5. Icarus

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5. Icarus

Había deudas que jamás podrían pagarse, y culpas que jamás podrían borrarse… Y recuerdos que dolían mucho más que cualquier herida. Todo eso era parte del oficio, eso era algo que Gunther había tenido que aprender por las malas y por las horribles.

(Perder un dedo o una pierna no era nada comparado con saber que tu seguías vivo, cuando muchos otros que merecían vivir mucho más no lo estaban.)

Los fantasmas nunca se iban, ese era el precio a pagar.

Normalmente, no era un problema. Había aprendido a lidiar con eso. Podría soportarlo, toda la culpa y todos los fantasmas, y seguir adelante con su vida… Pero ese día? Ese día uno de los fantasmas caminó dentro de su tienda y lo miró a los ojos.

En un parpadeó, el rostro del fantasma se fue, y dejo a alguien más en su lugar. Una joven con una mirada más cansada, pero con el mismo brillo en sus ojos. "Hey, Gunther."

"Niña," Como siempre, arrugó la nariz ante el apodo, pero no dijo nada. "Es bueno ver qué sigues en el reino mortal. Cómo te va con tu proyecto? Algo interesante que tengas para contar?"

"Oh, bien!" Sus ojos brillaban y su rostro se iluminó ligeramente, "Ya casi está listo, solo— oh, de echo, de eso quería hablarte. Necesito un par de cosas. Quería preguntarte al respecto."

Hablaron por un tiempo, discutiendo las cosas que necesitaba y algunas cosas que el recomendó. Nada fuera de lo habitual. Las cosas que pidió no debieron ser extrañas o fuera de lo común, pero Gunther supo lo que estaba pasando. Podía verlo en su mirada.

Trago su culpa y se mantuvo callado al respecto, fingió no saber lo que había pasado y iba a pasar. Esa era su decisión, el no podía evitarlo.

Sólo podía rogarle a los ancestros que la cuidarán.

. . .

El tiempo se había vuelto borroso desde ese día y esa noche. Olivia se había ido de regreso a Redstonia, y todo lo demás volvió a la normalidad que se había construido desde… Bueno, todo. La pregunta siguió atormentando a Lin día y noche.

Ninguna opción parecía la correcta.

No lo hagas y vive toda tu vida sin respuestas sobre lo que le pasó a tu familia… O házlo y vive con las consecuencias que conlleve.

Parecía una situación de perder y perder, sin importar que hiciera.

Los días pasaban, y Lin siguió pensando y cuestionando cada opción, sin tomar nunca una decisión, inclinándose siempre por una diferente a la anterior. Qué pasaba tomaba la decisión equivocada? …Qué pasaba cuando tomará la decisión equivocada?

La incertidumbre la estaba matando.

No fue hasta un día, en el cual decidió que no podía seguir así. Tenía que tomar una decisión.

Así que, al final, todo fué cuestión de cual decisión le traería, con suerte, menos arrepentimiento.

Dejar ir la oportunidad estaba asegurado a atormentarla por el resto de sus días… Pero, intentar unirse a la Unión? No tenía idea. No había ninguna forma de saberlo.

Además… En el fondo, Lin jamás había dejado de ser esa niña que quería respuestas, y que nunca podía olvidar.

Tal vez era un error, tal vez pasaría el resto de su vida deseando haber tomado otra decisión… Pero nunca lo sabría sin intentarlo.

Con eso resuelto… Sólo quedaba el dilema de que se suponía que debía hacer.

"El sol y tu sangre serán tus guías" …Qué significaba eso?

Asoció el sol con la luz, igual al como Summer había descrito el símbolo del Fuego Blanco… Pero la sangre? Eso la desconcertó. Que podía significar eso?  Tal vez el Clan? …Acaso Petra sabía algo?

(Lo sabía? Lo había sabido todo ese tiempo? Acaso era posible?)

Supuso que el cilindro, y lo que sea que hubiera en el interior, podría darle algunas pistas.

El metal negro del cilindro se volvía más oscuro en partes, como un patrón, le recordaba a grietas en la roca. Parecía estar hecho de Nederita… Pero era extraño. El metal era más oscuro, incluso parecía tener un reflejo de un profundo tono morado o azul ante la luz.

No fue hasta el momento en que lo abrió que notó lo grueso que era en realidad. Por su peso, había asumido que no era tan grueso o tan delgado. No era tan pesado. Pero el interior no era del metal, si no de madera escarlata, así que eso probablemente ayudo a disminuir el peso.

Sólo había una sola cosa dentro del cilindro: un mapa enrollado.

Desenroyó el mapa y—

Estaba vacío.

El papel estaba en blanco.

Su corazón se hundió. Qué era aquello? Qué clase de broma cruel era esa?

O…

El sol y tu sangre serán tus guías.

Levantó el mapa para que la luz del sol pudiera tocarlo, esperando que eso revelará algún tipo de tinta invisible.

El mapa seguía en blanco.

Qué faltaba?

El sol y tu sangre serán tus guías.

Podría ser…?

Lin sacó una daga y hizo un pequeño corte a lo largo en su brazo, y uso esa sangre en una pequeña parte en la esquina del mapa. Lo volvió a levantar.

Algo sucedió.

La sangre empezó a desaparecer. Y a medida que el papel la absorbía, líneas cubrieron una pequeña parte del papel hasta que la sangre desapareció por completo.

«…Eso es algo tétrico.»

No lo cuestionó, ya había visto demasiadas cosas extrañas en su corto tiempo de existencia.

Inhaló profundamente y volvió a levantar la daga, alargando el corte. La sensación fría del metal, combinada con el calor de la sangre fluyendo y el ardor de la herida, siempre era una sensación incómoda.

(Garras rasgaban su piel. No podía respirar. Frío cómo metal la quemaba.)

Empujó esos pensamientos a lo más profundo de su mente. No servía de nada recordarlo. Sólo se concentro en esparcir su sangre por el papel— aunque no tuvo que preocuparse tanto por eso al final… Pudo sentir un pulso de magia, y toda la sangre empezó a fluir por su cuenta desde sus manos hasta el papel. El pulso de luz violeta también fue una señal obvia, acompañada por la calidez y el cosquilleo que traía el contacto directo con ella.

El brillo acompaño a la sangre en su camino por teñir el mapa, ambos parpadeando entre visible y invisible— hasta que todo parpadeó una última vez, y el mapa estuvo completo.

Lin no tenía ninguna forma de comprobarlo, pero tenía el presentimiento de que, si en ese momento alguien miraba sobre su hombro, sólo lograría ver un papel en blanco. Aún podía sentir el pulso de magia, fluyendo desde sus manos al resto de su cuerpo. Era extraño.

Podía ver un punto parpadeando en una esquina, hasta el fondo, mostrando su ubicación. Y su objetivo, lejos, muy lejos… Al lugar más lejos posible.

Las Tierras Lejanas.

…Pero no a las que había ido alguna vez, durante la Tormenta, era otra dirección.

Lin nunca había considerado regresar, simplemente no tenía ninguna razón para hacerlo, y ahora… No sabía cómo sentirse al respecto.

Las Tierras Lejanas siempre habían sido uno de los más grandes misterios del mundo— su simple magnitud hacia casi imposible investigarlas, y la distancia no ayudaba. Eran el límite natural de su mundo, después de todo, y su mundo no era precisamente pequeño.

No estaba segura de que esperar.

Así que, Lin se aseguró de no dejar nada a la suerte… Sabía bien que cosas inesperadas podían ocurrir en cualquier momento.

Fingió que el viaje no era nada fuera de lo común— algo que necesitaba para despejar su mente un poco— y se aseguró de que Lukas y Jesse pensarán que sería una aventura que podría tomar meses. Sólo una aventura más, otro viaje para explorar y desafiar mazmorras.

Aunque aún faltaban algunas cosas que quería agregar, gracias a Gunther, su armadura estaba técnicamente completa. Incluso había conseguido algunas cosas extra para su viaje.

Y… Sí algo pasaba. Se había asegurado de dejar algo que dijera lo que no había podido decir, por si acaso.
Varias veces, Lukas le había contado cómo llevar un diario podía ayudar. Que Lin empezará uno, aunque no fuera tan detallado y las entradas fueran dispersas, no sería algo anormal— y no todo era mentira. Escribir de verdad la había ayudado un poco.

No había podido localizar, y mucho menos ponerse en contacto, con Petra. Y dejar las cosas como habían estado recientemente se sentía… incorrecto. Lin no las consideraba hermanas, no desde hace tiempo, pero eso no significaba que quisiera que Petra viviera toda su vida con arrepentimiento.

Además, se aseguró de no describir ese viaje como nada fuera de lo normal.

Lin tenía la mala fama de ser poco precavida consigo misma, por algo Lukas y Olivia se preocupaban. Aunque excesivo, tenían sus razones. Que fuera esa misma falta de cuidado la que llevará a su fin no sería ilógico. Sí algo llegaba a pasar, probablemente no sería sospechoso de esa forma.

Y si no era sospechoso, ni Lukas o Jesse tendrían una razón para intentar llegar más a fondo. Estaba segura de que los dos respetarían su privacidad sí ese era el caso… Pero Petra? Ella terminaría leyéndolo tarde o temprano, ya fuera por culpa o simplemente buscando una explicación aunque no hubiera nada sospechoso.

Así, nadie más que ella tendría pagar por sus decisiones.

————————

(Nota:  En este punto, su atuendo normal sigue siendo el del primer libro, solo que con la camisa que le dió Olivia… Y casi seguro le voy a quitar el cuero con oro debajo de las hombreras.)

. . .

Lin no llevó a Nightfall, o ningún otro modo de transporte viviente con ella… No podía someter a ninguna criatura a un viaje así. Habían tenido suerte la última vez. La fortaleza de Soren no había estado tan lejos de Las Tierras Lejanas.

Además, había otros métodos más rápidos…

Usar el Nether como medio de transporte no era, debatiblemente, la mejor de las ideas, pero era la más eficiente. Se ahorraría varios días, incluso semanas, de viaje. Podía lidiar con algunos peligros de muerte y días sin dormir.

No estaba segura de cuánto tiempo llevaba ahí— no tenía un reloj o un ciclo de día que le diera una idea, despues de todo— pero podía suponer que fue un tiempo considerable. Había empezado a acostumbrarse al horrible sabor y textura de las pociones de resistencia al fuego, y al olor a lava y ceniza acompañando al aire caliente.

No fue hasta que el agotamiento casi le costó una flecha en el brazo que decidió volver a su mundo.

El sol estaba alto en el cielo en ese momento. Y aún así, Lin entro a la cueva más cercana y sello una parte para hacer un refugio temporal.

Estaba agotada.

No le importaba que hora fuera. Apenas terminara de cocinar su cena (conejo asado), se iría a dormir por un buen tiempo.

También tomó el tiempo para aprovechar la paz de su mundo. El Nether raramente era un lugar callado, y si llegaba a serlo eso significaba que había peligro. Siempre había algo por lo que preocuparse, siempre había algo que podía matarte al primer descuido.

Pero ahí, podía disfrutar el silencio. Podía sentarse y disfrutar de la calidez y el suave brillo de las antorchas y el horno.

Podía cerrar los ojos un segundo y descansar, sin escuchar los lamentos de un ghast o las almas en la arena o el incesante—

Sonido del fuego ardiente.

Lin abrió los ojos a otro lugar.

Seguía sentada en el suelo, mirando el brillo del fuego. Pero su espalda estaba contra un tronco en lugar de una roca, y el fuego no era de un horno, si no una fogata.

Estaba en un bosque.

Bajo la luz de un sol en el ocaso y el brillo del fuego, estaba un chico.

Sus ojos casi parecían amarillos bajo la luz. Su cabeza estaba gacha y su expresión era la de alguien perdido en su propia mente, sus cejas parecían estar en un perpetuo ceño fruncido.

Era diferente. No era aquel niño que alguna vez fue su compañero de aventuras, pero tampoco era la persona que sé convertiría al final.

Era diferente. Era su propia etapa, casi su propia persona… El último de ellos al que llamo amigo.

No pareció notar que estaba allí, frente a el. Miraba al fuego, aún mientras sus ojos parecían no enfocarse en nada. Movía el fuego con un palo quemado, con un gran pedazo del extremo aún ardiendo y expandiéndose, cada vez más cerca del final.

Lin no se atrevió a moverse o hacer un solo sonido al principio.

Podía fingir que nada estaba mal. Podía mantenerse callada y fingir que nada había pasado… Podía mentirse a sí misma y fingir que el chico frente a ella no había dejado de existir hace muchos años.

"Xai." El nombre fue dicho entre dientes, en un suspiro, en un murmullo ahogado… Pero fue suficiente. El se detuvo. Sus ojos, casi teñidos de un repugnante tono amarillo por la luz, se elevaron lentamente para encontrarse con ella.

"No tienes ningún derecho de llamarme así, ya no." Sus ojos eran fríos. Toda la ira y el dolor en su mirada se volvían cortantes. "Sólo dime una cosa… Valió la pena?"

"Que—?"

Todo cambio.

Había fuego y nubes de tormenta a su alrededor. El cambio, no era el niño pero tampoco era el chico. No, frente a ella estaba el, como lo conocía ahora.

"Valió la pena abandonarme por esto?"

No tuvo ninguna oportunidad de responder. Desde la oscuridad, algo saltó hacia ella— ojos rojos.

El impacto la derribo, cenizas y brasas se levantaron a su alrededor mientras Lin luchaba por mantener las fauces de la bestia lejos de ella.

Le tomó demasiado tiempo notar que estaba cayendo.

El la vió caer, rodeado de fuego y destrucción, cubierto de sangre. Su expresión vacía.

Lin lucho por su vida mientras caía.

El aire gritaba lamentos contra sus oídos mientras caía. Y aunque pudo mantener los dientes del monstruo lejos de su rostro, sus garras no tuvieron ese mismo problema.
Sangre salpicaba cómo lluvia a su alrededor.
Las nubes se alejaron de su vista, montañas y bosques aparecían en la lejanía, la tierra se estremecía y retumbaba al moverse.

La tierra se abrió, Lin siguió cayendo.

La superficie fuera de su alcance, la del sol luz se desvanecía, la oscuridad amenazaba por devorarla— y el monstruo seguía luchando.

Entonces Lin golpeó el suelo.

No pudo respirar, el aire fue arrancado de sus pulmones. El impacto rompe huesos no la mató, pero no fue el fin. Lin siguió cayendo, golpeando y deslizándose por rocas y bordes hasta llegar al fondo. El último impacto hizo que el monstruo desapareciera en cenizas y brasas.

Lin se quedó en el suelo por varios minutos, sus huesos se sientan como plomo, y no podía comprender cómo había logrado sobrevivir.

Eventualmente logro levantarse y arrastrarse por el interior de aquella cicatriz en la tierra, buscando una salida. Entre la oscuridad, logro ver el resplandor de la lava, y una figura escarlata apareciendo desde las sombras.

"…Summer?"

La mujer no se movió desde su lugar al borde de un barranco, pareció ni siquiera oírla, toda su atención estaba fijada más al interior se la cueva.

Lin se tambaleo hacia adelante, intentando acercarse más. El sonido de lamentos y golpes finalmente la alcanzó, y pudo ver lo mismo que Summer.

Había un hombre en el fondo, rodeado de lava y metal. No vestía ninguna armadura, su espada firmemente en sus manos, y su cabello casi parecía perderse entre las cascadas de roca fundida a su alrededor.

Sirius.

Se paró erguido ante a las entradas selladas, el sonido abrumador de golpes y muerte detrás de ellas.

"Lo supe desde entonces…" Summer finalmente habló, en un murmullo apenas perceptible, pero no sé giró a verla. "No puedes hacer esto, Lin. No estás lista… A quien dejaras morir la próxima vez?"

Esas simples palabras sacudieron a Lin desde lo más profundo de su ser. Allí estaba la mujer que la había guiado, lo más cercano que jamás había tenido de una madre, arrojándole sus miedos en la cara.

Los golpes eran incesantes, cada vez más fuerte, casi sonaba como un tambor de guerra.

"Tal vez antes. He crecido— yo no…" Las palabras se atoraron en su garganta, porqué que podía decir? No importaba lo que hiciera, jamás había podido proteger a quienes le importaban. Y ahí estaba Summer, diciendo en voz alta todo lo que Lin ya sabía. Confirmando todos sus—

"Ésto no es real…" Summer no reaccionó de ninguna forma ante la acusación, pero Lin sabía. "Es un sueño."

Los golpes se volvieron más ruidosos. El coro de lamentos y gritos hacia eco por las paredes de piedra y resonaba hasta sus huesos.

"Ya no soy esa niña…" No era débil. Había sobrevivido a la Tormenta, había luchado contra monstruos y derrotado villanos, había sobrevivido mundos de locura y roces con la misma muerte; tal vez Lin no era la persona que deseaba ser, pero de ninguna forma en todo el infierno era débil. "…Pase lo que pase, no me voy a rendir."

"…Entonces, esa es tu decisión?"

Summer no sé giró, Lin no pudo ver su expresión— mucho menos imaginar la reacción que la verdadera Summer hubiera tenido. Jamás sabría que, sí Summer hubiese llegado a verla en ese momento, ella hubiera encontrado el mismo fuego que alguna vez vió en Isis; hubiera visto la misma expresión de decisión que alguna vez la llevo a encontrar su perdición.

Summer murmuro algo más, pero Lin jamás llegó a oírlo. Pues fue ese el momento donde las entradas finalmente cedieron.

Una ola de destrucción y muerte fue liberada, cientos, miles, de ojos rojos cayeron en Lin desde la oscuridad. Todo lo que pudo oír fueron sus lamentos ensordecedores. La masa de monstruos se trago todo hasta que no quedo nada.

Incluso después de despertarse, Lin no pudo deshacerse de la sensación de inquietud que habitaba en su interior: había algo en el sueño de lo que no podía olvidarse, un sentimiento, algo sombrío, algo inminente—

Una pesadilla que estaba lejos de terminar.

3050 palabras

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