| 09 | Marca
El sonido del despertador se escuchó. retumba fuertemente sus tímpanos y le causaba dolor de cabeza aquella melodía.
El peli negro dirigió su mano hasta la mesita de noche que tenía al lado de la cama, buscando aquel infernal aparato, pero su palma solo tocaba aquella superficie de madera vacía. Confundido y desconcertado se digno a por fin abrir sus oscuros orbes en busca del aparato, más solo encontró el mueble vacío sin nada.
Aun que seguía escuchando la molesta música, siguió el sonido, dirigió su dormida mirada al suelo y viendo a un lado de su cama el bendito despertador sonando como si no hubiera un mañana indicando las 9:00 a.m en grande.
Suspiro, no tenía ganas de levantarse de la suave cama, aparte que su cabeza dolía mucho. Así que se estiró sin bajarse de la cama hasta alcanzar el objeto y lo apagó de una buena vez.
No tenía ni idea de que día era pero sabia que las sabanas estaban demasiado cómodas esa mañana como para desperdiciar un buen sueño reparador, como muchos le dicen. Sin más, respiro profundo, dejando que el aire llenara sus pulmones hasta donde más pudiera y gracias a eso respiro el rico aroma a durazno con un toque de lo que pensaba era chocolate blanco.
Entonces pensó que otra vez su hermana mayor habrá puesto aromatizantes de diferentes olores por toda la casa, aunque ya había discutido con ella por que los raros aromas que escogía irritan su delicada nariz, asiendo que estornudara por todo un día por lo alérgico que se volvió al respirar por un buen rato las esencias artificiales.
Pero curiosamente, aquel singular convinacion de dos aromas dulces le cusaba una sensación de alivio a su olfato, hasta sintió su cuerpo relajarse como para volver a dormir una o dos horas más. Hablaria con su querida noona sobre aceptar sus aromatizantes con la condición de solo ese exquisito aromas dulzón sea que dominará más.
Y a punto de conciliar otra vez el sueño una conocida melodía llegó a sus oídos.
Soltó un suspiro, evitando maldecir a aquel que lo llamaba pues claramente no tenía la culpa de llamar en un mal momento, o quizás si.
Volvió abrir sus oscuros ojos para alcanzar su teléfono que casualmente estaba tirado de igual forma en el suelo justo al lado de donde estaba el despertador.
La pantalla proyectaba con letras cursivas el nombre de su hermana:
Yeji Noona...
Fruncio el sueño pero aún así contesto, volviendo a cerrar sus cansados ojos.
— Hola-...
— ¡¿Donde rayos estas Riki?! — sintió sus tímpanos doler ante el grito que lo recibió de parte de la mujer.
Tanto que alejó un poco el aparato.
— Yeji, no grites — su voz salió ronca y adormilada — Casi me dejas sordo.
— No respondiste mi pregunta mocoso, ¿donde estas?
— ¿Como que donde estoy? — pregunto — pues estoy en mi cama, ¿en donde más estaría?
Escucho un chasquido del otro lado de la línea.
— Riki, juro que te voy a golpear fuerte cuando te vea...
— Estábamos muy preocupados por ti, maldición — la voz de su otro hermano se escuchó — Responde, ¿donde estas? Iremos a buscarte.
Entonces de verdad no estaba en su cuarto.
Volvió abrir sus orbes oscuro, reconociendo su entorno y más que nada a si mismo.
Estaba en una cama, eso está más que claro. Más allá sentía los rayos de sol pegar con su cuerpo por el ventanal que estaba justo a un lado de la cama.
Suspiro al darse cuenta donde se encontraba.
— Estoy en la casa de playa, en Incheon — dijo entre dientes a sus hermanos.
— Maldita sea, ¿por que no se nos ocurrió buscar ahí desde un inicio? — bufo la mujer.
— ¿En serio te fuiste hasta la otra manada? ¿Desde cuando estas ahí? — pregunto su hermano mientras escuchaba como se movían.
Es verdad, ni siquiera tenía en cuenta la noción del tiempo y tampoco recuerda como llegó hasta la cuidad vecina.
Entonces sintió un cuerpo moverse justo al lado suyo y dirigió lentamente su mirada a su izquierda encontrando una esponjosa cabellera blanca salir de la sabanas.
Fue cuando su mente despertó por completo.
Se había dejado llevar por el dulce aroma a durazno de aquel blanquito en celo, recuerda también dejarle el control de su cuerpo al lobo que dormía dentro de el.
Mierda... Tenía el dorso desnudo y estaba seguro que también lo demás de su cuerpo.
Entró en pánico al saber lo que probablemente paso entre ellos y en un intento de levantarse de la cama tropezó con sus propios pies y cayó al suelo, soltando un gruñido por el golpe.
— ¿Ni-ki, que pasa? — escuchó a sus hermanos por la línea.
— L-Les llamo después — no espero respuesta y colgó. Después de arreglaba con sus hermanos, pues sabia que estaba en problemas.
Con ellos y con el pequeño omega de dulce aroma.
Busco con la mirada por la habitación, por lo menos tuvo la decencia de estar en el cuarto en el que dormía cuando iban a esa casa, encontró su ropa interior justo a un costado de la cama y rápidamente se la puso.
Las sabanas en sus pies lo enredaron otra vez y cuando se quizo levantar del suelo de madera volvió a caer, causando un estruendoso ruido.
Maldijo, pues está vez si le dolió el golpe. Pero aún con el dolor en su rodilla se levantó y miro mejor la habitación.
Las cortinas del ventanal cubrían un poco la entrada del sol, estando en la playa los rayos serían más fuertes. La habitación era un asco, había ropa por doquier y varias cosas tiradas en el suelo, algunas rotas, además que sentía su aroma y la del omega mezclados fuertemente en el lugar, aun cuando una de las ventanas estaba abierta y dejaba pasar una ventisca mañanera.
— Mierda, mi cabeza — un pequeño lamento se escuchó, más no venía de el.
Aquella bolita blanca se empezo a mover hasta que las sabanas dejaron libre su bonito rostro.
Sunoo despertó desorientado, sentía como si lo hubieran atropellado, sus ojos almendrados divisaron la enorme ventana de cristal cubierta con las cortinas blancas opacando un poco los rayos mientras sentía la suavidad de las sabanas blancas.
Pensó que el día sería muy bonito detrás de aquellas cortinas. Aun que no recordaba haber cambiado sus cortinas azul pastel por unas blancas y mucho menos las sabanas de colores con las que se solía cubrir.
Es más, no recordaba tener un ventanal en su habitación.
Asustado se sentó de golpe al recordar haber entrado en celo en una fiesta infestada de alfas. Recuerda como lo habían acorralado y un peli negro lo ayudó a salir de ahí...
Pero ante la acción pasada sintió un dolor punzante por debajo de su cadera que lo obligó a quejarse.
— ¿Estas bien? — escuchó la voz grave y baja de alquien a su lado. No era nada más y nada menos que el alfa que conoció en esa fiesta, Ni-ki si recuerda bien — ¿Te duele algo?
— ¿D-donde estoy? — dijo nervioso y después se dio cuenta que la ropa faltaba en si cuerpo, lo único que lo cubría era la sabana de la cama y se asustó más pues había un alfa en paños menores al igual que el estando en la misma habitación con sus olores mezclados — ¿Que fue lo que pasó?
— Primero relájate, te estas alterando mucho-... — intento acercarse, siendo detenido por un grito del omega.
— ¡¿Como quieres que me relaje?! — tomó la sabana y se cubrió lo más que podía con ella — ¡Me violaste!
Grito fuerte, sintiendo las feromonas nerviosas expandirse más y confundiendo al alfa por unos intantes.
— ¡Yo no te viole! — contesto de manera nerviosa — ¡Ni siquiera recuerdo que fue lo que pasó!
— ¡Eres un bastardo! Te aprovechaste de mi celo para hacer lo que quisiste conmigo — lo señalo, ahora con mucho enojo — Y ahora dices que no te acuerdas, que conveniente.
Sunoo se sentía llorar de la rabia, no podía creer que por un maldito celo se allá acostado con alguien y que nisiquiera recuerde que fue lo que pasó durante todo el ciclo. Además que era un completo desconocido con el que se terminó acostando sin su propio consentimiento.
Pero su rabia quedó de lado cuando sintió otro dolor en su cuerpo, pero esta vez en su cuello que por inercia se llevó su diestra al lugar señalado. Le dolía, no, le ardía como el infierno en ese momento.
Solto un jadeo de dolor, captando la atención del alfa que dejó de dar vueltas por el lugar para prestarle atención. Entonces vio el cuello del blanquito rojizo, con una mancha de sangre que empezó a cubrir la palma de su mano.
— ¡Oh mierda! — rápidamente se acercó a el preocupado por la herida claramente abierta que tenía. Pero ante su repentino acercamiento el peli blanco se asustó que lo vio temblar ligeramente — Hey, no te voy a ser nada. Solo dejame ver la herida...
Y viendo aquellos ojos oscuros, sintió que confiaría, además que ahora si podría darle un golpe si hacia algo que no quería. Así que dejó en vista su cuello mientras apartaba la mirada, pues aquel alfa seguía estando desnudo - en parte - al igual que el.
— E-es una marca — susurro, lo suficiente para que el peli blanco lo escuchará.
Ya lo sospechaba, era obio que eso pasaría si sus lobos eran los que tenían el control durante todo el celo. Pero quería seguir creyendo que solo era una herida cualquiera.
— Me arde, el cuello me arde — murmura adolorido, la reciente marca sin sicatrisar le dolía mucho.
— No sicatriso lo suficiente, por eso se volvió abrir después del ataque de emociones que resiviste — suspiro antes de decir lo que quizás moleste al bajito — tendré que lamer la sangre.
Ante lo dicho por el alfa, Sunoo le regresó rápidamente la mirada dejando en vista su sonrojo repentino. Pero no fue notado por Ni-ki pues también estaba avergonzado y evitaba verlo a los ojos.
— ¿Q-que...? No, no harás eso — negó rotundamente.
— Es la única manera de que sicatrice, no podemos curar una marca como una herida cualquiera.
— Ni-ki no, e-eso es demasiado vergonzoso — quizo apartarlo, se negaba a que aquel peli negro sellara el lazo como si fueran una pareja normal recién enlazada.
Pero el alfa lo tomó de los hombros, evitando que se moviera un solo centímetro al saber lo que aria.
— Si no lo hacemos así la marca se infectara y debes de saber que eso es un riesgo para los dos por que puedes morir — lo miro a los ojos, intentando transmitirle su razón.
— No puedes hacer eso, sellarias definitivamente el lazo y estaríamos enlazados oficialmente. Lo sabes... — su voz salió temblorosa.
— Pero si no lo hacemos morirás, y también lo sabes — demandó, esta vez más fuerte.
Una marca sin sicatrisar era algo incluso peor que un lazo roto. Pues está se infetaria si no se cerraba adecuadamente y dañaria los tejidos de la piel, al contrario de un enlace roto, que solo dependería del estado mental del omega si era lo suficientemente fuerte para superar la separación de su pareja.
En los dos casos, era el omega quien sufría, eso era lo que odiaba.
— Deja que me haga cargo ¿si? — salió de sus pensamientos ante la voz del alfa.
Sabía que era mejor sellar de una buena vez el lazo que parar en un hospital. Pero aún así no quería depender de ese alguien que tenía enfrente...
Suspiro — Hazlo de una vez — dejo en visto su cuello, dando permiso a que el peli negro terminara lo que por desgracia sus lobos empezaron.
Ni-ki sabia que lo molestaba aquel hecho, lo podía ver en su mirada, pero no dijo más.
Así que sin más acerco su boca hacia la herida sangrante. Estando más cerca sentía el aroma metálico de la sangre combinado con sus aromas mezclados. Inconscientemente soltó un gruñido desde lo más profundo de su garganta antes de pasar por una buena vez su áspera lengua por la suave piel del blanquito.
El cuerpo de Sunoo se tenso ante la sensación de que el alfa literalmente estaba lamiendo su cuello. Trago saliva y cerró lo ojos, su mano inconscientemente paro en hombro contrario y apretaba de vez en cuando.
Vamos, esto lo puso muy pero muy nervioso y de paso se sentía pequeño al lado de aquel alfa que lo había acercado más a su cuerpo.
Mordió su labio, negándose a soltar algún sonido que delatara lo bien que se sentía eso. Pues su dolor ya había desaparecido significativamente.
— Creo que ya está — escucho cerca de su oído la voz contraria — ¿Como te sientes?
No se atrevía a mirarlo ante tan vergonzosa acción que lo había sonrojado hasta las orejas. Pero aún así contesto tambaliante.
— M-mejor, gracias...
Ante las últimas palabras se creo un silencio incómodo. Todo era demasiado vergonzoso y debíamos aclarar que no se conocían más allá de sus nombres, eran completos desconocidos en una situación totalmente íntima.
Por lo tanto Ni-ki se levantó de la cama pasando por encima de las prendas tiradas por todo el piso y se dirigió a la puerta del pequeño armario que, milagrosamente, tenía ropa suya que podría usar. Entonces saco una playera negra sin mangas y un buzo del mismo color para empezar a vestirse, todo bajo la almendrada mirada del peli blanco.
Mientras el alfa estaba concentrado buscando en el armario, Sunoo se dedicó a ver su entorno. La habitación en la que estaban era bastante espaciosa y bastante moderna, la mayoría de los muebles eran de color negro y las paredes blancas, al igual que las cortinas del gran ventanal que cubría gran parte de la pared.
Si no estuviera demasiado desordenado diría que es linda pero muy oscura para su gusto.
— ¿Donde estamos? — repito la pregunta que ya había dicho, pero más calmado al ver entre una abertura entre las cortinas un sol bastante radiante y lo que parecía ser arena a una poca distancia.
— Estamos en una de las playas de Incheon — dijo Ni-ki mientras se acercaba de nueva cuenta al omega llevando consigo unas prendas — Esta es una casa que mi hermano compro así que prácticamente es mía también, no te preocupes.
Lo último lo dijo al percibir el sentimiento preocupado que ahora podía sentir por medio del lazo ya sellado que compartían.
— Pero estamos en otra manada, ¿como es posible que terminamos aqui si estabamos en Seúl esa noche? — le devolvió la mirada.
— Si lo se, pero hay que agradecer que terminamos en un lugar que perfectamente conozca a acabar en un hotel cualquiera — hasta en eso su lobo es astuto, pero no lo dijo en voz alta — Ten, es ropa para ti. Tu ropa esta algo sucia y rota.
Señalo toda la ropa que estaba en el suelo, y pudo ver justo su ropa manchada de algo que no quería saber. Aun así tomó las prendas y agradeció brevemente al peli negro.
Una sudadera blanca de algodón y un short de tela negro, además de ropa interior.
— Fue lo más pequeño que encontré, debe de quedarte — le dio la espalda para empezar a recoger el desorden que debieron haber armado en esos instantes de inconsciencia.
Sunoo miro de nuevo las prendas entre sus manos, no podía creer que ahora estaba enlazado con un alfa, no era como se imagino el estar unido a otra persona y tampoco estaba entre sus deseos anteriores siquiera emparejarse con alguien.
Soltó un sonoro suspiro e hizo a un lado las sabanas, asegurándose de que el peli negro estuviera concentrado en limpiar, y empezó a vestirse. La ropa interior y la sudadera fue lo más fácil de poner, pues no era necesario levantarse mucho de la cama, pero para la parte inferior tuvo la necesidad de estar de pie para terminar de acomodarse.
Claro que fue una mala idea pues acabo en el suelo.
¿Razon? Sus piernas se sentían débiles y entumesidas, además que soltó una queja ante el dolor en su cadera y evidentemente trasero.
Entonces sintió como era tomado por debajo de sus hombros y un fuerte brazo pasaba alrededor de su cintura, levantandolo con mucha facilidad y pegandolo a su cuerpo.
— Ni siquiera levantarme puedo — dijo Sunoo una vez que fue puesto en la cama con delicadeza otra vez.
Ni-ki soltó una pequeña risa y tomó la prenda que había caído con Sunoo, mientras lo ayudaba a ponérselo.
— Es normal, teniendo en cuenta que pasaste el celo con alguien que estaba fuera de si — lo levanto un poco para terminar de ponerle el short y alejarse de su espacio personal.
— Un idiota que se dejó llevar por su lobo — recriminó, pero esta vez con algo de burla en sus palabras, ya no tanto de molestia. O eso sintió Ni-ki por el lazo...
— En mi defensa, tu aroma me engatuzo.
— ¿Cumplido o insulto? — contesto.
— Cumplido — siguió con su labor de limpiar el desastre que había — Te soy sincero, tu aroma me gusta mucho. Quizás es el único aroma que soporto en gran cantidad por que me agrada.
Y el lobo de Sunito meneo la cola en felicidad.
— ¿Quieres comer algo? — pregunto el alfa, acercándose otra vez al omega, dejando su tarea inicial — Creo que hay algunas cosas que podemos usar para comer abajo en la cocina.
— ¿Y por qué me preguntas si ya me estas arrastrando contigo? — Y era verdad, pues mientras estaba hablando ya lo tenía agarrado de la cintura y caminaba a paso lento junto con el para llevarlo consigo.
El alfa solo le dedicó una risa mientras avanzaban a la puerta.
Pero esta fue abierta de manera brusca y repentina, sorprendiendo a los recién enlazados.
— ¡Ah! Apesta a celo aquí.
— ¿Pero que-...?
Dos personas, un hombre y una mujer se encontraban parados frente a ellos.
Sunoo no los conocía, pero la presencia de ambos era demasiado fuerte, parecida a cuando Ni-ki se presentó con el la primera vez. Pero eso no fue lo que de puso a analizar por que sintió como su omega se puso nervioso, por lo tanto el también.
Y quizás se deba a que son dos imponentes alfas que estaban justo de frente a el viéndolo con unas miradas pesadas que, inconscientemente, bajo la mirada y se pego más al cuerpo del peli negro.
Claro que esto no pasó desapercibido por el alfa.
— ¿Que haces aquí? — demandó en un tono duro y molesto Ni-ki, no era su intención hablarles así a sus hermanos mayores, pero no lo pudo controlar al sentir las emociones de ¿su omega?
— ¿Que hacemos aquí? — dijo Hyunjin, uno de sus hermanos — vinimos a buscarte, ya te dije que nos tenias preocupados.
— No era necesario que vinieran hasta acá — su respiración se hizo más pesada, su lobo le empezaba a molestar la presencia de los dos alfas allí.
Sunoo trago saliva, seguía siendo sostenido por Riki pero aun así se sentía sofocado y sintió sus manos temblar junto con sus piernas al tener la mirada de cierta rubia de ojos gatunos obsevandolo demasiado para su gusto.
Entonces sintió la tela de la gran sudadera que tenía puesta ser movida con brusquedad hasta dejar ver parte se su hombro y clavícula, justamente donde la reciente marca decoraba su cuello.
— Tiene una marca — hablo la mujer captando la atención del otro rubio rápidamente, aun sosteniendo la prenda del omega.
Fue tanto el susto por la acción de la alfa que retrocedió bruscamente soltando un pequeño chillido asustado lo que activo algo dentro de Ni-ki que no supo describir, pero cuando se dio cuenta tenia agarrada fuertemente la muñeca de su mayor y la apartó de forma violenta del omega.
Su lobo de nuevo tomó el control de su cuerpo y soltó un fuerte gruñido de amenaza mientras pegaba al pelo blanco a su propio cuerpo, sintiendo como este temblaba de miedo.
— ¿Lo marcaste? — pregunto la rubia demasiado confundida y más por la actitud de su menor — Marcaste a un omega, ¡Riki que hiciste!
— Eso a ustedes no les importa — su voz salió más profunda, amenazando con usar la voz de mando.
— ¡Esto es serio! ¡Marcaste a un omega siendo muy joven! — siguió regañando la mujer a su pequeño hermano — Esto no se puede quedar así.
Y estaba a punto de dar un paso más cerca de ellos, pero eso fue el detonante para que su lobo estallara en molestia.
— ¡No te acerques! — Sunoo se encogió en su lugar y se oculto en el pecho del peli negro — Largense, no los quiero ver aquí.
Soltó otro gruñido mientras su iris se empezaba a notar el brillo dorado del alfa.
— Yeji sera mejor que salgamos — dijo Hyunjin jalando del brazo de su hermana — Después hablamos con Ni-ki cuando estén más calmados.
Y reprochando, se dejó guiar por el más alto para salir de la habitación llena de feromonas mezcladas.
Una vez solos y la puerta nuevamente cerrada el peli negro soltó un suspiro, sintiendo otra vez que volvía en si y su lobo dejaba su molestia de lado para concentrarse en aquel blanquito que estaba entre sus brazos.
Mientras tanto Sunoo no dejaba de temblar, se sintió tan débil ante aquellos alfas que al parecer Ni-ki conocía. Era la misma sensación que tuvo aquella noche, era sentirse vulnerable y de no poder hacer nada.
Pero esta vez fue a causa de la marca, pues aún que no allá sido con malas intenciones las acciones de la rubia, la marca estaba recién hecha y su omega estaba más sensible por ese hecho.
Además que invadieron lo que para sus lobos era una especie de nido, aquel lugar donde estuvieron juntos y sus aromas se mezclaban en esos momentos era un lugar sagrado que no podía ser invadido por quien no fue invitado.
Y eso lo comprendía Ni-ki, justificaba el miedo del omega y por ende también la actitud que tomo su lobo con tal de proteger y sentir protegido a su pequeño omega.
Ahh en que problemas se habían metido.

Estaba pensando en hacer más largo el capítulo que incluso ya había llegado a las 5000 palabras, pero decidí mejor cortarlo aquí y seguir en el siguiente para no aburrirlos mucho con tanta narración :')
En fin, en dos días lo acabe y voy a intentar avanzar más con la historia antes de volver al tormento de la escuela. Aun que si no público mucho si estaré adelantando y editando los capítulos o pensando en como no alargar tanto la historia.
Bueno, espero publicar el cap 10 dentro de dos días 🤧
Dato: me dijieron que andaban funando a los polinesios, pero yo no sé nada y espero que no sea cierto TT.
XO 🩶🩷
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