39

Agust maldito D.

¿Desde cuando la suerte y su nombre van de la mano?

Desde un punto de vista analítico; siempre.

Solamente tiene veintisiete y ya es un famoso productor, con un buen equipo que aunque han tenido que soportar muchas de sus mierdas, siempre se han permitido apoyarle y empujarle a ser mejor. Es de los mejores pagados, su música y sus letras han tocado la cima en más ocasiones de las que podría contar, es solicitado, aclamado, bien recibido y por si fuese poco, tiene una pareja increíblemente preciosa en todos los sentidos, junto a un no deseado que ama con su corazón porque además, es su bollito calentito de amor.

Así que está exagerando con esa mierda de la suerte, porque lo es. Es jodidamente suertudo.

Pero no en esa ocasión.

Toda la calentura y las ganas inmensas de empujarse como perra en celo contra JiMin, se evaporan cuando el rostro lloroso pero a la vez sonriente de su madre, dan inicio a una serie de recuerdos que no quiere tener de regreso.

Esta mierda también le sabe a manipulación y entre más observa el rostro sonrojado de JiMin, más se hace a la idea de que esto estaba deliberadamente planeado y que ha sido su calentura lo que le sepultó.

Mierda, mierda y más mierda.

¿En qué coño estaba pensando? Jodido híbrido de gatito. Tierno y seductor.

—Yoon..

—Cállate. —Agust siseo, guardando las manos dentro de su pantalón ajustado. Tomó un largo suspiro y decidió que esto no tendría que joderle tanto. —Agust. Me llamo Agust.

La pequeña mujer frente a él, sorbio de su nariz y asintió. Ella envolvió sus brazos contra su propio cuerpo, abrazándose y dándose quizá algo de aliento.

Agust observó a JiMin.

Para esas escasas alturas, el otro ya entendía que eso no fue ni de cerca una buena idea. Y es que tampoco le podia culpar de todo, cuando ni el mismo JiMin estaba del todo enterado, del porqué de la ruptura familiar frente a sus ojos.

De todas formas era una jodida cosa horrible y más tarde tendría que lidiar con el montón de preguntas que le dejarían en mal estado.

Con el corazón en la mano, Agust deseó que su hijo despertara y de alguna forma los distrajera de esa porquería que no se sentía familiar para sus recuerdos. Pero tampoco quería eso. Se negaba a compartir esa parte de su vida con alguien que ya no significaba mucho más que recuerdos y más recuerdos.

—De todas formas.. —Agust continuó. —¿Me honras con tu presencia por la clara forma de JiMin en pedir las cosas o porque necesitas algo que seguramente ya te puedo dar?

El silencio que le siguió fue solo roto por los sollozos de la mujer y sus delicados espasmos ante los mismos.

JiMin se asustó y Agust pudo ver la molestia en sus ojos. Eso tuvo un efecto desastroso y su propio enfado pareció cargar el lugar.

¿Cómo es que podía estar enojado con él?

No sabía un carajo.

—Voy a ver al pan recién horneado. —Declaró, sin molestarse en darle otra mirada a la mujer que le vio nacer. —Encargate de esto, JiMin.

La cabeza le dolió con cada paso. En el fondo siempre supo que la felicidad nunca lo sería del todo para alguien como.. simplemente él.

Y ese jodido híbrido que se tomaba las cosas tan enserio.

¿Traer a su madre?

Pura jodida mierda.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top