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—Esta bien, está bien, ya entendí. Regla uno de papá primerizo; no quitarle un juguete al bebé.

JiMin frotó su mano contra su frente, asustado del repentino ataque de JungKook.

El bebé había estado tan calmado hasta que se le ocurrió quitarle uno de sus carritos de juguete para prepararlo para tomar su baño. Fue un caos.

JungKook mantenía la carita roja por el llanto y Agust se mantenía estático frente al televisor, a punto de estallar ante el montón de ruido.

JiMin conocía a su novio y sabía que valoraba el silencio y el espacio, pero también agradecía que el productor se estuviese preparando para lo inminente.

La llegada de su bebé no aguardaria por mucho y a diferencia de JungKookie, a su bebé no podrían regresarlo solo porque los alteraba con sus rabietas.

—Cariño.

Agust giró el rostro casi mecánicamente. Tenía sudor en la frente y sus ojos lucían intimidantes, mientras deslizaba una sonrisa sobre sus labios delgados.

—¿Sí?

Sonriendo amorosamente, JiMin acarició la cabeza del bebé y apuntó hacia el montón de ropita que se mantenía a un lado.

—¿Me ayudas a darle un baño?

Agust parpadeó varias veces en su dirección y JiMin está seguro de que incluso a una distancia prudente, le vió tragar con esfuerzo.

—Bueno.

Murmuró feliz ante la respuesta un tanto obligada y se levantó con el bebé en brazos.

Caminó por el pasillo, deteniendose en la puerta del baño donde el agua tibia y las burbujas ya esperaban al niño. Sumergió su mano libre y revisó la temperatura, antes de dar media vuelta y apoyar al bebé contra YoonGi para dejarlo desnudo.

Sus pequeñas nalguitas le sacaron una risita.

—Miralo, es tan rosadito.

El bebé emitió soniditos traviesos cuando fue depositado dentro del agua y con mucho cuidado se aseguró de limpiarlo como lo había visto en Internet, mientras Agust asentía y frotaba sus dedos contra los delgados cabellos negros del más pequeño.

Su novio lucía tan concentrado y tan..

La mirada de Agust se perdió en el agua de un momento a otro y tras varios minutos, él le observó fijo.

—¿Verdad que existe una posibilidad del ochenta y cinco por ciento de que mi hijo sea el de arriba? —El mayor ladeó una sonrisa. —Estuve pensando en eso por al menos cuatro horas.

JiMin gruñó, frunciendo su adorable entrecejo y salpicando el rostro sonriente de su novio.

¡Era por eso que parecía tan perdido! Esta seguro de que incluso realizó sus cálculos.

—Puede que tu hijo lo sea, así que no cantes victoria. ¿Por qué estoy hablando de eso?

Agust encogió los hombros, recibiendo al bebé en una toalla afelpada.

—Para mi que JungKook le heredó lo princesa a Jin.

—Deja de juzgar, por dios, es un bebé.

Agust encogió los hombros de nuevo.

—Instinto de suegro.

JungKook soltó una risita y se movió y ante los incrédulos ojos de Park JiMin, Min Agust dejó un beso sobre la húmeda cabeza del bebé.

Quizá el día no seria tan malo. Incluso si el mayor se la pasaba apostando por el futuro de su hijo.

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