capitulo 4
Un baile
Las rozas eran increíblemente hermosas, eran una forma de memoria, una declaración de amor y el adiós. En los costados de una cama de hospital, se encontraba aquella roza que rebosaba su felicidad interna hacia la joven pareja. Debajo de esas sabanas, la parte baja desde la cintura de aquella chica rubia descansaba. He intentado aguantar lo más posible, aferrarse a la vida y no soltando la mano algo callosa de su esposo, miraba triste aquella roza. L a última que ella recibiría en su vida.
Intentando no quebrarse por lo que se iba perder, apretó la mano de su esposo con fuerzas, junto a ello mordió su labio para no sollozar enfrente de él.
Sus primeros pasos, primeras palabras y el honor de que le nombren como madre, una vida lleno de felicidad, envejecer junto a su esposo y morir a su lado. Fueron un tormento para el corazón de aquella mujer que no vería crecer a su hija y no podría estar con su esposo. Ya no pudo más y lloro, sus lágrimas se deslizaron sobre sus mejillas para después caer a la sabana.
Su esposo al ver a su amada llorando, solo pudo tomarla en un gran abrazo y no soltarla. Lloro con ella, a él también le dolía demasiado. Pero el tenia que se fuerte. No solo porque será la última vez que vera a su amor. Si no porque quería que ella se fuese tranquila. Que pase lo que pase, el proteger su hija.
La espalda del esposo se volvió húmeda y el llanto de la esposa, no queriendo irse. Hacían casi imposible no quebrarse ahí mismo junto a ella.
Apretó más y más, acariciando su cabello _ te amo y no te olvidare, tu siempre serás mi amor _ el esposo dijo soltando lágrimas. Imposible no llorar cuando su esposa internamente y en llantos, se sostenía a la vida.
Ambos chocaron sus frentes al separes un poco, aun con sus lágrimas, ellos estaban felices de estar uno con el otro.
_ cuídala, haz que se cepille los dientes todos los días, que duerma temprano y dile a que su mama la quiere mucho _ la chica rubia dijo, intentando dar una sonrisa a su esposo, pero era casi imposible no podría negar su tristeza.
_ Lo hare, lo hare, te lo juro, solo quédate unos minutos más, por favor solo unos minutos más _ el esposo albino suplico, lloro a mas no poder por la última voluntad de su esposa.
Uno con el otro miraron sus ojos y no pudieron más que fundirse en un su último beso. Mezclando sus lágrimas y acariciando las mejillas del otro, nunca dejaron de llorar. Ambos perderían hoy.
Lincoln y Carol, terminaron su beso con una pequeña sonrisa triste de ambos.
_ Aunque, quisiese no puedo, me cuesta respirar, duele _ Carol llorando dijo; el dolor en sus pulmones seguía aumentando y sus respiración se acortaba.
_ te amo _ Lincoln dijo, mientras recostaba a su esposa a la cama del hospital. Carol miro a los ojos a su albino favorito, su esposo y su primer amor.
Recordó como ella lo encontró a punto de saltar, a terminar su vida. Pero antes que lo haga ella lo convenció de que siga adelante, entregándole la esperanza a aquel joven. Que luego se convertiría en su esposo y padre de su hija. Memorizo todos los besos que se habían dado a lo largo de su vida. Aprecio los recuerdos de su boda y el día del nacimiento de su hija.
Solo sonrió por la vida que él y ella se entregó uno al otro.
_ Yo también te amo, conejito _ Carol contesto y entregándole el apodo que ella misma se lo había puesto. Entonces sintió como su respiración se hacía más y más débil. Como su corazón rogaba por oxígeno. Su cuerpo comenzó a enfriarse y su cuerpo dejaba de funcionar.
Los ojos de aquella chica se cerraban lentamente, pero antes de partir, miro por última vez al amor de su vida y le dedico, su típica sonrisa. De que todo estaba bien. Ella también lo observo sonreír, aunque con lágrimas.
El albino al ver como los ojos de su amada se cerraron por completo y su respiración fue frenada. Se mordió el labio para no gritar. Haciéndose un pequeña herida en el labio. Se acercó a su querida esposa que descansaba en paz.
Y sus labios besaron su frente y dijo.
_ Gracias por todo, Carol _
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Lincoln despertó de aquel sueño, con lágrimas en sus ojos. Y un ataque de ansiedad invadía su cuerpo. Respirando pesadamente intento levantarse de la cama y prender su celular.
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Activando una canción que lo ayudaba a calmarse. Y gracias a la letra y melodía de la canción, el albino pudo res pirar mejor.
Se acercó al marco de la foto, en su mesa de noche. Lo agarro con delicadeza y observo a su esposa y con suavidad, toco con sus dedos el vidrio de la foto, justo donde estaba el rostro de su amada. Como si estuviera viva la imagen, el albino solo se dedicó a acariciarla muy sube, como si se tratase de porcelana. Sus lágrimas habían manchado el vidrio de la foto, pero aun con esa sonrisa algo forzado solo se acercó y como en sus sueños, beso la foto donde él estaba cargando a su esposa.
Él no se mentiría como hacía con los demás, de que aún le afectaba y le dolía demasiado la pérdida de su esposa. Ella sería su presente y con ella en su mente, estaba claro que no avanzaría a un futuro. No estaba preparado a soltarla. Para el joven de 19 años, ella era perfecta.
Sonrió aunque su corazón doliera, a pesar que tus miedos y tristezas, sonríe. Era algo que Lincoln desde joven sabía hacer. Era un prodigio en hacer creer a las personas que él estaba contento con la vida. Solo sonreirá para engañar el corazón marchitado que tenía.
Su hija, aunque sonara mal, ella no era suficiente para alegrar su corazón, como lo había hecho su madre. Pero aun así, él amaba a su hija más que nada.
Con la foto aun en su manos y sus dedos tocando el vidrio donde estaba el rostro de su mujer. Empezó a bailar lentamente con ella en sus manos, en un pequeño baile clásico y lento, acompañada con la canción que estaba aun reproduciéndose. Con delicadeza giraba junto con la foto. Y daba lentos movimientos de brazos y piernas, en un baile delicado, preciso y elegante.
Aun llorando y forzando su sonrisa, bailaba con lo que creía que era su esposa, como si tuviera su esposa junto al de nuevo, bailando su canción favorita de ambos.
Por algo extraño que suene el albino pudo jurar que el aroma a rozas y aire fresco que tenía su amada, se sentía en el aire, como si ella estuviese con él.
Un ser extraño de apariencia delgada y cabellera rubia apareció delante de él. Y tomo sus manos para bailar con él. La sensación cálida de sus palmas, fueran la constante para que Lincoln observara a delante de él. Y vio que sus manos y cuerpo eran movidos por lo que parecía ser su esposa.
_Carol..._ el albino, no dijo más. No queriendo pensar que tal vez fuera una alucinación, solo forzó a su mente decir que era su fantasma. Y que era real. Sin más bailo con ella. Cada vez se sentía más real el momento para el albino. Dando pasos delicado de izquierda y derecha, de arriba y abajo. Junto a algunos giros. La canción termino.
El albino que había cerrado los ojos, los abrió para solo encontrarse con el marco junto la foto en sus manos. Entendió que era su imaginación y solo suspiro, devolviendo el marco su lugar. Aun así estaba feliz de bailar con ella una vez más, aunque fuese solo su imaginación.
Ya animado, salió de su cuarto, aun con su ropa de dormir encima de él, para preparar el desayuno. Unos huevos revueltos con salchichas en él, acompañado de una taza de chocolate caliente. El favorito de su hija. Cerrando la habitación dejándola completamente vacío.
Pero en esa habitación, en el marco donde aún había algunas lágrimas, en la foto donde estaba la esposa del albino, donde ella estaba enormemente sonriente en los brazos de su amor. En acto algo paranormal, la imagen de ella soltó un par de lágrimas.
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_ ¿papa, hoy vendrá tía Lisa? _ Leah pregunto, mirando la espalda comiendo sus huevos revueltos, que la fascinaban. Mirando a su padre que tomaba su chocolate caliente.
_ sí, creo que entre unos minutos, pero solo ser un rato y luego yo y tu tía, vamos a ir a la universidad _ Lincoln dijo mirando el periódico.
_ Ah, qué mal, esperaba pasar un tiempo con ella_ Leah se sintió un poco decepcionada, pero luego su decepción paso a la curiosidad _ ¿Por qué tía, lisa te acompañara a tu trabajo?, ¡es que trabajan juntos papi! _ Leah se sorprendió, pero espero la respuesta su padre.
_ no sé si trabajara en la universidad, pero tengo la sospecha que sí; pero no es por tema de trabajo, es solo que el director, nos mandó un mensaje, para hablar con el _ Lincoln dijo, pensando en su hermana. Aunque aún no le gustaba su presencia. Sabía que estaba muy arrepentida. No cualquiera decide solo dejar todo, absolutamente todo por solo estar con él y su hija/sobrina.
El albino y su hermana hablaron de algunas cosas, una de ellas era que, iba abandonar su trabajo en el ejército y mudarse cerca de él. Cosa que no sorprendió a Lincoln, ya que sabía que su pequeña hermana, trabaja con ellos desde antes que se fuera. El negó que lo hiciera, no quería que se metiese en grandes problemas con el estado.
Lisa dijo que no habría ningún inconveniente, que ya había hecho su labor al país. Que su tiempo será de él y su sobrina. Claramente cuando el albino le dé permiso.
Después de eso hablaron cosas triviales y algunas anécdotas, pero nunca mencionando a sus parientes.
_ O, entonces después de eso vendrán a casa _ Leah dijo.
_ Si, así que no te preocupes p- _ antes de terminar sus palabras, el timbre de la puerta sonó. Lincoln c a paso normal abrió la entrada de su casa.
Y observo a su hermana, con una pequeña sonrisa.
_ buenos días, hermano, puedo entrar a sus aposentos _ lisa dijo normalmente.
_ Buenos días también, lisa, ven pasa, hay huevos revueltos _ Lincoln dijo, dejando pasar a su hermana. Ella agradeció que la dejar pasar, para luego dirigirse al comedor y pudo ver en el a su sobrina de cabellera rubio pálido.
Fue a ella y la abrazo _ buenos días, Leah _ lisa dijo acariciando la melena de su sobrina.
_ buenos días también tía, me alegra que hayas venido, aunque se por un rato _ Leah dijo, dejándose ser consentida por su tía.
_ si también me alegra verte, pero tranquila más rato vendré de nuevo a jugar contigo _ lisa contesto animando a su sobrina.
Lincoln observo la interacción de su hija, con su hermana y podría decirse que ambas se llevaban muy bien. Con todo esto aún estaba un poco intranquilo del que su hija este cerca de lisa. Pero tenía que confiar, ella lo hubiera querido.
Solo se dedicó a traerle el desayuno a su hermana. Todo parecía estar estabilizándose.
Pero otra vez el timbre sonó, Lincoln sabiendo quien era, fue abrirlo pero antes dejo el desayuno de su hermana en la mesa.
Por parte de lisa, se preguntaba quién era, pero su mente prodigio, dedujo que era tal vez la niñera de Leah. Pero en vez de hacerle caso a la niñera, puso toda su atención a su sobrina, queriendo aprender de ella.
Abriendo la puerta, Lincoln sonrió.
_ buenos días cariño, que hay de desayunar hoy _ Alisdijo, alegremente mientras tocaba el pecho de su albino.
Lincoln sonrió por lo juguetona que podría ser su amiga _ bueno amor, hoy tenemos huevos revueltos con salchichas y chocolate caliente para beber _ Lincoln siguió el juego. Pero no esperaba lo siguiente.
_ suena delicioso, pero me gustan más los tuyos _ Alis dijo, pasando su mano en la en el cuádriceps izquierdo, rozando a entrepierna.
Lincoln se sonrojo por eso. Apartándose un poco, no pudiendo con el juego dijo _ solo ve, el desayuno está en la cocina _
_ Jajá, si no puedes con el juego, no lo sigas _ Alis rio, mientras ingresaba a la casa.
El albino solo suspiro, para e fue algo intenso, solo cerró la puerta y siguió a su amiga.
Amy entrando a la casa de su albino, llego rápidamente al comedor, solo para encontrarse con una chica de cabellos castaño, de apariencia muy joven, como de 12 a 14 años. Riendo con la hija de su amigo. No sabía que pensar, estaba algo celosa. Y se preguntaba quién era esa chica.
_ Buenos días, Leah y usted jovencita _ Alis dijo saludando a las dos.
_ ¡señorita Alis! Mira, tengo una tía _ Leah dijo. Provocando que la rubia se calmara.
Lisa al ver a la niñera, se presentó _ buenos días, señorita Alis, soy hermana de Lincoln y tía de Leah, mi nombre es Lisa Loud _
_ ¿loud? _ Alispregunto, no entendiendo porque no tenía el mismo apellido que su ex maestro.
En ese momento lisa, sabía que la había cagado. Pero antes de que ella intentara de algún milagro salvarse. Su hermano vino y la salvo.
_ oye lisa, ya no s tenemos que ir, ven apresúrate, Alis cuida bien de Leah hay chocolate en cocina, si gustas puedes comerlos, adiós chicas _ Lincoln apresura mente tomo a su hermana de la muñeca y salieron rápidamente de la casa. Dejando a dos rubias confundidas.
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