Agust siempre se caracterizó por ser un imbécil.

Él era un productor de renombre, buscado por los famosos cantantes para ayudarles en la más hermosa creación que sería reflejada a través de sus letras y de sus voces en conjunto.

Agust D obtenía premio tras premio, certificación tras certificación y reconocimiento a montón.

Pero por otra parte..

—¿Sigues enfadado por haber llamado estorbo al niño?

JiMin lanzó una mirada desde su lado de la cama y regresó su atención al tejido que reposaba sobre su regazo cubierto.

Mierda. El chico estaba tejiendo ropitas para su bebé y él era un maldito desconsiderado y cabezota.

—Noooo, para nada, no te culpo de nada, maldito hijo de puta. —JiMin respondió, terminando por dibujar una sonrisa en sus gorditos labios.

Bueno, por lo menos no lo culpaba de algo.

Agust suspiró, sentándose en una de las esquinas y tirando del pie gordito de su novio. Inició con su masaje, incluso si JiMin se quejó durante los primeros ¿dos segundos? Agust está seguro de que el chico nunca lo hizo.

—Me alegra saber que no estas enfadado.

—¿Enserio, como jodidos lograr crear música? —JiMin respondió.

—Ah, es algo que tengo desde pequeño. Fui a la universidad y tengo la espec..

—Mira, cállate y continúa con el masaje si no quieres dormir en el sofá.

Agust formó un puchero, masajeando el pie de JiMin y escuchando los suspiros de su chico.

Enserio, de todas las cosas en el mundo, realmente detestaba estar enfadado con su JiMinie y ser tan, pero taaaaaaaan idiota al respecto.

Quería prometerse a sí mismo que cambiaría aquello.

—Lamento haber llamado estorbo a nuestro bebé, MinMin. Incluso si es un bebé no deseado, yo todavía lo quiero.

Excepto que el gusto por la música y lo imbécil, es algo que viene de nacimiento.

No es de adivinar quien pasó la siguiente semana sin cenar y durmiendo en el incómodo sofá de la semana. A esas alturas ya veía como una necesidad un cómodo sofá y no la porquería que tenía.