V e i n t i c u a t r o - G a b r i e l
Hola, mazorcas ♥
Este -por el momento- es el último capítulo (que salió corto) de corrido narrado por Gabriel. Esta misma escena está narrada desde el punto de vista de Denny en mi otra novela "Eternamente Cupido" en el capítulo titulado "I Denny" (por si los que ya la leyeron allá quieren omitirla o alguien quiere ir a chismosearla por primera vez).
Limerencia cumplió un año en la plataforma el pasado 5 de octubre y eso me tiene contenta; de nuevo, muchas gracias por todo el apoyo y la paciencia.
Había llegado a mi casa luego de las once de la noche; no había pedido permiso para pasar la noche y además, la velada había sido tan bonita que temía que si me quedaba un poco más, iba a tentar al destino y algo malo iba a pasar, como por ejemplo que Denny empezara a divagar sobre el si decirle la verdad o no a la rubia y concluyera que no era buena idea; así que fue más sencillo irme a regañadientes y esperar pacientemente la llegada del sábado. No era precisamente yo quien iba a contarle la verdad a alguien, pero cuando Denny dijo que iba a presentarme, supe que de alguna manera, lo que sucediera con esa chica podía ser un indicio de lo que pasaría cuando decidiera contarle a mi círculo de amigos o familia.
En resumen, sí, estaba bastante nervioso.
Sin embargo logré meterme en la cabeza que quien necesitaba el apoyo moral y la tranquilidad ese día era Denny, así que dejé el manojo de nervios en la casa y llegué a la suya. Decir que yo estaba nervioso era poco para como estaba Denny.
No alcancé a llegar a la puerta de su casa porque ya estaba en el asiento del conductor del auto de su padre, me hizo una seña antes de que fuera a tocar y entré al asiento del copiloto. Denny estaba muy callado y con las manos sobre su regazo, ambas cerradas en puño.
—Hola.
—¿Crees que sea buena idea? —dijo.
El hecho de que de cierta manera esperara que dijera algo similar no hizo que mi decepción fuera menos ante la baja de su entusiasmo de la noche a la mañana. Ladeé el cuerpo hacia su asiento y esperé a ver si levantaba la mirada, pero no lo hizo, así que hablé:
—Yo no sé exactamente tu definición de "buena idea", así que no sé.
Con esa frase, sí levantó su condescendiente mirada hacia mí. Le sonreí, tratando de alivianar la tensión que parecía crecer y crecer sobre sus hombros.
—Estoy nervioso —confesó—. He notado que lo que pase hoy puede dividir mi vida en dos.
—¿Hasta ahora lo notas? —bromeé. Me fulminó con la mirada.
—Vamos, es en serio. Ella es... la necesito, ¿entiendes? ¿Y sí... ? ¿Y si ya no quiere saber nada de mí después?
—¿La cosa esa de las almas gemelas es unilateral o qué? —pregunté, retórico. Denny negó con la cabeza—. Ahí está entonces; en el peor de los casos, no querrá saber nada de ti pero ella lo va a sufrir igual que tú. En mi opinión es bastante justo.
—Quisiera verlo desde tu punto de vista.
—¿Qué tal esto? —propuse. Cuando conectó sus ojos con los míos esperando mi argumento, estiré mi mano y tomé la suya hasta que la relajó y soltó el puño—. En caso de que tu vida se parta en dos hoy, puedes estar seguro que estaré a tu lado en cualquiera de las dos mitades mañana.
Me sonrió, con una de esas muecas que solo pueden ser obra de la magia porque su efecto cala hasta el corazón, de esas sonrisas que Cupido enseña para flechar y para ser flechado.
Denny respiró hondo y asintió para sí mismo, prendió la música en bajo de Coldplay y arrancó sin dejar que mi mano abandonara su lugar sobre la suya en todo el camino.
Había quedado con la rubia en que se iban a ver en una pizzería, al parecer ella, al igual que yo, era una amante de la pizza y Denny creía que en un ambiente así de "familiar", el golpe iba a ser más duro. Estacionamos a un par de calles del lugar y cuando iba a abrir mi puerta para bajarme, noté que Denny estaba quieto, sin intención de bajarse.
—¿Todo bien?
—No... pero no me he arrepentido, es solo que... —Parecía realmente incómodo e incluso se sonrojó un poco—. ¿Puedes darnos... emmm... un poco de privacidad para... yo poder... decirle?
—¿No dijiste que le ibas a contar de mí?
—¡Y lo haré! Pero con suavidad, no voy a llegar a decirle "Oye, lamento no amarte, este es mi novio". —Imitó una voz exagerada y eso, sumado al apelativo de "novio", me hicieron reír—. Solo quédate en otra mesa unos minutos mientras le digo.
—O puedo esperarte acá.
—¡No! En una mesa cerca puedo verte y necesito verte. Si no te veo, se me va el valor y termino invitándola a salir.
—Qué demente... —murmuré por lo bajo mientras salía del auto.
Lo escuché reír y luego bajó también.
Al cabo de unos minutos estábamos en la pizzería. Denny no ordenó nada, dijo que era mejor esperar a la reacción de Gris, que ya luego, y si todo salía bien, podíamos comer. Me senté en una mesa para dos en la esquina paralela a donde Denny lo hizo, solo pasaron unos minutos y ella llegó.
Solo la había visto de lejos en la feria del colegio y ese día por el sol y por mi rencor naciente hacia ella, no había tenido la mejor impresión, pero dadas las actuales circunstancias y sabiendo que tenía a un hermoso chico junto a ella que me amaba, pude verla sin tanto recelo. La chica no era la más hermosa, pero había algo en ella que era muy atractivo. Ese día usaba un vestido verde y suelto que contrastaba brillante con su cabello rubio, repito, no era hermosísima, pero su caminar o su colorido aspecto o qué sé yo, hacía que uno simplemente volteara a mirarla cuando pasaba.
Con pasos algo lentos llegó hasta la mesa donde Denny estaba. Según mi novio me había dicho, habían tenido una especie de cita varios días atrás y él había estado a punto de besarla; cuando me contó me enojé pero luego dijo algo como que pensó en mí y no la besó y ahora se sentía culpable con ella y toda la cosa... en todo caso no había resultado bien así que ambos ocupaban ese lapso incómodo en que les daba vergüenza hasta mirarse. Ella quedó de espaldas a mí y me tapaba parte de la visión hacia Denny.
A pesar de que no había mucha gente en la pizzería, no escuchaba del todo lo que decían; aun así, agudicé el oído lo más que pude.
—... muy honesto contigo... —escuché que dijo Denny.
Ella le respondió algo y él siguió hablando. Me desesperaba no escuchar casi nada pero no podía hacer gran cosa más que esperar. Noté que ella bajó la cabeza y asintió, imaginé que ya le había dicho y estaba ¿triste? Luego levantó rápidamente la cabeza y escuché un "¿Qué?". Denny le respondió y ella contestó algo igualmente. Aunque no podía verlo completamente, sí alcancé a ver que Denny estaba inquieto en su silla, luego le dijo algo más y ella se abalanzó y lo abrazó.
Me sorprendí y al parecer él también porque gracias a esa posición, Denny quedaba de frente a mí, sobre el hombro de la rubia que lo apretaba y cuando me miró tenía unos ojos llenos de confusión que combinaban con los míos. Me encogí de hombros, haciéndole saber que yo tampoco esperaba eso y preguntándome para mis adentros si ya le había dicho que era gay.
Él se alejó suavemente y la miró a los ojos, o eso supongo porque de nuevo a rubia me tapó la visión de Denny. Algo se dijeron y entonces ella, con mucha más emoción ahora, irguió la espalda y casi pude adivinar la sonrisa en su rostro aún cuando solo vi su espalda y sus pies cruzados bajo la mesa.
Siguieron hablando y alcancé a escuchar otro pedacito de ella, más que nada porque ahora hablaba un poco más alto:
—... ¿es de tu colegio? ¿es bonita?
Asumí que ahora sí ya le había dicho que tenía pareja y enderecé la espalda, sintiendo un repentino temor subiéndome por la columna. Un par de cruces de palabras más y la chica empezó a mirar en todas direcciones sin disimulo alguno; al moverse ella, pude ver de nuevo a Denny, que estando encorvado en su asiento, me hizo un leve asentimiento como señal para que me acercara.
El pulso empezó a volverse frenético en mi corazón pero me puse de pie esperando que no se me notaran los nervios; al haber tan pocos clientes, la rubia no pudo evitar notar cuando me levanté y si bien estaba muy sonriente, al ver que me acercaba a ellos, fue bajando su expresión a una neutra. Ahí entré en pánico, pero seguí caminando hasta llegar a su mesa.
Me senté en una silla más cerca a Denny, quedando casi frente a ella. La mirada de la rubia parecía de piedra, parecía que me escaneaba o que se preguntaba a sí misma si estaba viendo mal, esa mirada era casi juiciosa y me sentí muy incómodo, pero sin despegar mis ojos de los suyos, le sonreí.
Ella parecía tener mil cosas qué decir pero se controlaba muy bien en su tranquilidad; por el rabillo del ojo notaba cómo Denny nos miraba a ambos del uno al otro por ese lapso de segundos de silencio. Fue él quien habló entonces:
—Gris, sí... emmm...
Al parecer la voz de Denny la sacó de su sorpresa inicial y reaccionó de nuevo, extendiendo su mano y quitando su gesto de rencor/miedo/extrañeza que tenía.
—Soy Grishaild.
—Hola —respondí. Solo cuando fui a estirar mi mano para tomar la suya, noté que estaba encorvado en el asiento mientras ella mantenía su espalda recta. Aclaré la garganta—. Es un gusto. Soy Gabriel.
Dicho mi nombre, caí en la incomodidad de nuevo, porque ella no dejaba de mirarme como si fuera un animal super raro en un zoológico. Me pregunté si tenía yo algo en la cara y estuve tentado de pasar una servilleta por mi nariz. En lugar de eso, ladeé la vista hacia Denny que se había mantenido callado. Le abrí mucho los ojos, pidiendo sin palabras que dijera algo porque esa rubia ya me estaba asustando.
—Gris... —llamó Denny. La rubia tardó tres segundos en despegar su mirada de mí y pasarla al chico a mi lado.
—Eres gay —farfulló.
Yo esperaba un insulto, la verdad, pero solamente fue esa obviedad la que pudo salir de su boca, aunque sí era muy notoria su sorpresa. Esa afirmación se me hizo graciosa y me iba a reír pero al mirar a Denny de nuevo, noté que se había encorvado aún más en el asiento y que ahora tenía los ojos llenos de lágrimas. Me quedé estático sin saber qué hacer; crucé mis manos bajo la mesa. Quería darle la mano a Denny o abrazarlo, pero sentía que él necesitaba llorar o hablar y no quise intervenir.
—Lo siento —susurró él, con un tono que me partió el corazón.
La chica rodeó la mesa y lo abrazó con sus flacuchos y pálidos brazos.
—¿Eres tonto? ¿Por qué te disculpas?
—No sé... por no decirte o por ser... no sé...
Denny estaba en una especie de mini-crisis emocional en la que quería llorar y disculparse por ser quien era. No lo culpé por eso, no era solamente él el que se sentía de esa manera por la forma en que el corazón decidió amar, por eso le respeté y me dije que le iba a respetar cualquier cosa que dijera o pasara allí. Yo no estaba seguro de si debía hablar o irme y dejarlos hablar solos pero yo era parte de eso y no quería abandonar a Denny, así que solo guardé silencio y escuché cómo ella, de la manera más dulce, lo consolaba.
—¿Por ser gay? —preguntó Grishaild, casi incrédula de que Denny pidiera perdón. Él asintió—. No seas ridículo, cariño... sigues siendo el Denny que es mi alma gemela.
Quise soltar un "awww" por su manera de tomarlo, pero entonces Grishaild soltó a Denny y me miró, aunque esta vez con amabilidad y no como a un bicho raro. Le sonreí.
—Así que tú eres el amor de mi Denny. —Escucharlo de alguien ajeno a él fue una experiencia curiosa. Sentí vergüenza y me sentí halagado al mismo tiempo, aunque más que nada vergüenza. Asentí.
—Y tú su... ¿alma gemela? —respondí.
—Algo así. Aún estoy comprendiéndolo. Pero soy casi una parte de él así que si no me agradas, puedes irte.
Lo dijo con tono bromista y con esas palabras supe qué era lo llamativo de esa rubia. Era carismática, sonriente, en su tono de voz había un deje infantil y a la vez autoritario, era muy parecida al hombre que me había enamorado; pensé en lo malos que habían sido mis pensamientos de ella. Quizás el destino sí tenía una razón para juntarla a ella con Denny.
—Por eso estamos en la pizzería —aseguré—. Denny dijo que te compraríamos con pizza.
—Pues no veo pizza por ningún lado.
Ahí vi mi boleto para salir del incómodo momento.
—Voy por ella.
Llegué al mostrador y ordené la pizza, aunque mirando siempre de lejos a Denny. Los veía a ambos de perfil, ella le sonreía con ternura y él aún se notaba algo asustado. El resto de la tarde, en medio de pizza y risas, Denny pareció olvidar todo temor o duda y puedo jurar que nunca antes lo había visto más sonriente, más tranquilo, más cómodo.
Era la primera vez que estando los dos, en público, él reía tanto y sé que eso se debió a que teníamos a Gris al lado y que así, con ella, no nos iban a mirar "raro" si íbamos "demasiado amigables".
Si el contarle todo al alma gemela de Denny era una especie de prueba o de indicio de lo que iba a ser de mí en ese aspecto como supuse, podía asegurar que nos iba a ir de maravilla. Si todos lo tomaban de la manera en que ella lo hizo, no había nada qué temer.
Entrada la noche llevamos a Gris a su casa y tras acordar vernos más seguido, nos fuimos; cuando llegamos a mi casa, me incliné para darle un beso a Denny. La emoción de lo bien que había salido todo, sumada al hecho de que no había besado a Denny en todo el día, hizo que el beso se prolongara lo suficiente como para no querer abandonar el auto en un par de horas. A regañadientes me separé.
—Entonces... —Suspiré sobre sus labios.
—Tienes media hora —soltó. Me enderecé y elevé una ceja.
—¿Para qué?
—Para entrar a tu casa y pedir permiso, hoy vamos a celebrar.
—¿En serio?
—Tan en serio como se puede. Vamos a Bluest, yo invito hoy. —Hice una mueca al recordar que allí en ese bar un tipo le había coqueteado a Denny hacía ya meses y que me había arrepentido de haberlo llevado. Denny al parecer recordó lo mismo y soltó una carcajada—. Hoy no me separaré de ti, lo juro.
—No sé...
—Vamos... —Con sus dedos presionó juguetonamente mi nariz, mantuve mi gesto serio—. Ya no estoy soltero como aquella vez, no va a pasar nada... —Presionó su dedo contra mi muslo una y otra vez hasta que me hizo reír—. Si alguien intenta algo le diré que soy hetero.
—Imbécil.
Me bajé del auto en medio de risas y cerré la puerta. Denny se inclinó sobre el asiento del copiloto para hablar:
—Media hora, Sanders.
Y arrancó sin esperar respuesta, dejándome una sonrisa de oreja a oreja en los labios.
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