🔮4🔮

En una nueva ciudad parecían estar alejados de los problemas, hasta que Gwyn quiso explorar cierta casa abandonada.

—¡Hey, hermanita! Ya te lo dije, nada de poderes —le advirtió Jayden poniendo su codo sobre la cabeza de Gwyn para molestarla.

—¡Basta, Jay! —se enojó quitándoselo de encima—. Solo iré a casa de Kai.

—Tus ojos bailan hacia los lados cuando mientes —le recordó—. Además, los escuché hablando por teléfono, ¿acaso no irán a esa casa abandonada?

—Te detesto. Bueno, sí iremos, ¿y qué?

—Siempre buscas problemas, pero esta vez es diferente —suspiró cansado de tener que explicarle las circunstancias—. Hasta que nuestros padres no den con esos criminales estás a mi cuidado. Eso significa...

—Que no puedo hacer nada divertido y debo mantener oculta mi identidad —continuó haciendo una voz graciosa.

—Sí y no, significa que no puedes ponerte en peligro solo por diversión.

—Y no lo hago, sucede algo extraño y hay muchas personas asustadas, solo quiero ayudar.

—Existen otros héroes, pero eres mi única hermana. No quiero que te lastimes.

—Ya no soy una niña.

—¡Ah! Solo escucha, no uses el fuego, creo que ya sabes que debes aprender a estabilizarlo primero. Y sobre tu otro poder, trata de utilizarlo solo para controlar tierra o metal. Si alguien te ve pensara que eres un elemental, en esta ciudad hay muchos —explicó, recordándole que el control de los elementos, era una habilidad más común entre los humanos de la ciudad a la que se mudaron—. Tienes hasta las cinco, si llegas tarde me aseguraré de que solo salgas para ir a la escuela —condicionó su hermano mayor.

—Sí señor, gracias señor —se burló ella para despedirse de Jayden.

Gwyn había ganado la batalla, como de costumbre su hermano, era muy permisivo cuando se trataba de ella. Aunque todavía estaban ocultándose entre los elementales para camuflar sus poderes de control sobre la materia, él confiaba en su sensatez. A la vez ella estaba consciente de que no podría usar sus poderes con libertad por un tiempo.

—¡Kai! —llamó corriendo hacia él y lo abrazó apenas tuvo oportunidad.

—Llegaste antes ¿Jayden no te descubrió?

—Lo hizo, pero al final me dio permiso. Al menos hasta las cinco —comentó con una sonrisa victoriosa, antes de notar que la mano de su amigo estaba vendada—. ¿Qué te pasó? —preguntó sosteniendo su mano con preocupación.

—No es nada, de todos modos puedo curarme más rápido que otros—evadió el tema y le resto importancia—. Vamos se hace tarde.

Kai tiró de ella corriendo en dirección a la casa fantasmal que iban a explorar. Se rumoreaba que espíritus malignos espantaban a los vecinos. Algunos decían que hubo desapariciones en el pasado y, se creía que brujas y magos se escondían ahí para invocar demonios durante la noche.

«—¿Qué hacen aquí? Corran es una trampa» —susurró alguien muy bajo apenas entraron a la casa abandonada.

—¿Escuchaste eso? —preguntó Gwyn con un escalofrío recorriendo su cuerpo.

—No, ¿qué escuchaste?

—Nada, seguro fue mi imaginación —respondió creyendo que pudo ser una ilusión de su mente.

Ambos exploraron la casa, pero además de las habitaciones llenos de polvo, algunas arañas y artículos antiguos no parecía haber nada paranormal. Aunque, Gwyn seguía escuchando extrañas voces que parecían advertirles que se fueran.

—¿Podemos irnos ya? Tal vez sea yo, pero siento que alguien o algo nos observa —dijo Kai empezando a sentirse incómodo.

—Tranquilo, no hay nada aquí. Aunque quizá tengas razón, eres hora de irnos —decidió, pero una puerta al final del corredor le llamó la atención. Era el único lugar que todavía no habían explorado y parecía prometedor—. Esa es la última puerta, déjame abrirla y podremos irnos.

Gwyn se dirigió ahí, pero un fuerte dolor de cabeza le impidió siquiera tocar la perilla de la puerta. Kai se acercó sin saber lo que sucedía, pero apenas se asomó, alguien le dijo «—No la toques».

Ambos escucharon esa frase y pronto la voz volvió a darles un aviso«—No toquen esa puerta» —les pidió en señal de advertencia.

—¿Escuchaste eso?

—Pensé que era la única en oírlo. Mi cabeza se ha estado sintiendo un poco pesada desde hace rato —se quejó Gwyn por el dolor—. ¡Qué bueno que no estoy loca!

—¿Estuviste soportando eso sin decirme nada? —preguntó Kai un poco molesto.

—No es nada, de todos modos puedo curarme más rápido que otros —imitó su voz. Gwyn usó misma excusa que él.

—No puede ser, ¿estás molesta por eso?

—¡Claro que no! —exclamó evitando su mirada—. Solo vámonos el fantasma parece querer ser amable.

—No tan rápido chica dragón.

La voz de Dekan la sorprendió y una onda de energía los hizo chocar contra la puerta que todavía permanecía cerrada. El mago frente ellos tenía planeado mandarlos a otra dimensión, usando la perilla hechizada de aquella puerta, pero no logró que ellos mismos la tocarán, así que pretendía enviarlos por su cuenta.

—¿Creíste que no podría encontrarte? Debes pagar por lo que hiciste. Ahora desaparezcan —sentenció, abrió la puerta y los empujó por el portal creado.

—¡Gwyn! —Kai se aferró a su mano sostenido la puerta y a ella al mismo tiempo.

Gwyn quitó la perilla hechizada y la cambió hacia el otro lado de la puerta, para que Kai pudiera sostenerse de ella y abriera un nuevo portal. 

Él entendió y rápidamente hizo lo que Gwyn esperaba abriendo otro portal por el cual ambos cayeron. Gwyn no tenía control sobre esa magia, pero al menos se aseguraría de no caer el mundo al que Dekan quería enviarlos. Con sus últimas fuerzas no dejó de sostener la mano de Kai y con sus poderes desprendió la perilla para llevársela con ella, ya que esa sería su única oportunidad para regresar.

Continuará... 

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