Límites
La noche era tranquila, aunque el escondite de Ninja Nocturno nunca lo era del todo.
Los Ninjalinos correteaban por ahí, organizando pequeñas tareas mientras su líder revisaba un pergamino con aparente interés. Pero sus ojos no seguían realmente los símbolos en el papel.
Un ruido familiar rompió el silencio de la noche. Él no se movió ni levantó la vista, pero su mandíbula se tensó.
—¿Qué haces, nana nocturna? —dijo una voz sarcástica, cargada de burla.
—¿Qué quieres, Luna? —respondió Ninja Nocturno sin girarse. Su tono era seco y cortante, dejando claro que no tenía paciencia para ella.
Luna aterrizó con su plataforma lunar cerca de él, con una sonrisa cínica. —¿Qué crees que quiero? Me aburro y decidí venir a molestarte—Vio como el otro villano no apartaba la vista de aquel papel—¿Acaso tu pequeño pergamino es un secreto de estado?—
—Es algo que no te incumbe. Aléjate de mi mesa—
Ella rio, ignorando su advertencia y acercándose más. —Siempre tan gruñón. ¿Sabes qué es curioso? Te encanta entrometerte en la vida de los demás, invadir su espacio como si no importara. Pero basta con que alguien se acerque a ti, y te pones como un gato mojado.—
Él finalmente levantó la vista, fulminándola con la mirada. —Si viniste a psicoanalizarme, te sugiero que te vayas antes de que te saque a patadas—
—¿Tú? ¿A mí? —Luna se cruzó de brazos, inclinándose hacia él con una sonrisa desafiante. —Por favor, Ninja Nocturno. Sabes que no tienes las agallas.—
Él no respondió, pero se levantó lentamente, colocándose entre ella y la mesa. La albina notó cómo sus manos estaban tensas, aunque intentaba aparentar calma.
—¿Por qué eres así? —preguntó ella, su tono más burlón que curioso. —¿Es algún tipo de trauma infantil? ¿Un secreto oscuro que no quieres contar?—
El comentario hizo que Ninja Nocturno apretara los puños. Un destello de algo indescifrable cruzó sus ojos, pero lo enterró rápidamente.
—No tienes idea de lo que hablas—
—Oh, claro que sí. —Luna avanzó un paso, invadiendo su espacio de forma deliberada. —Lo haces porque no puedes soportar que alguien más tenga el control. Invades antes de que te invadan, ¿verdad? Qué patético—
Él retrocedió un paso instintivamente, pero no dijo nada. Luna rio suavemente, disfrutando del impacto de sus palabras.
—No puedes ni siquiera defenderte, ¿eh? ¿Sabes qué? Das lástima, Ninja Nocturno— soltó una pequeña risa nasal —Y no solo a mi, a Romeo, los Pj Masks, y quizá hasta a tus ninjalinos...Además—
Sus palabras eran como dagas, cada una golpeando con precisión.
Pero mientras ella hablaba, su mente comenzó a llenarse de recuerdos que había intentado enterrar.
Había sido un niño en un hogar donde el ruido nunca cesaba.
Gente que siempre se acercaba demasiado, que tocaba sus hombros, despeinaba su cabello, le hablaba demasiado cerca, le frotaban el cuello o piernas, hasta lugares donde él ni quiere recordad... a pesar de que les pedía que pararan, los adultos insistían en que era normal, que debía aprender a aceptarlo.
Pero él nunca lo hizo.
Cada abrazo forzado, cada invasión de su espacio personal, lo hacía sentir atrapado, impotente. Había aprendido a poner mínimas barreras, pero cuando eso no funcionaba, decidió tomar el control.
Si él era quien cruzaba las líneas primero, entonces no podían atraparlo.
Era un mecanismo de defensa, una forma de asegurarse de que nadie pudiera lastimarlo.
Pero nunca había funcionado del todo.
Volvió al presente cuando Luna chasqueó los dedos frente a él. —Eh, ¿te desconectaste o qué?—
—Lárgate —dijo con una voz baja, pero cargada de una tensión palpable.
Ella alzó una ceja, sorprendida por su tono. —¿Toqué un nervio? Oh, por favor, no te pongas sensible ahora.—
—No estoy de humor para tus tonterías—Nunca lo ha estado— Sal de aquí antes de que te saque yo mismo.—
Luna lo miró por un momento, evaluándolo. Finalmente, soltó un bufido y dio media vuelta, subiendo de nuevo a su plataforma lunar.
—Como quieras, gruñón. Pero algún día, alguien va a cruzar esa línea que tanto proteges, y ni siquiera tus Ninjalinos podrán salvarte. —Le dedicó una última sonrisa burlona antes de desaparecer en la noche.
Cuando el silencio regresó, Ninja Nocturno permaneció inmóvil, mirando la ventana donde la luna brillaba intensamente. Sus secuaces seguían ocupados con sus juegos, ajenos al conflicto que acababa de ocurrir.
Él respiró profundamente, tratando de calmar la tormenta en su mente. Había cosas que Luna nunca entendería, cosas que nadie podía saber.
El pasado era un recordatorio constante de por qué trazaba esas líneas invisibles, por qué las defendía con tanto fervor. Y aunque sus métodos no fueran perfectos, eran lo único que tenía para mantenerse a salvo.
Miró de nuevo el pergamino en la mesa, pero ya no podía concentrarse. Sin decir nada, salió del escondite, dejando atrás a los Ninjalinos. Necesitaba aire, necesitaba estar solo.
Solo, como siempre había estado. Como siempre se aseguraría de estar.
Un pequeño one-shot para no parecer muerta jsjs-
Esto lo había notado en diferentes capítulos, como donde Romeo abraza a Ninja Nocturno y este queda con cara de traumado, y me resultó irónico ya que el propio ninja le gusta acercarse demasiado a sus enemigos- (CofCofCatboyCofCof)
Así que usé tmb algo de mi propia experiencia para este OS :3
¡Espero les haya gustado!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top