, había habido cierta tensión entre Doom y Gwen, y Lincoln no podía evitar pensar que esto podría ser una forma de vengarse de ella a través de él.

Lincoln: (con una sonrisa sarcástica) ¿Esto es por lo del traje, verdad? ¿Todavía estás resentido porque Gwen te dejó como una muñeca Barbie?

Doom permaneció inmóvil, su máscara imperturbable como siempre, pero sus ojos destellaron con una intensidad fría.

Doctor Doom: (con voz grave) Esto no es un juego, Lincoln. Estoy hablando en serio. Las amenazas que se avecinan no pueden ser enfrentadas por un solo hombre, ni siquiera por uno con tu... habilidad. Pero si no puedes ver más allá de tu arrogancia, entonces quizás me equivoqué contigo.

Lincoln lo miró fijamente, evaluando sus palabras. Había una seriedad en la voz de Doom que le hizo reconsiderar, aunque fuera por un momento. Pero no lo suficiente.

Lincoln: (negando con la cabeza) No lo haré. Ya tengo suficientes problemas con la confianza de la gente. Nadie confía en mí, y aliarme contigo solo empeoraría las cosas. No soy un peón en tu juego.

Lincoln se giró para irse, decidido a dejar el castillo y regresar a su propio mundo. Pero antes de que pudiera dar un paso más, un destello de luz azul llenó la sala. De repente, sintió un dolor agudo que recorrió su cuerpo, dejándolo paralizado. Un rayo de energía lo había atrapado, inmovilizándolo en el acto.

Lincoln: (con voz tensa) ¿Qué...?

No tuvo tiempo de terminar la frase antes de que el rayo lo levantara del suelo, su cuerpo temblando por la energía que lo recorría. Con un estruendo ensordecedor, el rayo lo lanzó violentamente hacia arriba, atravesando el techo del castillo como si fuera de papel. Fragmentos de piedra y metal cayeron a su alrededor mientras era disparado hacia el cielo nocturno.

Lincoln apenas pudo orientarse mientras volaba hacia arriba, el frío viento azotando su rostro. Finalmente, el rayo lo soltó, dejándolo caer en la parte superior del castillo, sobre una de las torres más altas. Cayó pesadamente sobre el duro suelo de piedra, jadeando mientras intentaba recuperar el aliento.

Lincoln: (tosiendo) Maldito Doom...

Se levantó lentamente, con el cuerpo aún temblando por el impacto. Al mirar hacia abajo, vio el enorme agujero que había dejado en el techo y la figura de Doom observándolo desde abajo. A pesar de la distancia, Lincoln podía sentir la mirada fría y calculadora del villano clavada en él.

Doctor Doom: (desde abajo, con voz resonante) Lincoln, tus habilidades son impresionantes, pero nunca subestimes el poder de Doom. Si decides no unirte a mí, entonces estás solo. No habrá más advertencias.

Lincoln lo miró con furia, pero sabía que ahora no era el momento de enfrentarse a Doom. Necesitaba recuperar los simbiontes y salir de allí antes de que las cosas empeoraran. Sin embargo, algo en el tono de Doom le preocupaba. La amenaza que mencionaba... ¿Podría ser real?

Con ese pensamiento en mente, Lincoln se preparó para descender de la torre, consciente de que la situación se había vuelto mucho más complicada de lo que había anticipado.

Lincoln y Doctor Voodoo emergieron del portal, pero en lugar de regresar al lugar seguro que Lincoln esperaba, se encontraron de nuevo en la Torre Baxter. La familiaridad del entorno lo hizo fruncir el ceño con frustración. Se giró hacia Voodoo, arrepentido y consciente del error que había cometido al no asegurarse de que todas las cápsulas con simbiontes estuvieran a salvo.

Lincoln: (con un suspiro de exasperación) ¡No puede ser! Dejé una de las cápsulas en Latveria... ¡maldita sea!

Doctor Voodoo lo miró con calma, entendiendo la gravedad de la situación. Antes de que pudiera responder, Sue Storm apareció en la entrada de la sala, habiendo escuchado lo que Lincoln dijo.

Sue Storm: (con preocupación y urgencia) Lincoln, si vuelves a Latveria... Doom no tendrá piedad. Te matará. No sabes lo peligroso que es en su propio territorio.

Lincoln, obstinado y determinado, se giró hacia Sue con una mirada decidida.

Lincoln: (con firmeza) No puedo dejar que Doom se quede con esa cápsula. Si lo hace, no puedo imaginar el caos que podría desatar. No me importa lo que pase conmigo. Debo asegurarme de que ese simbionte no caiga en sus manos.

Sue trató de detenerlo, pero sabía que la determinación de Lincoln era inquebrantable. Aun así, intentó una vez más hacerle reconsiderar.

Sue Storm: (insistiendo) ¡Lincoln, piénsalo! ¡Doom es despiadado y Latveria es su reino! Si regresas, estarás entrando en una trampa. ¡No te enfrentaste a su verdadero poder antes!

Lincoln, sin embargo, no iba a cambiar de opinión. Volteó hacia Doctor Voodoo, quien también parecía reticente a llevarlo de vuelta, pero comprendía la importancia de la misión.

Lincoln: (con voz firme) Voodoo, necesito volver. No puedo dejar que Doom tenga esa cápsula. No se trata solo de mí... se trata de evitar que el mundo enfrente un mal aún mayor.

Doctor Voodoo asintió lentamente, reconociendo la urgencia en la voz de Lincoln. Con un movimiento de su mano, abrió un portal hacia Latveria una vez más.

Doctor Voodoo: (con tono solemne) Entiendo tu deseo de corregir este error, pero sé prudente. Doom es más peligroso de lo que imaginas.

Lincoln asintió y dio un paso hacia el portal. Antes de cruzarlo, se detuvo por un momento y miró a Sue, quien lo observaba con una mezcla de preocupación y desesperación.

Lincoln: (con una media sonrisa) Gracias, Sue. Pero no te preocupes por mí. Siempre encuentro una salida.

Y con eso, Lincoln se lanzó a través del portal, regresando a la peligrosa Latveria, sabiendo que lo que le esperaba no sería fácil. Doom no permitiría que escapara tan fácilmente esta vez. La batalla que estaba por enfrentar podría ser la más difícil de su vida.

El portal se cerró detrás de Lincoln con un retumbar ominoso, dejándolo en el corazón de Latveria. Antes de que pudiera siquiera reagruparse, un destello de luz verde atravesó el aire, y una descarga eléctrica lo golpeó con fuerza. Era Victor Von Doom, que no solo había anticipado el regreso de Lincoln, sino que también estaba preparado para recibirlo con una furia implacable.

Doom: (con voz autoritaria y fría) ¡Sabía que volverías! No hay escape para ti, Lincoln.

Las máquinas de Doom se movilizaron, disparando rayos y misiles hacia Lincoln mientras el villano se acercaba con un aura de poder y control absoluto. Lincoln, bajo la presión y la furia, sintió cómo su instinto de supervivencia tomaba el control. El simbionte Anti-Venom, detectando la amenaza y el peligro, comenzó a expandirse y a intensificarse, haciendo que Lincoln se transformara en una masa creciente de fuerza y furia.

Lincoln: (gruñendo mientras se transforma) ¡No puedo dejar que te lleves esa cápsula, Doom!

El aire a su alrededor parecía vibrar con la intensidad de la pelea. Los golpes entre Lincoln y Doom resonaban como truenos, cada uno llevando el peso de su propia desesperación y determinación. Doom lanzó una serie de ataques tecnológicos, desde campos de fuerza hasta rayos devastadores, pero Lincoln, impulsado por su creciente fuerza y la furia del simbionte, no se dejó detener.

La batalla se volvió una danza caótica de destrucción. Los escombros de la Torre de Doom volaban por los aires mientras los dos combatientes se enfrentaban en una lucha brutal y sin cuartel. Lincoln, ahora una figura casi monstruosa en su forma de Anti-Venom, se movía con una agilidad y ferocidad que lo hacía parecer una bestia. Sus ataques se volvieron más implacables, cada movimiento cargado con la desesperación de proteger lo que quedaba del simbionte.

Doom: (gritando sobre el estruendo) ¡Eres un necio, Lincoln! ¡Tu destrucción solo traerá tu propia caída!

Pero Lincoln estaba más allá de las palabras. Su mente estaba nublada por el instinto y la furia. Las máquinas de Doom intentaron contenerlo, pero él las destrozó con una fuerza descomunal, desintegrando partes de su armamento con cada golpe. Su tamaño y poder aumentaron con cada momento que pasaba, su forma de Anti-Venom se haciendo más dominante y aterradora.

Lincoln: (rugiendo con una voz distorsionada) ¡No te quedes con lo que no te pertenece, Doom!

El suelo temblaba bajo la batalla, y la furia de Lincoln parecía imparable. Doom, consciente de que estaba perdiendo terreno, decidió activar uno de sus mecanismos más destructivos, una máquina que parecía un cañón de energía concentrada, dispuesta a acabar con Lincoln de una vez por todas.

Doom: (con voz decidida) ¡Este será tu fin!

Pero antes de que Doom pudiera disparar, Lincoln se lanzó hacia él, rompiendo a través de las defensas de la máquina con un grito de furia y desafío. Su ataque fue devastador, y el enfrentamiento alcanzó su clímax en una explosión de energía y caos.

En medio del estruendo, Doom fue arrojado hacia un costado, sus máquinas desactivadas y el campo de batalla reducido a escombros y humo. Lincoln, agotado pero victorioso, se quedó en pie entre los restos de lo que alguna vez fue una formidable fortaleza. Su forma de Anti-Venom comenzó a disminuir gradualmente, regresando a una apariencia más humana, aunque aún visible el desgaste de la intensa batalla.

Lincoln: (respirando con dificultad) No dejaré que te salgas con la tuya, Doom. La cápsula se queda conmigo.

Con Doom tambaleándose y tratando de recuperar su compostura, Lincoln recogió la cápsula restante. Sabía que esta victoria era solo un paso en una lucha mucho más grande. Se volvió hacia el horizonte de Latveria, consciente de que la batalla no había terminado, pero sintiendo una pequeña victoria en medio del caos.

La batalla parecía haber llegado a su clímax, pero en un giro inesperado, Doom logró atravesar a Lincoln con una espada brillante y pulsante, cargada con la energía corrupta de Mr. Negative. La espada, forjada en el crisol de la oscuridad, brillaba con una luz macabra que resonaba con el poder del simbionte.

Lincoln: (sorprendido, con voz débil) ¿Cómo...?

Doom se aproximó, su rostro oculto detrás de la máscara de metal, pero su tono era uno de triunfante malicia.

Doom: (con voz triunfante) Esta espada fue una creación conjunta con Martin Li, cuando él y Norman Osborn ayudaron a forjar el simbionte Anti-Venom. La energía de Mr. Negative puede acabar con lo que el simbionte intenta reparar. No eres una excepción.

Lincoln cayó al suelo, el dolor intenso y la visión borrosa. El simbionte Anti-Venom, que siempre había sido su aliado, parecía incapaz de hacer frente a la energía corrupta que se estaba desintegrando en su cuerpo. Las habilidades regenerativas del simbionte estaban bloqueadas, su capacidad de sanar y resistir se desmoronaba rápidamente bajo la influencia de la espada.

Doom: (observando con satisfacción) Esta es la caída de un antihéroe. Pensaste que podías desafiarme sin consecuencias. Mira lo que has logrado.

Lincoln, con la espada aún clavada en su abdomen, se giró lentamente hacia Doom. La ira y el dolor se mezclaban en su rostro, pero su determinación no se había desvanecido. Con un esfuerzo casi sobrehumano, Lincoln empezó a agarrar el mango de la espada con ambas manos. El simbionte intentaba ayudar, pero la corrupción de la energía era demasiado fuerte.

Lincoln: (gruñendo con esfuerzo) No... no te lo permitiré...

Con un rugido primitivo, una mezcla de furia y desesperación, Lincoln se esforzó por retirar la espada de su cuerpo. La energía negra de Mr. Negative chisporroteaba alrededor del arma mientras él la sacaba lentamente, con un esfuerzo que parecía desgarrar su ser interno. Cada pulgada de la espada que sacaba de su cuerpo era un tormento, pero su voluntad era más fuerte que el dolor.

Doom: (mirando con incredulidad) ¿Cómo...?

Finalmente, con un último esfuerzo y un grito casi animal, Lincoln logró sacar la espada completamente de su cuerpo. El simbionte intentó estabilizar su forma, pero el daño era extenso y la energía corrupta aún persistía. Lincoln cayó al suelo, su respiración pesada y su cuerpo temblando, mientras Doom observaba con una mezcla de sorpresa y frustración.

Lincoln: (con voz rasposa, apenas audible) No... puedo... dejarte ganar...

Doom: (desafiante) ¡Tu resistencia es admirable, pero inútil! Estás acabado, Lincoln.

A pesar de su estado crítico, Lincoln logró mirar a Doom con una expresión de feroz determinación. La batalla no había terminado para él, pero ahora, en este estado debilitado, necesitaba encontrar una manera de seguir luchando, o al menos asegurarse de que Doom no ganara fácilmente. Cada latido era una prueba, cada respiración un recordatorio de su propia fragilidad, pero también de su inquebrantable espíritu.

Mientras el simbionte intentaba luchar contra el efecto de la espada, Lincoln sabía que la batalla estaba lejos de terminar. Su desafío no era solo contra Doom, sino contra las fuerzas que amenazaban con destruir todo lo que había trabajado por proteger.

El castillo de Doom se convirtió en un escenario de caos y desesperación. La figura de Lincoln, debilitada y ensangrentada, estaba siendo golpeada implacablemente por Doom. Cada golpe parecía ser más devastador que el anterior, y la incapacidad del simbionte para regenerarse agravaba su sufrimiento.

Doom: (golpeando a Lincoln) ¡Tu resistencia es patética! ¡Este es tu final!

Los golpes de Doom eran contundentes, y la sangre de Lincoln comenzaba a salpicarse por el suelo. Cada impacto parecía desgarrar tanto su cuerpo como su espíritu, y el simbionte se tambaleaba al borde de la desintegración total. Lincoln se defendía de manera ineficaz, apenas pudiendo levantar los brazos para bloquear algunos de los ataques.

La situación parecía desesperada. Lincoln, sintiendo que su vida se desvanecía, aceptaba el hecho de que su tiempo estaba llegando a su fin. Su visión se volvía borrosa y su mente luchaba por mantenerse despierta.

De repente, una mano familiar intervino en el caos. La Mole, junto con el resto de los Cuatro Fantásticos y el Doctor Voodoo, apareció en el fragor de la batalla. Voodoo había abierto otro portal, y el grupo llegó para una intervención dramática.

La Mole: (rugiendo) ¡Suéltalo, Doom!

La Mole, con su fuerza imponente, golpeó a Doom con un puñetazo que lo hizo tambalear hacia atrás. Los Cuatro Fantásticos, con Sue Storm, Johnny Storm y Reed Richards, se movieron rápidamente hacia Lincoln.

Sue Storm: (con preocupación) ¡Lincoln! ¡Tenemos que sacarte de aquí!

Johnny Storm estaba visiblemente agitado, mientras Reed Richards comenzaba a trabajar en una solución rápida para estabilizar la situación. Los Cuatro Fantásticos no estaban allí para pelear, sino para llevarse a Lincoln, quien yacía en el suelo, apenas consciente.

Johnny Storm: (mirando a Lincoln) ¿Qué demonios le hicieron?

Reed Richards: (revisando a Lincoln) Necesitamos sacarlo de aquí y estabilizarlo antes de que sea demasiado tarde.

Con una rapidez que contrastaba con la violencia de la pelea, el grupo empezó a arrastrar a Lincoln hacia el portal que Voodoo había abierto. Mientras tanto, Lincoln, a duras penas consciente, notó una de las cápsulas que Doom había dejado en el laboratorio. Sin pensarlo dos veces, usó el último aliento de su simbionte para enfrentarse a la cápsula y destruir al simbionte dentro de ella.

Lincoln: (con voz débil) No... no puedo... dejar que Doom lo tenga...

Con un esfuerzo titánico, Lincoln usó el simbionte para atacar la cápsula y desintegrar el simbionte que contenía. La cápsula estalló en una serie de explosiones que arrojaron fragmentos y energía por todo el laboratorio, mientras Lincoln se tambaleaba de dolor y agotamiento.

Doom: (gritando mientras observa el caos) ¡No! ¡No puedes hacer esto!

Mientras Doom se dirigía hacia el caos, los Cuatro Fantásticos y Voodoo lograron sacar a Lincoln a través del portal. La Mole levantó a Lincoln con cuidado, mientras que Sue Storm usaba sus poderes para protegerlos del fuego cruzado.

Reed Richards: (mientras supervisa el traslado) ¡Rápido, tenemos que salir de aquí!

Con una última mirada desafiante a Doom, Lincoln fue arrastrado a través del portal, dejando atrás el castillo y la furia de Doom. Al otro lado, en un lugar más seguro, el grupo comenzó a estabilizar a Lincoln y a atender sus heridas. La batalla estaba lejos de terminar, pero al menos Lincoln estaba fuera de la amenaza inmediata.

Sue Storm: (consolando a Lincoln) Vamos a ayudarte. Estás a salvo ahora.

Lincoln, a pesar de su dolor y debilidad, sabía que su lucha no había terminado. El simbionte había hecho su último sacrificio para evitar que Doom obtuviera el poder que deseaba, y ahora Lincoln debía enfrentar las consecuencias de esa decisión mientras intentaba recuperarse y prepararse para lo que vendría a continuación.

Lincoln se despertó con un dolor punzante que le recorría todo el cuerpo. Sus ojos se abrieron lentamente, y lo primero que notó fue la intensidad del dolor y el entorno clínico en el que se encontraba. Se hallaba acostado en una camilla, rodeado por un equipo de médicos y científicos que estaban examinando la espada con la que Doom lo había atacado.

Sue Storm: (mirando con preocupación) Lincoln, por favor, quédate quieto. No hagas movimientos bruscos.

Sue estaba de pie junto a la camilla, con una expresión de preocupación y alivio. Tony Stark y Reed Richards estaban al lado de la espada, examinándola cuidadosamente con una variedad de instrumentos.

Tony Stark: (observando la espada) Esta cosa está cargada con la energía de Mr. Negative. Es increíblemente peligrosa. No me sorprende que haya podido atravesarte.

Reed Richards: (concentrado en el análisis) Sí, y parece que la tecnología detrás de ella es extremadamente avanzada. Es probable que Doom haya estado trabajando en esto durante mucho tiempo.

Lincoln intentó levantarse, pero el dolor lo hizo retroceder. Miró hacia un lado y vio su simbionte, que estaba guardado en una cápsula de contención especial. El simbionte estaba inmovilizado y parecía casi inerte, lo que causó una sensación de desesperanza en Lincoln.

Lincoln: (con voz débil) No... no me dejen...

Sue, al ver la lucha de Lincoln, se acercó para intentar calmarlo.

Sue Storm: (con voz suave) Lincoln, no te muevas. Estás en un estado muy delicado. Necesitas descansar para recuperarte.

A pesar de sus esfuerzos, Lincoln extendió la mano hacia la cápsula del simbionte, tratando de alcanzar su compañero, aunque la distancia era demasiado grande.

Lincoln: (suplicante) ¡Simbionte... sé fuerte!

Aunque el simbionte no era consciente en ese momento, Lincoln sentía una conexión profunda con él, un vínculo que se había forjado a lo largo de muchas batallas y desafíos.

Tony Stark: (mirando a Lincoln) La verdad es que tu simbionte está en una cápsula de contención para evitar que cause más problemas mientras se recupera. Está demasiado dañado ahora mismo para interactuar.

Reed Richards: (ajustando los sensores) Estamos tratando de estabilizar su condición. El daño que sufriste es severo, y necesitarás tiempo para recuperarte.

Lincoln se esforzaba por mantener los ojos abiertos, aunque la debilidad era abrumadora. Sue le tomaba la mano con ternura, intentando transmitirle un poco de calma y apoyo.

Sue Storm: (con voz reconfortante) Estás a salvo aquí. Vamos a hacer todo lo posible para ayudarte. Solo tienes que descansar ahora.

Mientras los científicos seguían examinando la espada, tratando de entender su funcionamiento y cómo pudo infligir tanto daño, Lincoln se dio cuenta de que su lucha no había terminado. A pesar del dolor y la debilidad, sabía que debía seguir adelante. Había enfrentado a Doom y había evitado que el simbionte cayera en sus manos. Aunque ahora estaba herido y débil, aún había más batallas por librar y un futuro incierto que enfrentar.

Lincoln: (en un susurro) Gracias... por ayudarme...

Sue le dio una sonrisa cálida y asintió. Tony y Reed continuaron su trabajo, y el ambiente en la sala estaba cargado de tensión y determinación. Aunque Lincoln estaba en una situación crítica, la presencia de los Cuatro Fantásticos y Tony Stark le ofrecía una chispa de esperanza.

Sue Storm: (con firmeza) Vas a salir de esta. Estamos aquí para ti, y no te vamos a dejar solo.

Con estas palabras de aliento, Lincoln cerró los ojos y permitió que el cansancio lo envolviera, sabiendo que su recuperación estaba en marcha y que el apoyo de sus aliados sería crucial para enfrentar lo que viniera a continuación.

Lincoln estaba a punto de rendirse al agotamiento y al dolor, dejando que el sueño lo arrastrara hacia la inconsciencia, cuando algo llamó su atención. A través del velo de la somnolencia, escuchó fragmentos de una conversación entre Tony y Reed, que lo hicieron despertar bruscamente.

Tony Stark: (en voz baja, pero firme) No podemos seguir dejando que Anti-Venom corra libre. Si logramos separarlo de Lincoln, podríamos ponerle fin de una vez por todas.

Reed Richards: (asintiendo) Es demasiado peligroso. Hemos visto de lo que es capaz. Podría causar una catástrofe si no lo contenemos.

El corazón de Lincoln comenzó a latir con fuerza. No podía permitir que se quedaran con el simbionte, no solo porque era el único que podía controlarlo, sino porque sabía que sus intenciones eran poner fin a Anti-Venom para siempre. Eso significaría el fin de una parte esencial de él, la parte que lo había mantenido vivo en las peores situaciones.

Sue Storm: (preocupada) Lincoln, necesitas descansar... no te preocupes por esto ahora...

Pero Lincoln no podía ignorar lo que había oído. Con una determinación que superaba su dolor, comenzó a moverse. Aunque su cuerpo estaba débil y cada movimiento le causaba una agonía indescriptible, su voluntad era inquebrantable. Se levantó de la camilla, tambaleándose, mientras Sue intentaba detenerlo.

Sue Storm: (alarmada) ¡Lincoln, detente! ¡No estás en condiciones!

Pero él no escuchaba. Con un grito de esfuerzo y furia, Lincoln levantó su mano y golpeó el cristal que contenía al simbionte. El vidrio se agrietó bajo la fuerza de su golpe, y, a pesar de que Tony y Reed intentaron intervenir, fue demasiado tarde. El simbionte, sintiendo la llamada de su huésped, comenzó a moverse.

Tony Stark: (en shock) ¡Lincoln, no lo hagas!

Reed Richards: ¡Aléjate del simbionte, te va a destruir!

Lincoln no iba a retroceder. El simbionte salió de la cápsula como una masa blanca y pulsante, y antes de que los presentes pudieran reaccionar, el simbionte comenzó a fusionarse con ellos, uno por uno. En cuestión de segundos, el simbionte pasó de Reed a Tony, y luego a Sue, envolviéndolos en su sustancia viscosa, mientras su energía regenerativa se alimentaba de sus cuerpos para fortalecerse.

Sue Storm: (luchando contra la fusión) ¡Lincoln, esto no es...!

Pero el simbionte no se detuvo. Finalmente, llegó a Lincoln, envolviéndolo por completo en un torbellino de energía blanca. Al instante, Lincoln sintió cómo su cuerpo se regeneraba, curando cada herida, cada daño infligido por Doom. La energía del simbionte lo invadió, revitalizándolo y fusionándose con él en un vínculo más fuerte que nunca.

Lincoln: (con una voz ahora amplificada y resonante) No dejaré que me lo quiten... ¡Anti-Venom es parte de mí!

El cuerpo de Lincoln brillaba con una luz intensa mientras se transformaba, una vez más, en Anti-Venom. El simbionte había vuelto a él, más fuerte que antes, regenerando su cuerpo y su espíritu. La sensación de poder que recorría su cuerpo era abrumadora, y en ese momento, Lincoln supo que nadie podría separarlos.

Tony Stark: (recuperando la compostura) Esto no es lo que queríamos... ¡Lincoln, detente!

Reed Richards: (preocupado) ¡No sabemos las consecuencias de esta fusión después de lo que Doom te hizo!

Pero Lincoln no estaba dispuesto a escuchar razones. Había recuperado su fuerza, y ahora, con Anti-Venom completamente restaurado, se sentía más poderoso y decidido que nunca. Se dio cuenta de que, aunque Tony y Reed tenían buenas intenciones, no entendían lo que significaba para él perder al simbionte. Anti-Venom era su protector, su compañero, y la única cosa que lo había mantenido vivo en un mundo que constantemente intentaba destruirlo.

Lincoln: (con firmeza) No soy un experimento para que jueguen con él. No voy a permitir que me quiten a Anti-Venom... nunca.

Con esas palabras, Lincoln, ahora completamente fusionado con Anti-Venom, comenzó a caminar hacia la salida, dejando atrás a los Cuatro Fantásticos y a Tony Stark. Sabía que no podía quedarse allí, no mientras ellos intentaran separarlo de su simbionte. Y aunque Sue lo llamaba con preocupación, Lincoln ya había tomado su decisión.

Su misión era clara: proteger a Anti-Venom a cualquier costo, incluso si eso significaba enfrentarse a aquellos que alguna vez consideró aliados.

La habitación se llenó de una tensión palpable cuando Lincoln, con Anti-Venom completamente fusionado con él, enfrentó a Tony Stark. La furia de Tony era evidente, sus ojos brillaban con una mezcla de frustración e incredulidad. No podía creer la arrogancia de Lincoln, quien ahora estaba cuestionando sus acciones con una intensidad inesperada.

Tony Stark: (con voz firme y llena de ira) ¡No puedes simplemente tomar lo que quieras y esperar que no haya consecuencias, Lincoln! Este simbionte es una amenaza, ¡y tú no eres invulnerable!

Lincoln: (con una mirada desafiante) ¿Consecuencias? ¿Cómo las que tú intentaste evitar cuando creaste un traje de Iron Man con un simbionte artificial? ¡Sí, Tony, lo vi! Justo cuando Anti-Venom se fusionó, pude acceder a esos recuerdos.

El rostro de Tony se endureció, sorprendido y perturbado por las palabras de Lincoln. Sabía que había realizado experimentos arriesgados en el pasado, pero nunca esperó que alguien más los descubriera de esta manera. Reed Richards, quien estaba a su lado, frunció el ceño, sintiendo la misma incomodidad.

Lincoln: (continuando, señalando a Reed) Y no solo tú, Stark. Reed también estaba experimentando con algo similar. ¿Qué? ¿Pensaron que podrían controlar lo incontrolable? ¿Que podrían jugar a ser dioses y no enfrentarse a las consecuencias?

Los Vengadores y los Cuatro Fantásticos se miraron entre sí, atónitos por lo que estaban escuchando. La revelación de Lincoln era impactante, no solo porque exponía los secretos de dos de los héroes más respetados, sino porque también ponía en duda sus propias decisiones. Tony y Reed, los cerebros detrás de algunas de las tecnologías más avanzadas del mundo, habían estado jugando con fuego.

Sue Storm: (mirando a Reed con incredulidad) ¿Reed, es cierto lo que dice? ¿Estabas trabajando en algo así?

Reed Richards: (tratando de mantener la calma) No es tan simple, Sue. Hemos estado investigando los simbiontes para entender mejor su naturaleza y para encontrar formas de contenerlos, en caso de que...

Lincoln: (interrumpiendo con una risa amarga) ¿En caso de que? ¿O para intentar controlar el poder que ellos representan? No soy idiota, Reed. Sé que ustedes dos vieron el potencial de los simbiontes y pensaron que podrían usarlos para sus propios fines.

Tony Stark: (con una mezcla de desafío y defensa) Todo lo que hicimos fue con la intención de proteger. ¿Sabes cuántas veces hemos tenido que enfrentarnos a amenazas que no comprendemos? Intentábamos encontrar una forma de asegurar que nada de esto volviera a suceder.

Lincoln: (con una voz más suave pero cargada de determinación) ¿Y a qué costo, Tony? Porque lo que ustedes llaman protección, yo lo veo como manipulación. Jugar con fuerzas que ni siquiera ustedes comprenden completamente.

La tensión en la sala se elevó aún más. Los héroes presentes, que habían trabajado juntos durante años, ahora se encontraban en una encrucijada. Las palabras de Lincoln habían revelado no solo las acciones ocultas de Tony y Reed, sino también las dudas y miedos que muchos de ellos habían albergado en secreto.

Johnny Storm: (con un tono más conciliador) Esperen, chicos. No podemos empezar a pelear entre nosotros. Lincoln, entiendo por qué estás molesto, pero tal vez deberíamos discutir esto antes de que...

Lincoln: (interrumpiendo, con una mirada firme) No hay nada que discutir. No voy a dejar que ustedes controlen a Anti-Venom, y no voy a permitir que jueguen con algo tan peligroso solo porque tienen miedo. Este simbionte es parte de mí, y no lo sacrificaré solo para que ustedes puedan dormir tranquilos.

Tony apretó los puños, pero no respondió de inmediato. Sabía que, aunque Lincoln estaba actuando de manera impulsiva, había verdad en sus palabras. Los experimentos con simbiontes eran riesgosos y, en manos equivocadas, podían ser desastrosos.

Reed Richards: (suspirando) Lincoln, tal vez deberíamos... reevaluar nuestro enfoque. No podemos seguir por este camino sin considerar las implicaciones éticas y morales.

Lincoln: (con una mirada final a todos) Hagan lo que quieran, pero recuerden esto: no soy un experimento, y no voy a dejar que me traten como tal. Si quieren entender a Anti-Venom, tendrán que hacerlo conmigo, no contra mí.

Con esas palabras, Lincoln comenzó a caminar hacia la salida, su cuerpo aún pulsando con la energía de Anti-Venom. Los héroes lo miraron irse, sabiendo que las cosas habían cambiado para siempre. Tony y Reed se miraron, ambos sabiendo que habían cruzado una línea, y ahora tenían que enfrentarse a las consecuencias de sus acciones.

Lincoln apenas había llegado a la puerta cuando una oleada de información lo golpeó como un tren de carga. Los recuerdos que había absorbido de los que tuvieron contacto con Anti-Venom inundaron su mente, sobrecargándola con un torrente de conocimiento y emociones. Su visión se nubló, y un mareo intenso lo hizo tambalearse, perdiendo el equilibrio.

Lincoln: (susurrando débilmente) Es... demasiado...

Antes de que alguien pudiera reaccionar, Lincoln cayó de rodillas, sus manos temblando mientras intentaba estabilizarse. La cantidad de recuerdos, experiencias y conocimientos era abrumadora, y su cuerpo y mente estaban en el límite. El simbionte, sintiendo la desesperación de Lincoln, comenzó a reaccionar por instinto, cubriendo su cuerpo en un esfuerzo por protegerlo.

Sue Storm: (alarmada) ¡Lincoln!

Pero antes de que Sue pudiera acercarse, Lincoln lanzó un débil pero desesperado grito mientras se impulsaba hacia el techo del laboratorio, el simbionte envolviéndolo completamente en una masa blanca y negra. En cuestión de segundos, formó un capullo protector, adhiriéndose al techo del laboratorio como una crisálida. El capullo pulsaba, emanando una energía extraña y poderosa mientras intentaba estabilizar la mente y el cuerpo de Lincoln, ahora completamente envueltos en una lucha interna para procesar todo lo que había absorbido.

Tony Stark: (mirando hacia arriba con preocupación) Esto no es bueno. Está sobrecargado...

Reed Richards: (con tono analítico) El simbionte está tratando de protegerlo, pero no sabemos cuánto puede soportar. Necesitamos monitorear su estado... si algo sale mal, podría ser catastrófico.

Los Cuatro Fantásticos y los Vengadores se quedaron mirando el capullo, sus mentes corriendo con posibles soluciones. Sabían que no podían intervenir directamente sin arriesgarse a empeorar la situación, pero tampoco podían quedarse de brazos cruzados mientras Lincoln luchaba por controlar la avalancha de información.

Johnny Storm: (inquieto) No podemos simplemente dejarlo ahí, ¿verdad?

Sue Storm: (con un tono firme) No podemos intervenir directamente, Johnny. Si rompemos ese capullo, podríamos hacer más daño que bien.

Tony Stark: (resignado) Solo podemos esperar. Y rezar para que el simbionte pueda manejar esto... porque si no, las consecuencias podrían ser devastadoras.

El laboratorio quedó en un tenso silencio, todos observando el capullo que contenía a Lincoln, sabiendo que la vida del joven y posiblemente mucho más dependía de lo que sucediera dentro de ese frágil pero vital escudo simbiótico.

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