1 ♥ Limón
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Limón
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-Perdón, perdón. Te lo juro, fue un accidente. De verdad. Créeme. Me caes bien ¿Ya te lo he dicho? ¿Sí? ¡Perdóname! ¡Por favor!
¿Cuántas veces se va a disculpar? Me está doliendo la cabeza.
-Ya. Déjame en paz. ¿Cuándo me podré quitar esta cosa?
Puedo notar el brillo de lamento en sus ojos a través de los rizos pelirrojos que caen sobre ellos.
La lástima no es algo que me interese volver a poseer.
-Lo siento...- susurró mirando sus pies.
Es raro que se sienta tan culpable. Solo me lanzó y pegó, desde un décimo cuarto piso, un limón en el cráneo, que me ocasionó un peligroso sangrado. Nada más.
Me levanto de la camilla y me dirijo a la puerta, dispuesta a salir de aquí para irme a casa, pero una mano sostiene la mía antes de poder cruzarla.
Me giro en su dirección rodando los ojos.
-Caín, suéltame.
Su rostro se vuelve pura confusión y es mi momento para soltarme de su agarre.
De seguro no sabe cómo sé su nombre. Sí, él nunca me lo dijo.
Salgo de allí, ignorando a la enfermera, el doctor, el conserje y la recepcionista.
Y con suerte, antes de llegar a salir del hospital, recuerdo algo que tenía hace unos minutos, pero ya no.
Uno de mis cuadernos.
El de poemas.
Giro sobre mis pies y me adentro nuevamente en los pasillos de este lugar tan aburrido y sobrio.
Doblando una esquina, choco contra alguien, avivando un dolor punzante en mi cabeza, la cual sostengo con mis dos manos. ¿Un destino más cruel? no puedo tener otro.
-¡Disculpa! ¡No te vi! De nuevo lo siento.
Elevo mi vista hallando otra vez esos ojos cafés. Pero mi cuaderno en sus manos es más interesante.
-Dame eso.
Se lo arrebato y vuelvo a girarme para salir de allí con paso apresurado, haciendo caso omiso a las palabras que me grita.
Llego al edificio y camino un poco más lento para descansar. Pareciera por mi respiración que he corrido una maratón, y la verdad es que me encuentro mareada.
-¡Ángeles! ¡Espera!
Me detengo en seco. Ahora yo soy la confundida.
¿Cómo rayos él sabe mi nombre?
De nuevo, me giro en su dirección. A este paso, sumándole lo mareada, me voy a caer.
-Quería-
-¿Cómo sabes mi nombre?- fruncí el entrecejo.
Se quedó en blanco.
Y ahora que lo pienso, es la misma reacción que yo hubiera tenido si me hubiera hecho la misma pregunta.
Jamás le diría que, en cierto tiempo, tuve un crush con él.
Todavía sé sus datos personales básicos: su número de apartamento, número de celular, su edad, fecha de cumpleaños, su situación amorosa, cuáles son sus mascotas, sus gustos, sus mañas, color favorito, comida favorita, gustos musicales, y, conozco a su mamá. Es agradable la señora.
Pero ya lo superé.
-Eh, yo...- hizo un movimiento de cabeza que provocó que algunos de los rizos de su melena cayeran sobre sus ojos -Toma- extiende su mano, ofreciéndome un pequeño papel doblado, y al abrirlo, contiene un número de celular -, es mi número...
-Ya lo ten- me freno antes de delatarme.
-Yo...Nos vemos, Ángeles. Y disculpa por-
-Aja- señalo la horrible venda que tengo sobre la horrible herida que tengo, sobre ahora, mi horrible cabeza. De seguro tengo sangre en el cabello. De seguro me veo peor de lo que pienso -. Esto.
Su rostro, nuevamente, adquirió en su expresión esa chispa de culpabilidad.
Hugh.
Me giro retorno al edificio, maldiciendo internamente por muchas cosas.
Por ejemplo, el hecho de que mi antiguo crush me haya dejado casi noqueada de un limonazo.
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