17

—Por décima vez en el día, no estoy a punto de dar a luz. ¡Sólo fue un estornudo!  —JiMin siseó, elevando la mirada hasta el techo de su habitación y respirando profundamente para no alterarse más.

Contó hasta diez y no funcionó, así que llevó su mano a su abultado vientre y bajó la mirada de nuevo, medio sonriendo por el puchero del productor.

—Lo siento amor, es que me estresas un poquito.

Agust asintió, sintiéndose un imbécil precavido.

—Ya, lo siento. —Respondió. —Es que te sacudiste como en el maldito exorcista.

Rodando los ojos, JiMin llevó ambas manos a su espalda baja y frunció el entrecejo. Últimamente se sentía más cansado y hormonal.

—Siempre hago lo mismo.

Agust se acercó y tomó su cintura entre sus grandes manos, refugiando su rostro entre la curvatura de su cuello y JiMin no pudo evitar rodearlo en un abrazo.

Lo amaba, incluso si era un poco..

—¿Seguro que no es por el bebé?

.. insistente.

—Cuando llegue el momento, sentirás lo que es el verdadero terror.

—Lo dices como si un bebé fuese una maldición.

Murmurando, JiMin apretó el abrazo.

—¿Un bebé? Probablemente no. ¿Un bebé híbrido? Probablemente te irás por los cigarros.

Agust chasqueó la lengua. JiMin siempre exagerada las cosas.

¡Sólo era su bebito! Fruto de su amor por esa cosita preciosa que le tenía un lío.

Pero, Agust siempre olvidaba que JiMin llevaba toda la verdad sobre sus sensuales hombros.

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